LAS
MUNICIPALIDADES: SUJETOS PARA HISTORIZAR, SUJETOS PARA ENSEÑAR
[MUNICIPALITIES:
SUBJECTS TO HISTORICISE, SUBJECTS TO TEACH]
[MUNICÍPIOS:
SUJEITOS A HISTORICIZAR, SUJEITOS A ENSINAR]
Mariana
Canedo
mcanedo@gmail.com - Departamento
de Historia - Facultad de Humanidades - Universidad Nacional de Mar del Plata,
Funes 3355, Mar del Plata (Argentina) y Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas, Saavedra 15, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(Argentina), https://orcid.org/0000-0001-8368-7909
Resumen: Las
municipalidades constituyen sujetos históricos que en los últimos años han sido
abordados en forma más sistemática para diferentes provincias del actual
territorio argentino. Constituyen sujetos complejos que, sin embargo, han sido
invisibilizados en la producción historiográfica, simplificados en exceso, o
descontextualizados con el objetivo de poder ser contenido para enseñar. El
objetivo del artículo es argumentar sobre la potencialidad de incluir a las
municipalidades como sujetos en la investigación historiográfica tanto como en
la enseñanza de la historia. Para ello, a partir de trabajos de otros colegas y
los de nuestra autoría, nos centramos en tres cuestiones: considerar a las
municipalidades como sujetos históricos, como sujetos complejos y valorizar los
archivos y fuentes municipales. Lo haremos focalizando en la conformación de
las municipalidades decimonónicas, aquellas que formaron parte de los procesos
de construcción de los estados nacionales en Latinoamérica y, fundamentalmente,
señalando casos que corresponden al actual territorio argentino que suelen
pasar desapercibidos, en parte, por la dispersión que la publicación en
revistas nacionales e internacionales genera. Para finalizar, se incorporan
algunas sugerencias a considerar en la enseñanza.
Abstract: Municipalities
are historical subjects that in recent years have been approached more
systematically in different provinces of the current Argentine territory. They
are complex subjects that have nevertheless been made invisible in historiographical
production, oversimplified or decontextualised with the aim of being able to be
contained in order to teach. The aim of this article is to argue for the
potential of including municipalities as subjects in historiographical research
as well as in the teaching of history. To this end, based on the work of other
colleagues and our own work, we focus on three issues: considering
municipalities as historical subjects, as complex subjects, and valuing
municipal archives and sources. We will do so by focusing on the conformation
of nineteenth-century municipalities, those that formed part of the processes
of construction of national states in Latin America and, fundamentally, by
pointing out cases that correspond to the current Argentine territory that tend
to go unnoticed, in part, due to the dispersion that publication in national
and international journals generates. Finally, some suggestions for teaching
are included.
Resumo: Os municípios
são assuntos históricos que nos últimos anos têm sido abordados mais
sistematicamente em diferentes províncias do actual território argentino. São
temas complexos que, no entanto, se tornaram invisíveis na produção
historiográfica, simplificados ou descontextualizados com o objectivo de
poderem ser contidos a fim de ensinar. O objectivo deste artigo é defender o
potencial de incluir os municípios como disciplinas na investigação
historiográfica, bem como no ensino da história. Para o efeito, com base no
trabalho de outros colegas e no nosso próprio trabalho, concentramo-nos em três
questões: considerar os municípios como sujeitos históricos, como sujeitos
complexos, e valorizar os arquivos e fontes municipais. Fá-lo-emos
centrando-nos na conformação dos municípios do século XIX, aqueles que fizeram
parte dos processos de construção dos estados nacionais na América Latina e,
fundamentalmente, apontando casos que correspondem ao actual território
argentino que tendem a passar despercebidos, em parte devido à dispersão que a
publicação em revistas nacionais e internacionais gera. Finalmente, estão
incluídas algumas sugestões para o ensino.
Palabras
clave: Municipalidades, Investigación, Enseñanza
Keywords: Municipalities,
Research, Teaching
Palavras-chave: Municípios,
Investigação, Educação
Introducción
Las municipalidades han sido
naturalizadas como instituciones de gobierno, fundamentalmente administrativas,
sin grandes cambios en el tiempo, omnipresentes, descritas sin conflictos. Es
decir, contarían con varios atributos que las harían conocidas y fáciles de
enseñar. Tanto es así que, por un lado, han sido invisibilizadas como sujeto en los estudios
históricos. A la vez, sus características han sido reducidas, desde una
perspectiva formalista institucional, para poder ubicarlas curricularmente en
los primeros años del sistema educativo asociadas a la comunidad y lo local.[1]
También, se las ha incluido de esa manera al plantear las relaciones entre
niveles de gobierno para la escuela secundaria. Estas situaciones curriculares
se dan en distintos países, en general por fuera de la enseñanza de la
Historia.[2]
En la presente propuesta partimos
de considerar a las municipalidades como sujetos históricos complejos. Los análisis sobre su
conformación como forma de gobierno e institución, y su dinámica en diferentes
períodos, colaboran para profundizar diferentes problemáticas sobre la
formación del estado, las políticas públicas, cuestiones de representación y
vecindad, entre otras. Asimismo, su incorporación como sujeto histórico permite
una mejor comprensión de los entramados político-sociales generados para
emprender acciones sobre educación, salud, obras públicas, ordenamiento
territorial, etc. en diferentes periodos.
Propuestas
didácticas sobre las municipalidades pueden resultar formativas a partir de
realizar análisis con profundidad histórica y contextualización, permitiendo
considerar que cada municipalidad no fue siempre así (ni lo será), que
coexisten y coexistieron diferentes configuraciones municipales, que sus
dinámicas no fueron ni son, procesos unilineales de progreso.
Asimismo,
se destaca una dimensión específica que añade un valor significativo a la
propuesta de reconocer a las municipalidades como sujetos históricos: la
posibilidad de acceder a documentación relevante que suele hallarse en los
archivos municipales, los concejos deliberantes, así como en los periódicos
locales y regionales, además de la documentación oficial disponible en línea.
