NUEVA EVIDENCIA
DE ARTE RUPESTRE PREHISPÁNICO EN LAS CUENCAS DE PASTOS GRANDES Y RATONES, PUNA
DE SALTA: PRIMERAS APROXIMACIONES COMPARATIVAS
NEW EVIDENCE OF PREHISPANIC ROCK ART IN THE PASTOS GRANDES AND RATONES
BASINS, PUNA DE SALTA: FIRST COMPARATIVE APPROACHES
Gabriel E. J. López
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET).
Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y
Letras,
Universidad de Buenos Aires
Silvina T. Seguí
Instituto de Arqueología,
Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de
Buenos Aires.
Federico I. Coloca
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET).
Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y
Letras,
Universidad de Buenos Aires
Juan P. Orsi
Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y
Letras,
Universidad de Buenos Aires
Sonia M. Araya
Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y
Letras,
Universidad de Buenos Aires. E-mail: sonia.mariel.araya@gmail.com
Patricia Solá
Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y
Letras,
Universidad de Buenos Aires
Resumen
Se presenta nueva evidencia
de arte rupestre en las cuencas de Pastos Grandes y Ratones, Puna de Salta,
Noroeste argentino. Se trata de grabados sobre paredes rocosas con
representaciones asignables a distintas cronologías relativas. En una quebrada
de Pastos Grandes, conocida como Pucará, se relevaron figuras de camélidos naturalistas
que se vinculan con ciertas características observadas en el estilo Kalina del norte de Chile. La semejanza con el estilo
señalado podría indicar su realización en contextos de cambio hacia la
domesticación de camélidos a fines del Holoceno medio y comienzos del Holoceno
tardío. En cambio, en la quebrada de Los Farallones, cuenca de Ratones, la
mayor parte de las representaciones corresponde a motivos geométricos asignados
a temporalidades prehispánicas más tardías, principalmente de época inca. La
comparación de las representaciones de ambas quebradas con otras iconografías
similares descritas en diversos sitios andinos fue decisiva para establecer una
primera asociación estilística y cronológica relativa en escala amplia.
Palabras clave: Arte rupestre,
Prehispánico, Camélidos, Motivos geométricos, Puna de Salta
Abstract
This paper
presents new evidence of
rock art in the Pastos Grandes and Ratones basins, Puna of Salta, Northwestern
Argentina. The findings consist of engravings on rock walls with
representations assignable
to different relative chronologies. In a ravine of
Pastos Grandes, known as Pucará, naturalistic
camelid figures were recorded, which are linked to certain characteristics observed in the Kalina style
from northern Chile. The resemblance to this style may indicate their creation during contexts of change towards camelid domestication in the late Middle Holocene and early Late Holocene. In contrast, in the Los Farallones ravine, in the Ratones basin, most of the representations consist of geometric motifs assigned to later pre-Hispanic
periods, mainly from the Inca era. The comparison of the representations from both ravines
with similar iconographies described at various Andean sites was
crucial in establishing an initial broad-scale
stylistic and relative chronological association.
Keywords: Rock art, Pre-Hispanic, Camelid
motifs, Geometric motifs, Puna de Salta
Introducción
El objetivo principal es presentar
nueva evidencia de arte rupestre en las cuencas de Pastos Grandes y Ratones,
Puna de Salta. Se trata de grabados relevados recientemente en paredes rocosas
de dos contextos espaciales. El primero, correspondiente a Pastos Grandes, se
ubica en una quebrada denominada Pucará, mientras que el segundo, en Ratones, se
localiza en la quebrada de Los Farallones (Figura 1). Esta evidencia se compara
con otros registros de arte rupestre, en escalas locales y macrorregionales,
con el objetivo de caracterizar atributos compartidos que permitan realizar una
asociación estilística y cronológica relativa. Para ello, se consideran
representaciones rupestres de distintas regiones andinas, principalmente en el
Noroeste argentino, Chile y Perú. Esta comparación constituye, además, la base para
analizar procesos comunes de interacción y transmisión de información cultural
en distintas escalas.
En este sector de la Puna
de Salta, se destacan los motivos del sitio Cueva Inca Viejo, localizado en la
cuenca de Ratones (López, Seguí y Solá, 2021). En ese sitio, el arte rupestre
está compuesto por una diversidad de pinturas de camélidos, antropomorfos y, en
menor medida, representaciones geométricas. Estos diversos motivos fueron
asignados principalmente a contextos tardíos preincaicos e incas y corresponden
a pinturas de color negro (predominantes) y tonalidades rojizas (minoritarias)
(López, Coloca, Orsi, Araya, Seguí, Rosenbusch y Solá,
2020; López et al., 2021). Hasta hace poco tiempo, esta evidencia constituía la
única referencia sobre arte rupestre en estas áreas. Sin embargo, a partir de
diversas fuentes de información, se realizaron prospecciones dirigidas con el
fin de ampliar el conocimiento sobre esta materialidad. Estas prospecciones permitieron
detectar el nuevo registro en las quebradas de Pucará y de Los Farallones. Por tal
motivo, los análisis son aún preliminares y constituyen una primera
aproximación a los casos de estudio.
