COMPLEMENTARIEDAD AMBIENTAL EN EL
NORTE DE MENDOZA Y ESTABILIDAD DE ESTRATEGIAS EN MICROAMBIENTES DE ALTURA CA. 1000 AÑOS
AP: APORTES DESDE LA TECNOLOGÍA LÍTICA
ENVIRONMENTAL COMPLEMENTARITY IN THE
NORTH OF MENDOZA AND STABILITY OF STRATEGIES IN HIGH MICROENVIRONMENTS CA. 1000 YEARS BP: CONTRIBUTIONS FROM
LITHIC TECHNOLOGY
Valeria
Cortegoso
Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Laboratorio de
Paleoecología Humana, Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas, Universidad
Nacional de Cuyo. Argentina. Correo electrónico: vcortegoso@gmail.com
Gianni
Cunietti
Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas, Laboratorio de Paleoecología Humana, Instituto Interdisciplinario de
Ciencias Básicas, Universidad Nacional de Cuyo. Argentina. Correo electrónico: cunietti.gianni@live.com
Silvina
Castro
Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Laboratorio de Paleoecología Humana, Instituto
Interdisciplinario de Ciencias Básicas, Universidad Nacional de Cuyo. Argentina. Correo
electrónico: silvinacastro2015@gmail.com
Resumen
Se contrasta un modelo de uso complementario de ambientes de
altura por parte de grupos que combinaron la producción hortícola a baja escala
y la intensificación en el procesamiento vegetal. Entre 1100 y 860 años cal. AP
la cuenca del río Blanco albergó emplazamientos
sincrónicos a cielo abierto en cordillera (2300 msnm), casas semisubterráneas
en el valle intermontano de Potrerillos (1350 msnm) y aleros en Precordillera
(1600 msnm). Para esa cronología se registran en dicha cuenca condiciones
paleoambientales excepcionales que también se reflejan en proxies demográficos
y de intensificación en una escala regional más amplia. A partir del análisis
de artefactos de molienda, armas de caza y del sistema de producción lítica de
la fuente de mejor calidad en el área, se discuten propuestas sobre estrategias
de usos estacionales y complementarios de extracción de recursos silvestres y
domésticos. Los resultados obtenidos desde nuestros estudios acompañan lo
sugerido respecto al despliegue de formas de vida que por algunos siglos
intensificaron la producción y el procesamiento de recursos de subsistencia.
Palabras
clave: espacios andinos, complementariedad
ambiental, estrategias económicas, tecnología lítica
Abstract
A model of complementary use of high-altitude
environments by groups that combined small-scale horticultural production and
intensification in plant processing is presented. Between 1100 and 860 cal.
years BP, the Blanco River basin hosted synchronous open-air sites in the
cordillera (2300 masl), semi-subterranean houses in the intermontane valley of Potrerillos (1350 masl), and shelters in the
Precordillera (1600 masl). For this chronology, exceptional paleoenvironmental
conditions are recorded in the basin, which are also reflected in demographic
and intensification proxies on a broader regional scale. Based on the analysis
of grinding artifacts, hunting weapons, and the lithic production system from
the best-quality source in the area, proposals are discussed regarding seasonal
and complementary strategies for extracting wild and domesticated resources.
The results obtained from our studies support the suggested deployment of forms
of life that for several centuries intensified the production and processing of
subsistence resources.
Keywords: andean spaces, environmental
complementarity, economic strategies, lithic technology
Introducción
Los Andes centro sur de Argentina ofrecen temas de discusión
sobre estrategias humanas de interés global: el uso de ambientes de altura,
adaptaciones a ecosistemas áridos o el límite continental de economías
productoras de alimentos. En los últimos años ha sido particularmente dinámico
el análisis sobre la diversificación económica, los cambios demográficos y la territorialización.
Diversos métodos se han aplicado para investigar patrones de dieta, reemplazos
poblacionales y adopción de nuevas tecnologías (Castro et al., 2018; Menéndez et
al., 2014; Ots et al., 2011). Los estudios en ambientes de altura han evaluado,
desde perspectivas biogeográficas y comparativas, la movilidad e interacción
humana en gradientes latitudinales con divergencias culturales (entre 29° y
36°S) (Barberena et al., 2017; Cortegoso et al., 2016; Yebra et al.,
2023). Se destaca además el uso generalizado de métodos bioarqueológicos,
isotópicos y arqueométricos que ha resultado en un contexto productivo para la
indagación sobre el pasado regional (Barberena et al., 2020; Gil et al., 2014; Neme y Gil, 2022; entre
otros). Todos estos antecedentes sugieren que en los últimos 2000 años se
habría registrado un incremento demográfico, cambios en las estrategias de
caza, mayor circulación de bienes exóticos, entre otros aspectos relevantes (Castro
et al., 2024; Cortegoso et al., 2019; López et al., 2024; Peralta et al.,
2022). Asimismo, y no menos importante, han generado un marco adecuado para
reformular interrogantes ajustados a escalas espaciales y temporales acotadas.
Abordar escenarios que puedan reflejar condiciones y respuestas humanas
sensibles a las variaciones ecológicas locales es necesario para obtener
respuestas de grano fino.
En este caso nos focalizamos en el uso integrado de
ambientes en la cuenca del río Blanco, noroeste de Mendoza, que nace en la
Cordillera Frontal (6000 msnm) y llega hasta el valle intermontano de
Potrerillos (1300 msnm) (Figura 1). El área registra trayectorias humanas que se
inician por lo menos hacia ca. 5500 años AP (Cortegoso, 2005). Aquí
focalizamos en una cronología que ha mostrado ciertas anomalías en la historia
macrorregional y regional (Meléndez et al., 2024; Morales et al., 2009; Snyder
y Haas, 2023). Recurrimos al registro relevado en sitios que fueron ocupados de
forma sincrónica, aunque estacionalmente, y que muestran estrategias
complementarias de uso de ambientes vinculadas a fechas entre 1100 y 860 cal.
AP (Tabla 1). Los registros líticos proceden de los sitios La Manga, emplazado
en cordillera, Casa 2 de Terraza Gendarmería y Casa de Río Blanco 01, en el
valle de Potrerillos, y Los Conitos 02, ubicado en la precordillera.
Como herramienta de análisis se pone foco en ecosistemas
clave cuyas particularidades ambientales permitirían caracterizarlos como islas
biogeográficas (sensu Marsh et al.,
2018; Veth, 1993). Esta perspectiva es particularmente relevante en una región
con variaciones extremas de altura, marcada aridez y rangos bioclimáticos
diferenciales que imponen límites al desarrollo de especies. En base a un
análisis de variables críticas para la instalación humana en ambientes de
altura, como la temperatura y la cobertura vegetal, se caracterizan espacios
con condiciones favorables para la estabilización de tempranas formas
productivas. El trabajo se enfoca en el análisis de las estrategias de
subsistencia desarrolladas en ecosistemas con diversidad de recursos y umbrales
térmicos adecuados para la producción hortícola, incluyendo el uso de ambientes
a distintas altitudes en áreas relativamente reducidas.
Para la cronología abarcada en este trabajo la ocupación
humana de la cuenca del río Blanco, que alcanza casi 15 km lineales siguiendo
los cursos de agua principales, registra sitios con significativas diferencias
de altitud que ofrecieron escenarios con alta variabilidad estacional. La
articulación de sectores adecuados para el desarrollo de economías mixtas, permite
evaluar la escala espacial de los sistemas y explorar la existencia de
circuitos para la explotación/producción estacional de recursos.
Para contrastar la existencia de movimientos de rango anual
que integran los distintos ambientes, presentamos estudios sobre sistemas secuenciales
de tecnología lítica (sensu Ericson,
1984) desarrollados en el marco de una subsistencia orientada a la caza y al
aprovechamiento de vegetales. Desde el marco de la organización de la
tecnología (sensu Nelson, 1991), se
busca identificar distintas actividades involucradas en el proceso reductivo de
uso del material lítico, desde las áreas de selección de materias primas, hasta
las de procesamiento y descarte. La reconstrucción de secuencias reductivas permite
indagar sobre el tiempo de permanencia y las actividades realizadas en sitios
localizados en distintos pisos altitudinales (Cortegoso, 2006). Asimismo, aplicamos
análisis métricos discriminantes (sensu
Castro et al., 2024) para determinar la funcionalidad de las puntas de
proyectil (dardos o flechas) y conocer los sistemas de armas utilizados. Presentamos
también el análisis morfo-tecnológico (sensu
Babot, 2004) y
Figura 1. Área de estudio y sitios arqueológicos
Fuente:
elaboración propia
Antecedentes
La explotación complementaria de ambientes en áreas con
variaciones altitudinales tiene una larga historia en los Andes. Los “archipiélagos
verticales” respondían a una distribución diferencial de recursos. Fueron formalizados
por Murra (1972) con un reconocimiento explícito de aportes generados desde el
conocimiento preciso de variaciones de temperatura aportadas por el geógrafo y
botánico Carl Troll (1968). Microambientes en las tierras altas andinas de San
Juan han sido foco de explicaciones sobre inicio y cambio de las trayectorias
culturales regionales (e.g. Gambier, 1976). Para el norte de Mendoza, Durán y
García (1989) propusieron una forma de explotación de ambientes que comprendía
la articulación de tierras altas y bajas. Se ha sugerido también que en todo el
norte provincial habrían existido circuitos diferenciales, unos en tierras
altas y otros en planicie, que podrían haber tenido puntos de contacto en la
explotación de recursos y enclaves estratégicos de la Precordillera (Chiavazza
y Cortegoso, 2004).
