El lugar de la memoria en la enseñanza
La
guerra de Argelia y los manuales escolares franceses, 2000-2012
(Memory’s place in education. The Algerian war and French
school books, 2000-2012)
Universidad de Buenos Aires, FFYL, aguerocecilia26@gmail.com
RECIBIDO: abril de 2021 APROBADO:
octubre de 2021
Resumen: El presente artículo tiene por objetivo realizar un
breve recorrido histórico y comparativo a propósito de las formas de abordar la
guerra de Argelia en los manuales escolares franceses de comienzos del siglo
XXI. A través del contenido de dichos manuales, se buscará dar cuenta de la
progresión que se efectúa en la sociedad francesa sobre la forma de incluir el
episodio en la memoria histórica. Además, basándose en los debates sobre la
guerra comenzados en la década del ochenta, que repercutieron en la forma de
enseñar el conflicto en las aulas, se expresarán los modos que tuvo y tiene la
sociedad francesa a la hora de asimilar y comprender uno de los episodios más
cruentos y debatidos de la historia contemporánea de la Francia de posguerra.
Palabras clave: Guerra de Argelia; Francia; manuales escolares;
enseñanza
Abstract: The current article
looks to present a brief historical and comparative summary regarding the ways
the Argelian war is presented in French school books in the beginning of the
XXI century. Through the study of the contents of such texts, we will attempt
to show the advances by the French society regarding how to include such
incident in the historical memory. Moreover, based on discussions about the war
sparked during the eighties, which had great impact in the way the conflict is
taught in the classroom, we will express the ways in which French society has assimilated
and understands one of the cruellest and debated topics of post-war
contemporary France.
Key words: Argelian
war; France; schoolbooks; education.
Introducción
Para el propósito del
presente trabajo —el análisis de las formas de abordar la guerra de Argelia en
los manuales escolares franceses a principios del siglo XXI— fue necesaria la
selección de un corpus documental de ocho manuales de historia del último año
de la educación secundaria francesa previa al ingreso universitario, editados
desde el 2004 al 2012 y provenientes de diferentes editoriales autorizadas a la
impresión de estos textos escolares. A partir de esta información, se pasará a
revisar el contenido de los manuales, considerando su forma de introducir la
guerra de Argelia a los estudiantes, poniendo esta información en relación con
la construcción política y académica del conflicto para la formación de
ciudadanos franceses. Por último, se pondrán en comparación dichas
construcciones para marcar la progresión histórica de la década y la influencia
que tuvieron los debates de esos años en las formas de enseñar historia y de
asimilar uno de los episodios más cruentos y debatidos de la historia
contemporánea de la Francia de posguerra.
El sistema
educativo en Francia
El sistema educativo
francés es el resultado de una progresión histórica que se puede describir como
nacional desde el siglo XIX y que tiene raíces aún más antiguas. En 1905 se
efectuó la separación efectiva de la Iglesia y el Estado y, si bien con la Ley Debré
de 1959 se dio acceso a la educación privada y religiosa —subsidiada pero
respetando las regulaciones estatales—, la mayoría de las instituciones que
acogen al estudiantado es pública y de acceso irrestricto.[1]
Transitar el
sistema escolar francés supone un camino en cinco etapas. La école maternelle, un tramo no obligatorio para la educación, que acoge a
los niños menores de seis años.[2]
Luego, la école élémentaire, la
primera etapa obligatoria para el ciudadano francés, desde los seis a los once
años. Ofrece una educación mixta y gratuita —dentro de los establecimientos
públicos del país— y, por tanto, los programas escolares utilizados son
nacionales y obligatorios. La gratuidad y la obligatoriedad de la primaria
fueron sancionadas por el ministro Jules Ferry en 1881, como parte de una
campaña de modernización y alfabetización de la sociedad francesa en el marco
de la III República.[3]
El siguiente
ciclo es el collège, que recibe a los
estudiantes de once a quince años. Este ciclo fue creado durante el régimen de
Vichy y, luego de diversos cambios de legislación y creación de distintos tipos
de orientación, hacia 1975 se unificaron las ofertas educativas de este ramo en
un collège único y, asimismo,
obligatorio.[4]
Actualmente se divide en cuatro años y, al finalizar el último, los estudiantes
acceden al diploma llamado DNB, Diplome
National du Brevet, que comporta la evaluación continua durante el ciclo y
un examen final general.[5] A
partir de este título, los estudiantes acceden a la siguiente etapa de formación
llamada lycée, que incluye a los
chicos de quince a dieciocho años. Este ciclo no es obligatorio para el Estado;
sin embargo, es necesario transitarlo para acceder a la formación
universitaria, la última etapa del sistema escolar francés.
El lycée o liceo se divide en tres años: seconde, première y terminale.
Existen diferentes instituciones y accesos para cursar dicha etapa: los liceos
generales y tecnológicos, por un lado, y los liceos profesionales, por el otro.
Si bien ambos caminos pueden conducir a la educación superior, el liceo
profesional ofrece también títulos profesionales para introducirse en la vida
laboral. El liceo general y tecnológico, en cambio, prepara a sus estudiantes
para el examen final llamado baccalauréat, que
permite el acceso a la vida universitaria. Dentro de los liceos generales y
tecnológicos, existen tres orientaciones: L, literario, S, científico y ES,
económico y social.[6]
Al ser una
educación pública y dirigida desde el estado, el Ministerio de Educación
Nacional es quien sostiene la construcción de ciudadanos activos que se busca a
través de la formación de los jóvenes. De esta manera, se puede decir que el
sistema educativo en Francia está relacionado con los llamados valores de la República, que, para el
Estado, se traducen en la importancia de la laicidad, la unidad democrática y
social y los derechos fundamentales del ciudadano.[7]
Es a partir de
estos presupuestos que el presente trabajo buscará abordar cómo se traducen, de
manera concreta, los supuestos republicanos y los valores propuestos por el
Ministerio de Educación y el Estado francés en la enseñanza de la propia
historia nacional.
La enseñanza de la historia
en los liceos franceses
La educación y su
adaptación —o no— a las demandas sociales se vuelven un foco de debate público
a partir del conjunto de problemáticas que atraviesan actualmente[8];
aquí se tomarán específicamente aquellos que corresponden con el problema de la
enseñanza aplicada la historia nacional francesa, en especial, a los sucesos
traumáticos del siglo XX y la guerra de Argelia.
