Practicas
experienciadas en contexto de pandemia
(Teaching experiences in times of pandemic)
Cisen. Facultad de Humanidades,
Universidad Nacional de Salta. Avda Bolivia5150, República Argentina, CP4400, mariagabrielasoria@gmail.com
Resumen: La
pandemia global ha impactado en todos los ámbitos de la sociedad y la formación
docente no es su excepción. El articulo sintetiza las
características del dispositivo de formación práctica que implementa la
asignatura Práctica Profesional del Profesorado en Ciencias de la Educación de
la Universidad Nacional de Salta y sus variaciones en contexto de pandemia, a
fin de garantizar la continuidad de la formación, específicamente de las
prácticas profesionales.
Se
trata de prácticas experienciadas por docentes y estudiantes en una abrupta
virtualidad, donde se conjugan además cambios normativos institucionales, tensiones
entre lo que sabemos y lo que se invenciona, apostando a la inclusión y emancipación
en procesos de formación práctica.
Palabras clave: Prácticas; experiencia; pandemia
Abstract:
The global pandemic has an
impact in every field of society and the teaching training wasn't an exception.
This article synthesizes the characteristics of a special device design for the
subject “Professional Practices” in the Educational Sciences career at the
Universidad Nacional de Salta and their variations implemented because of the
pandemic context, to guarantee the continuity of the formation, specifically of
the professional practices.
It's about
internships experimented by teachers and students in an abrupt virtuality
context where institutional regulatory changes are also combined with tensions
between what we know and what is invented, betting on inclusion and
emancipation in practical training processes.
Keywords: Practice; experience;
pandemic.
Recibido: octubre de 2020 Aceptado: diciembre de 2020
Aproximándonos a Práctica Profesional
En la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta, algunos planes de estudio se organizan en ejes estructurantes que permiten articular vertical y horizontalmente los contenidos y actividades a desarrollar por las diferentes cátedras, como el avance en la relación teoría–práctica, delineando secuencias de aproximación a la práctica profesional a través de la incorporación de capacidades y competencias. De esta manera se superan perspectivas deductivistas que postergan las instancias de práctica para el final de los estudios como aplicación de la teoría previamente incorporada para, en cambio, concebirla como eje que atraviesa la formación desde su inicio. Tal el caso de la carrera de Ciencias de la Educación, en la que en su plan de estudios (2000 y modificatorias) incluye tempranamente el trayecto de prácticas, el cuales inicia a partir del 2do año y concluye en el 5to año. En ese escenario, nos situamos en las prácticas que realizan estudiantes en la cátedra Práctica Profesional,[1] la cual es una asignatura que integra el trayecto de prácticas[2] y se ubica en el quinto año.
En Práctica
Profesional los/as estudiantes se incorporan a instituciones /contextos y
ámbitos diversos donde realizan prácticas educativas a partir de las demandas o
necesidades que las mismas les plantean. Se trata de una asignatura, a decir de
Anquin[3],
que intenta, abrir el puente entre formación y trabajo, ofreciendo al
estudiante/practicante tomar decisiones y coordinar acciones que lo acercan al
campo profesional.
Si bien el campo
del profesional en ciencias de la educación estuvo ligado históricamente a la
enseñanza y la formación de docentes, en las últimas décadas el campo se ha
diversificado[4]
y la enseñanza como desempeño profesional para los profesores en educación se
redujo drásticamente.
Del hoy a casi
veinte años atrás, la diversidad de líneas y programas educativos enmarcados en
la Ley Nacional de Educación, habilitan una amplia gama de espacios de
actuación profesional para profesionales de la educación, sin embargo estos
mantienen adversas condiciones, ligados a la precarización laboral (contratos
anualizados) como trabajadores independientes y monotributistas, en tareas
tales como actividades pedagógico-administrativas, diseño de materiales,
evaluación y capacitación, entre otras, comprendidas como tareas de “gestión o
asistencia técnica”. En este escenario las prácticas que realizan en PP se
desarrollan en torno a demandas y tareas que van definiendo nuevos desempeños,
distanciándonos de prácticas docentes hegemónicas (enseñar en contextos
escolarizados) y avanzar al encuentro de prácticas emergentes, dado que “en
toda profesión concurren elementos y roles emergentes que demandan nuevos
desafíos y desempeños.”, a decir de Villa, Pedersoli y Martín [5].
