FECHADOS RADIOCARBÓNICOS DE TIEMPOS
INKAS EN EL VALLE CALCHAQUÍ NORTE, SALTA, ARGENTINA
INKA
PERIOD RADIOCARBON DATES FROM THE NORTH CALCHAQUI VALLEY, SALTA, ARGENTINA
Instituto
Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas, Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas. pinocarriaga@hotmail.com
Instituto
Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas, Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas. alejandroferra@gmail.com
Instituto
Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas, Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas. facuto@gmail.com
Instituto
Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas, Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas. joaquin.izaguirre@gmail.com
Facultad de Filosofía
y Letras, Universidad de Buenos Aires. maxitel82@hotmail.com
Resumen
En este trabajo
intentaremos aproximarnos a la fecha en que los representantes del Tawantinsuyu ocuparon efectivamente esta
zona del Noroeste Argentino (NOA). Para ello nos propusimos recopilar y
recalibrar con la curva SHCal20 todos los fechados radiocarbónicos relacionados
con la conquista Inka del Valle Calchaquí Norte, Salta, Argentina, teniendo en
cuenta las dataciones de los sitios ocupados en tiempos Inkas y en el Período
de Desarrollos Regionales o Intermedio Tardío. De esta manera, discutiremos qué
nos pueden aportar algunos de los contextos fechados respecto de las
interacciones con las comunidades locales, y cómo pueden ayudarnos a reevaluar
las cronologías de la expansión inkaica y el control efectivo/ocupación
efectiva del NOA. Para ello tomaremos en cuenta 14 dataciones generadas por
nuestro equipo de trabajo y 26 realizadas por otros investigadores y
disponibles bibliográficamente.
Los resultados nos
indican que esta parte del Noroeste Argentino, a contramano de lo propuesto por
las crónicas históricas (1470 d.C.) y algunos trabajos arqueológicos recientes
(1450 d.C.), presenta una clara ocupación por parte de los agentes del Tawantinsuyu desde, al menos, las décadas
de 1420 y 1430 d.C.
Palabras clave: Tawantinsuyu, cronología, noroeste argentino, dataciones
radiocarbónicas, conquista Inka
Abstract
In this article, we focus on the date by which representatives of the Tawantinsuyu occupied this area of
Northwest Argentina (NOA). To this end, we compiled and recalibrated all the
radiocarbon dates related to the Inka conquest of the Northern Calchaquí Valley,
Salta, Argentina, using the SHCal20 curve. This included all the dates
pertaining to sites occupied during the Inka Period as well as the Regional
Development or Late Intermediate Period. We discuss what some of these dated
contexts suggest regarding the interactions with local communities and how
these can help us reevaluate the chronology of the Inka expansion and their
effective control/occupation of Northwestern Argentina. This compilation
includes 14 dates generated by our team and 26 undertaken by other researchers
and accessed from extant bibliography.
Results indicate that this area of Northwestern Argentina, in contrast
to what historical chronicles and recent archaeological articles propose (AD
1470 and AD 1450, respectively), demonstrate that agents of Tawantinsuyu occupied the North Calchaquí
valley by AD 1420 to 1430 at the latest.
Keywords: Tawantinsuyu, chronology, Northwestern
Argentina, radiocarbon dates, Inka conquest
Introducción
En este trabajo intentaremos
estimar cuándo los representantes del Tawantinsuyu
se encontraban ocupando efectivamente el Valle Calchaquí Norte (VCN), ubicado
en la provincia de Salta, Noroeste Argentino (NOA), y si hay sitios locales que
muestren algún tipo de ocupación posterior a la conquista Inka. Para ello
recopilamos todas las dataciones disponibles correspondientes a sitios ocupados
en tiempos Inkas y en el Período de Desarrollos Regionales o Intermedio Tardío
(PDR o PIT) y las calibramos con la curva SHCal20[1]
(Hogg, Heaton, Hua, Palmer, Turney, Southon, Bayliss, Blackwell, Boswijk, Bronk
Ramsey, Pearson, Petchey, Reimer, Reimer y Wacker, 2020).