En la currícula educativa, en todos los niveles, la
disciplina de la historia ocupa un lugar preponderante, tanto por su contenido
como por su finalidad. Como se mencionó anteriormente, los valores republicanos
y la construcción de ciudadano estuvieron presentes desde la construcción del
sistema educativo. Como indica el Ministerio de Educación:
«Sans l’éducation, la transmission
des valeurs de la République ne peut être assurée. [...] Transmission des
valeurs républicaines, laïcité, citoyenneté, culture de l’engagement et lutte
contre toutes les formes de discrimination sont au centre de cette mobilisation».[9]
Los contenidos impartidos por la materia de
historia, entonces, son definidos por programas nacionales con tres principios
fundamentales: cultural, memorial y cívico. Siguiendo a Patricia Legris y su
estudio de los programas de historia franceses, se puede decir que estos ponen
en juego la creación de una ciudadanía nacional autónoma; esto es, apuntan a
que los estudiantes se identifiquen con cierto tipo de ciudadano. Es evidente
al analizar los documentos ofrecidos por el Ministerio de Educación y la
lectura de sus objetivos para el ciclo escolar y el baccalauréat 2020 que los llamados valores de la república siguen
estando muy presentes en el sistema en su conjunto.
La enseñanza de la historia, como bien indica
Legris, no supone solamente un tema de debate entre historiadores, sino que se
construye como parte constitutiva de la política y la simbología del Estado.[10]
Por tanto, los programas nacionales, en especial, los de la disciplina historia
—tanto para collège como para lycée— se convierten en temas de debate
público y nacional.
El modelo de enseñanza que prioriza la memoria
colectiva nacional y la historia política como forma de expresar los valores
republicanos empieza a chocar con los cambios acontecidos desde la finalización
de la Segunda Guerra Mundial. La actualización de los contenidos toma forma con
la introducción de la historia en tiempo presente en el año terminale del liceo a partir de los
programas de 1981-1982. Uno de los objetivos de dicha introducción fue asegurar
a los estudiantes una comprensión integral del mundo actual y una forma de
lucha contra el racismo y el antisemitismo en la sociedad y en la escuela.[11]
Además, la demanda por la memoria y el debate público y educativo al respecto
durante los años 2000 —que serán desarrollados en apartados subsiguentes—
creará las bases para la aparición de la memoria como objeto de estudio en el
año terminale del liceo a partir del
2004.[12]
A continuación, se prestará especial atención a
estas nuevas formas de identidad fomentadas desde el Estado y cómo se
consiguieron o no plasmarse en programas educativos a principios del siglo XXI.
El lugar de
la memoria en la sociedad francesa: la guerra de Argelia, 1980-2010
La tensión entre memoria e
historia es una cuestión muy debatida dentro de las discusiones al interior de
todas las construcciones nacionales. La emergencia de la memoria como
preocupación política es parte de un fenómeno mundial del último tercio del
siglo XX y del nuevo milenio, que puso en escena pública cuestiones tales como
la vinculación con el pasado y los usos de la memoria y el olvido en la
historia reciente. La preocupación sobre el recuerdo —qué recordar, cómo
hacerlo y a través de qué formas— retoma la discusión sobre historia y memoria.
La novedad de
la década del 80 es la emergencia de esta voluntad social por recordar; esto
es, el intento de trazar nuevos nexos entre historia y memoria y, ante todo,
incorporar dicha memoria al debate historiográfico y a la arena pública. Los
debates sobre la memoria se convierten, de este modo, en parte constitutiva del
proceso de construcción mismo del proyecto nacional, ya que ponen en discusión
la manera en la que la sociedad se asume y se interpreta de cara a su pasado y
su presente, y por tanto, también hacia su futuro.[13]
En general,
dichos debates aparecen en escena, en Europa y en Francia en particular, a
partir de la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría. En Francia,
concretamente, asimilar la historia reciente supondría plantarse frente a los
episodios negros de la historia nacional del siglo XX. Como indican Laurence
Corbel y Falaize Benoit estos temas oscilaron entre una fase de ocultamiento y
silencio y otra de fuerte mediatización pública. Los autores encuentran en esta
lógica un punto en común para el tratamiento de los dos episodios más difíciles
de digerir por la sociedad y la historia francesa: el gobierno colaboracionista
de Vichy (1940-1944) y la guerra de Argelia (1954-1962).[14]
Las
discusiones sobre la guerra de Argelia, entonces, comienzan luego de un largo
período de ocultación y silencio. Como indica Thierry Fabre —quién también
realiza una comparación entre el síndrome Vichy y el síndrome algérien—, la memoria francesa sobre la
cuestión argelina permaneció encogida, agazapada, durante veinte años. Diversos
grupos relacionados con la guerra quedaron sumidos en silencio. Fabre, que
escribe en 1990, demuestra que, para ese momento, la memoria de la guerra de
Argelia permanecía además sin lugar, sin sitio simbólico y sin rituales de
recuerdo que permitieran otorgarle sentido. La sensación de olvido es común a
diversos autores, no solo a Fabre. La voluntad oficial también colaboró con la
amnesia general, concentrándose en evitar cualquier debate o generar cualquier
tipo de conmemoración sobre la cuestión argelina. Fabre ofrece el ejemplo de la
imposibilidad de acordar una fecha oficial para la conmemoración de la guerra
de Argelia como una ilustración más de la intención del Estado de producir un no-lugar para el conflicto. Para Fabre,
la voluntad de no generar un lugar simbólico y dejar el espacio de una memoria vacante cumplía con la finalidad de
sostener la paz civil y perpetuar el énfasis en el olvido.[15]
Sylvie
Thénault ilustra el problema del recuerdo doloroso para Francia comparándolo
una vez más con el período de Vichy.[16]
Tanto en el conflicto Argelino como con el gobierno colaboracionista, Francia
es vencida; por tanto, la voluntad de olvidar y de callar el pasado se
corresponde con un intento de deshacerse de la conciencia, de la culpabilidad y
de la vergüenza.
Esta situación
comienza a modificarse al abrirse la segunda fase, la de mediatización pública.
Comienza a despuntar, de a poco, hacia los años ochenta. Fabre afirma que es a
partir de esta fecha que la cuestión argelina se reactiva en la sociedad
francesa, relacionada con la aparición de la inmigración en la escena social y
política.[17]
Thénault analiza cómo se fueron actualizando de manera progresiva los temas de
estudio y de tesis, y cómo, a partir de los años ochenta, se genera un aumento
del interés sobre la guerra de Argelia, incluida primero en enfoques de larga
duración para concentrarse en los hechos propiamente dichos del conflicto hacia
los años noventa.[18]
¿Qué fue lo que cambió, en la sociedad francesa, para pasar de esa fase de
olvido y silencio al debate público que comenzó a fin de siglo y se prolongó en
las primeras décadas del nuevo milenio?