El
objetivo fundamental de este trabajo es argumentar sobre la potencialidad de
incluir a las municipalidades como sujetos de investigación en la
historiografía, así como en la enseñanza de la historia. Para lograrlo, nos
centraremos en tres aspectos cruciales: considerar a las municipalidades como
sujetos históricos, comprender su complejidad y valorar los archivos y fuentes
municipales. Nos enfocaremos especialmente en la conformación de las
municipalidades decimonónicas, aquellas que desempeñaron un papel clave en los
procesos de construcción de los estados nacionales en Latinoamérica. En
particular, señalaremos casos que corresponden al actual territorio argentino y
que a menudo pasan desapercibidos, en parte, debido a la dispersión que la
publicación en revistas nacionales e internacionales puede generar.
Como
punto final, se buscará introducir algunas sugerencias relevantes para ser
consideradas en el ámbito de la enseñanza.[3]
Las
municipalidades como objeto de investigación
Las municipalidades como objeto de
estudio han tomado un nuevo impulso historiográfico en los últimos años.
Diferentes artículos en revistas especializadas, dossiers
temáticos, mesas específicas en congresos nacionales e internacionales y tesis
de doctorado ponen de manifiesto su actualidad a nivel nacional e
internacional.
Federica
Morelli, al introducir el dossier titulado “Orígenes y valores del
municipalismo en Iberoamérica” (2007), señala dos razones principales para la
elección del tema. Por un lado, “al papel que esta institución desempeña hoy en
día en los regímenes democráticos de América latina, tanto en su dimensión
social como política y territorial”. Por el otro, “al hecho que el municipio
tiene una herencia histórica muy larga y compleja que va desde la Antigüedad,
la Edad Media y Moderna hasta nuestros días”. [4]
De todas maneras, Morelli ha optado por concentrar el análisis sobre un
“periodo significativo de la experiencia política iberoamericana y atlántica
más general: el paso del Antiguo Régimen a la Modernidad”.[5]
Esta
doble valoración en la fundamentación también se encuentra en el dossier
coordinado por Luz Pyke y Mariana Canedo denominado “La implementación de municipalidades en provincias y
territorios nacionales argentinos. Pugnas de intereses y potestades
entre gobiernos (1850-1930)”. (2020) En este caso las autoras, especifican
encontrarse escribiendo la introducción al mismo en tiempos de
pandemia cuando se había puesto de manifiesto que “las formas con que se
dirimen y ejercen las potestades y deberes de los gobiernos municipales,
provinciales y nacionales” formaban parte de las agendas políticas en distintas
regiones del mundo. Los procedimientos implementados entre gobiernos con
diferentes ámbitos jurisdicciones habían sido dispares, al igual que sus
consecuencias, lo que vinculan con “las trayectorias políticas, económicas,
sociales y culturales de cada país y región” convocando a conocer “los procesos
históricos que influyeron en las configuraciones alcanzadas”.[6]
Asimismo, Antonio Escobar Ohmstede y
Víctor Manuel Peralta Ruiz han abierto la convocatoria al dossier “En busca de los municipios
en América Latina decimonónica” (2024).[7]
Ambos autores plantean la doble mirada sobre el estudio: en el pasado de estas
formas de gobierno y administración, a la vez que señalan “en la actualidad su
importancia radica en el control de un territorio, en la fiscalidad y en ser un
ente que gestiona y representa al Estado.” Como su título lo indica, los
coordinadores del dossier evidencian tratamiento
historiográfico desigual para Latinoamérica, con vacancias temáticas y
regionales.
En
las tres introducciones las miradas son de largo plazo, aunque se reconoce que
cada coyuntura tiene sus particularidades. Existe coincidencia en que se han priorizado
historiográficamente para América Latina los períodos vinculados a los cabildos
o ayuntamientos de mediados del siglo XVIII a primeras décadas del XIX, y el de
las municipalidades decimonónicas desde mediados del siglo XIX a las primeras
décadas del siglo XX. Si bien no vamos a centrarnos en el primer período
señalado, señalaremos que los estudios para este período estuvieron liderados
por los trabajos sobre Nueva España/México y mayoritariamente centrados en los
pueblos o repúblicas de indios y en el ámbito rural. Con una producción más
dispersa se incorporaron en los últimos años estudios sobre villas y ciudades.
Más recientemente, en forma complementaria, los estudios sobre los pueblos de
españoles, las “rochelas”, los “sitios de libres de todos colores” y de
afrodescendientes, ampliaron notablemente la geografía de los casos analizados
y mostraron diferentes caminos de alcanzar la potestad del autogobierno, aunque
en muchos casos resultaron infructuosos.[8]
Cabe
tener presente que las diferencias entre sitios, pueblos, villas y ciudades,
como cuerpos políticos con base territorial de la monarquía hispánica,
estuvieron determinadas por las prerrogativas que solicitaron y fueron, o no,
asignadas en cada caso y etapa a partir de un entramado de intereses y
relaciones de poder, y no por criterios generales, como la cantidad de
pobladores. En este sentido, resulta clarificador el artículo de Beatriz Rojas
que ejemplifica la dinámica real de la distribución de prerrogativas a villas y
ciudades, y cómo también las potestades podían ser retiradas. Como complemento,
las experiencias infructuosas permiten considerar la complejidad del tema y los
intereses en juego.[9]
Las municipalidades decimonónicas
A
mediados del siglo XIX, en diferentes regiones de Hispanoamérica se vislumbraba
la construcción de nuevas centralidades a nivel nacional que implican variadas
formas de dirimir las relaciones entre gobiernos. Durante la turbulenta primera
mitad del siglo XIX, las relaciones entre los gobiernos habían tenido dinámicas
cambiantes y caminos divergentes según las regiones, influidos en gran parte
por los procesos revolucionarios, la retroversión de la soberanía a los pueblos
y las guerras de independencia. En el caso rioplatense, en el sentido de las ex
Provincias Unidas del Río de la Plata, una veintena de cabildos fueron
paulatinamente suprimidos como forma de gobierno de las ciudades y villas entre
1820 y 1838 en contextos de ejercicio de las soberanías provinciales con complejos
entramados institucionales. Lo singular en estos casos, en relación con otras
regiones hispanoamericanas, fue que no se buscó generar instituciones
colegiadas municipales análogas hasta la segunda mitad del siglo XIX y que las
prerrogativas fueron asumidas por los gobiernos provinciales. Éstos, designaron
diferentes autoridades unipersonales para los ámbitos locales.[10]
Como
es bien conocido, en la Constitución de la Confederación Argentina sancionada
en 1853, quedó establecido que las provincias debían asegurar la administración
de la justicia, el régimen municipal y la educación primaria gratuita (artículo
5). Las constituciones provinciales asumieron esta voluntad, así como las leyes
y decretos específicos. Por su parte, en Buenos Aires se sancionó la Constitución
en 1854, como parte de su experiencia soberana y de haber optado por un camino
diferente y de enfrentamientos con las provincias confederadas, que duró diez
años, y unos meses después la Ley de Municipalidades. Más allá de los marcos
normativos para el régimen municipal en cada provincia, la implementación
territorial planteó horizontes que tuvieron desenvolvimientos propios.[11]
En general, se comenzó implementando municipalidades en las capitales de cada
provincia, o ciudades relevantes económicamente y con un crecimiento
poblacional significativo como la ciudad puerto de Rosario.[12]
El
caso de la implementación de las municipalidades en el Estado de Buenos Aires
resultó un proyecto singular. Unas 45 municipalidades de campaña comenzaron a
funcionar en los primeros meses de 1856 y la municipalidad de la ciudad capital
lo hizo a principios de abril. La cantidad de casos y la simultaneidad
propiciada por el gobierno del Estado de Buenos Aires con consenso de
diferentes grupos, fue generada en un contexto de enfrentamientos políticos y
armados con la Confederación, exiliados y parcialidades indígenas.