El río Blanco tiene una dirección predominante O-E, desde su
nacimiento en las tierras cordilleranas, donde los sitios se emplazan a 2500 msnm, hasta su desembocadura
en el valle de Potrerillos a 1350 msnm. Tres unidades morfoestructurales pueden
distinguirse en la región: cordillera Frontal, valles intermontanos y
Precordillera. Estas unidades presentan particularidades en la topografía, disponibilidad
de recursos y condiciones ambientales necesarias para el asentamiento. En
las últimas décadas se estudiaron distintos tipos de sitios:
espacios a cielo abierto, reparos asociados a vegas cordilleranas, casas
semisubterráneas en el valle y aleros para la explotación de canteras en la
Precordillera (Cortegoso, 2004, 2008, 2014). Los registros permitieron abordar
formas de ocupación del espacio, análisis de contextos domésticos y de restos
arqueofaunísticos y arqueobotánicos que incluyen la identificación de especies
silvestres y domésticas (Gasco et
al., 2011; Llano y Cortegoso, 2015). Para este estudio seleccionamos sitios
emplazados a distintas altitudes con contextos cronológicos sincrónicos (Figura
2) cuyo análisis ha permitido sostener la existencia de circuitos de rango
anual en la movilidad (Cortegoso, 2004). El modelo ha sido puesto a prueba a través
de análisis de estilo y arqueométricos sobre cerámica (Frigolé, 2017) y de
emplazamiento y funcionalidad de elementos de molienda (Cunietti, 2023).
Fuente:
elaboración propia
Algunas tendencias que surgen de los resultados señalan
patrones de reducción de la movilidad a escala de milenios, el establecimiento
de bases permanentes o semipermanentes en ambientes que permiten la instalación
anual, como así también la persistencia de actividades extractivas vinculadas a
la caza (Cortegoso, 2006; Castro y Yebra, 2018). La fuente de rocas silíceas
cristalinas de mejor calidad y abundancia en la región está en Los Conitos, en
el piedemonte occidental precordillerano próximo al valle. Estas materias
primas están presentes en sitios de cordillera desde el Holoceno medio, pero su
explotación más intensiva comenzó ca.
2000 años AP (Cortegoso, 2008). Por su calidad para la talla, fueron explotadas
en sistemas secuenciales (sensu Ericson,
1984) que integraron sitios emplazados en Precordillera, el valle de
Potrerillos y cordillera Frontal. Por otro lado, el estudio del único registro
secuencial con restos macrobotánicos se ha realizado precisamente en los aleros
Los Conitos, en el flanco occidental de la Precordillera al este del valle de
Potrerillos y alcanza a casi todo el Holoceno tardío. La datación indirecta y
directa de restos sugiere un panorama de implementación de sistemas hortícolas
de baja escala a partir de 1500 años AP. El análisis diacrónico de restos
botánicos silvestres y domésticos sugiere procesos no lineales en cuanto a las
prácticas agrícolas caracterizados por etapas de mayor intensificación en la
producción/consumo de maíz (Zea mays),
seguidas de fracciones donde predominan especies silvestres como el algarrobo (Neltuma sp.) (Llano et al.,
2017). Tendencias similares se muestran en los estudios que han explorado este
fenómeno en base a análisis de isótopos estables para estudios de dieta (Gil et
al., 2009; 2014). Por tanto, se destaca la fluctuación en el patrón
extractivo dentro de la misma región, ya sea anterior o posterior al segmento
temporal aquí estudiado (1100-860 cal. AP). Los estudios zooarqueológicos y
tafonómicos de Los Conitos también sugieren un escenario de intensificación
regional con baja dependencia de los recursos de más alto ranking, elevada
amplitud de la dieta (diversificación) y condiciones de mayor heterogeneidad
ambiental en el área para esta cronología (López y Cortegoso, 2024).
Contemporáneo a estos cambios en la subsistencia y el
asentamiento fue la introducción del arco y la flecha como nuevo sistema de
arma. Los análisis métricos discriminantes han permito ajustar la cronología de
las flechas más tempranas en la provincia de Mendoza e identificar un patrón de
dispersión con dirección norte-sur desde el NOA hasta Neuquén (Castro et al.,
2018; Castro et al., 2021).
En el norte
de Mendoza (32°S) las flechas más tempranas provienen de un contexto datado en
1600 cal AP correspondiente al sitio Paso Paramillos I ubicado en Uspallata, a
unos 55 km al norte del valle de Potrerillos (Castro et al., 2024).
Caracterización ambiental: montañas y valle
En el río Blanco confluyen cursos de agua que se originan en
la cordillera Frontal (6.000 msnm) y es uno de los afluentes del río Mendoza, al
que se unía en el valle de Potrerillos en un sector ocupado actualmente por un
lago artificial. El valle formado en una depresión sinclinal es una pequeña
región privilegiada donde la serie sedimentaria subandina está representada
prácticamente en su totalidad (Viers, 1964:74). Potrerillos es una cuenca
intermontana rellenada por sedimentos triásicos, terciarios y cuaternarios,
procedentes de la meteorización y erosión de los cordones montañosos que la
rodean. La presencia del río Mendoza es muy significativa, este es uno de los
cauces más grandes y de curso permanente, aunque con marcadas variaciones
estacionales, y un módulo promedio de 50,4 m3/s (Torres y Zambrano, 2000); franquea
a la vez el sinclinal de Potrerillos y la Precordillera (González Díaz y Fauqué,
1993).
En Mendoza convergen cinco provincias fitogeográficas, y en
especial en la cuenca del río Blanco, se dan las situaciones de mayor
variabilidad y superposición. La zona de mayor altura comprende la provincia
andina (bioma andino), una cuña longitudinal de la provincia puneña (bioma
puneño) y la provincia del cardonal (bioma chaqueño), sobre todo en el sector
más cercano a la Precordillera. Según las distinciones de vegetación en la
provincia de Mendoza propuesta por Roig y colaboradores (2000) la región involucra
Vegetación de las Montañas en cordillera y Precordillera, y de Bolsones y
Huayquerías en el valle.
La gran masa de la cordillera de los Andes se encuentra por
encima de la isoterma media anual de 14ºC, lo que se considera “tierra fría”
(Corte, 1990). Toda la cuenca tiene un clima seco y registra congelamiento de
los suelos en altitud. El límite inferior del hielo cubierto (permafrost) está
en la vertiente este de la cordillera Frontal, entre 3.200 y 4.800 msnm. La
marcada variación altitudinal también determina las condiciones generales del
clima. Toda la región involucra dos tipos de clima. En el valle hay un clima desértico,
la temperatura del mes más caliente es menor que 22º y, al menos durante cuatro
meses, es mayor a 10ºC. Mientras que en la zona más alta el clima es polar de
tundra (Norte, 2000). Cuatro isohietas atraviesan la cuenca del río Blanco, con
un índice que aumenta conforme lo hace la altura; la más oriental es la de 300
mm y el extremo occidental involucra la de 600 mm. En cuanto a la temperatura,
toda la región está comprendida al Este por la isoterma de 10º y al oeste por
la de 5º. En las zonas con temperaturas por encima de los 0º se dan condiciones
para la formación de turberas: un clima fresco con una temperatura media anual
inferior a 10º y una precipitación superior a 500 mm anuales (Corte, 1990).
Las estribaciones de la cordillera Frontal tienen
precipitaciones superiores a 600 mm, debido al doble efecto de precipitaciones
de invierno (propias de altura) y tormentas de verano (Norte, 2000: 27). Este
es el excepcional escenario ambiental de la quebrada de La Manga que además
está en la isoterma de 5º, lo cual explica el amplio desarrollo de las vegas y
turberas que ocupan su parte media. La altura de la quebrada oscila entre 2.000
y 2.900 msnm y está surcada por arroyos y vertientes que permiten el desarrollo
de una cobertura vegetal importante. El ambiente es de tipo andino y se
caracteriza por las marcadas diferencias estacionales. Durante el invierno gran
parte de la quebrada permanece cubierta de nieve, aunque se registra una gran
variación interanual. La distribución vegetal no es homogénea ya que la
altitud, el acceso al agua y las características del suelo condicionan la
supervivencia de muchas especies. En los espacios más altos la vegetación es de
tipo pulvinada altoandina, con especies como Adesmia subterránea, Adesmia
hemisphaerica, Poa holciformis y Nototriche trasandina. En sectores menos
elevados, como el sector medio y bajo de La Manga, crecen arbustos altos
nanofanerofíticos tales como Adesmia
pinifolia, caméfitos no
almohadillados, Berberis empetrifolia y
Adesmia aegiceras (Roig et al.,
2000). La quebrada presenta una estructura de vegetación arbustiva de galería
en las márgenes del arroyo con presencia de Cortaderia
rudiuscula. En las pendientes que confluyen predominan: molles (Schinus polygamus) y adesmias (Adesmia sp.), especialmente en los
sectores medios y altos; las zonas más bajas han sido colonizadas por
vegetación foránea, como la rosa mosqueta (Rosa
rubiginosa). La fauna de la región ha ido disminuyendo fundamentalmente por
motivos antrópicos (explotación pecuaria, consumo de leña, etc.). Sin embargo,
en los meses de verano aún pueden verse guanacos (Lama guanicoe) en los sectores más altos de la quebrada.