Figura 1. Localización de las quebradas de
Pucará y de Los Farallones.
Fuente: Elaboración
propia de los autores.
Áreas y sitios
de investigación
Las cuencas endorreicas de Pastos
Grandes y Ratones están compuestas por diversos sectores geoambientales,
entre los que se destacan las quebradas y los salares (Alonso, 1999; Turner,
1964). Las principales quebradas de Pastos Grandes se encuentran en la parte
norte del área y conforman los espacios de mayor productividad primaria. En
este sector, se ubica el sitio Alero Cuevas, la referencia arqueológica y
cronológica para el estudio de los procesos de cambio en el área, debido a su
larga secuencia de ocupación durante el Holoceno temprano, medio y tardío
(López, 2021). Otro sector geoambiental distintivo, compuesto
por el salar y sus alrededores, se localiza al sur de la cuenca de Pastos
Grandes y presenta ocupaciones humanas, al menos, desde fines del Holoceno
medio (López, 2022).
Hacia el este del salar de
Pastos Grandes, se emplazan las sierras de Pucará; en ellas, aflora la
Formación homónima compuesta por rocas dacíticas y
andesíticas cuarcíferas y sus elementos piroclásticos, las tobas dacíticas (Turner, 1964). Se trata de un sector árido de la
cuenca de Pastos Grandes, aunque con espacios fértiles como el fondo de la
quebrada de Pucará (de rumbo E-O), en el que se destaca una vega con abundantes
pasturas y un puesto actualmente abandonado. A su vez, la quebrada se encuentra
limitada en el sur por afloramientos rocosos de la Formación Pucará, de baja
altitud, sobre los cuales se registraron grabados de camélidos (Figuras 2A y 3A).
El arte rupestre se localiza frente a la vega, a una altura de 3945 msnm. Al
pie de la pared rocosa que contiene las figuras de los camélidos, también se
recuperó material lítico en superficie. Entre este material, se destacan dos
artefactos fragmentados, uno posiblemente asignable a las lanceoladas sobre
hojas “Saladillo”, comunes entre fines del Holoceno medio y comienzos del
Holoceno tardío, y otro que corresponde a una punta lanceolada bifacial,
también vinculada generalmente con contextos del Holoceno medio. En próximas
campañas, se espera realizar un estudio sistemático de este espacio para
evidenciar la diversidad y densidad artefactual.
En la cuenca de Ratones, la
variabilidad geoambiental es más reducida, dada la
aridez general y los escasos sectores con mayor productividad que la media del
área (Alonso, 1999). Estos espacios se encuentran en lugares puntuales, como
algunas quebradas con vegas y aguas superficiales o subsuperficiales. Este es
el caso de la quebrada adyacente al sitio Abra de Minas, un asentamiento
prehispánico, principalmente de época inca, compuesto por 92 estructuras, entre
las que se relevaron dos recintos perimetrales compuestos (RPC) y una posible kallanca (Coloca y López, 2021; López et al.,
2020). Estas construcciones denotan la importancia que tuvo este sector de la
Puna para el Imperio Inca. Enfrente de este sitio, a dos km en dirección oeste,
se localiza Cueva Inca Viejo (4312 msnm). Es una mina prehispánica de turquesa que
tuvo un rol destacado para los incas, a juzgar por el grado de modificación del
sitio y sus alrededores (López et al., 2020). En esta modificación, mucho tuvo
que ver la sacralización de la mina y el cerro Inca Viejo, tal como lo
demuestra la alta frecuencia y diversidad de objetos relacionados con prácticas
rituales y la construcción de una estructura ceremonial incaica en la entrada
de la cueva (Coloca y López, 2021; López et al., 2020).
Hacia el sudoeste del salar
de Ratones, y a unos 10 km de Cueva Inca Viejo, se ubica la quebrada de Los
Farallones, de rumbo general NO-SE, donde se registraron los grabados rupestres
(3861 msnm). Se trata de una quebrada limitada por grandes paredones de
ignimbrita dacítica, principalmente en el sector sur
(Figura 2B). En el fondo de quebrada, hay una pequeña vega con intercalaciones
de salitre y sedimento limo-arenoso. En general, el paisaje actual de este
espacio es sumamente árido y alejado de poblaciones humanas permanentes. Sin
embargo, en el pasado prehispánico pudo ser un lugar relevante para el control
de la cuenca y para la circulación humana entre Puna y valles mesotermales. En este sentido, la presencia de motivos
rupestres localizados en las paredes de uno de estos farallones podría
representar una señalización simbólica del paisaje, como una forma de
transmitir información para los grupos humanos en tránsito. Entre el material
en superficie, se reconocen artefactos líticos y cerámica, una de ellas
asignable a un estilo inca, y un alero asociado con un muro de rocas que se une
con el farallón, produciendo un cerramiento del sector (Figura 3B). En el alero
aflora una camada de gramíneas que podría indicar un lugar de pernocte o
asentamiento de los grupos humanos que circularon por la quebrada. En este marco,
se destacan cuatro paneles de grabados rupestres, en su mayoría con motivos
geométricos (por ejemplo, círculos, cuadrados, triángulos, etc.), aunque, en
menor medida, se relevaron algunos zoomorfos (camélidos) y antropomorfos.