Estos
gobiernos municipales fueron implementados en comunidades con diferentes
trayectorias político-institucionales, pueblos con cantidades diferentes de
población y recursos económicos, a partir de una misma estructura (presidente
designado por el gobierno, cuatro municipales y cuatro suplentes elegidos por
los vecinos). Hemos argumentado que la implementación extensiva de las
municipalidades de campaña constituyó un proyecto que buscó intervenir en la
organización político-administrativa del ámbito rural como uno de los caminos
para afianzar la soberanía del Estado de Buenos Aires.[13]
Los estudios realizados para las diferentes
provincias sobre la implementación de las municipalidades permiten considerar
algunas tendencias, entre las que destacamos las siguientes.
En
primer lugar, que, en contraposición a perspectivas teleológicas, los estudios
dan cuenta en las distintas provincias de la complejidad que supuso sostener la
dinámica institucional en las noveles municipalidades. Esto se debió a
diferentes razones como la finalización de los proyectos o de los intereses que
impulsaron la implementación.
Así, por ejemplo, la instalación de la
municipalidad de Paraná siendo capital transitoria de la Confederación
Argentina, en la provincia de Entre Ríos, se realiza a partir de una ley del
Congreso Nacional en 1860. La municipalidad estuvo vinculada en su
desenvolvimiento a esta particular situación y finalizó con la misma. Tras la
derrota de la Confederación en la batalla de Pavón, las autoridades
provinciales restauraron su propio peso en el espacio político local,
suprimiendo la municipalidad y delegando sus atribuciones en una jefatura
política, hasta que tras más de una década se instaló un gobierno municipal
para la ciudad de Paraná.[14]
En
segunda instancia, que, en cada provincia, los gobernadores y representantes en
las cámaras legislativas expresaron tensiones y temores en torno a posibles
tendencias autonomistas posibles de ser asumidas por las municipalidades,
particularmente en las ciudades capitales. Pueden vincularse a estos temores,
las restricciones compartidas en la mayoría de los casos hacia la designación
del presidente de cada municipalidad en vez de la elección directa por parte de
los vecinos, como veremos más adelante. Asimismo, las investigaciones señalan
las dificultades por parte de los gobiernos para limitar los pluralismos
locales y alcanzar un equilibrio regulado por la soberanía de la ley. En las
décadas de 1870 y 1880, dentro de un proceso de ajuste del estado nacional y de
consolidación de los provinciales, se sancionaron diferentes normativas que
buscaron generar otra dinámica para las municipalidades y que fue considerada
como una etapa para las relaciones entre gobiernos, pendiente de ser
profundizada a nivel de las prácticas. A partir de 1884, también se incorporó
un régimen municipal común para los territorios nacionales.[15]
Una tercera cuestión, en contraposición a
los recelos por las posibles autonomías, los estudios sobre los presupuestos y
desenvolvimiento de las cuestiones fiscales muestran las dificultades de las
municipalidades en este plano. Los déficits en los presupuestos presentados,
los pedidos de las municipalidades o las intervenciones del gobierno provincial
para auxiliar o intentar resolver situaciones fiscales fueron comunes, pedidas
por las municipalidades. Asimismo, las obras públicas ya fuesen desde la construcción
de una escuela o la propia municipalidad, un puente o el arreglo de las calles
constituyeron emprendimientos que, en general, necesitaron de la participación
del estado provincial en relación a los recursos económicos para emprenderlos,
como a la gestión técnica y aprobación de lo realizado.[16]
Por
último, planteamos que las municipalidades formaron parte de cambiantes
entramados político-institucionales que las dinámicas políticas fueron
generando, así como de la construcción de políticas articuladas o generando
limitaciones a las mismas. Esto sucedió en diferentes ámbitos como el militar,
educativo, regulación territorial, electoral, entre otros.[17]
En gran parte de los temas, el protagonismo de los vecinos estuvo presente como
en los tiempos coloniales, aunque las modalidades de participación, demandas y
conflicto tendieron a estar más institucionalizadas. De hecho, para el caso del
Estado de Buenos Aires, la Constitución incorpora en su artículo 149 que todos
los habitantes del Estado tenían asegurado “derechos de reunión pacífica y de
petición individual o colectiva a todas sus autoridades”. Aunque se señalaba
que la “forma de estos actos” sería reglamentada. Así, ha sido abordado el
protagonismo de los vecinos en relación con las municipalidades en las
prácticas electorales, comisiones de educación o ante situaciones sanitarias,
entre otros.[18]
Las
municipalidades como sujetos complejos
Las
tres introducciones a los dossiers antes
consideradas, muestran que las denominaciones hacia los gobiernos municipales
no son unívocas: se habla de “municipalismo”, “municipalidades” y “municipios”,
con significados similares. Por municipalismo suele considerarse a la
perspectiva política que busca proporcionar mayor autonomía a las
municipalidades, generando cambios en su organización y otorgando las
prerrogativas necesarias para la descentralización de la administración
pública.[19]
En los casos de municipalidades y municipios, suele utilizarse la primera
categoría al gobierno y la segunda para referirse a la jurisdicción
(territorio, recursos, población, etc.) sobre la cual el gobierno municipal
ejerce sus potestades. Preferimos
el uso del plural en vez de “la municipalidad”, que pareciera dar una idea de
que fueran iguales en el tiempo y en todas las regiones, y se pudiese
sintetizar en una sola realidad. Sin embargo, las investigaciones permiten
considerar que no fue, ni es, ese su atributo.