El valle de Potrerillos ofrece temperaturas más moderadas
que los sectores de altura cordilleranos y precordilleranos entre los cuales se
inserta. En las cotas bajas ubicadas a 1300 msnm, ocupadas actualmente por el
embalse, se desarrollaban terrazas abiertas con agua permanente y clima
templado. Estos sectores son los que presentan una mayor explotación moderna y
una fuerte transformación e impacto ambiental. El tipo de vegetación natural es
de Bolsones y Huayquerías, específicamente el subtipo caracterizado por bajadas
arbustivas de Larrea divaricata, Larrea cuneifolia y Bulnesia retama. De la vegetación autóctona sólo quedan este tipo
de comunidades arbustivas y algunos parches de especies arbóreas,
fundamentalmente chañares (Geoffroea
decorticans). En la actualidad no se observan en la zona ejemplares de
algarrobo (Neltuma sp.). Sin embargo, su explotación se ha
registrado arqueológicamente (Llano et
al., 2017), mientras que desde la botánica se ha destacado el
posible impacto forestal sobre estas poblaciones (Roig y Paladini, 1994).
También las condiciones moderadas debieron favorecer la permanencia de
poblaciones de guanacos y ñandúes (Pterocnemia
pennata), lo cual se evidencia en el registro faunístico de las casas
semisubterráneas excavadas. El valle, además de condiciones más benignas que
las de la cordillera por su topografía regular proporciona un refugio
excepcional donde ocasionalmente se acumula nieve en invierno.
Para el norte de Mendoza no hay estudios paleoambientales
que puedan permitir refinar los registros y posibles condiciones en la fracción
temporal que abordamos. Recientemente hemos realizado un estudio
interdisciplinario que evaluó el uso de ambientes en la divisoria andina. Este
consideró distintos proxies
paleoambientales que reflejan la variabilidad ambiental vinculada a
aumento/disminución de temperatura y humedad de los últimos milenios en tres
lagunas de la vertiente occidental: Aculeo, Chepical y del Maule (32°-35°S)
(Yebra et al., 2023). La
Laguna de Chepical está a la misma latitud de nuestra área de estudio (32°) a
menos de 15 km del límite argentino-chileno y casi a 3000 msnm. Su registro
paleoambiental revela una reducción significativa en la extensión temporal de
la capa de hielo hace 2.000 años AP. Inicialmente esta capa era extensa y luego
se volvió altamente variable, con cambios a escala de centurias hacia 1.200
años AP. Este patrón coincide con un aumento en la frecuencia de El Niño
Oscilación del Sur (ENOS) que tiene el impacto más directo en la fluctuación de
las condiciones en estos ambientes (de Jong et al., 2013). Desde 1.200 años AP en adelante en este
segmento de los Andes se observa una tendencia decreciente de la humedad junto
con una menor duración de la capa de hielo. Este cambio en el patrón de la
extensión de la capa de hielo sería una consecuencia de temperaturas más
cálidas de verano, lo que habría provocado un derretimiento temprano. Este
segmento temporal coincide con una mayor intensidad de ocupaciones humanas en
ambientes limítrofes de la cordillera de Mendoza (Yebra et al., 2023). Anomalías de temperaturas de verano con
fases más frías han sido registradas con posterioridad a esta fase a 33°52’ (laguna
Aculeo) hasta 900 años AP (Martel-Cea et
al., 2016)
Dentro de los factores bioclimáticos, para el desarrollo de
las plantas el más determinante es la temperatura. Estudios fenológicos
actuales del maíz evidencian que su crecimiento máximo se produce en
temperaturas diurnas iguales o superiores a 28°C, con noches frescas. La
temperatura mínima tolerable para el crecimiento tanto del maíz como del
algarrobo es de 10°C; por lo tanto, casi toda la cuenca del río Blanco está en
el límite de estos umbrales que podrían además variar según ENOS (Cony y
Trione, 1996). La precipitación en Sudamérica subtropical se encuentra modulada
a escala interanual por este fenómeno climático cuya fase positiva (La Niña) se
caracteriza por años anormalmente fríos y con escasas precipitaciones de
invierno, mientras que en su fase negativa (El Niño) supera el promedio anual
de precipitaciones y registra temperaturas relativamente cálidas (Garreaud,
2009).
Para contextualizar los umbrales de temperaturas en el
pasado hemos considerado también un cambio climático que se correlaciona con el
componente del sitio Los Conitos usado en este trabajo (Llano y Cortegoso, 2015).
Durante este período las temperaturas de verano fueron altas hasta ca. 1000 AP, según la reconstrucción
climática de alta resolución cronológica planteada por von Gunten y colegas
(2009). Esos umbrales pudieron ser los necesarios para el crecimiento de
algarrobos que hoy están extintos en el área. Recientemente hemos realizado
también un estudio de heces en el sitio Los Conitos donde se registran
herbívoros de distinto tamaño consumiendo algarrobo, especialmente ca. 1000 años AP (López et al., 2024). Algunos de
estos micromamíferos incluso no habían sido registrados previamente en el norte
de Mendoza, lo que contribuye a la reconstrucción de las condiciones
paleoambientales locales con las que interactuaron los humanos. Estos
hallazgos, sumados a la mayor riqueza y diversidad detectada en los registros
arqueológicos y paleontológicos respecto a las comunidades faunísticas
actuales, sugieren que el pasado ambiental fue más variado durante el Holoceno
tardío. Esta configuración ambiental pasada podría haber significado una
disponibilidad en el área de recursos de parches (López et al., 2024). Aún con
baja resolución paleoclimática a nivel local, estos resultados sugieren que
esta fracción temporal podría reflejar condiciones más benignas y excepcionales
en el valle (1300 msnm) para el desarrollo de las plantas más explotadas según
el registro, tanto silvestres como domésticas.
Materiales y métodos
Los aleros del sitio Los Conitos tienen como registro mayoritario
la selección y talla principalmente de rocas locales silíceas criptocristalinas
y en menor medida de una toba riolítica de grano muy fino (Cortegoso, 2008). Aislamos
los conjuntos provenientes de esta fuente en sitios con distintas
funcionalidades y altitud a lo largo de la cuenca del río Blanco. Esto permite
graficar el modo en que la extracción de estos recursos se despliega en
sistemas de reducción que integran, en un territorio acotado, desde las etapas
iniciales al este del valle, hasta el mantenimiento de armas en los sitios
cordilleranos. Estudiar sistemas secuenciales permite reconstruir trayectorias para
inferir aspectos organizativos de la subsistencia como: el rango espacial de
movilidad, el tiempo de ocupación y las posibles actividades específicas
realizadas en los distintos emplazamientos (Franco y Cortegoso, 2023). Para
evaluar la escala espacial de estos sistemas y conocer las actividades de talla
y extractivas, seleccionamos contextos con cronologías en el rango temporal
bajo estudio (1100-860 cal. AP) en los tres ambientes (Tabla 1). Según indicadores
morfológicos, tecnológicos y dimensionales se reconstruyen las etapas de la secuencia
reductiva de esta fuente en los sitios (sensu
Cortegoso, 2004) y se diagrama el sistema que integra toda la cuenca. Los
materiales líticos son asignados a cada etapa del proceso reductivo
considerando atributos como la proporción de corteza, el tamaño y el estado de
formatización. La secuencia reductiva está compuesta por siete etapas: 1-
Adquisición, incluye nódulos (fragmentos naturales sin ningún indicio de talla
artificial y potencialmente susceptibles de ser tallados); 2- Preparación,
incluye núcleos y productos indiferenciados (fragmentos con negativos de talla
y/o corteza), 3- Talla Primaria, incluye lascas externas: 4- Talla Secundaria,
incluye lascas internas; 5- Formatización, incluye microlascas y
utramicrolascas, 6- Instrumentos, incluye artefactos formatizados y litos
modificados por uso y 7- Mantenimiento, incluye lascas de reactivación de filo.
Para ello se analiza una muestra de 1151 productos y artefactos formatizados
por talla. Además, se realizan análisis tecno-morfológicos y
morfológicos-funcionales (sensu
Aschero, 1975, 1983; Aschero y Hocsman, 2004; Babot, 2004) a todos los
artefactos manufacturados por talla, a 20 artefactos de molienda y análisis
métricos discriminantes (sensu Castro
et al., 2024) a 21 puntas de proyectil procedentes de los sitios bajo estudio. La
caracterización de las rocas y la identificación de las fuentes se basa en los
estudios sobre disponibilidad de recursos líticos realizados en el norte de
Mendoza (Chiavazza y Cortegoso, 2004; Cortegoso, 2008; Cortegoso et al., 2017).
Se describen los sitios y contextos en un eje geográfico oeste-este
comenzando por los espacios más altos de cordillera, y luego los del valle
intermontano y la Precordillera. Los resultados del análisis se presentan en un
eje tecnológico, siguiendo la dirección de los sistemas secuenciales
reductivos, desde las fuentes líticas hasta las áreas de descarte de
artefactos.