Figura 2. Vista de los sectores con
grabados rupestres. A. Quebrada de Pucará. B. Quebrada de Los Farallones.
Fuente: Fotos
de los autores.
Figura 3. Ubicación del arte rupestre en
los sitios. A. Pucará. B. Farallones.
Fuente: Fotos
de los autores.
Aspectos metodológicos
Los relevamientos del arte
rupestre en ambas quebradas fueron realizados en la campaña de septiembre de
2022. En el marco de una primera caracterización, los grabados se
fotografiaron, se midieron con cinta métrica y se ubicaron en su posición original
dentro de cada panel. También se describieron los atributos topográficos y los
rasgos particulares de los soportes. Al respecto, es importante destacar que los
paneles se localizan en paredes rocosas de altitudes variables, pero con buena
visualización general de las quebradas.
En el caso de Pucará, se
trata de una formación sumamente meteorizada con pocas superficies rocosas
aptas para ser usadas como soportes rupestres. En una de estas escasas
superficies disponibles, circundante a la vega donde se encuentra el puesto de
pastores abandonado, se observan los grabados principales en este sector, a una
altura de casi 3 m desde la base de la formación (Figura 3A). Este espacio no
solo fue usado por pastores en tiempos recientes, sino también por poblaciones
prehispánicas, a juzgar por la recolección de artefactos líticos asociados con
contextos de finales del Holoceno medio (ver sección anterior). Respecto de la
quebrada de Los Farallones, la pared de ignimbrita en la que se realizaron los
grabados posee una altura considerable, lo cual permite una gran visualización
del espacio circundante y de parte de la cuenca de Ratones. El arte rupestre se
encuentra distribuido en cuatro paneles sobre las paredes del farallón del
inicio de la quebrada (Figura 3B), localizado de frente a la vega salitrosa que
la surca. Los grabados se ubican a alturas variables con respecto a la base de
la formación, entre 1,5 m y 4 m aproximadamente, aunque la mayor cantidad de
representaciones se concentran entre los 2 m y 3 m de altura. No se pudo
desarrollar un estudio sistemático de la evidencia arqueológica presente en sus
alrededores, pero sí se han detectado los mencionados artefactos líticos y
cerámicos en superficie junto con el alero compuesto por un bloque de roca
enfrentado a los paneles rupestres (Figura 3B).
En los trabajos de
gabinete, se realizaron calcos digitales con los programas Adobe Photoshop y
Adobe Illustrator. También se usó el software ImagenJ- complemento DStretch
para la posible detección de pinturas, aunque el resultado fue negativo. A
partir de estos estudios, se comenzó el análisis bibliográfico para establecer
relaciones estilísticas con representaciones similares de otras áreas andinas del
Noroeste argentino, el Norte de Chile y Perú. Este abordaje comparativo se
llevó a cabo con el objetivo de plantear un primer acercamiento a patrones y
temas compartidos que podrían remitir a determinadas cronologías o períodos en
los Andes.
La descripción de los
grabados distinguió entre representaciones figurativas y no figurativas, aunque
también se consideraron algunas indeterminadas (Fiore, 2011). Entre las
figurativas se reconocieron, por ejemplo, zoomorfas y antropomorfas, mientras
que en las no figurativas se observaron diversos grabados geométricos. Estas
características generales conformaron el núcleo de los análisis descriptivos
desarrollados.
Por el momento no se cuenta
con una base de datos finalizada en la quebrada de Los Farallones, dado que
resta continuar el relevamiento detallado de los paneles en próximas campañas. Ello
permitirá realizar una cuantificación exhaustiva de los motivos representados.
En este sentido, si bien se trata de una presentación preliminar del arte
rupestre detectado en ambos sitios, no resulta menor el interés que reviste
esta nueva evidencia para los estudios comparativos a nivel regional y
macrorregional.
Las
representaciones de la quebrada de Pucará en perspectiva comparativa
Los motivos
relevados en esta quebrada corresponden a camélidos. Hasta el presente, no se
han detectado otras representaciones. En la pared sur de la quebrada, se ubica un
panel que presenta dos figuras de camélidos asociados entre sí (Figura 4A). Se
trata de representaciones confeccionadas por medio de la técnica de grabado.
Las figuras corresponden a camélidos naturalistas de perfil (con el cuerpo
posicionado hacia el este) con un largo total que varía entre 25 y 30 cm y, en uno
de ellos, no se visualiza la cabeza debido a una fisura en la roca que dislocó
ese sector, perdiéndose parte del motivo grabado. La cabeza del otro camélido
tiene forma triangular redondeada con orejas levemente inclinadas hacia atrás.
Además, en ese motivo, se distingue una cola recta aguzada. En ambos camélidos,
el lomo es recto y el vientre abultado, mientras que las extremidades son anchas
y se afinan hacia la parte inferior. También se pueden ver puntos o incisiones
de origen antrópico tanto en el interior de los cuerpos como en sus costados. En
un panel cercano de la misma formación rocosa, al oeste, se registra una
tercera figura de un camélido de características semejantes a los otros dos
motivos (Figura 4B). Sin embargo, se diferencia principalmente por su tamaño algo
menor (15 cm de largo total) y por la escasa profundidad del grabado con
respecto a los otros dos, observándose un trabajo más superficial.