¿Qué
elementos constitutivos marcaron las diferencias de las municipalidades
decimonónicas que venimos analizando? Estos gobiernos con jurisdicción local,
de base territorial, se diferenciaron de otros por ser colegiados y porque sus
integrantes fueron elegidos en forma directa por los vecinos del lugar. Tras la
concentración por parte de los gobiernos provinciales de las prerrogativas
relacionadas con la designación de las autoridades locales, la implementación
de las municipalidades correspondió al desplazamiento de gobiernos
unipersonales (por ejemplo, jueces de paz).
Al
ser colegiadas, las municipalidades resultaron sujetos que tomaban las
decisiones en forma colectiva y actuaban como una unidad, pero, a su vez,
estaban integrados por vecinos con perspectivas e intereses diferentes. La
pluralidad fue personal, por facciones, agrupamientos, o partidos políticos que
se fueron conformando durante el siglo XIX, según cada comunidad y coyunturas.
Por lo menos en la etapa inicial de funcionamiento de las municipalidades de
mediados del siglo XIX, sobre la que hemos estado investigando, las
perspectivas personales parecen haber sido predominantes en la mayoría de los
temas tratados, más allá de las identidades políticas que pudiesen existir. Las
actas municipales que suelen reflejar discusiones internas y votaciones ante
posturas diferentes, resultan en este sentido una documentación privilegiada,
como veremos más adelante.
Con
este rasgo corporativo de unidad hacia el exterior y pluralidad al interior, se
pone de manifiesto la importancia de las elecciones de los integrantes. Durante
el siglo XIX, diferentes trabajos han mostrado cómo la realización regular de elecciones fue un mecanismo
insustituible de las dinámicas políticas y el ejercicio legítimo del poder
político.[20]
Para las municipalidades, el fundamento legitimador de la autoridad también fue
la soberanía popular y la construcción de representación. Como para los representantes
a las legislaturas o congresos, durante el siglo XIX se realizaron elecciones
regulares, de renovación de la mitad de los municipales y los suplentes. El
estudio de las elecciones municipales todavía ha sido escasamente abordado en
forma sistemática hasta el momento, pero resultó el alcance del autogobierno
para muchas comunidades.[21]
De todas maneras, cabe recordar que el autogobierno no fue una
prerrogativa que se aplicó siempre a todos los integrantes de la municipalidad,
ya que el presidente de la misma fue designado en diferentes casos como
potestad del gobernador, siendo un foco de tensiones. En el caso de la ciudad
de Buenos Aires, el presidente nato de la municipalidad comenzó siendo el
ministro de gobierno en 1856 y, con posterioridad, hubo diferentes
transformaciones y la figura de intendente fue -hasta 1996- designado por el
presidente de la Nación con acuerdo del Senado. A partir de allí, el jefe de
gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es elegido en forma directa por
los vecinos.
Las
elecciones municipales pueden reflejar disputas o los desinterés existentes en
cada oportunidad a través de la cantidad de participantes, las apelaciones, los
conflictos que suelen quedar reflejados. Asimismo, resulta necesario articular
a esta valoración por las elecciones con la historia de las elecciones y las
características que presentaron en cada época para comprender qué tipo de
prácticas primaban (para, por ejemplo, no naturalizar el voto secreto, la
presencia de los partidos políticos, o las listas impresas). Las elecciones
municipales centradas en el vecino como elector y candidato fueron las más
permeables a la participación de extranjeros, y según las investigaciones en
curso de alguna mujer, indígenas o afrodescendientes.
A la vez, este tipo de elecciones puede
poner en evidencia vínculos políticos generados entre quienes son elegidos a
nivel local con otros ámbitos regionales o provinciales. No fue extraño que se
suspendieran elecciones, generalmente como parte de intereses de algún grupo
participante. Las primeras elecciones municipales en las municipalidades de
campaña en Buenos Aires fueron programadas para marzo de 1855 y terminaron
siendo aprobadas en diciembre, con diferentes suspensiones y reiteraciones.[22]
Los
resultados de las elecciones también nos permiten conocer no solo quienes
accedieron a los cargos, sino también cuántos y quiénes estaban interesados en
convertirse en municipal. El cargo no era rentado, lo cual genera limitaciones
para dedicarle el tiempo necesario y no fueron pocas las renuncias o no
aceptaciones por cuestiones laborales o de sostenimiento familiar. Al mismo
tiempo, los horarios de las reuniones solían iniciarse en torno a las 19hs y finalizan
“por lo avanzado de la hora” en torno a las 22hs.
¿Cuán
amplio y cambiante fueron los elencos municipales? Todavía es un tema por
profundizar, pero pareciera existir un grupo de vecinos que sostiene las
sesiones y la dinámica municipal que se mantenía algunos años en el cargo,
junto con otros vecinos que los acompañaron en periodos acotados.
La
implementación de las municipalidades fue un aprendizaje. Las modalidades de
implementación mostraron variación de situaciones entre ellas. En algunas
oportunidades hubo modalidades de transición como las “comisiones municipales”
previas a la sanción de la Ley de Municipalidades en Buenos Aires. Estimuladas
por el ministro de gobierno consistió en la designación de un grupo de vecinos
por parte de cada juez de paz para comenzar a cumplir las funciones propias de
una municipalidad. Funcionaron de manera dispar, pero lo central fue el alcance
de su legitimidad y representación ya que los integrantes no fueron electos por
los vecinos, sino designados por el juez de paz, nombrado previamente por el
gobierno. Otras modalidades de transición fueron ubicadas en la provincia de
Entre Ríos.[23]
Las
municipalidades también son sujetos complejos por su doble nivel de
representación. En términos de Federica Morelli, la “naturaleza doble y ambigua
de esta institución” se expresaba al haber sido considerada como la
representante de los intereses locales frente al poder central y, al mismo, al
intentar transformarla en la representante del Estado en el territorio,
fundamentalmente en la etapa de formación.[24]
Este rasgo, característico de los
gobiernos locales, se puso de manifiesto claramente durante el siglo XIX desde
la normativa, con la cantidad de leyes que desde las Cámaras Legislativas se
promulgaron incluyendo artículos que vinculaban a las municipalidades en la puesta
en territorio de una multiplicidad de cuestiones (sostenimiento de escuelas,
supresión de capellanías, regulación de los terrenos en los pueblos, aplicación
de vacunas, por nombrar temas variados). A la vez, la documentación
(particularmente las actas de las sesiones municipales, como veremos) permite
encontrar comportamientos variados ante las disposiciones (incluyendo los
tiempos de resolución, las modalidades, los intereses puestos de manifiesto por
los municipales), a la vez que surgen agendas propias. Estas, que han comenzado
a ser abordadas en forma más sistemática recientemente, incorporan demandas de
los vecinos, intereses de los municipales, y requerimientos de los estados
provinciales en combinaciones variadas y cambiantes, no carentes de tensiones,
reclamos y conflictos.