Tabla 1. Fechados radiocarbónicos y medianas calibradas por sitio
arqueológico
Sitio
|
Unidad
|
Fechado AP
|
Fechado
cal AP
(95,4 %
probabilidad)
|
Código
|
Referencia
|
Los Conitos 02
|
Extracción 4
|
1128 ± 49
|
990
|
AA-94014
|
Marsh y Cortegoso,
2014
|
Extracción 6
|
1247 ± 34
|
1120
|
AA-94013
|
||
Terraza Gendarmería 2
|
Hornillos
|
1150 ± 50
|
1010
|
LP-2435
|
Cortegoso, 2006
|
1230 ± 40
|
1100
|
LP-2432
|
|||
Casa 2
|
1230 ± 50
|
1100
|
LP-2425
|
||
Río Blanco
|
Cuadrícula 1 (SE)
|
1220 ± 80
|
1090
|
Beta-44924
|
Cortegoso, 2004
|
La Manga
|
Resguardo
|
1000 ± 50
|
860
|
URU-0152
|
|
1110 ± 70
|
980
|
URU-0150
|
Fuente:
elaboración propia
Cordillera: La Manga
Este sitio a cielo abierto se emplaza en una terraza de la
quebrada de La Manga (32°56'24.03"S 69°19'20.28"O, 2300 msnm) (Figura
1). Aguas abajo existe una vega de dimensiones excepcionales. La primera
intervención arqueológica fue realizada en 1978 por Pablo Sacchero. A fines de
la década de 1990 se retomaron los trabajos y se practicaron excavaciones a
cielo abierto y también en torno a un espacio reparado por dos grandes bloques
que forman un abrigo rocoso denominado La Manga Resguardo (Cortegoso, 2004)
(Figura 2A). En este sector se excavó una superficie de 2 por 1 m. Entre las
extracciones 3 y 5 se recuperó casi la totalidad de materiales del sitio. Las
muestras de carbón datadas fueron tomadas de la extracción 4: 1000±50 años AP y
1110±70 años AP (Tabla 1). El sitio cuenta con 1.054 elementos líticos, aquí se
analizan 368 productos y artefactos formatizados por talla confeccionados en
rocas de Los Conitos, 13 artefactos de molienda y 19 puntas de proyectil.
Puesto que se trata de un sitio unicomponente, se incluyen en este estudio
piezas recuperadas en estratigrafía y superficie.
Valle de Potrerillos: Casa 2 de Terraza Gendarmería
La terraza de Gendarmería se encuentra en la margen derecha
del río Mendoza, en el extremo norte del valle (32°56'36.56"S,
69°12'6.64"O, 1300 msnm) (Figura 1). Antes de la realización del dique
estaba dividida longitudinalmente por el terraplén de las vías del ferrocarril
trasandino. En el sector oeste de la terraza se localizó la Casa 2; el sondeo
inicial permitió descubrir en las primeras extracciones un rasgo carbonoso
denso muy contrastado con el color claro de los limos de la terraza. La planta
se amplió para seguir la estructura definiendo un semicírculo de casi 3 metros
de diámetro. La delimitación del perímetro de la casa se identificó claramente
entre 35 y 45 cm de profundidad con un fogón en el sector central y una forma
lobular en el perímetro (Figura 2B). La base del fogón se encontró a 55-60 cm
de profundidad con sedimento limo-arcilloso, semicompacto, carbonoso y con
rasgos de termoalteración. En la cuadrícula 1 se obtuvo un fechado de 1230±50
años AP (Tabla 1). La casa fue usada de forma sincrónica con un espacio
exterior denominado Sector Hornillos donde se obtuvieron dos fechados en el
mismo rango temporal (Cortegoso, 2004). La casa y el hornillo cuentan con una
muestra de 82 y 172 elementos líticos respectivamente, de los cuales se
analizan 32 y 34 productos y artefactos formatizados por talla confeccionados
en rocas de la fuente Los Conitos.
Valle de Potrerillos: Casa del Río
Blanco (RB-01)
Se trata de un sitio a cielo abierto ubicado en la terraza
de la margen derecha del río Blanco, cerca de la desembocadura en el Mendoza,
en la localidad de Potrerillos (32°57'43.06"S/69°12'48.57"O, 1400
msnm) (Figura 1). Allí se realizaron cuatro campañas de excavación desde el año
1989 a 1992 dirigidas por Víctor Durán. Para el análisis tomamos cuatro
cuadrículas que fueron excavadas hasta 30 cm de profundidad siguiendo niveles
artificiales de 5 cm.
Las primeras extracciones permitieron observar una concentración
del material cerámico en el centro de las cuadrículas y carbón en los sectores
orientales. En el ángulo SE se relevó una estructura de combustión con
acondicionamiento de grandes bloques a 20 cm de profundidad (Figura 2C). De la
base de este fogón se tomó una muestra fechada en 1.220±80 AP (Tabla 1). El
paquete sedimentario asociado al fogón tiene una potencia de 15 cm y entre los 20
y 35 cm de superficie, y se halla en una posición horizontal distinta a la de
la superficie. Contenía rasgos similares a los registrados en las excavaciones
en las unidades domésticas de las terrazas del río Mendoza: improntas de poste,
sedimentos oscurecidos por el carbón y estructuras de fogón como eje en la
dispersión de materiales. Por lo tanto, el conjunto se interpreta como
perteneciente a una casa parcialmente excavada (Cortegoso, 2004). El sitio
tiene una muestra lítica de 435 piezas. Se analizan aquí 39 productos y
artefactos formatizados por talla elaborados en rocas de Los Conitos, siete
artefactos de molienda y dos puntas de proyectil.
Los Conitos Alero 2
El conglomerado donde se encuentran los aleros Los Conitos
está en las estribaciones precordilleranas al este del valle de Potrerillos
(Figura 1). Su nombre se debe a la forma cónica de sus crestas de bentonita con
exposición de elevados conglomerados irregulares (Mikkan, 1992). El tipo de
formación es rico en geodas, filones y afloramientos de rocas silíceas. El
alero 2 se encuentra en el extremo oriental de la formación rocosa con una
orientación este (Figura 2). Se excavaron allí tres cuadrículas de 1m2
cada una con la misma metodología, alcanzando una potencia sedimentaria de 90
cm (Cortegoso, 2004).
El sitio tiene una secuencia que se extiende a todo el
Holoceno tardío, al menos entre 3480 y 990 años cal. AP, por sus particulares
condiciones de preservación ha permitido recuperar una valiosa colección de
macrorestos botánicos. La cronología de ocupación humana se definió en base a ocho
fechados radiocarbónicos, de los cuales seis corresponden a muestras de carbón
tomadas en planta y en estructuras de combustión, y dos a muestras de plantas
domésticas (Zea mays y Cucurbita sp.).
Se analizan 616 productos y artefactos formatizados por talla
que corresponden al segundo componente del sitio (1390-990 cal AP), el cual
registró un cambio estratigráfico identificado en la planta de excavación por
la presencia de una camada realizada con gramíneas y bloques de barro. Estos
elementos ingresaron a la matriz sedimentaria como parte de actividades
antrópicas de acondicionamiento del abrigo. Se registró mayor densidad de
material arqueológico y un pico en el volumen de material lítico. Las
estructuras de combustión, el acondicionamiento y la mayor diversidad
artefactual, sugieren estadías más largas y/u ocupaciones más intensas en el
lapso de pocos siglos. En este componente se registró la presencia de Zea mays, además de Cucurbita sp. y especies botánicas silvestres. Se obtuvieron cuatro
fechados que tienen rangos de error superpuestos, lo que sugiere una
acumulación rápida de material producto de ocupaciones intensas: 1560±40 AP,
1350±60 AP, 1247±34 AP, y 1128±49 AP (Tabla 1). Este componente presenta
similitud contextual con la ocupación registrada en el Alero 1 de Los Conitos,
que cuenta con un fechado de 1050±40 AP (Cortegoso, 2004). Por encima de estas
ocupaciones el registro se hace muy débil y la presencia de macrorestos
botánicos es nula.
Resultados
Los resultados se exponen manteniendo el orden de la
secuencia reductiva de estas materias primas. Por lo tanto, se presenta primero
el conjunto de Los Conitos, luego el de las unidades domésticas del valle y
finalmente el sitio cordillerano La Manga Resguardo en Cordillera.
Los Conitos Alero 2
El componente aquí considerado cuenta con una muestra lítica
de 616 elementos de la fuente local (Tabla 2). La mayor parte de este material
(73,5%) representa los estadios iniciales de selección y preparación de soportes,
actividad principal realizada en esta cantera taller. La secuencia se
complementa con talla primaria (5,35%), secundaria (9%) y algo de formatización
(12%). Sólo se recuperó en este conjunto un artefacto formatizado por talla:
RBO con microretoque ultra marginal (0,15%) (Cortegoso,
2004).
Tabla 2. Secuencia reductiva de rocas criptocristalinas provenientes
de Los Conitos
Sitio arqueológico
|
Adquisi-ción
|
Prepa-ración
|
Talla Primaria
|
Talla Secundaria
|
Formati-zación
|
Instru-mentos
|
Manteni-miento
|
Total
|
|
Los Conitos Alero 2
|
52
|
401
|
33
|
53
|
76
|
1
|
0
|
616
|
|
Terraza Gendar-mería
|
Casa 2
|
0
|
3
|
1
|
21
|
5
|
2
|
0
|
32
|
Hornillos
|
0
|
20
|
2
|
10
|
0
|
2
|
0
|
34
|
|
Casa del Rio Blanco
|
0
|
18
|
4
|
2
|
13
|
2
|
0
|
39
|
|
La Manga Resguardo
|
0
|
29
|
3
|
8
|
301
|
23
|
4
|
368
|
|
Fuente:
elaboración propia
Terraza Gendarmería: Casa 2 y
Hornillo
En la Casa 2 se recuperaron 32 elementos líticos
corresponden a materias primas provenientes de la fuente Los Conitos que
representan el 17,5% de la muestra total del sitio (Tabla 2). En esta secuencia
reductiva predomina la talla secundaria (66%), en menor medida se registra
preparación (9%), talla primaria (3%), formatización (16%) e instrumentos (6%).