Notas sobre el
dispositivo de PP pre-pandemia
El referir a las
características de la práctica durante la pandemia, nos lleva a considerar
previamente las apuestas epistemológicas y formativas que fundamentan el
dispositivo de formación práctica.
PP, se apoya en una
mirada afín con la epistemología de la complejidad de Edgar Morin, desde donde
se concibe la realidad como campos problemáticos complejos que requieren para
su comprensión, lecturas múltiples, relacionales, que permitan ir elucidando
dimensiones distintas de una realidad siempre inacabada, recuperando la multirreferencialidad
postulada por Jacques Ardoino[6]
, como modo de abordaje. Esta construcción sustantiva se realiza en términos de
formación, concibiéndola a ésta como un proceso personal y social, además de
reflexiva y crítica. La propuesta formativa se transforma “… en un dispositivo
analizador de experiencias vividas y aprendizajes logrados, des-ocultando sus
efectos subjetivados en disposiciones y sus relaciones complejas con las
estructuras objetivadas en instituciones, organizaciones y prácticas “, como
sostiene Ana de Anquin[7].
Práctica
Profesional configura más que una asignatura a ser enseñada, un espacio de
formación para compartir con los/as estudiantes; considerando que la formación
considera al sujeto de manera integral,
”
…apunta, desde el sujeto, al desarrollo personal… apela a la autonomía del sujeto desde los psíquico y lo
social. La formación se integra a la
trayectoria de vida y de trabajo y es
ésta la que le da sentido como desarrollo de la persona en el contexto social en el que se desenvuelve”[8].
En la formación
relacionada a las prácticas, la dinámica del proceso formativo se nutre del
trabajo de intermediación del equipo docente[9]
de la cátedra, junto a otros profesionales y agentes, alrededor de las prácticas
desplegadas por los/as estudiantes en diversos contextos. De allí la necesidad
de fomentar un trabajo colaborativo a través de la concertación permanente
entre sus protagonistas.
El dispositivo
propicia la reflexión sobre las prácticas, sobre las maneras de hacer, de
acción; a partir del relato, la narración que es la forma de teorización de las
prácticas; ya que las prácticas no pueden ser explicadas desde la exterioridad,
las prácticas se comprenden, y el relato, la escritura, la inteligibilidad
narrativa es un modo de conocer y comprender las prácticas. Desde los aportes
de Michell de Certau[10],
compartimos que el relato “no expresa” la práctica, sino que “hace” la
práctica, porque el relato mismo es un hacer, el relato expresa la subjetividad
del sujeto.
Los conceptos hasta
aquí planteados articulan y modelan un abanico de posibilidades de intervención
que PP pone a disposición, para que los/as estudiantes puedan optar de acuerdo
con sus intereses y asumir las prácticas (de asesoramiento, formación, acompañamiento,
capacitación, investigación, tutorías, acompañamiento, sensibilización,
evaluación, producción de materiales educativos, entre otras, etc.) que los
diferentes ámbitos de desempeño, desde su singularidad contextual, les
demandan. Esto se dinamiza en un proceso de alternancia tomando a G.Ferry,[11]:
universidad -contextos de actuación y/o desempeño-universidad. En la
universidad los/as estudiantes participan en reuniones de trabajo, talleres y
dinámicas grupales, planifican, diseñan de acuerdo con las demandas y /o
singularidad de los contextos de actuación profesional. Se integran a distintas
instituciones del medio, a su organización y lógicas de trabajo, identifican
sus necesidades y demandas y planifican posibles acciones para abordar las
mismas. Se propicia la evaluación, la hetero y coevaluación del proceso
experienciado durante la práctica. Simultáneamente se proponen tareas diversas
que tienden a alentar; la escucha atenta, la participación, la recuperación de
la propia voz, el análisis y la reflexión sobre sí mismo, sobre el grupo y la
tarea en una relación simétrica.
En los últimos años
los/as estudiantes han realizado sus prácticas en diversos escenarios tales
como:
- Proyecto
Comunidad de Aprendizaje – Ministerio de Educación de la provincia de Salta.