Esta
dinámica de otorgamiento de prerrogativas a la vez que, de apropiación en la
práctica de otras, en forma cambiante, y sobre diferentes ámbitos, la
concebimos no necesariamente como cuestiones dicotómicas que suelen ser consideradas
en clave de centralización o descentralización, desde una perspectiva de los
gobiernos provinciales o nacionales. Optamos por considerarla como un proceso
de municipalización, fundamentalmente político, que integra negociaciones,
articulaciones, presiones, consensos y resistencias que se integran en las
relaciones entre gobiernos con resultados diversos. Entre otras posibilidades,
permite resaltar a las municipalidades como sujetos activos y cambiantes.
Las
fuentes sobre las municipalidades
La
dinámica municipal quedó plasmada en diferentes fuentes de relativamente fácil
acceso, ya sean por su carácter normativo, vinculadas a la opinión de la prensa
local o regional y también en la justicia, tres ámbitos con adecuados
registros, entre otras posibles. Sin embargo, un tipo de documentación
particular, propia de los gobiernos colegiados, son las actas de las sesiones
de cada corporación municipal. Para Argentina han comenzado a ser utilizadas en
forma sistemática en los últimos años para diferentes regiones.[25]
Las
actas suelen estar ubicadas en los archivos municipales, con diferentes niveles
de institucionalización, o en el concejo deliberante de las actuales ciudades
cabeceras de partido. Se encuentran registradas en una serie de libros foliados
cuya fecha de inicio corresponde a la instalación de cada gobierno municipal.
Constituyen una serie en la medida que la práctica de su elaboración se sostuvo
mientras funcionó cada municipalidad y continúa vigente.
Un
rasgo distintivo de las actas de las sesiones es que constituyen un tipo de
documentación generada por la propia corporación municipal, aunque manteniendo
parámetros comunes a los gobiernos colegiados. Dentro de esa ritualidad
institucional de señalar la fecha y lugar de las reuniones, nombrar los
presentes, comunicar las notas recibidas y luego comenzar con el orden del día,
se pueden encontrar una variedad de temas tratados y formas de abordarlos. A
partir de ello surgen las características de la sociedad de cada época, así
como de cada municipalidad y el entramado de poder de cada coyuntura. Cada acta
fue revisada por los presentes y ajustada de ser necesario, para luego ser
aprobada.
Hay
actas con estilos de escritura más sintéticos que otras, pero la lectura
continua permite considerar cuestiones cotidianas del funcionamiento municipal
que posibilitan comprender mejor las características del cuerpo y sus
integrantes. En ellas han quedado plasmadas la pluralidad de opiniones y
conflictos, tanto como las coincidencias. La lectura permite sistematizar
aspectos del funcionamiento institucional y los compromisos personales de
asistencia y trabajo de los municipales. Se evidencia la distancia entre los
reglamentos que regulan la dinámica de las reuniones y las prácticas en cada
coyuntura (frecuencia de reuniones, asistencias, informes, etc.). Como en
cualquier documentación, en las actas no se encuentra toda la información para
comprender cabalmente los temas, por lo que resultan apropiadas para interrogarse,
abriendo reflexiones y búsquedas de nuevos datos.
Por
ejemplo, cuestiones como los horarios de reuniones en municipalidades de
campaña permiten vincular el perfil socio-laboral y la ausencia de pago de los
municipales, lo que implicaba sesiones nocturnas por "lo extenso de la
hora". ¿Eran vecinos sin preparación o políticos con experiencia quienes asumen
el cargo? El registro de asistencias permite conocer el compromiso durante los
dos años de duración. ¿Se repetían las mismas personas, constituyendo un grupo
cerrado? ¿Había movilidad de municipales a presidentes o intendentes? Detectado
el grupo central en un periodo, pueden buscarse sus trayectorias previas y
posteriores. ¿Ser municipal fue una plataforma para otros cargos? Las
respuestas varían según casos y momentos, aunque pueden hallarse patrones
comunes.
Asimismo,
la concentración, disminución o ausencia de sesiones puede responder a
cuestiones regionales o extra-locales (malones, enfrentamientos, epidemias), lo
que surge en otra documentación o actas.
¿Se ponían de manifiesto las adhesiones
ideológico-políticas por parte de los integrantes de los gobiernos municipales
en las reuniones? Esta cuestión central para caracterizar a los municipales no
suele ser fácilmente detectable en gran parte del siglo XIX. Sin embargo,
algunas aproximaciones pueden alcanzarse en el análisis de las prácticas y las
posiciones de apoyo o rechazo ante situaciones políticas más amplias. Por
ejemplo, en las municipalidades de campaña del Estado de Buenos Aires, algunas
municipalidades ante la repatriación de los restos de Bernardino Rivadavia a
Buenos Aires, un acontecimiento de gran contenido simbólico y posicionamiento
político, fue replicado con consenso por parte de algunas municipalidades como
la de Dolores o Baradero que aprueban y colocaron un busto del ex gobernador en
la escuela primaria del pueblo.
Conclusiones
En el año 2010, se publicó en el
primer número del volumen 9 de la Revista de Historia, el artículo “La historia
local entre el ámbito educativo y las prácticas historiográficas.
Consideraciones a partir de la Historia de los Pueblos en Buenos Aires”. En él,
hacíamos referencia a una relativamente tardía renovación de las investigaciones
sobre los pueblos y los desafíos que el tema tenía, tanto para su estudio como
para la enseñanza. Asimismo, generamos algunas consideraciones y propuestas.