Algunos hechos
concretos ayudaron al progresivo interés histórico académico por el estudio de
la guerra de Argelia como punto central de una multiplicidad de trabajos
científicos. Sylvie Thénault realiza una exposición de esta mutación en su
artículo, concentrándose en dos cuestiones. Por un lado, la apertura de los
archivos militares SHAT —Service
historique de l’armée de terre—, que se convirtieron en una fuente
privilegiada para abordar las cuestiones de la guerra de Argelia y renovar su
escritura. Por otro lado, Thénault también refiere a la cuestión generacional
de los historiadores; personas nacidas después de 1962 que consideran la guerra
de Argelia como un hecho irreversible, por contraposición a las generaciones
anteriores que aun la consideraban una cuestión sujeta a debate. Esta nueva
generación, según la autora, sería capaz de afrontar una aproximación liberada
de la carga de culpabilidad de sus antecesores.[19]
Además, dentro
del mundo académico, las tesis de Thénault sobre la justicia en la guerra de
Argelia, y la de Raphaëlle Branche sobre la tortura y la armada durante la
guerra —ambas publicadas en el 2001—, allanaron el camino hacia un estudio más
exhaustivo y un tratamiento académico específico a la cuestión argelina, como
ilustran las conferencias organizadas por el INRP, el Instituto Nacional de
Investigación Pedagógica, en los años 2002 y 2003, sobre el trabajo de la
memoria y la relación con la guerra de Argelia.[20]
Además, la actualización historiográfica terminó por repercutir en la opinión
pública y política del momento.
Para la
sociedad francesa en su conjunto, la guerra de Argelia se vuelve, durante estos
años, una pieza clave para la comprensión del presente. El debate trasciende la
academia para situarse en el espacio público, a propósito de las cuestiones
relacionadas con la nacionalidad, la inmigración, el racismo y los derechos
reclamados por las generaciones de descendientes de inmigrantes provenientes de
las antiguas colonias francesas.[21] En
este debate se suman, además, otros hechos puntuales tales como las
declaraciones del coronel Aussaresses, en 2001, sobre las prácticas de tortura
durante la guerra de Argelia, el primero en declarar la verdad desde el
ejército[22], o
la ley votada en la Asamblea Nacional en 1999 que reconocer el término guerra para referirse a los hechos
acontecidos entre 1954 y 1962 —anteriormente a esa ley, en Francia se
consideraba el período como la cuestión
argelina, sin referirse a un conflicto armado—. Otro episodio significativo se
puede situar en el año 2000, cuando el primer ministro Jospin declara
públicamente su apoyo a un manifiesto firmado por diversos intelectuales que
exhortaban a condenar la tortura hecha en nombre de Francia durante la guerra.[23]
Benjamin Stora
busca responder la razón por la que en la sociedad francesa explota de esta
manera las cuestiones de la memoria y pone en la esfera pública el debate sobre
Argelia. El autor encuentra en la inmigración una de las razones más
importantes para esta explosión de
memoria, ya que hacia los años 2000 se constituyen, al interior de la
sociedad francesa, grupos de descendientes argelinos que no se encuentran
ligados a la historia colonial de Argelia. Dichos grupos buscarán un espacio
para ejercer la plena ciudadanía francesa sin dejar de ser fieles a la memoria
de sus padres. Además, Stora coincide con Thénault sobre la importancia del
cambio generacional para poder abordar los aspectos más dolorosos de la memoria
no asumida. El autor considera, entonces, que el tiempo del duelo parece ya
terminado y que, al momento de escritura de su artículo, en 2003 y a cuarenta
años de la finalización del conflicto, el tiempo del trabajo histórico se
encuentra abierto.[24]
Resulta además
insoslayable la presencia inmigrante en suelo francés y la mella del contexto
internacional de comienzo de siglo, donde hechos tales como la segunda Intifada
y el atentado del 11 de septiembre del 2001, provocaron la reacción pública
frente al antisemitismo y la islamofobia presente en la sociedad francesa y,
por tanto, en sus escuelas, volviendo impreriosa la necesidad de avanzar sobre
las dificultades a hora hora de digerir el pasado coloniar compartido.[25]
Todos los
factores analizados aquí de manera somera repercutieron de manera evidente en
el tratamiento de la historia dentro del sistema educativo francés y, más
concretamente, en el último año del liceo, donde se tratan las cuestiones
relacionadas con la historia reciente. Por tanto, el debate educativo de los
años 2000 hunde sus raíces en dicho contexto y en la tensión siempre presente
entre historia y memoria.
El debate
educativo sobre la enseñanza de la descolonización y la guerra de Argelia,
1980-2010
La enseñanza de la
historia en las escuelas francesas no quedó por fuera del debate general
provocado por la explosión de memoria y las reivindicaciones de los distintos
grupos sobre su mirada respecto al pasado. La escuela, como parte de la
sociedad, quedó atravesada por estas cuestiones. Como se mencionó
anteriormente, una de las claves en la enseñanza de la historia nacional fue la
inclusión en los programas oficiales de la historia en tiempo presente; esto
es, la historia de Francia a partir del fin de la segunda guerra mundial.
La cuestión de
las tensiones identitarias es transversal a todo el debate sobre la manera de
enseñar la historia reciente. La memoria se va a instalar en la escuela a
partir del modelo de recuerdo del genocidio judío en Europa, constituido a
fines de los setenta. Con esta base, la importancia del deber de la memoria hace su aparición en la arena mediática y en
las discusiones acerca de qué y cómo enseñar en los colegios franceses.[26] En
este sentido, varios trabajos dieron cuenta de la relación evidente entre las
problemáticas que aparecen relacionadas con la enseñanza de la Shoah y las
guerras de descolonización, en particular, la guerra de Argelia. En la
conferencia de Jean-François
Bossy sobre el trabajo y la política de la memoria, se expresa la iniciativa,
desde los años ochenta, de esclarecer las responsabilidades eludidas del Estado
francés en los episodios de su historia contemporánea para poder comenzar a
asumirlos.[27]
El debate
abierto en los años 2000 puso en juego las reivindicaciones de los “olvidados”
por la historia oficial y la memoria nacional. Su objetivo era contribuir a la
creación de una ciudadanía más plural, abierta, que incluyera cuestiones como
la historia de la esclavitud y la trata negrera, la guerra de Argelia y la
Shoah. Detrás de estas luchas por poner sobre la mesa hechos y
responsabilidades antes silenciados, se encuentra la idea general de la historia
como reparadora del tejido social y factor de integración.[28]
Como se indicó anteriormente, esto se inscribe en un contexto particular, tanto
nacional como mundial, de rápida emergencia del antisemitismo y la islamofobia
luego de los hechos del 9-11 y la guerra en Irak en 2003. Por tanto, para
Francia se abren nuevos interrogantes sobre la forma en la que el Estado deberá
afrontar su propio pasado y, sobre todo, el presente de una sociedad permeada
por la inmigración y la presencia de nuevas generaciones descendientes de
dichos inmigrantes.