Las
características de los camélidos relevados remiten a figuras similares en el
norte de Chile. En particular, se reconocen semejanzas con el estilo Kalina, en la región del río Loa (Berenguer, 1995, 1999, 2004;
Gallardo, 2018; Horta, 1996). Más allá de algunas variaciones dentro de este
estilo, se distinguen ciertos patrones comunes. En otras palabras, se destacan
distintos atributos de los camélidos de Kalina que
coinciden con diversos rasgos de los camélidos de la quebrada de Pucará (Figura
5). Específicamente, se ha planteado que en el estilo Kalina
los motivos de estos animales son naturalistas y siempre de perfil (Berenguer,
2004). Los petroglifos de este estilo tienen finos grabados de camélidos de cabeza
redondeada o triangular, con orejas verticales o inclinadas hacia atrás (en el
caso en que estén representadas), con solo dos extremidades y sin el detalle de
las patas (Berenguer, 1995; Gallardo, 2018). Las extremidades son anchas arriba
y se afinan en su parte inferior, tendiendo a converger (Horta, 1996). Los
lomos son rectos y el vientre es abultado o curvado (Berenguer 2004). El tamaño
de los camélidos suele variar entre 20 y 50 cm, aunque existen casos de mayor y
menor longitud (Gallardo, 2018). En general, se los representa asociados entre
sí, aunque pueden encontrarse aislados. Todas estas características son
observables en las figuras de la quebrada de Pucará, especialmente en los dos camélidos
que se asocian entre sí. Otro dato
relevante y común con este estilo es la presencia recurrente de puntos o
incisiones dentro de los cuerpos o en sus cercanías (Horta, 1996). Respecto de
la ubicación de los paneles de Kalina, se ha señalado
su presencia en paredes de quebradas con recursos hídricos y forrajeros junto a
conjuntos residenciales (Gallardo, 2018). Esta particularidad también se
reconoce en la quebrada de Pucará.
Este estilo no
solo se ha observado en el alto Loa sino también en otros sectores del norte de
Chile como la quebrada de Puripica (Núñez, Cartajena, Carrasco, De Souza y Grosjean,
2006). Dada esta distribución espacial amplia, se lo ha denominado como Kalina-Puripica (Gallardo, 2018;
Núñez et al., 2006). En relación con su temporalidad, se ha destacado su
asociación con contextos de fines del Holoceno medio y comienzos del Holoceno
tardío. Más precisamente, las fechas propuestas varían entre ca. 5000 años AP y
ca. 3500 años AP (Gallardo, 2018). Se trata de una cronología en la que habrían
ocurrido diversos procesos de cambio, como la domesticación de camélidos, en
sociedades cazadoras que intensificaron el uso de estos recursos en el marco de
una movilidad residencial más reducida (Cartajena, Núñez
y Grosjean, 2007; Núñez, 1992; Yacobaccio,
2001, 2021). Al respecto, cabe aclarar que en el Noroeste argentino también se
han relevado figuras de camélidos grabados asignados a cronologías comparables,
como las representaciones de la Modalidad Río Punilla, en Antofagasta de la
Sierra, Catamarca (Aschero, 1999; Aschero
y Hocsman, 2011). Sin embargo, hasta el momento, las
similitudes más notables de las figuras de Pucará parecen corresponderse con el
registro del norte de Chile.
El contexto
cronológico en el que se habrían realizado los camélidos grabados en la
quebrada de Pucará presenta intensa evidencia arqueológica en Pastos Grandes. En el sitio Alero Cuevas, se reconoce una capa
con fechados de ca. 5100-4200 años AP, que cuenta con registros relacionados
con procesos de cambio hacia la intensificación y domesticación de camélidos
(López, 2021; López y Orsi, 2019). En esa capa, se destaca la proliferación de
artefactos lanceolados unifaciales conocidos como Saladillo,
confeccionados sobre tecnología de hojas (López, 2021). Estos artefactos,
asociados con núcleos de hojas, se han relevado en diversos contextos de
superficie de Pastos Grandes, incluida la misma quebrada de Pucará. El aumento
de esta evidencia podría relacionarse, además, con tamaños poblacionales mayores
o de grupos más grandes hacia fines del Holoceno medio, tal como se observa a
partir del incremento de la señal antrópica a nivel macrorregional en las
tierras altas del norte de Argentina y Chile (Muscio
y López, 2016).
Figura 4. Arte rupestre de la quebrada de
Pucará. A. Foto y calco de camélidos asociados. B. Foto y calco de camélido
aislado.
Fuente: Fotos y
elaboración propia de los autores.
Figura 5. Comparación entre los camélidos de
la quebrada de Pucará y los del estilo Kalina en el
norte de Chile.