Durante estos años, el artículo ha
sido considerado por colegas que lo incorporaron en sus clases de Institutos de
Formación Docente en las provincias de Buenos Aires y Córdoba, según me han
hecho saber algunos de sus estudiantes. Durante la pandemia, el uso frecuente y
cotidiano de medios tecnológicos propició que estos últimos se comunicaran para
generar un encuentro virtual y proponerme una relectura del artículo.
Los estudiantes obtuvieron un
merecido diez por sorprender a su docente y orientar muy bien la entrevista.
Pero, a decir verdad, me encontré con un texto que hoy no formularía de la
misma manera. Valoré el desarrollo historiográfico que colectivamente habíamos
logrado sobre el tema durante la década, y que había otras cosas para decir.
Pero lo más significativo fue el grato intercambio con los estudiantes, pensar
en la colega que usaba el texto para sus objetivos y que también investigaba
sobre esto (según sus alumnos), y la comprobación empírica de que podemos
dialogar entre investigación, actualización del conocimiento histórico y su
enseñanza. Este artículo tuvo ese objetivo, respondiendo a la actual
convocatoria.
En esta ocasión, nos propusimos
considerar a las municipalidades como sujetos históricos complejos con
potencialidad didáctica. Han estado invisibilizadas o abordadas formalmente. Su
simplificación permite incluirlas en contenidos curriculares de los primeros
grados, aunque eso no garantiza aprendizajes. Como suele ocurrir en diseños
curriculares espiralados, las municipalidades vuelven a aparecer en Geografía.
En los últimos años, las
municipalidades han tenido un nuevo impulso investigativo y hemos presentado
algunos lineamientos sobre ejes priorizados y bibliografía para profundizarlos.
Nos centramos en las municipalidades decimonónicas vinculadas a la formación
del Estado nación. ¿Qué relaciones podemos establecer para pensarlas como
contenidos de enseñanza? Sabemos que no hay un único camino y que depende de
los sentidos y objetivos según cada grupo, pero consideramos que un primer paso
se vincula a que el docente contemple la complejidad e historicidad de las
municipalidades.
Se implementaron en distintos
periodos, relacionadas con intereses provinciales o comunitarios por lograr
cierto funcionamiento o prerrogativas. Podemos abordarlas conociendo esos
procesos relacionales. La lectura contextualizada de casos que den cuenta de
dichos procesos puede aportarnos rasgos, parámetros y dinámicas que se
conviertan en preguntas para orientar las posibilidades del contenido.
Hemos intentado presentar
características compartidas y tendencias para determinar sus aspectos
centrales. Ser gobiernos con jurisdicción local, colegiados (con resoluciones
conjuntas al exterior, pero pluralidad al interior) y con integrantes elegidos
directamente por los vecinos, resultan pilares donde apoyarse para matizar
diferencias y cambios.
Como todo cuerpo colegiado, las
actas de sesiones permiten conocer el funcionamiento municipal. Más allá de la
ritualidad institucional, las prácticas y discusiones posibilitan conocer las
agendas de gobierno y vínculos entablados. Los problemas relevantes que pueden
abordarse a partir de reconocer el potencial de estudio de las municipalidades,
acceder a bibliografía e incluso consultar documentación, implican interesantes
desafíos para generar conocimiento y planificar su enseñanza.
[1] Recomendamos sobre la historia
local, las reflexiones de Ángelo Torre, “Micro/macro: ¿local/global? El
problema de la localidad en una historia espacializada”. Historia
Crítica, (2018), 69: 37-67, https://www.redalyc.org/journal/811/81156143003/html ; Mariana Canedo, “La historia
local entre el ámbito educativo y las prácticas historiográficas.
Consideraciones a partir de la Historia de los Pueblos en Buenos Aires”, Revista de Historia, Vol 9, No.1 (2010), 1-18.http://portalderevistas.unsa.edu.ar/ojs/index.php/reh/article/view/673.
[2] Ejemplos, en este sentido, pueden
encontrarse en diferentes videos en YouTube o secuencias didácticas. Entre
ellos, “La organización municipal” (2º grado) Honduras, UPNFM, 20/7/202. https://www.youtube.com/watch?v=qmWQUxqu954&ab_channel=MinutosParaAprenderyCrecer
Para la escuela
media, “El municipio y el cuidado del espacio público”, Ciclo orientado,
Geografía, https://cdn.educ.ar/dinamico/UnidadHtml__get__fc342e5b-c853-11e0-81dc-e7f760fda940/index.htm “¿Qué es una Municipalidad?” Video
del Proyecto ciudadanía joven en acción, Costa Rica, 2013-2014 https://www.youtube.com/watch?v=RVQoEnjofog&ab_channel=Fundaci%C3%B3nPaniamor
[3] Al pensar en las posibilidades de incorporar a
las municipalidades como sujetos en la enseñanza de la historia, lo hago para
diferentes ámbitos y niveles educativos, cada uno con sus respectivos
objetivos, incluyendo la formación docente en institutos y universidades. En lo
que respecta a la historia enseñada, remitimos a posturas que se manifiestan en
las reflexiones de Ana Zavala, “Y entonces, ¿la Historia enseñada qué es?
Reflexiones en torno a las relaciones entre lo que sabemos y lo que enseñamos”,
Clío & Asociados, 18, (2014), 11-40.
Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.8102/pr.8102.pdf; María Paula, González, “La historia
enseñada y sus transformaciones. Una aproximación desde las carpetas de
estudiantes”, Pasado Abierto. 6 (2017) http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto; Graciela Funes, Historias enseñadas recientes. Utopías y prácticas,
(Neuquén, Educo, 2013); Gonzalo Amézola, (coordinador) Enseñar
Historia. Temas y problemas, (La Plata: Universidad Nacional de
La Plata, 2020).
[4] Federica Morelli, “Orígenes y
valores del municipalismo en Iberoamérica”, Araucanía, 18
(2007) : 116-119.
[5] La autora ubica ese período entre
mediados del siglo XVIII a principios del siglo XX. Una periodización similar es abordada para el
caso de las municipalidades en la campaña mendocina en Inés Sanjurjo de
Driollet, La organización político-administrativa de la
campaña mendocina en el tránsito del Antiguo Régimen al Orden liberal,
(Dunken, Institutto de Investigaciones de Historia del Derecho, 2004).