Es aquí cuando
la enseñanza de las memorias dolorosas del siglo XX se pliegan ya no solo a un
contenido estrictamente factual, sino que asumen también una obligación moral.
Corbel y Falaize explican cómo, en la presentación del estudio del INRP sobre
las formas de enseñanza de la Shoah y las guerras de descolonización, se
advierte que los temas abordados no son como cualquier otro. Para los autores,
«L’articulation
permanent entre mémoire et histoire s’explique alors par la dimension civique
que les enseignants accordent unanimement à cet enseignement».[29]
El deber
cívico se traduce, para la cuestión argelina, en la exigencia de una
reivindicación memorial y la obligación escolar y cívica de instruir a los más
jóvenes en los hechos del pasado para la comprensión del presente.[30]
Esta
preocupación se puede ver, claramente, en el ciclo de conferencias de 2002-2003
ofrecido por el INRP sobre el trabajo de la memoria en la guerra de Argelia.
Sylvie Thénault asegura en su charla cómo la memoria permanece prisionera de
las coyunturas del presente[31] y,
por tanto, cómo la respuesta por parte del Estado —y, en el caso específico del
presente trabajo, de la enseñanza— depende de ese contexto. Por tanto, la función de la historia en las aulas
dará cuenta de esta multiplicidad de factores, respondiendo al contexto de
producción y los debates presentes en la sociedad en el curso de la definición
científica y cívica de la enseñanza.
También Bossy
trata el problema en su exposición, afirmando que la memoria se ha vuelto la
manera de esclarecer la historia; de conseguir reflexiones más profundas en
torno a los sufrimientos y las responsabilidades de cada uno. De esta manera,
entonces, se reconoce la función memorial que debe adquirir la historia
enseñada en las escuelas con la explosión y el debate público desarrollado en
el punto anterior. Aun así,
es necesario mencionar que, si bien se puede ver la progresiva inclusión
de una ciudadanía más plural y contenidos más amplios dentro de los programas
de enseñanza de historia de las escuelas francesas, como bien indica Legris,
esta evolución es un proceso lento: las propuestas de los historiadores se
traducen en contenidos que asimila el sistema educativo con relativo retraso,
que puede dilatarse hasta por veinte años.[32]
En el siguiente apartado, se verá cómo estos debates y leyes se plasmaron —o
no— en los manuales concretos que recogieron las preocupaciones de principio de
siglo de la sociedad francesa.
Manuales
escolares y el tratamiento de la memoria: el caso de la guerra de Argelia,
2000-2012
Los manuales escolares son
parte imprescindible de un trabajo sobre la cultura de la escuela. Como bien
indica Gabriela Ossenbach, dichos manuales dan cuenta de las expectativas y
mentalidades de las sociedades escolarizadas. En especial, se trata de fuentes
que ofrecen una representación de la forma de practicar y concebir la enseñanza
en determinado tiempo y sociedad y, además, funcionan como testimonio de
influencias ideológicas y políticas hegemónicas sobre los contenidos
curriculares del momento.[33]
En la
actualidad, el manual escolar en Francia tiene en el aula una multiplicidad de
funciones: ofrece una exposición de los saberes obligatorios de los programas
sancionados por el Estado, y, además, posee un amplio abanico de documentos
pedagógicos y de motivación.[34]
Asimismo, el manual se convirtió en una cuestión política a partir de la
revisión histórica y los debates abiertos a partir de la década del ochenta a
propósito de las relaciones con la memoria colectiva en la sociedad, tomando
hacia los noventa una función cívica y patrimonial. Sin embargo, como se
mencionaba en el apartado anterior, los cambios historiográficos tuvieron
efectos retrasados sobre los manuales y la enseñanza de la historia en las escuelas.[35]
Para dar cuenta de la multiplicidad de factores y las interpretaciones detrás
de la producción de manuales escolares, se realizó una selección de textos del
año terminale del liceo. Se escogió
dicho año —el último de la formación en educación media— porque es el que trata
los problemas de historia reciente y, entre ellos, la descolonización y la
guerra de Argelia. A continuación, se detallan brevemente los datos del corpus
de ocho libros escogido para el análisis.