- Secretaria de
Salud Mental. Ministerio de Salud Pública de la provincia de Salta
- Fundación Anawin
(Espacio para instruir en valores a niños, adolescentes y adultos en
situaciones de vulnerabilidad)
- Observatorio de
Violencia contra las mujeres, de la provincia de Salta
- TECHO
(organización presente en 19 países de América Latina, que busca superar la
situación de pobreza que viven millones de personas en asentamientos populares,
a través de la acción conjunta de sus habitantes y jóvenes voluntarios y
voluntarias)
-Instituto Especial
N° 7215, Escuela Secundaria Domiciliaria y Hospitalaria, dependiente del
Ministerio de Educación de la provincia de la provincia de Salta.
- Albergue de
jóvenes estudiantes universitarias y terciarias de pueblos originarios. Sede
mujeres y Sede varones
- Unidad Provincial
de la Administración Pública, de la provincia de Salta
- Proyecto Amigos
de la Quebrada. (Extensión Universitaria) Cisen. Facultad de Humanidades. UNSa
En todos los casos
las prácticas en PP conllevan acercamiento a distintos escenarios, relevamiento
de demandas, análisis de las mismas y diseño de proyecto de trabajo,
implementación y evaluación. Simultáneamente revisión bibliográfica, vivencia y
análisis del proceso grupal y personal a partir de narrativas (diario de
prácticas) y trabajo final de sistematización del proceso personal y grupal de
la formación práctica.
Prácticas
alteradas
Durante el 2020 las
formas habituales de PP se vieron trastocadas, a consecuencia de la pandemia
mundial por el COVID 19. Un tiempo inédito nos inquietó profundamente, y trajo
como consecuencia múltiples interrogantes: ¿cómo reorganizar las prácticas en
un contexto de abrupta virtualidad?,¿cómo se llevarían a cabo las prácticas a distancia
durante el aislamiento y en el distanciamiento?,¿qué posibilidades tendríamos
de un trabajo inter-institucional?, ¿los/as estudiantes contarían con la
conectividad necesaria para los encuentros virtuales?, ¿cómo los/as
acompañaríamos en un momento inusual del mundo que afecta la cursada de sus
últimas prácticas?, ¿cómo gestionar el aula virtual?, ¿qué considerábamos “irrenunciable”
ante la adecuación del programa de la asignatura?, ¿era posible invencionar
nuevas formas de la formación práctica?, entre otros tantos cuestionamientos
que fueron surgiendo en cada encuentro/clase en la virtualidad.
Comprendemos que
las prácticas implican imprevisibilidad, incertidumbre, singularidad, atender
demandas; y que en nuestro oficio no hay fórmulas únicas, que es siempre
transformación, cambio. En este sentido, el escenario pandémico alteró y
subvirtió los modos y formas de “saber hacer”[12]
las prácticas, las cuales suelen acontecer en ámbitos que invitan a múltiples
haceres, distanciándose de la enseñanza como ejercicio de transmisión, para
comprender la misma desde la perspectiva del “oficio de profesor” que convoca a
múltiples tareas y saberes.
En marzo del 2020,
el Rectorado de la Universidad Nacional de Salta, emitió la Resolución
0152-2020[13],
postergando el inicio del ciclo lectivo, a lo que siguieron otras resoluciones
rectorales como también de la Facultad de Humanidades. Esta última, mediante el
anexo 1 de la Resolución FH. 0216/20 aprobó un plan de acompañamiento
pedagógico, el cual tuvo como principal objetivo el respeto a la igualdad en el
acceso a los conocimientos de los /as estudiantes de la Facultad de
Humanidades, en la etapa de aislamiento social y en el retorno a la
presencialidad. Asimismo, la Res. H. N°196/2020 y Res.H.N° 567/20 (ampliatoria),
suspendió el régimen de correlatividades de forma permanente en todas las
carreras de la Facultad, también indicaba que las prácticas profesionales podrían
ser de carácter virtual, entre otros aspectos. Por este motivo, los/as
estudiantes no necesitaban alcanzar ningún requisito más que la inscripción en
cada asignatura, inclusive en las prácticas, para cursar y promocionar las
mismas. De esta manera, se generó la inscripción abierta de todos/as
estudiantes que quisieran cursar las materias con práctica, con lo cual, en
Práctica Profesional se matricularon inclusive estudiantes que adeudaban
asignaturas introductorias (1er año) de acuerdo con el plan de estudio del
profesorado, como también estudiantes que no habían cursado materias
fundamentales para realizar las prácticas correspondientes al quinto año de la
carrera.