[6] Mariana Canedo y Luz Pyke, “La
implementación de municipalidades en provincias y territorios nacionales argentinos.
Pugnas de intereses y potestades entre gobiernos (1850-1930)”, Historia Regional, XXXIII, 42, (2020): 1-6. https://historiaregional.org/ojs/index.php/historiaregional/article/view/390
[7] Antonio Escobar Ohmstede y Víctor
Manuel Peralta Ruiz, “En busca de los municipios en América Latina
decimonónica”, Historia y Memoria, Colombia
(2024).
[8] Por ejemplo, Hugues Sánchez Mejía,
“De arrochelados a vecinos: reformismo borbónico e integración política en las
gobernaciones de Santa Marta y Cartagena, Nuevo Reino de Granada, 1740-1810” Revista de Indias, LXXV (264): (2015): 457-488. http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/view/993/1065
[9] Beatriz Rojas, “Repúblicas de
españoles: antiguo régimen y privilegios”, Secuencia, 53,
(2002). 7-47.http://secuencia.mora.edu.mx/index.php/Secuencia/article/view/774/685 En contraposición, ejemplos sobre
experiencias ineficaces en torno a las peticiones para acceder a la condición
de villa y las consecuencias prerrogativas de autogobierno, convocatoria a
milicias, etc.) Mariana Canedo, “Los “pueblos de españoles” en la monarquía
hispánica. La ampliación de jurisdicciones hacia el autogobierno (Buenos Aires,
siglo XVIII y primeros años del XIX)”, Revista Prohistoria,
25 (2016): 3-27.https://doi.org/10.35305/prohistoria.vi25.1226
[10] A falta de una síntesis sobre los
procesos que llevaron a la supresión de los cabildos en las villas y ciudades
de las diferentes provincias, pueden consultarse los estudios de caso que los
abordaron en profundidad. Entre ellos, Sonia Tedeschi, “Los últimos años de una
institución colonial: el cabildo de Santa Fe y su relación con otros espacios
político-institucionales entre 1819 y 1832”, Revista de la Junta
Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, LIX, (1993): 409-429;
Marcela Ternavasio, “La supresión del
Cabildo de Buenos Aires: ¿Crónica de una muerte anunciada?”, Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana ‘Dr. Emilio
Ravignani, 21 (2000): 33-73; Marcelo Marchionni, Cabildos, territorios y representación política. De la Intendencia a la
Provincia de Salta (1810-1825). (Lanús, Universidad Nacional de
Lanús, 2008); Alejandro Agüero, “La extinción del cabildo en la República de
Córdoba, 1815-1824”. Boletín del Instituto de
Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, , 37 (2012)
43–84. http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/ravignani/article/view/2684 ; Dario Barriera, “La supresión del
cabildo y la creación de los juzgados de paz: dimensión provincial de la
justicia de equidad en el litoral rioplatense (Santa Fe, 1833)” en Justicias, agentes y jurisdicciones. De la monarquía Hispánica a los
estados nacionales (España y América, siglos XVI-XIX), coordinadora
Elisa Caselli, (Madrid, FCE, 2016): 27-450; Eugenia Molina, “La disputa por la
legitimidad: discursos subversivos y conspiraciones en el contexto de
desaparición del cabildo de Mendoza (Río de la Plata), 1822-1825”, Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas, 51, (2014). 257-282.
https://www.degruyter.com/view/journals/jbla/51/2014/article-p257.xml
[11] Todavía no son frecuentes las
investigaciones que analizan la implementación de las municipalidades en
conjunto como políticas provinciales. Una temprana excepción es el libro de
Inés Sanjurjo de Driollet, La organización
político-administrativa de la campaña mendocina en el tránsito del Antiguo
Régimen al Orden liberal, (Dunken, Institutto de Investigaciones de
Historia del Derecho, 2004).
[12] Darío Barritera
(coordinador) Instituciones, gobierno y territorio.
Rosario, de la Capilla al Municipio (1725-1930). (Rosario, Instituto
de Investigaciones Socio-históricas Regionales de Rosario, 2010); Evangelina de
los Ríos, Gobernar es cobrar. Política fiscal, recaudación
impositiva y cultura tributaria, Santa Fe (Argentina, 1855-1873),
(ProHistoria, 2017), entre otros.
[13] Mariana Canedo, “Municipalidades en “todo el
territorio”. Desafíos en la conformación del Estado de Buenos Aires”, Historia Regional, XXXI (42) (2020): 1-16.https://historiaregional.org/ojs/index.php/historiaregional/article/view/384/704.
[14] Pedro Kozul, “La municipalidad de
Paraná: contextos, actores y aspectos económicos (1860-1862)”, Secuencia, 113, (2022): 1-37 http://secuencia.mora.edu.mx/index.php/Secuencia/article/view/1901/2304 Otros ejemplos, para San Salvador
de Jujuy, Nicolás Hernández Aparicio, “La distribución y organización del
riego en San Salvador de Jujuy: Niveles de estatalidad y municipalización entre
las décadas de 1860 y 1890” Historia Regional,
42, (2020): 1-16.
https://historiaregional.org/ojs/index.php/historiaregional/article/view/382 En otras regiones: Gabriella
Chiaramonti, “De marchas y contramarchas: apuntes sobre la institución
municipal en el Perú (1812-1861). Araucaria, 9
(18), (2007):150-179. Recuperado de:https://revistascientificas.us.es/index.php/araucaria/article/view/1171
[15] María Silvia Leoni, “Los Municipios
y la política en los territorios nacionales. El caso del Chaco (1884-1946)”, Revista Escuela de Historia, 1: 3 (2004); Pyke, Luz Irene;
“De la jurisdicción provincial a la nacional: la estabilidad fiscal en la
consolidación de la municipalidad de Posadas, Misiones (1883-1911)”; Historia Regional,
XXXIII: 42 (2020), 1-14.