Fuente: A. Quebrada
de Pucará, elaboración propia de los autores. B. Estilo Kalina,
extraído de Berenguer (1999). C. Estilo Kalina, extraído
de Horta (1996).
Las
representaciones de la quebrada de Los Farallones en perspectiva comparativa
En esta quebrada, al
contrario de Pucará, los motivos son principalmente geométricos. Las
representaciones se ubican en cuatro paneles de un farallón emplazado en el
sector sudoeste de la quebrada. A los fines comparativos, solo se presenta una
caracterización general de las figuras más representativas.
Entre los motivos
principales, se destacan representaciones geométricas circulares, triangulares,
rectangulares, cuadrangulares y lineales (Figura 6). En particular, se observan
algunos motivos complejos por la cantidad de elementos presentes. Uno de ellos,
corresponde a un círculo atravesado por líneas dobles en forma de cruz que lo
dividen en cuadrantes. En su interior hay triángulos y orificios antrópicos.
Estos últimos, se encuentran en línea en el centro del círculo (tres orificios)
y tienen simetría en los cuadrantes superior izquierdo e inferior derecho
(cuatro en cada cuadrante). Cabe mencionar que los orificios antrópicos son
comunes en todos los paneles. También se localizan alrededor de una serie de zigzags
sucesivos o en hilera.
Otro motivo complejo corresponde
a un círculo que en su interior presenta 12 puntas y un orificio central. Se
trata de un motivo realizado con un trabajo de grabado muy fino. Además de los
círculos descritos, se reconocen cuadrados o rectángulos con líneas en forma de
cruces (tipo X) en su interior, en varios casos, con orificios horadados. Sin
embargo, estos motivos cruciformes también se realizaron por fuera de los
cuadrados o rectángulos, en un caso, con puntas triangulares redondeadas en los
extremos de las líneas. También se registraron triángulos en hilera con puntos
en su interior.
Algunas líneas de las
representaciones de los paneles son rectas y otras curvas, formando motivos que
aún no se pudieron precisar. Otras figuras relevadas comprenden dos clepsidras,
que se vinculan con líneas y diversos motivos geométricos. Entre las
representaciones figurativas, se destacan antropomorfos y camélidos. Los antropomorfos
son de forma rectangular, pero aún no es posible distinguir sus características
con exactitud (se cuantificaron al menos dos). A su vez, se destaca una forma antropomorfizada
tipo unku. Respecto
de los camélidos, solo se observan dos esquemáticos, aunque no se descarta que
haya al menos dos más, bastante deteriorados.
La comparación a nivel
macrorregional de los motivos más representativos permitió realizar una primera
aproximación estilística y cronológica (Figura 7). Específicamente, se
detectaron semejanzas con distintas representaciones del Noroeste argentino,
Chile y Perú (Hostnig, 2008; Hostnig
y Liz Gonzales Ruiz, 2021; Sepúlveda, 2004; Troncoso, 2004, 2005; entre otros).
Con respecto al Noroeste argentino, en diversas áreas se encuentran ciertas similitudes
con representaciones de Los Farallones. Específicamente, se han reconocido
motivos asignados a distintos períodos, principalmente desde contextos
formativos tempranos hasta tardíos/incas. Es el caso de la presencia de
círculos, clepsidras, figuras en zigzags o escalonadas y cruces (Aschero, 1999; De Hoyos, 2010; Falchi,
Podestá, Rolandi, Re y Torres, 2011; Falchi, Torres y Gutiérrez, 2018; Gentile, Casanova, Grant,
Coll y Lane, 2019, López Campeny y Martel, 2014; Martel,
Rodríguez Curletto y Del Bel, 2012; Nielsen, Podestá,
Falchi, Ávalos, López y Vázquez, 2022; Podestá, Rolandi, Santoni, Re, Falchi, Torres y Romero, 2013; Ratto y Basile, 2012-2014,
entre otros). Por ejemplo, en el cercano sitio de Cueva Inca Viejo, el arte
rupestre muestra diversos círculos, en algunos casos concéntricos y bicolores
(López et al., 2021). Además, se observa una asociación de estas pinturas
geométricas con camélidos, varios de ellos en caravanas. Un círculo concéntrico
bicolor de rasgos similares fue observado en un sitio de la Puna de Jujuy,
asignado a contextos prehispánicos tardíos (Fernández Distel,
2008-2009). Otros motivos comparables en el arte rupestre andino se han
relevado en Caspana, norte de Chile, donde se
evidencian diversos círculos y camélidos en caravanas, representaciones que
corresponderían al Período Inca (Sepúlveda, 2004; Vilches y Uribe, 1999). Esta
correspondencia toma incluso más sustento cuando se compara con diseños
similares del Cusco, Perú, en el corazón del Imperio inca (Hostnig,
2008).