Desde el inicio, los
encuentros sincrónicos virtuales se realizaron semanalmente a través de Meet,
contando también con un aula virtual (plataforma Moodle) donde alojamos textos,
videos, orientaciones de lectura, trabajos prácticos, entre otros materiales,
enmarcados en la adecuación del programa de la asignatura para el período lectivo
2020, tal como los cambios normativos lo indicaban.
Posiblemente la
normativa que se emitía para “asegurar” la continuidad educativa, alcanzó
parcialmente las asimetrías y desigualdades que día a día se ampliaban, y se
visibilizaban crudamente, no sólo en docentes, sino también en estudiantes[14]:
“Al
paso de los primeros encuentros, cada día me costaba más, a pesar de que contaba con un “espacio” para
conectarme, mi notebook deja de funcionar,
el arreglo me costaba aproximadamente
$10.000. Sin ánimos de continuar
quise dar revancha y seguir con la materia, la única alternativa era
seguir por el celular, improvisar,
buscar los contenidos, todo por un aparato
tan chico”. (EPP)
Algunas estudiantes
participaron de los encuentros/clases virtuales con sus hijos en brazos,
atendiéndolos, conteniéndolos y a la vez intentando seguir los diálogos y
tareas que realizábamos sincrónicamente. El esfuerzo no era sólo en torno a la
conectividad, sino también en conjugar lo académico, lo familiar, el cuidado de
los hijos, la salud, contar con un dispositivo adecuado, las prácticas… todo en
el propio hogar y en condiciones limitantes.
En este contexto
complejo, PP se dispuso a la invención y producción de un dispositivo, de
formas posibles durante el confinamiento, que permita desarrollar las prácticas
a los/as 45 estudiantes que la cursarían. Un dispositivo[15]
que ofreciera caminos posibles de realización de las prácticas en pandemia, en
la virtualidad, a distancia, para concluir el trayecto de prácticas y en
algunos casos para graduarse, ya que sólo les faltaba cumplimentar con esta
asignatura.
El dispositivo se
fue gestando entre decisiones pedagógicas, desaprendiendo lógicas de la
normalidad, construyendo otras acordes a la virtualidad, a la situación que vivíamos,
las normativas que la Facultad fue emitiendo dada la excepcionalidad de la
cursada y las condiciones de los/as estudiantes (trayectoria formativa,
accesibilidad a la conectividad, situación personal, familiar, entre otras) En
ese tiempo el equipo docente de Práctica Profesional sostuvo sistemáticamente,
un diálogo crítico y reflexivo revisando las potencialidades de nuestras formas
habituales de experienciar las prácticas, ya mencionadas, y las posibilidades
de adecuación o cambio a consecuencia de la pandemia. También potenció su
capacidad de escucha, de disponibilidad, de cuidado del vínculo pedagógico y de
conexión humanizante; comprendiendo las diversas emociones y sentires que
expresaban los/as estudiantes:
“Bajo
este contexto de incertidumbre, empezamos a adaptarnos a aquellas propuestas
que surgían como paliativas, para un determinado periodo que se extendía, y
dejaba al descubierto que estábamos alejándonos en cada vez más de aquella
“normalidad”. (EPP)
“La
sensación de que nada era certero, era generalizada…Aquí estamos Profe…
Igualmente escuchando la clase… Aunque no me vea… Aunque solo aparezca un
recuadro negro que lleva dentro de él mi nombre.
Aquí estamos,
aunque aislados , sin contacto ni presencia, pero tampoco ausencia…”(EPP)
“En
el mes de marzo si bien comenzamos un trayecto de cursada, acompañamiento pedagógico, lo abandoné
por cuestiones de conexión y conectividad,
y lo retomé el 10 de agosto del 2020, por la reprogramación del calendario académico, y donde dicho
comunicado se respalda en la resolución H.
N° 0326/20 que contemplaba que ningún estudiante que no haya tenido acceso a la plataforma educativa
virtual perdería el año, ni las prácticas de enseñanza,
abriendo un abanico de posibilidades a la inclusión y solidaridad educativa, no solo en mi caso particular,
sino a muchos más alumnos”(EPP)
Desde estas voces,
advertimos sentires y emociones diversas que afectaron a los/as estudiantes y
que registraron en sus diarios de práctica. Inclusive en ocasiones se visibilizaron
en los encuentros/clase virtuales, donde fue primordialmente humano saber cómo
se sentían y cómo transitaban ese tiempo de ASPO junto a sus familias. El
equipo docente, atento en la escucha, intentó “reponer la palabra ahí donde se
desvanece,”[16]
“proponiendo actividades que orienten las pasiones, que establezcan lazos que constituyan una historia común
propicia para una diversidad de itinerarios subjetivos”[17],
en un escenario inusual.