Nombre |
Editorial |
Año de publicación |
Dirección |
Tratamiento de Argelia |
Histoire Terminale - L, ES |
Hatier |
2004 |
Guillaume Bourel
y Marielle Chevallier |
Descolonización y emergencia del tercer
mundo. “La independencia argelina” |
Histoire Terminale - L, ES, S |
Nathan |
2004 |
Jacques Marseille |
Descolonización, emergencia y estallido
del tercer Mundo. “La
Argelia colonial francesa” “La
emancipación de los pueblos de África” |
Histoire Terminale - S |
Hatier |
2004 |
Guillaume Bourel
y Marielle Chevallier |
La descolonización y sus consecuencias. “Una
Argelia francesa?” “La
guerra de Argelia” |
Histoire Terminale - ES, L, S |
Hachette |
2004 |
Jean-Michel Lambin |
Del imperialismo colonial europeo a la
descolonización El tercer Mundo de Bandung en los años 70 “La
emancipación de África y de Oceanía” |
Histoire/Geschichte. L’Europe et le monde
depuis 1945 Terminale - L, ES, S |
Nathan |
2006 |
Peter Geiss y Guillaume Le Quintrec |
El fin de los imperios coloniales. “La
finalización de la descolonización” |
Histoire Terminale - L, ES, S |
Bordas |
2008 |
Jerôme Grondeux |
Descolonización y emergencia del tercer
mundo “La
guerra de Argelia” |
Histoire Terminale - L, ES, S |
Hachette |
2011 |
Jean-Michel Lambin |
El tiempo de la dominación colonial Capítulo 11: La descolonización “La
guerra de Argelia” |
Histoire Terminale - L, ES |
Bordas |
2012 |
Christine Dalbert |
Historiadores y memoria de la segunda
guerra mundial y de la guerra de Argelia “Memorias
de la guerra de Argelia o guerra de memorias” |
La pregunta
que aparece de inmediato al pensar los problemas de la guerra de Argelia en la
enseñanza radica en cómo explicar y cómo asimilar un hecho de la historia
nacional francesa marcado por una fuerte contradicción con los valores
republicanos defendidos de manera simbólica por el Estado, tanto durante la IV
República como por la V. La contradicción evidente entre el respeto por las
libertades democráticas y los derechos de los ciudadanos con los episodios de
violencia, tortura y atentados ocurridos en Argelia logra constituir un terreno
áspero y delicado para la transmisión de un pasado qui ne passe pas.[36]
De esta
manera, se puede decir que, tanto la guerra de Argelia como el período Vichy y
la responsabilidad europea en la Shoah, son temas que afectan, como se
desarrolló en apartados anteriores, la tensión entre la historia francesa y su
memoria. La comparación del Holocausto y la guerra de Argelia no es nueva. Ya
se mencionó anteriormente los lazos que ligaron la explosión de memoria y el
síndrome Vichy con el posterior redescubrimiento de Argelia y la polémica de
fin de siglo alrededor de la tortura y el retorno a las discusiones sobre la
guerra. Además, ambos temas son abordados en terminale según los programas de historia reciente.
Con respecto a
la problemática de la descolonización, una primera cuestión a tener en cuenta
es que, hasta 2003-2004, la guerra de Argelia no fue impuesta explícitamente en
el bloque de estudios sobre la emergencia del Tercer Mundo. Luego de esa fecha,
el año terminale introdujo las
memorias de la guerra dentro de la sociedad francesa. Sin embargo, el cambio de
programa no incluyó la guerra de Argelia de una manera determinante dentro de
la currícula pactada. Incluso, para la serie T —tecnológica—, no se anunciaron
cambios, y la introducción de dichos temas se mantuvo a discreción de los
profesores.
En la muestra
analizada se puede mostrar, sin embargo, que en los ocho manuales escolares,
desde el 2004 al 2012, tienen al menos un apartado dedicado a la guerra de
Argelia. El espacio ofrecido para la explicación exclusiva del conflicto varía de
acuerdo con la edición, relacionando su aproximación al su contexto de
producción.
En la edición
de Hatier de 2004 —serie L, ES—, la guerra de Argelia se presenta como un tema
especial dentro de la descolonización africana.[37]
Además, también se le ofrece un apartado dentro del tema de la “muerte” de la
IV República, en donde se hace referencia explícita tanto al terrorismo del FLN
como a la tortura y la introducción de la violencia en la administración
francesa.[38]
También la edición para la serie S presenta dos dobles páginas para Argelia:
una para la Argelia colonial y otra para la guerra de independencia.[39] Sin
embargo, en la edición de Nathan, del mismo año, Argelia no posee su apartado
propio ni una doble página. El tema se encuentra encuadrado dentro de la
descolonización de África del norte, junto con Marruecos y Túnez[40] y
se retoma luego para explicar la reacción de Francia frente a estas
independencias.[41] Por
el contrario, sí figura como un tema en sí mismo dentro del capítulo sobre el
sistema colonial.[42]
Finalmente, la independencia de Argelia aparece como subtítulo dentro del
capítulo dedicado a la Francia contemporánea, como parte de lo que significó
para la metrópolis la emancipación de sus colonias.[43]
La edición de Hachette del mismo año tiene similitudes con la de Nathan:
presenta la independencia argelina dentro del marco de la emancipación de
África y de Oceanía[44],
pero luego concede una doble página al “¿qué hacer con Argelia?” dentro de la
crisis de la IV República. Por último, la guerra posee un espacio propio dentro
de un dossier temático de la misma unidad, en donde se explicitan testimonios
sobre la tortura en el conflicto.[45]
Esta simple
comparación entre tres ediciones del mismo año demuestra la ambigüedad a la que
se hace referencia en la investigación de la INRP y la falta de un consenso no
solo social, sino también traducido en una propuesta política que le diese a la
guerra de Argelia un sitio definitivo dentro de los programas educativos para
2004. Argelia no posee un espacio definido de manera estructural, ni como tema
de enseñanza en sí mismo ni como parte de un período: así como algunos textos
consideran la guerra como perteneciente a la globalidad de descolonizaciones,
otros lo encuadran dentro de la crisis política de la metrópolis.
Es esta misma
ambigüedad la que denota la investigación hecha por el IRNP, cuando pone en
evidencia la disparidad del tratamiento entre la enseñanza del genocidio judío
por comparación al de la descolonización y la guerra de Argelia. ¿Cuál es la
razón de este descalabro? El mismo trabajo ofrece ciertas líneas de
interpretación. Considera, por un lado, que la Shoah —y no la descolonización—
es uno de los puntos centrales de los programas que abordan el siglo XX.