La Casa 2 registra una mayor cantidad de elementos confeccionados en recursos
provenientes de Los Conitos que los recuperados en la unidad doméstica más
temprana denominada Casa 1 (Cortegoso, 2006). Los artefactos formatizados por
talla son: 1) muesca con microretoque unifacial en un filo con ángulo muy
agudo, de tamaño muy pequeño y 2) fragmento de artefacto indeterminado de tamaño
muy pequeño (Cortegoso, 2004).
En el sector Hornillo la muestra lítica está compuesta por 34
elementos que corresponden a recursos de la fuente Los Conitos y representan el
20% del total de la muestra del sitio (Tabla 2). En esta secuencia reductiva la
etapa más representada es la preparación de materia prima (59%), y en segundo
lugar se registra la talla secundaria (29%). La secuencia se completa con dos
lascas corticales (6%) y dos artefactos formatizados por talla (6%). Estos
últimos son un cepillo con filo abrupto festoneado y un filo con rastros
complementarios continuos, ambos sobre riolita (Cortegoso, 2004). Comparando el
tamaño de los productos y de los instrumentos sólo hay potenciales soportes o debitage
(sensu Henry, 1989) para artefactos de riolita.
Las secuencias reductivas de la unidad habitacional y del
sector Hornillo son complementarias. Así, las actividades iniciales del proceso
reductivo como la preparación de núcleos se registran en el exterior de la
vivienda, mientras que en el interior solo se registra el descarte de
potenciales soportes y algunas microlascas resultado de la manufactura final de
artefactos.
Casa del Río Blanco
El registro lítico del sitio contiene 39 elementos proceden
de Los Conitos que representa el 9% del total de la muestra del sitio (Tabla
2). Algunas características de este conjunto representan variaciones respecto a
lo observado en La Manga y en Los Conitos. En este sitio no está representada
la adquisición, que se produce del otro lado del río Mendoza en la propia
fuente. Hay restos de preparación (46%), en especial fragmentos
indiferenciados, algunas lascas primarias (10,5%) y secundarias (5%), también
productos de la formatización de filos (33,5%) y dos artefactos formatizados
(5%). Estos últimos son un fragmento de artefacto indiferenciado con
regularización y un unifacial de filo irregular (Cortegoso, 2004).
En este sitio solo se hallaron dos puntas de proyectil en la
excavación. Una de las puntas (RB1-308) tiene integridad media (sensu
Castro y Marsh, 2022) ya que solo presenta una pequeña fractura de ápice y está
levemente mantenida. Es una punta apendunculada, triangular, con retoque
bifacial, confeccionada en roca silicificada procedente posiblemente de las
fuentes del Bosque de Darwin ubicadas en Uspallata, distante unos 55 Km al
noreste (Cortegoso et al., 2017). Por sus características métricas (Tabla 3),
con espesor ≤4 mm, área ≤3.4 mm2, ancho ≤13 mm,
y perímetro ≤30, es una
punta de flecha (sensu Castro et al., 2024), de las más pequeñas
registradas hasta el momento en la región. La segunda pieza (RB1-Punta 1) tiene
integridad baja ya que presenta una fractura longitudinal que no permite
analizar la totalidad de la pieza. Es una punta apedunculada sobre riolita
marrón, materia prima disponible en la fuente Paleomédanos emplazada en el
valle de Potrerillos (Cortegoso, 2008). De acuerdo con la discriminación
métrica, de menor confiabilidad debido a su grado de integridad, es una punta
de flecha (Tabla 3).
Fuente:
elaboración propia
En el sitio se registran siete artefactos de molienda, de
los cuales dos son molinos de mano simple y cinco son manos de molinos dobles
(Figura 3). Los molinos están agotados por fractura, se hicieron sobre rodados
y tienen secciones hemielipsoides. Las manos de molino son dobles; dos están
agotadas por fractura, dos muestran alteraciones (lascados) y todas presentan
sustancias adheridas (sedimento, pigmento rojo, carbonato o sustancia
indeterminada). Se utilizaron rodados de granito (n=3) disponibles localmente,
y rocas indeterminadas (n=2) para su confección. Solo una tiene tratamiento de
las caras activas mediante picado y todas muestran alisado. Las formas de sus
caras son convexa atenuada (n=5), convexa muy atenuada (n=2), convexa
semicircular (n=2) e irregular (n=1).
La Manga
La muestra lítica del sector Resguardo proveniente de la
fuente Los Conitos está compuesta por 368 elementos que representan el 35% del
total de la muestra del sitio. La representación de preparación, talla primaria
y talla secundaria es muy baja. El 82% de los productos de estas materias
primas, que en el caso de La Manga son recursos no locales, corresponde a la
formatización y reconfección (lascas de reactivación de filo). Mayormente son
puntas de proyectil que en general fueron descartadas en el sitio al perder su
vida útil. Esta es la actividad con más
representación en el registro. De los sitios aquí estudiados, este es el que
tiene la mayor muestra de artefactos formatizados por talla sobre materias
primas de Los Conitos (n=23) sin embargo solo representan el 6% de la secuencia
reductiva del sitio. Entre los tipos morfológicos predominan las puntas de proyectil (n=12), el resto son
artefactos bifaciales (n=3), artefactos unifaciales (n=2), artefactos en bisel
asimétrico (n=2), perforador (n=1), artefacto mediano pequeño con retoque en
bisel oblicuo (n=1), fragmento de artefacto no diferenciado (n=1) y filo
natural con rastros continuos (n=1).
Entre las puntas de proyectil del sitio (n=19), 12 están confeccionadas sobre rocas procedentes
de Los Conitos. Las puntas con integridad baja (n=2) y media (n=2)
pudieron ser discriminadas funcionalmente a través de los análisis métricos. Tres
de ellas fueron identificadas como flechas y una como dardo pequeño (Tabla 3). Entre
las flechas tenemos dos pedunculadas (piezas
LMR-250’ y LMR-168) con espesores
≤3,5 mm, anchos ≤11 mm, áreas ≤2 mm2
y perímetros ≤23 y anchos del cuello del pedúnculo cercanos a 3 mm, similar a
lo registrado en flechas pequeñas de diversas regiones del país (Castro et al., 2024). La tercera flecha es
apedunculada (LMR-72) y se incluye entre un grupo de flechas levemente más
anchas (entre 14 y 18 mm), pero muy delgadas y livianas (sensu Castro et
al., 2024, p. 8). El
dardo pequeño (LMR-Punta 30), si bien posee baja integridad por abundante
mantenimiento, presenta un espesor >5
mm superior al límite registrado en flechas (Castro et al., 2024). Las puntas con integridad nula (n=8)
presentan grandes fracturas por lo que no son útiles para discriminar
funcionalidad por métrica, aunque sí otorgan información importante respecto a
las actividades desarrolladas en el sitio. Se trata de puntas apedunculadas (n=4),
pedunculadas (n=2) y otras de morfología indeterminada por su integridad nula (n=2).
Entre estas piezas predominan los extremos basales de las puntas (n=5), en
algunos casos con parte del limbo.
De las siete puntas restantes, una está realizada en cuarzo
cristalino cuya fuente es desconocida y seis están confeccionadas en materias
primas procedentes de las fuentes Bosque de Darwin y Los Colorados emplazadas
en Uspallata (Cortegoso et al., 2017). Excepto la pieza de cuarzo, que es un
fragmento basal, todas estas puntas pudieron ser discriminadas métricamente (Tabla
3). Cuatro puntas apedunculadas fueron discriminadas como flechas, presentan
integridad media (LMR-B16, LMR-196, LMR-401) y baja (LMR-333). Se trata de
flechas pequeñas con espesores ≤4 mm,
anchos ≤13 mm, áreas ≤2 mm2 y perímetros ≤28 mm. Otras dos puntas apedunculadas, con
integridad baja (LMR-255, LMR-mapeo 290), fueron discriminadas como dardos
pequeños. Estos dardos presentan espesores >5 mm,
anchos >15 mm, áreas >4,5 mm2
y perímetros >32 mm. Se destaca que estas piezas registran
abundante mantenimiento y algunas fracturas, lo que permite inferir que las
piezas fueron de mayor tamaño, por lo tanto, su discriminación como dardos es
confiable.