[16] Entre quienes abordaron la fiscalidad municipal
se encuentran: Marta Bonaudo y E. Sonzogni, “Las finanzas municipales: una
asignatura pendiente en la historiografía argentina del siglo xix. El caso de
Santa Fe (1953-1890)”, América Latina en la
Historia Económica, 7, (1997): 27-34. Viviana Conti y S. Boto,
“Finanzas municipales en el siglo XIX. La emisión monetaria como recurso fiscal
en Argentina”, América Latina en la Historia Económica,
7, (1997), 35-45; Inés Sanjurjo, La organización
político-administrativa de la campaña mendocina en el tránsito del antiguo
régimen al orden liberal. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones
de Historia del Derecho, (2004); Evangelina de los Ríos, Hacia un
nuevo orden fiscal. Las formas de recaudación impositiva: instituciones,
agentes y recursos. Santa Fe, Argentina (1852-1873), Tesis doctoral.
(Universitat Pompeu Fabra, España, 2013); Juan Carlos Garavaglia, La disputa por la construcción nacional argentina. Buenos Aires, la
Confederación y las provincias (1850-1865), Buenos Aires, Prometeo,
(2015); Mariana Canedo, “La política de los presupuestos municipales:
conformación de jurisdicciones fiscales en las municipalidades de campaña del
Estado de Buenos Aires (1854-1860)” América Latina En La
Historia Económica, 25 (2), (2018):
146-174. http://alhe.mora.edu.mx/index.php/ALHE/article/view/870;
Luz Pyke, “Política y finanzas locales en los territorios nacionales
argentinos: el caso de Concepción de la Sierra, Territorio de Misiones (1880-1930)”,
Revista Brasileira de História, 40: 83
(2020).
[17] Beatriz Bragoni, “Cuyo después de
Pavón: consenso, rebelión y orden político, 1861-1874” y Pablo Buchbinder,
“Departamentos, municipios y luchas políticas en Corrientes a mediados del
siglo XIX”, en Un nuevo orden político: provincias y Estado
nacional, 1852-1880, coordinado por Beatriz Bragoni y Eduardo
Miguez, (Buenos Aires, Biblos, 2020), 29-60 y 99-120, respectivamente. Mariana
Canedo, “El entramado político-jurídico institucional del Estado de Buenos
Aires. Vaivenes de un proyecto en la campaña”, en Un país para
los porteños. La experiencia del Estado de Buenos Aires, 1852-1861,
coordinadora Mariana Canedo (Ediciones de la FaHCE, en prensa).
[18] Agustín Galimberti, “Impresos, política y elecciones en los pueblos rurales
bonaerenses durante la década de 1850”. XVII Jornadas
Interescuelas/Departamentos de Historia Universidad Nacional de
Catamarca. (2019), 1-21; Lionetti, Lucía, “Las escuelas de
primeras letras en el escenario social de la campaña bonaerense (1850-1875)”,
en Naveg@mérica. Revista electrónica de la Asociación
Española de Americanistas, n. 4, (2010). Valeria Pita, “Intromisiones municipales en
tiempos de fiebre amarilla: Buenos Aires, 1871”, Revista
Historia y Justicia, N°6, (2016), 44-71.
[19] El trabajo de Morelli no explicita
el significado dado a municipalismo, categoría que queda prácticamente limitada
al título de la introducción del dossier.
Partidos socialistas europeos impulsaron el municipalismo desde finales del
siglo XIX, aunque posteriormente la autonomía municipal fue incluida por
perspectivas políticas de agrupamientos católicos, protestantes y liberales.
También, se considera municipalismo a la institucionalización de las relaciones
entre los municipios para lograr mayor eficacia en sus gobiernos y lograr
fortalecer interlocutores ante otros poderes. Incluyó encuentros, agrupamientos
como la Unión de municipios, o la asociación municipal; fue desarrollado en
países europeos, y también en Brasil, y Argentina. En ambas acepciones, que
pueden estar integradas, el municipalismo se desarrolló, fundamentalmente,
desde finales del siglo XIX a las primeras décadas del siglo XX. Gabriel Azcárate,
Municipalismo y Regionalismo (Madrid,
IEAL, 1979); Enrique, Orduña Rebollo, “La Unión de Municipios Españoles:
Antecedentes y evolución del municipalismo asociativo”, Revista de
Estudios de la Administración Local y Autonómica, 300-301 (2006),
331-360
[20] Hilda Sabato, La política en las calles. Entre el voto y
la movilización. Buenos Aires, 1862-1880, (Buenos Aires:
Sudamericana, 1998); Marcela Ternavasio, La revolución del Voto.
Política y elecciones en Buenos Aires 1810-1852. Buenos Aires: Siglo XXI, 2002); Agustín
Galimberti, “Los procesos electorales durante el Estado de Buenos Aires
(1852-1861)” en Un país para los porteños. La experiencia
del Estado de Buenos Aires, 1852-1861, coordinado por Mariana Canedo
(FaHCE, en prensa).
[21] Agustín
Galimberti, “Los procesos electorales durante el Estado de Buenos Aires
(1852-1861)” en Un país para los porteños. La experiencia
del Estado de Buenos Aires, 1852-1861, coordinado por Mariana Canedo
(FaHCE, en prensa); Pablo González Lopardo, “Elecciones
municipales, intervenciones del gobierno y conformación de elencos políticos.
Baradero, 1856-1862”, Prohistoria,
36, (2021); 1-27.
[22] Mariana Canedo, “…en la Campaña se ha despertado un espíritu
maligno”. Estrategias políticas y divisiones sociales en las primeras
elecciones municipales (Estado de Buenos Aires, 1855). Illes e
Imperis, 21, (2019): 167-194.
[23] Mariana Canedo, “La
instalación de las municipalidades de campaña en el Estado de Buenos Aires. Un
análisis desde sus actas de sesiones (1856-1858)” Revista de
Historia Americana y Argentina, 54 (2019): 1-24 y “Municipalidades
en todo el territorio. Desafíos en la conformación del Estado de Buenos Aires, Historia Regional, 43, (2020): 1-16. Pedro Kozul, “Procesos
de municipalización en Entre Ríos: las Juntas de Fomento (1867-1872)”, XII Jornadas de Historia Política - Programa Interuniversitario,
Mendoza (2021).
[24] Federica Morelli, “Orígenes y
valores del municipalismo en Iberoamérica”, en Araucanía.
Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, 18
(2007): 116-119.
[25] Luz Pyke, “Los archivos municipales
y los libros de actas de sesiones municipales: sus potencialidades para el
estudio de los territorios nacionales a partir del caso de Misiones
(1880-1920)”, Revista Electrónica de Fuentes y Archivos, 13,
1, (2022), 155-171.https://revistas.unc.edu.ar/index.php/refa/article/view/37890