Reseña

(Review)

Jeroen Duindam, Dynasties: A Global History of Power, 1300–1800 (Cambridge University Press, 2016, pp. 383).

Por María Fernanda Justiniano

 

En este libro el historiador Jeroen Duindam propone un nuevo modo de abordar y sistematizar la historia política de los tiempos modernos. A lo largo de los cuatro capítulos de la obra se observa la emergencia de un relato global, munido de las grandes transformaciones teóricas, epistemológicas y metodológicas que tuvieron lugar en las últimas décadas, y que transformaron la historia y las ciencias sociales radicalmente.

Esta historia del poder de la edad moderna instituye a las dinastías como el pivote que lo define y lo explica. El autor nos propone un desafío permanente, captar los rasgos universales del poder dinástico, sin descuidar “provincializar” las características particulares de las dinastías analizadas en los diferentes continentes.[1]

Quizás esta es la novedad y la gran contribución de la propuesta de Duindam. El historiador holandés y des europeíza la tradicional exposición histórica del poder sobre la edad moderna, ocupada por explicar el ascenso de Occidente. A través de ejemplos elegidos por su difusión continental, su singularidad en las prácticas y la disponibilidad de estudios especializados nos ofrece un abordaje atemporal, comparativo, de los tipoi, de los lugares comunes de los poderes dinásticos estudiados, sin descuidar las características culturales y temporales específicas.

El autor renuncia a la narrativa teleológica y evolutiva para analizar los fenómenos en estudio desde una perspectiva global y comparada, que modifica la tradicional división cuatripartita de la historia. El período analizado se extiende entre 1300 y 1800. Mediante una mirada telescópica, Duindam organiza la información en capítulos que desarrollan patrones sociales observables en las diferentes dinastías, tales como gobernantes, dinastías, cortes, y reinos.

Tras el análisis de dinastías de Japón, China, Europa, América, Oriente medio, es decir de las monarquías de los safávidas, otomanos, mogoles, habsburgos, ming, qing, incas, aztecas, ashanti, salomónicas etíope, el investigador encontró como lugar común que las diferentes y disímiles sociedades aceptan el poder dinástico por cuanto esperan que éste garantice la armonía. Sin embargo, ésta se ve amenazada desde el interior, por cuanto la sucesión es la principal fuente de conflicto.

En este punto, el autor sumerge al lector en un rompecabezas caracterizado por patrones cambiantes de herencias, variaciones regionales, influencias religiosas. Aquí se destaca la apuesta de Duindam por la búsqueda de la comprensión del fenómeno dinástico en la historia de la humanidad desde una mirada antropológica e histórica. De este modo, el autor prioriza elaborar tipologías y comparaciones antes de relatos evolutivos de grandes monarquías, a los cuales nos tiene acostumbrado la tradicional historiografía moderna.

 



[1][1] Recuérdese la propuesta del historiador indio Dipesh Chakrabarty quien reclama en su obra Provincialising Europe, traducida al español como Al margen de Europa pone en cuestionamiento la universalidad de la arquitectura de abstracción conceptual creada por la ilustración europea. Sin rechazar el pensamiento europeo, este estudioso postcolonial insiste en la tarea de provincializar Europa, que consiste en la renovación por y desde los márgenes de la ciencia europea, que hoy es patrimonio de todas las sociedades.