|
Registro |
Integri-dad |
Ancho (mm) |
Espesor
(mm) |
Ancho del
cuello del pedúnculo (mm) |
Masa (gr) |
Perímetro
(mm) |
Área (mm2) |
Tipo
funcional |
Fuente |
|
RB1-308 |
media |
9,5 |
3,1 |
- |
0,32 |
20,0 |
1,4 |
flecha |
inédito |
|
RB1-Punta
1 |
baja |
11,5 |
4,5 |
- |
ind. |
24,7 |
2,6 |
flecha |
|
|
LMR-72 |
media |
14,4 |
4,0 |
- |
1,50 |
29,9 |
3,0 |
flecha |
|
|
LMR-250’ |
media |
11,0 |
2,5 |
3,27 |
0,30 |
22,6 |
1,4 |
flecha |
Castro
et al., 2024 |
|
LMR-Punta 30 |
baja |
14,2 |
5,2 |
- |
1,7 |
30,3 |
3,7 |
dardo pequeño |
|
|
LMR-168 |
baja |
8,61 |
3,14 |
3,23 |
0,38 |
18,3 |
1,4 |
flecha |
|
|
LMR-27 |
nula |
ind. |
1,8 |
ind. |
0,1 |
ind. |
ind. |
ind. |
inédito |
|
LMR-195 |
nula |
6,1 |
2,1 |
- |
0,15 |
12,9 |
0,6 |
ind. |
|
|
LMR-209 |
nula |
ind. |
1,2 |
- |
0,1 |
ind. |
ind. |
ind. |
|
|
LMR-330 |
nula |
9,8 |
1,3 |
- |
0,15 |
19,8 |
0,6 |
ind. |
|
|
LMR-391 |
nula |
5,0 |
1,2 |
- |
0,04 |
10,3 |
0,3 |
ind. |
|
|
LMR-402 |
nula |
ind. |
2,9 |
6,2 |
0,62 |
ind. |
ind. |
ind. |
|
|
LMR-439 |
nula |
ind. |
3,2 |
- |
1,31 |
ind. |
ind. |
ind. |
|
|
LMR-464 |
nula |
ind. |
4,2 |
- |
1,40 |
ind. |
ind. |
ind. |
|
|
LMR-B16 |
media |
10,62 |
2,95 |
- |
0,57 |
22 |
1,6 |
flecha |
|
|
LMR-196 |
media |
11,15 |
3,53 |
- |
0,5 |
23,4 |
2 |
flecha |
|
|
LMR-401 |
media |
11,77 |
1,46 |
- |
0,25 |
23,7 |
0,9 |
flecha |
|
|
LMR-255 |
baja |
17,3 |
7,1 |
- |
2,4 |
37,4 |
6,1 |
dardo
pequeño |
|
|
LMR-mapeo 290 |
baja |
15,1 |
5,9 |
- |
2,9 |
32,4 |
4,5 |
dardo pequeño |
|
|
LMR-333 |
baja |
13,11 |
4,39 |
- |
1,85 |
27,7 |
2,0 |
flecha |
|
|
LMR-331 |
baja |
ind. |
… |
- |
… |
ind. |
ind. |
ind. |
Fuente:
elaboración propia
El sitio registra 13 artefactos de molienda, cinco de ellos
pasivos y ocho activos (Figura 3). Los molinos están fracturados y muestran
rastros de uso macroscópicos de redondeo. Se confeccionaron en bloques de
granito (n=2), basalto (n=1) y un tipo de roca indeterminada (n=2), presentando
secciones hemielipsoides. De las manos de molino, tres son simples y cinco son
dobles. Cuatro de las manos están agotadas por fractura, ninguna muestra
alteraciones y seis presentan sustancias adheridas (sedimentos, tizne,
carbonatos e indeterminadas). Se usaron rodados de andesita (n=5) y granito
(n=3) para su fabricación; cuatro tienen tratamiento de las caras activas
mediante picado y todas presentan alisado. Las formas de las caras son plana
(n=6), convexa muy atenuada (n=6) y convexa semicircular (n=1). Dos de las
manos de moler se recuperaron apiladas en un sector del espacio abierto del
sitio. Su disposición fue interpretada por Bettinger (2000, com. pers.) como un
escondrijo, similar a los frecuentes hallazgos en sitios que evidencian
procesos de intensificación con ambientes y variaciones altitudinales
comparables (por ejemplo, la Gran Cuenca, EEUU) (Cortegoso, 2004). Esto se
confirma por el hecho de que el tipo de canto rodado utilizado como forma base
no proviene de los escarpados arroyos de este sector de la Cordillera, sino de
los grandes cauces del sector más bajo del valle de Potrerillos (Cunietti, 2023).
Integración de datos
Los resultados muestran que con el
aumento de la distancia entre los sitios y la fuente disminuye la
representación de las etapas iniciales del proceso reductivo y se incrementa la
representación de etapas finales (Figura 4). Esto evidencia
tanto el proceso reductivo en sí mismo como el
modo en que tales actividades se planifican según el uso dado a distintos
ambientes. La cuenca del río Blanco funcionó como un área de habitación que
permitió, en un espacio relativamente acotado,
el asentamiento permanente en el valle y ocupaciones estacionales para
actividades específicas en los ambientes próximos más elevados, tanto en cordillera
como en la Precordillera. Este sistema de producción lítica de rocas
silicificadas se inicia en sus canteras en Los Conitos, donde está evidenciada
la selección de materias primas y casi no hay formatización ni descarte de
instrumentos. Continúa en las casas de Terraza
Gendarmería y del río
Blanco, donde la secuencia muestra distintos estadios y una variedad de instrumentos.
Finalmente se completa en la cordillera (La Manga), donde aparece
primordialmente la etapa final de la producción: formatización y reconfección
de puntas de proyectil. El mantenimiento, que incluye lascas de reactivación
directa e inversa (sensu Aschero,
1975), solo está registrado en cordillera. Las puntas fueron descartadas
principalmente por haber concluido su vida útil y registran un alto grado de
fractura. Las actividades que podrían tener lugar en estos emplazamientos,
según el tipo de instrumentos descartados, estarían ligadas a la explotación de
recursos estacionales, procesamiento de vegetales y caza, actividad persistente
en registros tardíos del norte de Mendoza (Castro et al., 2018).
Fuente:
elaboración propia
En cuanto a los artefactos de
molienda, el sitio cordillerano (La Manga) cuenta con casi el doble de
artefactos que el del valle (Casa de Río Blanco). En ambos casos, los molinos
tienen secciones hemielipsoides, lo que permite procesar un mayor volumen de sustancia
y sugiere una práctica de molienda eficiente (sensu Adams, 2014).
Además, todos están fracturados, lo que podría deberse a una rotura intencional
como parte de cierre de los sitios (Adams, 2008). Las manos de molino son
siempre dobles y los soportes en las que se confeccionaron fueron transportados
desde los sectores bajos del valle intermontano (Cunietti, 2023). A esto se
suma el uso intensivo de todas las manos y el hallazgo de un escondrijo de dos
de ellas en el sitio. Las manos de La Manga tienen caras mucho más planas que
las de río Blanco, lo que permite una mayor superficie de contacto efectivo.
Además, hay una mayor cantidad de manos con tratamiento de las caras activas
mediante picado, lo que mejora la abrasión durante el procesamiento. En
conjunto, estos datos sugieren una práctica de molienda más eficiente en la
zona cordillerana, posiblemente asociada con el stress temporal producido por la estacionalidad (Torrence, 1989).
También podría ser el resultado de ocupaciones prolongadas en temporadas
estivales más extensas, según las condiciones de temperatura en cordillera para
la cronología considerada en este trabajo.
Respecto a las puntas de proyectil,
se destacan tres aspectos: 1-estos instrumentos no se registran en el sitio Los
Conitos, 2- su presencia es muy baja en
el valle, con solo dos elementos en la Casa del Río Blanco y 3- el descarte es
alto en cordillera, con 19 elementos en La Manga. Esta distribución heterogénea
de las puntas está relacionada con la funcionalidad diferencial de los sitios y
los ambientes en los que se emplazan; siendo este sitio de uso estacional
vinculado a la caza y el procesamiento el que muestra los índices más elevados.
En este sentido, no llama la atención la ausencia de puntas en la cantera donde
la actividad principal es el abastecimiento y la obtención de soportes para su
transporte a otros espacios. Es bajo también el descarte de proyectiles en el
interior de las unidades domésticas en las bases residenciales del valle, como
la Casa de Río Blanco. Si consideramos los registros de superficie del valle de
Potrerillos observamos un aumento en el descarte de puntas; recolecciones a
gran escala hechas en el marco del rescate previo a la construcción del dique y
el uso diferencial de los espacios interiores y exteriores explican estas
características del registro (Cortegoso, 2004). Por su parte, la abundancia de
estas piezas en cordillera se relaciona directamente con el uso de ese ambiente
para el desarrollo de actividades de caza, con la funcionalidad del sitio como
refugio estacional y también como espacio de talla de diversos instrumentos
líticos, sobre todo de confección y mantenimiento de armas.
La mayor parte de las puntas procede
de La Manga. Casi la mitad de las piezas tiene integridad nula por hallarse
fracturadas y por haber sido sometidas a mantenimiento. Esta es otra diferencia
con las dos puntas de la Casa de Río Blanco, cuya integridad media y baja
indica que se trasladaron hasta la unidad habitacional cuando aún conservaban
vida útil. En La Manga, el predominio de pedúnculos y bases entre las piezas
fracturadas es un indicador de actividades orientadas a la recuperación de
astiles e intermediarios (Keeley, 1982). La conservación de los elementos
orgánicos es inherente al uso de este sistema de arma, aunque no es exclusivo
del arco y flecha (Marsh et al.,
2024). Este comportamiento tecnológico (sensu Nelson, 1991) implica
inversión de tiempo y energía en la recuperación de las maderas y puede
responder a los altos costos de obtención de este recurso y a la inversión de
trabajo para su formatización (Martínez y Funes Coronel, 2011; Ratto y Marconetto,
2011).