Más allá de todos
los esfuerzos, algunos/as estudiantes no pudieron participar del periodo de
acompañamiento por dificultades de conectividad, abandonando total o
transitoriamente la cursada, retornando algunos/as en el inicio formal del año
lectivo:
“Varixs
empezamxs a dejar de cursar, la angustia no era solamente por toda la situación con el Covid-19, sino que
también el sistema estaba expulsando, dejando
fuera a muchxs estudiantes y con ellxs también profesores. Por la falta de herramientas tecnológicas, por la falta de
presupuesto en cada casa, las oportunidades
no eran ni son iguales para todxs. A pesar de no poder seguir regularmente con las clases de la
materia, intentaba participar en algunos encuentros
dictados por el equipo de cátedra,”(EPP)
Sostuvimos las
prácticas entre el periodo de acompañamiento (marzo2020), el inicio formal del
año escolar (agosto 2020) y su finalización (marzo 2021), un año completo,
organizando al interior de la cátedra dos grupos de prácticas, de acuerdo a las
posibilidades de conectividad y de inclusión en el dispositivo de las
prácticas.
“En el mes de agosto, desde la facultad
comunicaron que se iba a dar inicio oficialmente
al ciclo lectivo 2020, ahí fue donde retome la materia ingresando en el Grupo 2, organización asignada
por el equipo de catedra. Inmediatamente nos
comunicaron que ya venían trabajando con un grupo de estudiantes que empezaron a cursar desde el mes de marzo “(EPP)
En ese contexto, el
dispositivo de práctica en pandemia se materializó en un documento de trabajo
denominado: Prácticas Profesionales Alteradas[18]
(PPA) proponiendo formatos de prácticas, incluyendo las formas de evaluación,
heteroevaluación y coevaluación de estas, aspectos no abordados en profundidad
en este escrito. PPA propuso un espacio de creación y producción de
experiencias[19]
como de saberes[20]
y de reflexión pedagógica; la oportunidad de vivir numerosos acontecimientos,
vivencias que afectan, que pueden dejar huellas, que implican, que marcan, que
irrumpe nuevos modos de mirar, de hacer, que pueden ser pensadas, comprendidas,
reflexionadas, sistematizadas y compartidas.
En este sentido el
dispositivo se organizó en dos itinerarios:
A) Itinerario formativo[21]:
referido a los encuentros virtuales semanales realizados vía Meet, lectura de
material bibliográfico, trabajos de reflexión y análisis (prácticos),
producciones digitales, sistematización y escritura del proceso formativo,
plenarios, entre otros.
B) Itinerario
profesional: que procuró articular la alternancia universidad –contexto
atravesado por COVID 19, a partir de la propuesta de tres formatos:
1-Problematizar el
estado de situación de la educación frente a la actual contingencia, 2-Analizar
el impacto de COVID 19 en la vida cotidiana y las posibilidades de
reorganización social.
3-Resignificar la
transmisión de saberes y experiencias en contextos de pandemia. Cada estudiante analizó el documento de
trabajo, para optar por uno de los formatos propuestos, esbozar un plan de
acción fundamentadamente, a lo que proseguía presentarlo en el encuentro/clase,
y finalmente implementar, evaluar y co-evaluar. Se trató de un proceso, que
cada estudiante fue gestionando en el tiempo y que algunos/as vivieron con
mayor dificultad, dada la toma de decisiones que implicaba, entre otras.