En Caspana
también se relevaron figuras antropomorfas con una especie de vestimenta o unku con un diseño en X, lo cual puede relacionarse
con una figura de lados cóncavos antropomorfizada de Cueva Inca Viejo que
presenta líneas semejantes en X (López et al., 2021). Este tipo de diseños,
asimismo, remite a otros sitios de Salta, como Jume Rodeo, en la región de
valles mesotermales (De Hoyos, 2010). Las
representaciones en X también se observan en el interior de formas
antropomorfizadas de sitios localizados en Antofagasta de la Sierra, Puna de
Catamarca (Martel et al., 2012). A su vez, algunos motivos comparables fueron
relevados en el Valle del Bolsón, Catamarca, realizados en el interior de
formas geométricas rectangulares y subrectangulares,
una de ellas con puntos (Aschero y Korstanje, 1996). Sin embargo, los diseños con cruces en X de
Los Farallones tienen aún mayores similitudes con grabados sumamente distantes
de la Puna de Salta como los ubicados en la cuenca superior del río Aconcagua,
en Chile central (Troncoso, 2004, 2005). Se hace referencia a círculos,
cuadrados y rectángulos con cruces verticales-horizontales y en diagonal (tipo X).
Esta evidencia fue asignada al Período incaico (Troncoso, 2004). Una de las
fuentes de esta asignación cronológica, se observa en los motivos de las
vestimentas incas dibujadas por Guamán Poma de Ayala (1987 [1615]), más
conocidos como tocapus
(Troncoso, 2005). Los tocapus
son cuadrángulos con signos geométricos o figurativos estilizados que aparecen
en forma de series en tejidos y vasos ceremoniales de los incas (Eeckhout y Danis, 2004). Si bien varios autores intentaron
develar una escritura incaica perdida en estos signos, en general, se plantea
que forman parte de un sistema de comunicación gráfica que transmite diversos
tipos de información (Eeckhout y Danis, 2004; Zuidema, 1991). En este sentido, también se ha señalado que
podrían representar una heráldica de los emperadores incas, aunque no se
descarta que hayan transmitido otros aspectos tales como la toponimia, las
marcas de rango social y militar, los símbolos para eventos y períodos del año
y el culto a divinidades (Eeckhout y Danis, 2004).
Entre los motivos
geométricos comunes en los tocapus y los grabados de la cuenca de Ratones, se pueden
mencionar principalmente las cruces en diagonal o en forma vertical-horizontal,
muchas de ellas con puntos (como los orificios en el arte rupestre), cruces en
X y puntas redondeadas en los extremos, clepsidras, círculos con puntas y
líneas en diagonal o paralelas dentro de cuadrados (Figura 7). También se
observan hileras de puntos comunes en ambos registros. Un caso particular está
representado por el círculo con tres orificios en serie en su centro. Según
algunos autores, la serie de tres puntos de los tocapus representaría a un
emperador inca en particular (Eeckhout y Danis,
2004). Aun cuando se acuerde o no con estas interpretaciones, lo que sí parece
quedar en evidencia es que los motivos de los tocapus buscaban transmitir
cierta información y que, por su similitud, muchas representaciones de la
quebrada de Los Farallones podrían tener el mismo rol en época inca. Lamentablemente,
no se puede avanzar mucho más al respecto, pero es un primer paso para realizar
una asignación estilística y cronológica relativa al arte rupestre presentado.
Aún más lejanos, varios de
estos motivos también se reproducen en distintas áreas de Perú. En la zona de
Arequipa, en uno de los mayores complejos de arte rupestre del mundo, denominado
Toro Muerto, se registraron grabados asignados a cronologías prehispánicas,
incluido el Período Inca (Hostnig y Liz Gonzales Ruiz,
2021). Al respecto, es importante señalar la presencia de cuadrados y
rectángulos con cruces en X y puntos y figuras geométricas en hileras de
zigzags y triángulos (Van Hoek, 2021).
Teniendo en cuenta la
posibilidad de que varias de las representaciones de Los Farallones hayan sido
realizadas durante la expansión de los incas en la cuenca de Ratones, se indagó
en posibles semejanzas con la información rupestre de otras áreas de Perú. Grabados
con figuras circulares en puntas y/o irradiadas semejantes a las de Los
Farallones fueron observadas en Yonán, Cajamarca
(además de en Toro Muerto) (Gonzales Ruiz y Wołoszyn,
2021; Hutchinson, 1873). Más cercanos geográficamente, motivos circulares con
atributos comparables se han registrado en Cerro Colorado, norte de Córdoba. Se
ha planteado la similitud de estos motivos del arte rupestre con los evidenciados
en torteros de Santiago del Estero y La Paya, en los Valles Calchaquíes
(Recalde, 2018). Este vínculo podría dar cuenta de relaciones sociales e
interacción en escala amplia, incluso en tiempos incaicos (Recalde, 2018).
Figura 6. Arte rupestre de la quebrada de
Los Farallones.
Fuente: Foto y
elaboración propia de los autores.
Figura 7. Comparación de representaciones
de la quebrada de Los Farallones y Cueva Inca Viejo con ejemplos de otros
motivos del NOA, Chile y Perú relevados en el arte rupestre y en los tocapus.