De las 10 puntas de proyectil con
integridad media y baja de la La Manga, que pudieron ser sometidas a análisis
métricos discriminantes, siete corresponden a flechas muy pequeñas, cuyas
variables métricas se ubican muy por debajo de los valores máxim
Estrategias de explotación,
estabilidad y abandono
El segmento temporal analizado muestra la estabilización de
estrategias que son posteriores a un cambio regional disruptivo que incluye la
presencia de sociedades con economías diversificadas y nuevos sistemas de armas
(Marsh et al., 2023). Se ha sugerido, en base a la discontinua señal humana
previa, que su registro en la región podría ser resultado de procesos de intensificación
no in situ sino por colonización (Cortegoso,
2014). El desarrollo de economías mixtas en esta latitud cercana al extremo
austral de las formas de vida de raíz andina podría marcar el límite de
movimientos poblacionales de escala macrorregional. Variaciones en indicadores
bioarqueológicos en restos humanos previos y posteriores han sido estudiados en
el norte de Mendoza; los datos craneofaciales y dentales son consistentes con
el ingreso de una población al área de la montaña con posterioridad a 1000 años
AP (Menéndez et al., 2014). Estudios de isótopos de estroncio 87Sr/86Sr indican
que algunos de estos procesos fueron protagonizados poco después de esta fase
por migrantes. Sus rasgos particulares incluyen modificaciones corporales
culturales y contextos mortuorios grupales relativamente sincrónicos que abren
interrogantes muy desafiantes (Barberena et al., 2020). Esto pone de relieve la
importancia de incorporar procesos espaciales disruptivos en los marcos de
análisis de las trayectorias demográficas a nivel regional.
Los desplazamientos a lo largo de
los Andes en los últimos milenios y en una extensión latitudinal muy amplia son
complejos e incluyen reordenamientos espaciales que podrían, en parte, ser
consecuencia de la Anomalía Climática Medieval (Morales et al., 2009). En el
noroeste argentino se ha puesto énfasis también en las variaciones ambientales
que afectaron la productividad agrícola en tierras altas andinas. El fracaso de
la agricultura de secano durante los períodos de sequía se ha asociado a mayores
índices de violencia y movimientos de grupos entre 1500 y 500 años AP (Snyder y
Haas, 2023). También a escala continental las fluctuaciones climáticas
vinculadas a la oscilación ENOS ha mostrado tener un fuerte impacto en la
productividad del maíz (Gillreath-Brown y Kohler, 2024). Las
oscilaciones son un elemento en consideración en todos los casos de economías
agrícolas. En el caso de estudio la producción no se vería afectada por cambios
en las precipitaciones, puesto que se realizaría en terrazas bajas del río de
curso permanente. Sin embargo, sí se vería afectada por temperaturas bajas que
modificarían los umbrales mínimos de crecimiento necesario tanto para las
especies silvestres como domésticas principales: algarrobo y maíz.
Un modelo bayesiano en base a los 19
fechados radiocarbónicos disponibles para el valle de Potrerillos estimó que la
secuencia de ocupación humana empezó ca. 3620 AP (3810-3380, 1 sigma) con un
nivel de muy baja intensidad de explotación registrado en Los Conitos (Marsh y
Cortegoso, 2014). El primer nivel con cultígenos se remonta a 1560 AP
(1620-1420, 1 sigma). Esta fase registra las primeras casas en el valle, poca
evidencia de molienda y la ausencia de un sistema integrado de sitios en la
cuenca. El registro de artefactos de molienda en el valle de Potrerillos se
remonta a las primeras ocupaciones humanas estables ca. 1390 años cal. AP. El
rango temporal entre 1250-1020 años cal. AP registra en el valle nuevos
espacios habitacionales que incluyen la casa de Río Blanco y los sitios de
Terraza de Gendarmería aquí considerados: Casa 2 y Sector Hornillos. Las
ocupaciones de esta fase fueron parcialmente contemporáneas lo que puede
indicar mayor cantidad de gente ocupando el valle, lo que se ha contrastado por
el aumento de las prácticas de molienda y un proceso de diversificación y
optimización de su tecnología (Cunietti, 2023). La presencia de maíz fue
cuantitativamente importante y los habitantes del valle pudieron expandir con
temperaturas favorables el cultivo y el consumo de las especies domésticas en
estos siglos.
A nivel mundial, la dependencia de
alimentos silvestres en combinación con la producción de alimentos de bajo
nivel fue una adaptación estable, duradera y racional que debe entenderse en
sus propios términos (Greaves y Kramer, 2014). Sobre amplias bases de análisis
transculturales de cazadores-recolectores estos autores proponen modelos
predictivos según los cuales si el trabajo y la programación de inversiones en
recursos silvestres y cultivados no entran en conflicto (bajo costo de
oportunidad), entonces las estrategias mixtas serán estables y de largo plazo.
En estas circunstancias se espera que la inversión en recursos cultivados y
otras actividades variará anual o estacionalmente dependiendo de las cosechas
de recursos silvestres.
El registro del segmento temporal abordado en este trabajo
indica tareas de molienda complementarias en dos espacios, Casa del río Blanco
y La Manga, diferenciados por su altitud, vegetación y posibilidades de
asentamiento humano anual. Esta evidencia de procesamiento es sincrónica a la
explotación de recursos silvestres (Neltuma
sp., Schinus sp., Larrea sp. y Opuntia sulphurea) y domésticos (Cucurbita sp. y Zea mays)
recuperados en Los Conitos (Llano et al.,
2017). Los umbrales térmicos pudieron ser beneficiosos no solo para el
desarrollo de plantas silvestres y domésticas, sino también para la mayor
biodiversidad registrada en la secuencia del sitio. Ejemplo de esto es la
identificación en el registro faunístico de especies (particularmente
micromamíferos) extintas, extirpadas y/o retraídas regionalmente, formando
agregados no análogos en el pasado (López y Cortegoso, 2024). Los dos fechados
directos sobre plantas domésticas son de esta fase, que también muestra alta
diversidad y cantidad de recursos silvestres (Llano y Cortegoso, 2015). La
mayor ocurrencia del árbol Neltuma
flexuosa y otras especies silvestres en estos niveles es significativa.
Este árbol genera condiciones microclimáticas y entornos que facilitan el
desarrollo de otros taxones en el paisaje (Álvarez y Villagra, 2010);
el análisis de heces de Los Conitos sugiere para esta cronología condiciones locales
caracterizables como islas de fertilidad (López et al., 2024).
Los análisis de estilo y arqueometría de pastas cerámicas
indican que los tipos se incrementan en la fase temporal analizada en este
trabajo, y no aparecen como un salto en el registro, sino como una tendencia a
preferencias por determinadas elecciones técnicas replicadas a nivel local que
covarían en el tiempo (Frigolé et al., 2023). Esto sugiere la práctica de
varias generaciones que colonizaron estos ambientes con conocimiento y
experimentación en base a los recursos de disponibilidad local. Esto remite a
condiciones de estabilización de gente y de estrategias de exploración en el
área. Para una fracción temporal y ambiente comparable en el valle próximo de
Uspallata (Túmulo II AD 800-1000) y en base a estudio de distintos isótopos
sobre esqueletos humanos, se ha demostrado una escala espacial acotada de los
rangos geográficos y una dieta que sugiere un nicho isotópico amplio que se
interpreta como una economía generalizada (Barberena et al., 2022). El estudio
indica la existencia de sistemas intensivos de parentesco y mayor estabilidad
en historias de vida. Los procesos de intensificación pueden asociarse con
cambio social, en tanto que los desequilibrios entre recursos y población
favorecen un mayor control del territorio y el establecimiento de reglas
asociadas a la diferenciación de estatus (Prenttis, 2021). Entre
los elementos que forman parte de los contextos de entierro destacamos la
presencia de un tembetá lítico, una punta de proyectil y dos vasijas completas
del periodo Alfarero Temprano del Valle Central de Chile (Da Peña Aldao et al.,
2016). Por su ancho máximo (2,29 mm) esta punta es discriminada como dardo,
tipo de proyectil que ha sido escasamente registrado en el norte de Mendoza en
contextos tardíos posteriores a 1600 años cal AP. Sin embargo, existe un
registro excepcional de dardos de obsidiana en un ajuar más tardío también en
el valle de Uspallata (Nami et al., 2015). Una de las materias primas que se
explotó en la cantera de Los Conitos para ser modificada por pulido es la
calcita, también registrada en las casas del valle Potrerillos y trabajadas
como tembetás de clavo (Cortegoso, 2006).
La reducción en la movilidad y el establecimiento de
interacciones a grandes distancias se ha señalado, en procesos comparables,
como consecuencia de la intensificación en el procesamiento vegetal, el
almacenamiento e incluso la apropiación de espacios (Eerkens, 2003). La
diversificación de estilos regionales en cerámica se está abordando desde
estudios arqueométricos sobre pastas que han puesto de relieve la transmisión
de prácticas, la existencia de territorios a ambos lados de la cordillera y el
establecimiento redes de intercambio (Frigolé et al., 2024). Estos autores
destacan que además de objetos, los intercambios alcanzaron a ideas y
tradiciones; vasijas con estilos cerámicos del norte de Mendoza encontradas en sitios
de Chile fueron confeccionadas con arcillas de la vertiente pacífica. Además, los estudios geoquímicos de las
obsidianas registradas en estos sitios de la cuenca del río Blanco, fuera del
arco volcánico sur, muestran la mayor diversidad de fuentes cordilleranas y
también la mayor distancia de desplazamiento (ca. 500 km) para el norte de
Mendoza (Cortegoso et al., 2019). Finalmente, se está abordando también en un
área de cordillera muy próxima a La Manga, el análisis de un sitio con
cronologías del último milenio que tiene un mortero múltiple (Frigolé et al., 2024). La
densidad de este tipo de sitios y materialidad es particularmente alta a la
misma latitud en la vertiente occidental andina (Belmar et al., 2017). Su
análisis abre un campo de indagación sobre condiciones ambientales
particulares, pero también sobre una dinámica de interacciones humanas transcordilleranas
excepcionales.