Además, se hace referencia a la falta de profundización sobre los temas
relacionados con la descolonización como fenómeno social. Otras razones, como
la falta de tiempo para abordar el tema por tratarse de uno de los últimos
temas del año escolar, son ofrecidos por las entrevistas recogidas por el INRP
para explicar esta ausencia.[46] El
conflicto con el estudiantado también se pone en cuestión, cuando los
profesores hablan sobre los inmigrantes dentro del aula, aludiendo a los roces
que pueden suscitarse ante la exposición de estos temas al haber una notable
proporción de “jóvenes del Magreb”. La investigación muestra la expresión de la
emoción y la pasión entre la mayoría del profesorado por las cuestiones
relacionadas con la Shoah y la expresión de los mismos sentimientos en los
estudiantes por la guerra de Argelia, por su identificación con los combatientes
del FLN.[47]
La cuestión
argelina se muestra con un espacio más definido dentro de los textos escolares
conforme avanza la década. Si bien el ejemplo del manual franco-alemán del 2006
ofrece solo un pequeño apartado dentro del fin de los imperios coloniales[48], se
puede entender que se trata de un manual más específico, orientado hacia la
construcción de una identidad europea y la alianza y reconciliación de ambos
países. El manual de Bordas de 2008 ya muestra, al igual que el de 2011 de
Hachette, una presentación general de la descolonización en África del norte y
luego un dossier especial sobre la guerra de Argelia. Un aspecto particular de
esta introducción en el tema es el documento sobre la represión en el
territorio, una cuestión que no aparecía en textos anteriores.[49] La explicación del conflicto ya no pertenece
a la unidad destinada al tratamiento del fracaso de la IV República aunque,
naturalmente, es mencionada como parte de central de la crisis política.[50] El
manual de Hachette sigue el mismo modelo de explicación general para la
emancipación africana y luego un espacio particular para la guerra en Argelia
que incluye dos dobles páginas y testimonios sobre la tortura en el territorio.[51]
La versión más
acabada para el espacio de reflexión sobre Argelia lo ofrece el manual de
Bordas de 2012. En él se ve la influencia de una década de intenso debate y
posicionamiento del lugar de la memoria en la sociedad, ya que posee una unidad
completa dedicada a la relación de las sociedades con su pasado. Dentro de esta
unidad, la segunda guerra mundial y la guerra de Argelia poseen idéntico
espacio para el tratamiento de ambos temas. Para Argelia, el manual presenta
además una manera novedosa de abordaje, ya que su primera aproximación muestra
la “guerra de memorias” transitada desde el final del conflicto. Asimismo,
muestra una doble página completa otorgada a la memoria de los combatientes y
de la tortura, además de una explicación sobre la pluralidad de discursos y
“memorias” sobre la guerra para los diferentes grupos identitarios en
conflicto, como los pieds-noirs, el
estado francés, el estado argelino y sus diferentes maneras de interpretar la
historia.[52]
Para este último ejemplo, Argelia no sólo tomó un lugar en igualdad de
condiciones con los temas de la Segunda Guerra Mundial —como hacía notar el
IRNP en 2003—, sino que, además, se asiste a un cambio de visión en su
presentación: ya no se trata de una exposición fáctica sino de una aproximación
más crítica y plural del conflicto.
Las versiones
de la primera mitad de la década se presentan tal y como lo explica Brigitte
Gaïti en su trabajo sobre los manuales y la fabricación de una historia
política: como parte de la presentación del mundo después de 1945 y la
descolonización o como parte de la vida política francesa. En los manuales del
2004, por ejemplo, si bien son ambas las aproximaciones, el de Hachette tiene
su doble página dedicada a Argelia dentro del capítulo dedicado a Francia. Esto
coincide con las afirmaciones de Gaïti, que considera que la historia del
conflicto argelino se vislumbra a través del prisma de la crisis de la
República, el conflicto respecto a su periodización y, sobre todo, su relación
con la figura de De Gaulle. La interpretación, entonces, termina por reducirse
a la intencionalidad de De Gaulle sobre el conflicto y las decisiones tomadas
al respecto.[53] La
misma interpretación se puede ver en el manual de Nathan de 2004, que presenta
la cuestión argelina desarrollada sobre todo en su capítulo dedicado a Francia
y el mundo desde 1945. Si bien aquí no se encuadra dentro del capítulo dedicado
a la vida política de la nación, sí se puede notar cierta tendencia a observar
la guerra desde la metrópolis: los títulos tales como “los franceses y la
guerra de Argelia” o “Francia y las memorias de la guerra de Argelia” dan
cuenta de esta visión.[54] Así, resulta muy complicado generar una
integración plural y crítica del cuadro histórico asignado al conflicto para
poder plantear nuevos interrogantes y aproximaciones diferentes a la
establecida tradicionalmente.[55]
Se puede
efectuar, además, una pequeña observación respecto a la comparación propuesta
por el INRP entre la Shoah y la guerra de Argelia, notoria en el caso del
manual de Hachette de 2004. Aquí, se presenta una unidad entera dedicada a
“balance y memorias”, en donde se centra exclusivamente el tema de las memorias
de la segunda guerra mundial y el Holocausto.[56]
Por el contrario, como se mencionó previamente, Argelia queda encuadrada dentro
del capítulo de Francia y la búsqueda de nuevas instituciones, como un apéndice
dentro de las problemáticas políticas nacionales.[57]
Es remarcable la diferencia de abordaje y la coincidencia con las entrevistas
publicadas por el trabajo de investigación del INRP a propósito del compromiso
del profesorado con la enseñanza de la Shoah, por contraposición con su poca
experiencia frente al conflicto argelino y sus comentarios sobre su escasa
formación y la falta de herramientas disponibles para la transmisión de
conocimiento.
Hacia el final
de la década, esta manera de aproximarse a la guerra empieza a cambiar.
Naturalmente, para los manuales del 2004 todavía resultan recientes los
debates, los avances historiográficos y la reapropiación memorial y simbólica
del conflicto argelino. El resultado de la explosión
de memoria de la que habla Benjamin Stora empieza a visualizarse
tímidamente en los textos escolares. Para 2008, el manual de Bordas ya
considera la guerra de Argelia como un tema dentro de la unidad dedicada a la
descolonización del tercer mundo, y su desarrollo se ve más orientado desde la colonia que desde la
metrópolis. Asimismo, la cuestión de la crisis de la IV República obviamente
merece una mención del conflicto, pero no se realiza la explicación a partir de
la política nacional. La misma disposición se muestra en el manual de 2011 de
Hachette.