Fuente: Figuras
de la cuenca de Ratones: Elaboración propia de los autores. Fotos e imágenes de
comparación macrorregional con el NOA, Chile y Perú: extraídas de Aschero y Korstanje, 1996; De
Hoyos, 2010; Eeckhout y Danis, 2004; Falchi et al. 2011, 2018; Fernández Distel,
2008-2009; Gonzales Ruiz y Wotoszyn, 2021; Guarnan
Poma de Ayala, 1987 (1615); Guffroy 2011; Hostnig 2008; Hutchinson, 1873; López Campeny
y Martel 2014; Troncoso 2004, 2005; Van Hoek 2021;
Vilches y Uribe 1999.
Discusión y
conclusiones
Estos primeros
relevamientos de los grabados rupestres de las quebradas de Pucará y de Los
Farallones permitieron realizar una aproximación a su variabilidad estilística
y cronológica relativa. Si bien es necesario continuar con estos trabajos,
sobre todo en Los Farallones, este primer análisis constituye un punto de
partida para tal fin.
Como fuera mencionado en
párrafos anteriores, los camélidos representados en Pucará, especialmente los
dos que se encuentran asociados, tienen diversos rasgos comunes con el estilo Kalina del alto Loa, en el norte de Chile, también
denominado Kalina-Puripica
(Núñez et al., 2006). Este vínculo estilístico entre el norte de Chile y el
Noroeste argentino (NOA) es de interés para profundizar el análisis de los
procesos comunes que ocurrieron a ambos lados de la cordillera hacia fines del
Holoceno medio y comienzos del Holoceno tardío. Específicamente, se trata de
información novedosa que muestra la transmisión de atributos estilísticos
compartidos en esos contextos cronológicos. Este lapso (ca. 5000-3500 años AP) es
de especial interés para la comprensión de los procesos de intensificación y
domesticación de camélidos en los Andes centro sur (Yacobaccio,
2001, 2021).
Un aspecto común en las
representaciones de Kalina y Pucará es su
localización en sectores con pasturas y agua, lo cual remite a espacios de
mayor productividad donde se pudo haber dado una relación de cercanía y
habituación entre humanos y camélidos que habría podido favorecer la
domesticación de estos últimos (Yacobaccio y Vilá,
2013). Asimismo, para estos contextos
cronológicos, se ha planteado una reducción de la movilidad residencial, lo
cual habría ocurrido, principalmente, en espacios productivos como los de la quebrada
de Pucará, dada una alta segmentación ambiental en parches de recursos. En
concreto, la presencia de estas figuras en estos sectores con concentración de
agua y pasturas en las tierras altas del norte de Chile y, en este caso, del
NOA, reflejan la importancia que pudieron tener los camélidos en contextos de
un uso intensificado de estos recursos.
A estos indicadores, en
Pastos Grandes, se suma una alta frecuencia de materiales arqueológicos
(artefactos lanceolados unifaciales confeccionados
sobre hojas) que reflejan un incremento de la señal antrópica hacia fines del
Holoceno medio, tal como se reconoce en general en la Puna argentina y el norte
de Chile (López, 2022; Muscio y López, 2016). Dichos
materiales se encuentran en alta frecuencia en distintos lugares de superficie
y en capa en el sitio Alero Cuevas. En estratigrafía, se reconocen cambios
tecnológicos (proliferación de hojas) y faunísticos (en la osteometría
y en el perfil etario de los camélidos) que bien podrían relacionarse con los
procesos de intensificación y domesticación ocurridos en los Andes en esta
cronología (López y Orsi, 2019). En consecuencia, las figuras de camélidos en
Pastos Grandes, similares a las del estilo Kalina en
el norte de Chile, pueden ser analizadas en el marco de estos procesos
generales de cambio.
En relación con el arte
rupestre de la quebrada de Los Farallones, los motivos relevados remiten a
contextos más tardíos, especialmente de época inca. Las figuras más
representativas, mayormente geométricas, comparten rasgos comunes con estilos
atribuidos a los incas en otros espacios andinos. La comparación macrorregional
de los círculos, los cuadrados y los rectángulos con diversos elementos en su
interior, como cruces en X, se evidencian en grabados y pinturas rupestres
incaicas en el Noroeste argentino, Chile y Perú (Aschero,
1999; Hostnig, 2008; Hostnig
y Liz Gonzales Ruiz, 2021; Martel et al., 2012; Sepúlveda, 2004; Troncoso, 2004,
2005). A su vez, las formas antropomorfizadas tipo unkus o las clepsidras se encuentran
en otros sitios del Noroeste argentino (Falchi et al.,
2018; De Hoyos, 2010; López Campeny y Martel, 2014). Si
bien parte de estos motivos podrían haberse realizado durante tiempos tardíos
preincaicos, la cercanía de Los Farallones con Cueva Inca Viejo, sitio minero
de turquesa profundamente modificado por el Imperio, significa una fuente de
información relevante para comprender el rol de los incas en el área. En
particular, se plantea que tanto el arte rupestre de Los Farallones como el de
Inca Viejo muestran un fuerte vínculo con el dominio incaico de la cuenca de
Ratones.
Otro aspecto relevante al
respecto es la presencia de figuras circulares que, en nuestra interpretación,
podrían representar motivos solares. En este sentido, cabe remarcar el rol del
sol como deidad principal del panteón inca, conocido como Inti o, en otras representaciones, como Punchao (González, 2004; Pérez Gollán, 1986).