“La propuesta de prácticas profesionales ha
sido un dispositivo que se ha co- construido entre todos y todas, en el cual no
han dado la posibilidad de que cada uno y cada una puedan tomar su camino de
acuerdo con sus intereses. Se trataba de una posibilidad de apostar a producir
conocimientos desde diversas dimensiones en el marco del covid-19.” (EPP)
“…las
prácticas profesionales durante este año se realizaron de una forma distinta a la “habitual”, nos
encontramos ante el desafío de pensar prácticas
con otros medios y otras bases materiales. Esta
experiencia me permitió entender
que las prácticas van más allá de una
inmersión en una institución,
sino que tienen que ver con el trabajo sobre sí mismo, con la construcción de conocimientos y la
transformación de la realidad”. (EPP)
“…La interrogación fue el motor de nuestro
itinerario profesional para avanzar, ¿y…fue la interrogación que nos llevó
hacia lo mutirreferencial, …pensaba en los qué?, ¿cómo?, … siempre aparecía un
interrogante profundo sobre qué
decisiones tomar”. (EPP)
Es decir, el
interrogarse por sus propios intereses, por sus propias demandas formativas
dieron lugar a elecciones sobre en qué formato centrarían sus prácticas, cómo
el modo o la forma que la realizarían, lo que trajo a consecuencia que se
constituyeran en torno a la tarea en pequeño grupo ( no más de tres) , en
pareja o de forma individual; siendo en
todos los casos un proceso personal, asumiendo diversos desempeños vinculados a
investigar, diseñar, coordinar, elaborar materiales y recursos didácticos,
producir información socioeducativa en soportes diversos, entre otros.
La tarea no fue
nada fácil, implicó tanto para los/as estudiantes como para los/as/es docentes
romper con conocimientos, seguridades y aventurarnos a lo desconocido,
apostando a la “libertad, al apasionamiento por el mundo como para situarse en
él y querer influenciarlo”[22]:
“…el
dispositivo presentado …mostraba temáticas heterogéneas y complejas que odiamos
elegir y sobre todo construir libremente sobre él. Esta libertad, me causó miedo ya que nunca
había trabajado de esta manera, y tampoco había antecedentes de cómo hacerlo”. (EPP)
“Desde
este lugar de desconcierto empecé a leer los formatos que se nos proponían y de ellos elegí, aquel que
me permitía elaborar y diseñar propuestas educativas
…” (EPP)
En todo momento el
equipo docente de PP sostuvo su “oficio de profesores desde la dinámica de la
formación inmersa en un contexto inédito creando respuestas inéditas siempre en
revisión”[23].
Durante el diseño y
la ejecución del proyecto de trabajo los/as estudiantes estuvieron tutorados/as/es
por docentes de la cátedra, sosteniendo un acompañamiento amplio y permanente:
“Esto
implicó un trabajo autogestionado con una permanente toma de decisiones y una
reflexión constante sobre el dispositivo. Puedo decir que llegar a la
elaboración del proyecto implicó mucho trabajo para mí, así como un proceso
permanente de búsqueda e indagación, reflexión, escritura y reescritura” (EPP)
“Mi
tutora estuvo siempre ahí, escuchando, alentando, orientando, para no perderme en
lo que me había propuesto.”.(EPP)
El acompañamiento
alcanzó el trayecto formativo y profesional y se articuló entre las tutorías y el
diario de prácticas que cada estudiante realizó a lo largo de las mismas, lo
que posibilitó sistematizar lo vivido desde la reflexión y el análisis. También
fue fundamental en este acompañamiento, las comunicaciones y videollamadas por
WhatsApp, tanto individuales, como grupales, como extensión de lo compartido en
las clases/encuentros virtuales semanales.
Los saberes
producidos en la intersección entre lo formativo y profesional; vinculados a
los proyectos[24]
de los/as estudiantes desarrollados durante el 2020 y marzo del 2021,
constituyen un valioso logro en un escenario inédito, adverso, en tiempos de
pandemia. Los mismos se compartieron públicamente en la 1era.Jornada Interna de
Socialización de experiencias en Práctica Profesional, Res. HN 166/21(Facultad
de Humanidades) realizada en la virtualidad, por Zoom, en inicios de abril
pasado, la cual tuvo entre sus objetivos; generar espacios de socialización y
reflexión sobre prácticas profesionales en contexto de pandemia y virtualidad,
visibilizar saberes y haceres construidos por practicantes y docentes en contextos
de actuación diversos y fortalecer vínculos y encuentros entre universidad e
instituciones co-formadoras.
La evaluación de
las prácticas implicó una combinación de instancias a lo largo de la cursada;
trabajo de reflexión personal sobre lo vivido, proyecto de trabajo, ejecución,
logros y sistematización, encuentro dialogado con cada uno de los/as
estudiantes, elaboración de materiales virtuales, entre otros.