Claramente el
ejemplo más revelador de la transición que vivió la materia de historia dentro
del sistema educativo —y en general, dentro de la sociedad francesa— se puede
ver en el manual de Brodas de 2012. Como se mencionó anteriormente, allí la
guerra de Argelia toma protagonismo por sí misma, como objeto de memoria y se expresa en las aulas a
través del “deber de memoria” por el cual
«les professeurs d’histoire doivent
se faire les vecteurs afin de développer la tolérance, de faciliter la cohésion
de la société, et le partage d’une échelle de valeurs commune à travers une
interprétation admise de séquences historiques et d’événements remémorés et
commémorés».[58]
El cambio no se ve solo en
la cantidad de espacio o el encuadre dado al tema en cuestión. El contenido
específico sobre la guerra de Argelia también fue variando. La interpretación
clásica adjudicada a Charles-Robert Ageron, que consideraba la descolonización
como un síntoma de la debilidad europea después de 1945, se puede ver todavía
en los manuales de 2004 que ponen el énfasis en la relación de Argelia con la
crisis metropolitana como parte de los desaciertos nacionales. Si bien no es
posible afirmar ya que ilustren la “grandeza de la nación” como en décadas
anteriores, la guerra y la descolonización ocupan, todavía en 2004, un lugar
indefinido y con poco espacio para la crítica.[59]
La
introducción de un punto de vista más plural en los manuales escolares, que se
anticipa de manera lenta a principios de la década y se profundiza conforme se
avanza en la segunda mitad, incluye entonces no solo el lugar de la memoria,
sino también una aproximación crítica y más compleja del conflicto, con
análisis de los hechos tanto en territorio argelino como metropolitano y difusión
de cuestiones largamente debatidas en el plano social, tales como la tortura,
la masacre de 1961, la violencia colonial, el rol de los harkis y su
repatriación a Francia, la propia guerra civil dentro del territorio
continental, etc. Si bien, como indica Françoise Lantheaume, la visión de la relación
franco-argelina no es completa, este avance ejemplificado en el manual Bordas
del 2012 demuestra una mayor reflexión de la relación de ambos estados y una
construcción crítica de su lazo colonial y la guerra de independencia. Dichas
reflexiones permiten la construcción de la identidad nacional francesa que
abandone el silencio y la ignorancia respecto a uno de los hechos cruciales y
más negros de su historia, además de contribuir a su relación con sus ex-colonias.[60]
Asimismo, contribuye a la socialización de las nuevas generaciones y, si bien
no fue un tema explícitamente abordado por este trabajo, también contribuye a
erradicar la violencia racista y la islamofobia presente en la sociedad
francesa de la actualidad al acercar a los estudiantes al conocimiento plural y
diverso del mundo de la actualidad.
Conclusión
El presente trabajo tuvo
por objetivo realizar un análisis histórico y comparativo de la manera en la
que se presenta la guerra de Argelia a través del contenido de los manuales
escolares utilizados a partir de principio de siglo. Con la contextualización
del debate académico y público sobre cuestiones relacionadas con el conflicto
largamente ignoradas, se puede observar una progresión en el espacio y la forma
en la que los manuales toman el tema y lo explican para las generaciones más
jóvenes.
Para el año
2000, el silencio y la indiferencia de décadas previas queda sepultado por una explosión de memoria que necesariamente
tenía que repercutir en la esfera educativa. La historia como disciplina
escolar colabora con la perpetuación de valores considerados necesarios por el
Estado para la construcción de la ciudadanía, así como contribuye en la
asimilación y adoctrinamiento de esos futuros ciudadanos. Por tanto, la
historia se muestra como clave en la reproducción simbólica de la idea de
nación al otorgar las herramientas para la formación de una identidad nacional.
La guerra de
Argelia se presenta como un episodio negro dentro de la historia contemporánea
de esta nación. Siguiendo el modelo de silencio-debate público ya abierto con
los problemas para asumir el período colaboracionista de Vichy, la guerra de
Argelia hace su aparición definitiva en los años 2000. Los manuales escolares
de la década recogen las ambigüedades a las que se somete el debate, buscando
el lugar y la manera para dar cuenta del conflicto en las aulas. La progresiva
adecuación a las demandas sociales de distintos grupos relacionados con la
memoria de la guerra comienza a verse plasmados en los textos escolares para
alcanzar el mismo estatus adquirido por el modelo de memoria impuesto a partir
de la Segunda Guerra Mundial con el Holocausto. Para 2012, se ha avanzado en
una comprensión más plural de la guerra, conforme al deber cívico y moral de
ofrecer a las futuras generaciones herramientas para la comprensión de su
pasado y de su presente, así como construir ciudadanías activas y conscientes
de su entorno.
Fuentes
·
Guillaume Bourel y Marielle
Chevallier, eds. Histoire, Terminale - L, ES. (Hatier, 2004)
·
Guillaume Bourel y Marielle Chevallier, eds. Histoire, Terminale - S. (Hatier, 2004)
·
Jacques Marseille, ed. Histoire
Terminale - L, ES, S. (Nathan, 2004)
·
Jean-Michel Lambin, ed. Histoire
Terminale - ES, L, S. (Hachette, 2004)
·
Peter Geiss y Guillaume Le Quintrec, eds. Histoire/Geschichte. L’Europe et le monde
depuis 1945, Terminale - L, ES, S.( Nathan, 2006)
·
Jerôme Grondeux, ed. Histoire,
Terminale - L, ES, S. (Bordas, 2008)
·
Jean-Michel Lambin, ed. Histoire,
Terminale - L, ES, S. (Hachette, 2011)
·
Christine Dalbert, ed. Histoire,
Terminale - L, ES. (Bordas,2012)
[1] Jean-Louis Derouet, Romuald Normand y Ramón Pacheco. “La modernización del sistema educativo en Francia: la nueva gestión pública entre la afirmación del Estado y la gobernanza descentralizada”. Educ. Soc., Campinas, 132 vol. 36 (2015): 726.
[2] Ministère de l'Education Nationale de la Jeunesse et des Sports. 2019. L'école maternelle. [online]: https://www.education.gouv.fr/cid166/l-ecole-maternelle-organisation-programme-et-fonctionnement.html [Consulta: 6 de diciembre de 2019].
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[4] Ibíd, 427-428.
[5] Ministère de l'Education Nationale de la Jeunesse et des Sports. 2019 Le collège. [online]: https://www.education.gouv.fr/cid214/le-college-enseignements-organisation-et-fonctionnement.html. [Consulta: 6 de diciembre de 2019].
[6] Ministère de l'Education Nationale de la Jeunesse et des Sports. 2019. Le lycée [online]: https://www.education.gouv.fr/cid215/le-lycee-enseignements-organisation-et-fonctionnement.html [Consulta: 6 de diciembre de 2019].
[7] Ministère de l'Education Nationale de la Jeunesse et des Sports. 2019. Les valeurs de la République à l’école [online]: https://www.education.gouv.fr/cid106158/les-valeurs-republique-ecole.html [Consulta: 6 de diciembre de 2019].
[8] Francois Dubet. "¿Por qué parece imposible reformar el sistema escolar francés?" Revista mexicana de investigación educativa 12, n.º 32 (2007): 109–11.
[9] Ministère de l'Education Nationale de la Jeunesse et des Sports. 2019. Les valeurs de la République à l’école. [online]: https://www.education.gouv.fr/cid106158/les-valeurs-republique-ecole.html [Consulta: 7 de diciembre de 2019].
