El paradigma del choque de civilizaciones: Fundamentos científicos y elementos ideológicos.
Resumen
Las inconsistencias y los sesgos ideológicos que se han descrito obligan a plantear la cuestión de si el análisis de las 'civilizaciones' puede llegar a tener alguna utilidad. Si el objetivo es entender el comportamiento de los Estados y las naciones, es claramente más importante entender la cultura de esas unidades que presuponer un comportamiento basado en un conglomerado cultural más amplio. Pero si definimos 'civilización' simplemente como el objeto de una investigación intelectual, puede resultar un término útil. Como propueso Fernand Braudel, "una civilización es en primer lugar un espacio, un área cultural", y continúa: "cualquiera que sea la etiqueta, hay una específica civilización francesa, una alemana, una italiana, una inglesa, cada una con sus propias características y contradicciones internas. Estudiarlas en conjunto, bajo la dirección de la civilización occidental, [...] parece una aproximación demasiado simple"23.
Ciertamente, ampliando el agrupamiento, los detalles más relevantes se pierden, y lo que se pierde puede tener un mayor efecto sobre el comportamiento que los rasgos que se mantienen en común. Sin embargo, la extensión del área cultural que ha de ser estudiada no es la cuestión más importante. No hay nada inherentemente equivocado en buscar en la 'civilización occidental', se defina como se defina, rasgos culturales comunes, estudiando cómo se desarrollaron, y examinando cómo se distribuyeron dentro del área y cómo interactuan con los rasgos de otras sociedades. Utilizada para definir el objetivo de estudio, la definición de 'civilizacion' puede estar basada en los criterios que el investigador establezca. Braudel, por ejemplo, escribió un libro magistral sobre el mundo mediterráneo en tiempos de Felipe II, en cuyo prefacio dijo: "Tengo la firme convicción de que el Mediterráneo turco vivió y respiró con el mismo ritmo que el cristiano, que todo el mar compartió un destino común, un destino ciertamente difícil, con idénticos problemas y tendencias generales, si no con idénticas consecuencias"24.
Es un error en cualquier caso tratar una hipotética 'civilización' como algo distinto a un útil constructo intelectual usado para establecer las fronteras de un campo o un tema de estudio. Incluso Toynbee, que definió las cicilizaciones virtualmente como organismos, advirtió que "si bien el uso de hipótesis es indispensable, también tiene al menos un peligro al acecho: 'el hábito de tratar una convención mental como si fuese una realidad objetiva'"25. Desafortunadamente, la aplicación que hace Huntington de su concepto de civilizaciones está afectada por este hábito.
Una civilización, como un jardín en el que conviven diferentes plantas26, puede ser descrita, analizada e interpretada. Pero una cosa es cierta. Sería absurdo hablar del 'choque de jardines', y es igualmente absurdo hablar del 'choque de civilizaciones'. Si el concepto fuera válido, podría proporcionar un atajo útil para entender las tensiones y potenciales conflictos en el mundo. Pero no es un atajo para la comprensión. Mejor, es una entelequia que conduce a la confusión. Si pretendemos entender dónde es más posible el conflicto futuro y cómo puede ser mejor detectado o contenido, debemos mantener nuestra atención en los actores de la escena internacional: los Estados, los movimientos organizados, las alianzas internacionales y las instituciones. Sus culturas son relevantes, pero también lo son otros factores como la posición geográfica, el potencial económico y militar, y la pertenencia o la exclusión de las instituciones internacionales. No ganamos nada introduciendo las culturas en conglomerados más amplios, y podemos estar gravemente desorientados si asumimos que la diferencia inevitablemente significa hostilidad. La vida, y la política, no son tan simples.