Respecto del Punchao,
González (2004) plantea que su figura se correspondería con la de un objeto de
oro en el templo del sol o Coricancha,
en el Cusco (Zuidema, 1974). Esta figura
antropomorfa, caracterizada por atributos tales como la posición frontal, rayos
solares y felinos sobre los hombros, entre otros aspectos, tendría una larga
tradición desde culturas pre-Pukara
y Pukara en el lago Titicaca, siguiendo en Tiwanaku y Aguada
(González, 2004). Varios de estos rasgos se encuentran representados en
distintos antropomorfos presentes en el arte rupestre de Cueva Inca Viejo, por
lo cual podrían relacionarse con esta tradición andina (López, Seguí y Coloca,
2023). Esta información realza la importancia de las figuras solares para los
incas, tal como se registra en los tocapus dibujados
por Guamán Poma de Ayala (1987 [1615]), y en el arte rupestre de distintos
sitios atribuidos al Período Inca en Perú y Chile (Hostnig,
2008; Vilches y Uribe, 1999).
En términos generales, los
motivos de Los Farallones representan nueva información para comprender la
expansión del Tawantinsuyu en el área, como así también para
estudiar los procesos de interacción en escala amplia. La presencia de motivos comunes
no solo en el Noroeste argentino sino en regiones tan alejadas de la cuenca de
Ratones como Chile central o Cusco, indica la importancia que le habría
otorgado el Imperio Inca a la circulación e implantación de símbolos que
sirvieran para marcar su impronta. En otras palabras, se trataría de una
apropiación simbólica de espacios de interés para los incas que, en el caso de
la cuenca de Ratones, se relacionaron con su valor minero y comunicacional (Coloca
y López, 2021). El tránsito de personas, recursos e información fue sumamente
importante en contextos incaicos, tal como lo demuestran diversos indicadores
recuperados en Cueva Inca Viejo (López et al., 2020). El arte rupestre de Los
Farallones pudo ser relevante en este sentido, como información específica que,
como los tocapus, podría dar a conocer
aspectos sociales, rango, cronología o cosmovisión religiosa (Eeckhout y Danis, 2004). Para profundizar en estas
hipótesis es indispensable continuar las prospecciones sistemáticas en el área
y comenzar las excavaciones en el alero ubicado enfrente de los grabados. Esta
nueva información será crucial para ajustar la cronología de estas
representaciones, teniendo en cuenta que algunos de estos motivos han sido
asignados en otros contextos a períodos preincaicos. Por esta razón, no se
descarta la posibilidad de que este espacio haya sido un lugar de uso
recurrente en épocas prehispánicas, desde tiempos preincaicos hasta la
expansión inca. En este sentido, algunos de los motivos circulares con rasgos
compartidos han sido observados en lugares tan distantes como el norte de
Córdoba (Recalde, 2018). Esto impide ser concluyentes con las asignaciones
estilísticas y/o cronológicas de algunas de estas representaciones.
Más allá de las
interpretaciones mencionadas, no resulta menor la semejanza de diversos motivos
rupestres de la quebrada de Los Farallones con otros ubicados a grandes
distancias, lo cual habría sido posible en el marco de procesos de interacción
macrorregional que permitieron la circulación de información cultural en escala
amplia. La presencia de motivos reiterados de caravanas en Cueva Inca Viejo es
un indicio del rol relevante de estos procesos, los cuales habrían incluido la
circulación de la turquesa (Coloca y López, 2021). Al respecto, si bien no se
sabe aún como fueron los circuitos de tráfico del mineral extraído de Inca
Viejo, se plantea que pudo ser fundamental en estas redes de escala amplia. En
este marco, el alero cercano a los grabados de Los Farallones pudo ser un lugar
de paso para las personas que transitaron la quebrada hacia otros sectores (por
ejemplo, dentro de prácticas caravaneras). La evidencia de sitios de pernocte o
el uso reiterado de caravanas en tránsito se ha detectado en distintas regiones
de las tierras altas andinas (Martel, 2010; Nielsen, 2013).
En conclusión, el registro rupestre
presentado en este trabajo indica ocupaciones humanas desde, al menos, fines
del Holoceno medio hasta el Período Inca. En esta cronología extensa, se
observa la recurrencia de procesos de interacción o, más concretamente, la
circulación de información compartida en escala espacial amplia, que conectó la
Puna argentina con distintas áreas del NOA, Chile y Perú, entre otras. La
correspondencia estilística de los motivos de arte rupestre con sectores
ubicados a cientos o miles de km de distancia (según el caso) muestra la
importancia de los mecanismos de transmisión cultural a lo largo de los Andes.
Agradecimientos
AL CONICET, a la comunidad de Pastos Grandes y al
Museo de Antropología de Salta. También agradecemos a Jimena Villarroel, Hugo
Rodríguez y Oscar Varas por la información brindada en relación con los sitios
presentados. Finalmente, destacamos y agradecemos los aportes de los/as
evaluadores/as anónimos/as que ayudaron a mejorar el manuscrito y a los/as
editores/as de la revista y del dossier.
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