A modo de
cierre provisorio
La formación
práctica se produce en contexto y durante el 2020 el COVID 19, impuso deshacer
nuestras formas de andar y recorrerla, instalando la imperiosa necesidad de
pensar-nos otros/otras. Experienciar prácticas en pandemia constituyó inicialmente
un escenario adverso que poco a poco dio lugar a nuevos recorridos. En ese
sentido Práctica
Profesionales Alteradas constituye una apuesta esperanzadora por la formación
docente, asumida con compromiso colaborativo entre los/as docentes y
estudiantes que la transitamos. Donde cada estudiante fue hacedor de su propio
trabajo, vivenciando prácticas emancipatorias, decidiendo el formato en el que
intervendrían, construyendo en su interior problemáticas que convirtieron en
objeto de práctica, análisis, producción y reflexión pedagógica. Las decisiones
y acciones que se propusieron y lograron se legitimaron en lo que cada uno/a /e
produjo al concluir sus prácticas; experienciando una forma de prácticas, una
nueva forma o ¿una forma posible de transitar las prácticas en contexto de
pandemia?
Las voces
compartidas de algunos/as estudiantes, evidencian los efectos formativos de lo
vivido, donde pareciera que más allá de la virtualidad, hicimos posible el
“estar juntos” desde una mirada “skliarana”[25],
sosteniendo encuentro, conversación y la posibilidad de desarrollar un proyecto
común, diferentes formas del estar y del hacer de la formación práctica.
Dado que
continuamos en pandemia, hoy nos encontramos algo fortalecidas desde los
recientes saberes producidos, que nos movilizan por una formación práctica que
vendrá.
[1] De aquí en adelante referiremos a ella como PP.
[2] El trayecto invita a transitar la práctica como un proceso que se inicia en el segundo año de la carrera y concluye en el quinto año. Durante ese tiempo las distintas prácticas que los/as estudiantes protagonizan son coordinadas por distintas cátedras, distanciándose de la lógica tradicional y aplicacionista de Práctica y/o Residencia como último espacio formativo, al final del Profesorado.
[3] Ana de Anquin, De las prácticas de enseñanza a las prácticas profesionales. El caso de los/as profesores/as en Ciencias de la Educación (Policopiado, UNSa, 2012)
[4] Entre la década del 70 y 90 los desempeños han variado ampliamente, ligado a cuestiones normativas, ley federal de educación, lógicas curriculares entre otras.
[5] Alicia Inés Villa, Constanza Pedersoli, y María Mercedes Martín, «Profesionalización y campo ocupacional de los graduados en Ciencias de la Educación», Archivos de Ciencias de la Educación 3 (2009).
[6] Jacques Ardoino, «El análisis multirreferencial», Sciences de L’education, sciences majeures, 1991.
[7] De Anquin, op.cit 2012
[8] Marta Souto y et al., «Grupos y dispositivos de formación», Serie Los documentos No10 UBA–Novedades Educativas, 1999.
[9] El equipo docente del PP. 2020, integrado por quien suscribe y las profesoras Ángeles Bensi, Lorena Sánchez, Magdalena González; y el licenciado Raúl Méndez, como docente adscripto.
[10] Michel De Certeau, La invención de lo cotidiano: artes de hacer. I, vol. 1 (Universidad iberoamericana, 1996).
[11] Gilles Ferry, Pedagogía de la formación (Novedades educativas Buenos Aires, 1997).
[12] El entrecomillado es nuestro. Lo que hacemos y sabemos hacer en prácticas estallaron de alguna manera, había que analizar que tomábamos y que dejábamos de los modos que hace algunos años nos acompañaban. ¿Qué era posible para este nuevo tiempo?, nueva realidad?, ¿cuál realidad?
[13]
Resolución con fecha 9 de marzo, donde vista la vista la resolución N 2020
–PN82 del Ministerio de Educación de la Nación emitida con motivo de la
evaluación que el Ministerio de Salud realizara sobre la situación
epidemiológica del coronavirus, se postergaba el comienzo del ciclo lectivo y
la suspensión de las actividades académicas.
[14] Se recuperan voces de los/as estudiantes que cursaron durante el 2020 PP.identificadas con (EPP), las cuales visibilizan sentires y reflexiones sobre lo acontecido.
[15] “…un dispositivo, a la vez, dispone ciertas cosas y
pone a disposición otras… Es un artificio, una invención del formador para
crear condiciones adecuadas para que quienes participan de él puedan formarse.