[10] Patricia Legris. "Les programmes d'histoire en France : la construction progressive d'une «citoyenneté plurielle» (1980-2010)". Histoire de l’éducation 126 (2010): 212-123.
[11] Ibíd, 124-126.
[12] Marie-Christine Baquès. "L’évolution des manuels d’histoire du lycée. Des annés 1960 aux manuels actuels". Histoire de l’éducation 114 (2007): 147.
[13] Gilda Waldman. "La "cultura de la memoria": problemas y reflexiones". Política y cultura 26 (2006): 1-5.
[14] Corbel Laurence y Benoit Falaize. "L’enseignement de l’histoire et les mémoires douloureuses du XXe siècle. Enquête sur les représentations enseignante". Revue française de pédagogie 147 (2004): 43–44.
[15] Thierry Fabre. "France-Algérie: questions de mémoire". Annuaire de l’Afrique du Nord Tomo XXIX (1990): 353–357.
[16] Sylvie Thénault. "France-Algérie pour un traitement commun du passé de la guerre d’indépendance". Vingtième siécle. Revue d’histoire 85 (2005): 119–121.
[17] Thierry Fabre. Op. Cit. 358.
[18] Sylvie Thénault. "Travailler sur la guerre d’indépendance algérienne: bilan d’une expérience historienne". Afrique & Histoire 2, n.º 1 (2004): 195-196.
[19] Ibíd, 194-203.
[20] IFE. Enjeux contemporains de l'enseignement en histoire-géographie [online]:http://ecehg.ens-lyon.fr/ECEHG/enjeux-de-memoire [Consulta: 25 de noviembre de 2019].
[21] Sylvie Thénault, Op. Cit., 198.
[22] Para un tratamiento de la tortura y las declaraciones de Aussaresses, véase Kaltenbeck, Franz. "La torture, violence du plus fort". Savoirs et clinique 3, n.º 2 (2003): 9–18.
[23] Benjamin Stora. "Guerre d’Algérie: 1999-2003, les accélérations de la mémoire". Hommes et Migrations 1244, julio-agosto (2003): 86.
[24] Ibíd, 87-89.
[25] Corbel Laurence y Benoit Falaize. Op. Cit. 45.
[26] Patricia Legris. Op. Cit. 143.
[27] Jean-François Bossy. "Travail de la mémoire, politique mémorielle : enjeux des interdits et des refoulés de l’histoire contemporaine". Enjeux de la guerre d’Algérie. Conferencia INRP, abril 2002.
[28] Patricia Legris. Op. Cit. 145-146.
[29] Corbel Laurence y Benoit Falaize. Op. Cit. 46.
[30] Jean-François Bossy. "Travail de la mémoire, politique mémorielle : enjeux des interdits et des refoulés de l’histoire contemporaine". Enjeux de la guerre d’Algérie. Conferencia INRP, abril 2002.
[31] Sylvie Thénault. “Travail de la mémoire, politique mémorielle: à chacun son rôle. A propos de la guerre d’Algérie”. Enjeux de la guerre d’Algérie. Conferencia INRP, abril 2002.
[32] Jean-François Bossy. "Travail de la mémoire, politique mémorielle : enjeux des interdits et des refoulés de l’histoire contemporaine". Enjeux de la guerre d’Algérie. Conferencia INRP, abril 2002.
[33] Gabriela Ossenbach. "Manuales escolares y patrimonio histórico-educativo". Educatio Siglo XXI 208, n.º 2 (2010): 117–24.
[34] Marie-Christine Baquès Op. Cit. 135.
[35] Ibíd, 140-143.
[36] Referencia al título célebre de Henry Rousso y Eric Conan, publicado en 1994, titulado Vichy, un passé qui ne passe pas, criticando la necesidad obsesiva de la sociedad francesa del momento con el período Vichy, instándolo a concluir con ese pasado que no terminaba de pasar.
[37] Guillaume Bourel y Marielle Chevallier, eds. Histoire, Terminale - L, ES. (Hatier, 2004): 88-89.
[38] Ibíd, 282-283.
[39] Guillaume Bourel y Marielle Chevallier, eds. Histoire, Terminale - S. (Hatier, 2004): 138-141.
[40] Jacques Marseille, ed. Histoire Terminale - L, ES, S. (Nathan, 2004): 176.
[41] Ibíd, 182-183.
[42] Ibíd, 158-159.
[43] Ibíd, 352-353.
[44] Jean-Michel Lambin, ed. Histoire Terminale - ES, L, S. (Hachette, 2004): 140-141.
[45] Ibíd, 282-285.
[46] Corbel, Laurence, Jean-Pierre Costel, Benoit Falaize, Alexandre Méricskay y Krystel Mut. Rapport de recherche de l’équipe de l’Académie de Versailles. (INRP, 2002-2003): 54-55.
[47] Laurence Corbel, Jean-Pierre Costel, Benoit Falaize, Alexandre Méricskay y Krystel Mut. Rapport de recherche de l’équipe de l’Académie de Versailles. (INRP, 2002-2003): 58-59.
[48] Peter Geiss y Guillaume Le Quintrec, eds. Histoire/Geschichte. L’Europe et le monde depuis 1945, Terminale - L, ES, S.(Nathan, 2006): 90-91.
[49] Jerôme Grondeux, ed. Histoire, Terminale - L, ES, S. (Bordas, 2008): 170-173.
[50] Ibíd, 280-281.
[51] Jean-Michel Lambin, ed. Histoire, Terminale - L, ES, S. (Hachette, 2011): 280-285.
[52] Christine Dalbert, ed. Histoire, Terminale - L, ES. (Bordas,2012): 62-75.
[53] Brigitte Gaïti. "Les manuels scolaires et la fabrication d'une histoire politique: l’exemple de la IVe République". Genèses 44, n.º 3 (2001): 67.
[54] Jacques Marseille, ed. Op. Cit. 358-361.
[55] Brigitte Gaïti. Op. Cit. 68.
[56] Jean-Michel Lambin, ed. Op. Cit. 252-265.
[57] Ibíd, 276-285.
[58] Françoise Lantheaume. "Les difficultés de la transmission scolaire : le lien Algérie-France dans les programmes d’histoire et les manuels en France au XXe siècle". En La France et l’Algérie : leçons d’histoire: De l’école en situation coloniale à l’enseignement du fait colonial, editado por Frédéric Abécassis, (Lyon, ENS Éditions, 2007): 221.
[59] Ibíd, 225-227.
[60] Ibíd, 229-230.