Conclusiones
El estudio sobre uso complementario de ambientes en espacios
con diferencias altitudinales tiene una larga trayectoria académica en
Sudamérica. En los Andes centro sur, modelos alternativos se han desarrollado
para comprobar con distinto tipo de registro el alcance espacial y tipo de
recursos explotados. Este trabajo analiza de modo integrado el análisis del
registro lítico de la única fracción temporal que muestra usos integrados de ambientes
en la cuenca del río Blanco (32°S), noroeste de Mendoza. La región que
enfocamos tiene en pocos kilómetros un espectro de microambientes que son
alternativamente favorables a la sensible variabilidad climática de las zonas
de altura andina. La quebrada de La Manga en cordillera, aunque de uso
estacional, tiene condiciones húmedas que permitieron el desarrollo de vegas y
grandes turberas e incluso pudo ser refugio bajo las condiciones del hiper
árido del Holoceno medio (Cortegoso, 2005).
La instalación permanente o semipermanente es factible en
sectores más bajos y protegidos como el valle de Potrerillos, donde se han
excavado distintas unidades domésticas a uno y otro lado del río Mendoza en una
secuencia de baja superposición que se inicia ca. 1500 años AP (Marsh y Cortegoso, 2014). Las estribaciones precordilleranas
al este del valle tienen disponibilidad de fuentes silíceas criptocristalinas
de buena calidad para la talla explotadas durante todo el Holoceno tardío. Las
condiciones excepcionalmente áridas de este sector favorecieron una
preservación diferencial de un valioso registro botánico y faunístico cuyo
análisis demuestra una riqueza y variabilidad ecológica también excepcional en
el pasado, particularmente ca. 1000
años AP (López et al., 2024). En el valle hay indicadores de una diversidad
biológica sin análogos actuales y el registro botánico indica el alto
procesamiento de una especie también hoy ausente localmente, el algarrobo
(Llano et al., 2017). Cada uno de estos parches en una topografía tan
irregular, ofreció un escenario casi sin análogo en el presente.
La sincronicidad y complementariedad tecnológica del
registro indica la relativa estabilización de un estilo de vida de baja
producción e intensificación en el procesamiento que se extendió por más de dos
siglos, desde 1100 y 860 cal. AP. Las tareas como el abastecimiento de materias
primas en la margen este del río Mendoza u otras fuentes un poco más alejadas
en la Precordillera, podrían programarse para temporadas invernales en las que
el caudal de río es más bajo y la cordillera permanece cubierta de nieve.
Veranos largos y productivos pudieron dar lugar a exitosas bases a mayor altura
como las de La Manga. En condiciones ambientales favorables, el procesamiento
de algarrobo y la producción de maíz en las terrazas bajas del río generaron un
escenario de estabilidad con combinación sustentable de estrategias. La
explotación más intensiva de las fuentes líticas locales y el desarrollo de un
sistema integrado de sitios que implica ocupaciones extendidas en distintas
ventanas estacionales, sólo se registra en la fracción temporal aquí evaluada. La
integración del análisis tecnológico señala, en general, procesos productivos
que ocurren a lo largo de la cuenca. Estudios arqueométricos sobre las pastas
de la cerámica de La Manga han confirmado su fabricación local, incluyendo la
obtención de arcillas en los valles intermontanos y la precordillera (Frigolé,
2017).
Usamos el análisis de sistemas de producción lítica
secuenciales de la fuente Los Conitos, el análisis morfológico de los artefactos
de molienda y el de armas de caza, para demostrar de qué modo se articulaban en
estos espacios estrategias humanas en circuitos de rango anual. Esto involucra
desde el aprovisionamiento de materias primas en el piedemonte occidental
precordillerano para tallar artefactos bifaciales, el abastecimiento de rodados
en los sectores más bajos del valle para confeccionar manos de moler, hasta la
extracción y procesamiento de recursos en bases estacionales cordilleranas.
En esta fracción temporal el 73,5% de los elementos líticos registrados
en el Alero 2 de Los Conitos están tallados sobre silíceas criptocritalinas de
la fuente local en estadios iniciales de selección y preparación de núcleos,
actividad principal realizada en esta cantera taller. En los sitios próximos del valle de
Potrerillos, casas del río Blanco, terraza del río Mendoza y su espacio
exterior productivo, menos del 20% del registro lítico de esta fracción
temporal corresponden a estas rocas. En el valle es más significativa la talla
secundaria, obtención de soportes y formatización de artefactos, etapas más
extendidas y esperables en bases residenciales. Las secuencias reductivas de la
unidad habitacional de la terraza Gendarmería y del sector Hornillo son
complementarias. Así, las actividades iniciales del proceso reductivo como la
preparación se registran en el exterior de la vivienda, mientras que en el
interior solo se registra el descarte de potenciales soportes y microlascas producto
de la manufactura final de artefactos. En cordillera, La Manga tiene el
34,5% de los artefactos sobre rocas de la fuente Los Conitos; el sitio más
alejado a la fuente es el que tiene el porcentaje más alto de formatización sobre
estas materias primas. Esto obedece a que son las rocas de mejor calidad para
la talla en la región, en especial para la formatización bifacial y a la
funcionalidad del sitio. Estas materias primas se seleccionaron para la producción
de armas de caza. El 82% de los productos de esta fuente no local, corresponde
a la reconfección y mantenimiento de artefactos, principalmente de puntas de
flecha según los análisis métricos discriminantes.
Las flechas son el tipo de
proyectil predominante que encontramos en esta fracción temporal en los sitios
estudiados. El bajo porcentaje de dardos es coherente con los estudios
regionales que indican para el norte de Mendoza una disminución de este tipo de
proyectil una vez ingresado el arco. Esta nueva tecnología habría sido adoptada
en la provincia ca. 1600 años cal AP (Castro et al., 2024), pocos siglos antes del
periodo aquí abordado. Esta
es una línea de investigación reciente que ha permitido evaluar la cronología
de ingreso, tempo de dispersión de
esta tecnología e indagar sobre las consecuencias en los sistemas culturales y en
la interacción humano-ambiente (Marsh et al., 2024). Para ambientes y contextos
comparables de Norte América, se ha propuesto que la existencia de bases
residenciales, donde se intensificó el procesamiento de plantas silvestres, es
una consecuencia de la introducción de arcos como armas de caza (Bettinger,
2013). Según ese análisis su incorporación impactó en la organización de los
grupos permitiendo el éxito en la caza a escala familiar y una reducción en la
movilidad que haría factible soportar el costo del procesamiento. Según
antecedentes, la instalación de sociedades con bases económicas diferenciadas y
portadoras de este tipo de innovación tecnológica podría explicar el inicio del
proceso que en este trabajo hemos enfocado en su despliegue y estabilidad.
En
el río Blanco se registraron molinos agotados por fractura y manos de molino
dobles, todas con sustancias adheridas. El sitio cordillerano La Manga tiene casi
el doble de artefactos que los del valle y registra una alta intensidad de
procesamiento. Además, un escondrijo de artefactos pesados como las manos de
moler transportadas desde el valle, puede ser interpretado como un equipamiento
de sitio esperable en condiciones de ocupación efectiva del área y anticipación
de uso recurrente del espacio (sensu
Franco, 2004). Éstas etapas de ocupación se habrían dado bajo condiciones
ambientales favorables, veranos más largos y procesamiento intensivo reflejados
en formatización para obtener instrumentos más eficientes de molienda. La
diversificación de las prácticas de molienda y la explotación de diferentes
ambientes, en conjunto con el registro arqueobotánico de Los Conitos, apoya la
propuesta de un escenario de intensificación regional para este período. Para
esta cronología la evidencia arqueológica indica que la demografía habría
alcanzado un máximo sin antecedentes en la región y particularmente en la
cuenca del río Blanco este pico demográfico tampoco fue superado en cronologias
mas tardías. ¿Los sitios de cordillera pudieron haber sido intencionalmente cerrados?
En este trabajo hemos
abierto una ventana espacial y temporal acotada para explorar la modalidad que
tuvieron esos desarrollos humanos en un espacio específico. Luego de la
relativa estabilización en la forma de vida analizada en este trabajo, la señal
humana en el valle y las quebradas asociadas en cordillera es prácticamente
nula. Las fechas y límites estimados para los sitios muestran medianas ubicadas
un siglo antes y después del final de esta fase de ocupación, seguido de una
ausencia notable de evidencia material y datos cronológicos, lo que sugiere una
reducción significativa en la intensidad del uso humano del valle (Marsh y
Cortegoso, 2014). ¿Una fase más fría como la asociada a condiciones Niña podría
haber sido un motivo para el abandono del valle?; no existe actualmente una
resolución cronológica y paleoambiental para argumentarlo, pero es una
posibilidad que deberá explorarse. La refinación de las escalas espaciales y
temporales abre la posibilidad de indagar sobre escenarios sociales entramados y
complejos que aún desafían explicaciones consistentes.
Agradecimientos
Se agradece al PICT2019-01627 “Biogeografía y
cambios tecnológicos en el límite meridional del desarrollo agrícola andino
(32°-34°S)” dirigido por la Dra. Valeria Cortegoso, y a CONICET, por el
financiamiento. A los evaluadores por los aportes realizados al trabajo.
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