Se da en la temporalidad, en la duración y trabaja sobre los procesos. Es un
arreglo de tiempos, espacio, personas, componentes teóricos que se orienta a
metas de formación. El dispositivo incluye la reflexión sobre sí mismo, y sobre
los formadores y sujetos en formación”, en Marta Souto, «La residencia: un
espacio múltiple de formación», Prácticas y
residencias en la formación docente, 2011, 23-47.
[16] Philippe Meirieu, «El pedagogo y los derechos del niño: ¿historia de un malentendido?», Francia, Editions du Tricorne y© Association suisse des Amis du Dr. J. Korczak, 2002.
[17] Daniel Korinfeld, Intervenir en situaciones educativas: Intervenir en
situaciones complejas. Convivencia, acompañamiento y cuidados.
(Buenos Aires: Biblioteca Devenir Docente, 2020), https://web.kamihq.com/web/viewer.html?source=extension_pdfhandler&extension_handler=webrequest_1_autoload_true_user_2626457&file=https%3A%2F%2Fcedoc.infd.edu.ar%2Fwp-content%2Fuploads%2F2020%2F12%2F4-Intervenir-en-situaciones-compleja-Daniel-Korinfeld.pdf&referer=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F.
[18] Del latín alteratio, alteración es la acción de alterar. Este verbo indica un cambio en la forma de algo, una perturbación, inquietamiento.
[19] Comprender la educación como experiencia “significa centrarse en las cualidades de lo que se vive: acontecimientos que están situados en el tiempo, que se viven temporalmente, que están localizados en momentos, lugares, relaciones; lo que se vive, además, sucede siempre en un cuerpo sexuado; por todo lo cual, situarse desde la experiencia supone también la posición subjetiva: la forma en que es experimentado, sentido ,vivido por alguien en particular, lo que hace que sea una experiencia para alguien; lo que le mueve y le conmueve en esa vivencia, lo que le da que pensar (…).Tiene que ver con las dimensiones del vivir , (…) sentimientos, emociones, razón, no están disociados -Contreras Domingo, J. “Pedagogías de la experiencia y la experiencia de la pedagogía”, en José Contreras y Nuria Pérez de Lara, «La experiencia y la investigación educativa», Investigar la experiencia educativa, 2010, 21-86.
[20] “…que se producen en situación, (..) siendo sus productores o referentes los protagonistas de esas situaciones”, en Germán Roberto Cantero, «Prácticas de gobierno escolar como prácticas de educación popular en escuelas públicas», 2018.
[21] La distinción en los itinerarios tiene sentido operativo en relación con las dinámicas de las propuestas de trabajo. El formativo recuperó de alguna manera lógicas de cómo se venía trabajando pre-pandemia sosteniendo un espacio intersubjetivo (estudiantes-formadores), privilegiando el diálogo, la problematización, la reflexión y análisis sobre el contexto educativo, social, económico, político, sanitario. Por otra parte, el itinerario profesional centrado en el ejercicio de la acción en una situación singular, no para aplicar saberes teóricos, sino para la “construcción operante que se realiza y se construye en el actuar”, en Marta Souto, «La residencia: un espacio múltiple de formación», Prácticas y residencias en la formación docente, 2011, 23-47.
[22] Mireille Cifali, «Enfoque clínico, formación y escritura», en La formación profesional del maestro. Estrategias y competencias (México: Fondo de Cultura Económica, 2005).
[23] Gabriela Soria y et. Al. Prácticas profesionales alteradas: entre creaciones, reflexiones e incertidumbres, ponencia presentada Primeras Jornadas Virtuales de Innovación Educativa en la Universidad. UNSA 2020
[24] Se han planteado aproximadamente veintisiete
proyectos de trabajo, algunos de ellos grupales como ya se mencionó. A modo de
ejemplo, podemos mencionar: Educación y pandemia: experiencias educativas en un
contexto excepcional. Un análisis de producciones, de autoría Cytlau, D. El
impacto de Covid-19 en estudiantes de Nivel Superior en Barrio Parque Belgrano
(zona norte Salta) año 2020”, Peredo, C. De la normalidad a la pandemia: una
aproximación desde la educación secundaria rural mediada por tics de la
provincia de Salta, López,O. Situación actual de las prácticas docentes y los
efectos de la pandemia en Salta. Mamani,R. y Vazquez Ursagaste,N.
[25] Me refiero al maestro Carlos Skliar.