Tomaremos en cuenta
14 dataciones generadas por nuestro equipo de trabajo en los sitios Las Pailas
(cinco), Guitián (tres), Cortaderas Bajo (dos), Uña Tambo (dos), El Apunao
(uno) y la cima del Cerro Meléndez (uno) y 26 realizadas por otros
investigadores y disponibles bibliográficamente. Se tuvieron en cuenta siete
fechados de Potrero de Payogasta (D´Altroy y Williams, 1994; D´Altroy, Lorandi,
Williams, Calderari, Hastorf, DeMarrais y Hagstrum, 2000), cinco de Valdez
(D´Altroy y Williams, 1994; D´Altroy et al.,
2000), cinco de Borgatta (Pollard, 1983), seis de La Paya (Baldini, 1980;
Sprovieri, 2011), uno de Ruiz de Los Llanos (Baffi, Baldini y Pappalardo,
2001), uno de Fuerte Alto (Seldes, Zigarán y Cabral, 2010) y uno de Las Pailas
(Tarragó, 1977). Estos 40 fechados radiocarbónicos fueron calibrados con el
programa CALIB, utilizando la curva SHCal20 (Hogg et al., 2020).
Breves
antecedentes sobre las cronologías de la expansión Inka
Tradicionalmente,
gran cantidad de investigaciones a lo largo del Tawantinsuyu, coinciden en seguir la versión de Rowe (1945).
Dicha versión se apoya en la crónica de Miguel Cabello de Balboa (1951 [1586])
y marca al año 1438 d.C. como el punto de partida de la expansión imperial Inka,
con el inicio del gobierno del noveno Inka Pachacutec tras su decisiva victoria
ante los chankas. Esta cronología adjudica la conquista del NOA y de otros
territorios australes del Tawantinsuyu
al décimo soberano inkaico e hijo de Pachacutec, Topa Inka Yupanqui, y la sitúa
temporalmente entre los años 1470 y 1480 d.C.
Sin embargo, desde
fines del siglo XX y a partir del incremento en la cantidad de fechados
radiocarbónicos, muchos investigadores coinciden en situar la anexión del NOA
al Imperio Inka durante el primer tercio del siglo XV (Cremonte y Gheggi, 2012;
D´Altroy et al., 2000; Garay y
Cremonte, 1997; García, Moralejo y Ochoa, 2021; García, Greco, Moralejo y Ochoa,
2023[2];
Greco y Otero, 2016; Leibowicz y Jacob, 2012; Nielsen, 1996, 2007; Palma, 1998;
Williams, 2000; Williams, Santoro, Romero, Gordillo, Valenzuela y Standen,
2009; entre otros). Para este momento comienzan a aparecer en toda la región
las huellas indiscutibles de la expansión cusqueña, como el Qhapaq Ñan o camino Inka, tambos,
fortalezas, adoratorios de altura y otros aspectos característicos de la
cultura material Inka como, por ejemplo, aríbalos o urpus, platos pato, mazas estrelladas, etc.
Cabe mencionar que la
existencia de fechados tempranos asociados a ocupaciones inkaicas no es un
fenómeno privativo del NOA, sino que el mismo se replica, y ha sido discutido
ampliamente, en algunos territorios pertenecientes al Kollasuyu como, por ejemplo, la región de
Cuyo en Argentina (Marsh, Kidd, Ogburn y Durán, 2017), el Norte y Centro de
Chile (Cornejo, 2014; Garrido, 2024; Williams et
al., 2009), y el Lago Titicaca (Pärssinen y Siiriäinen, 1997).
Asimismo, esta problemática también fue abordada en otros sectores al norte del
Imperio como las tierras altas del Sur de Ecuador (Marsh et al., 2017; Ogburn, 2012).
Además de lo
mencionado anteriormente, en zonas nucleares del Tawantinsuyu como la capital Cusco y sus alrededores (Covey,
2006) o Machu Picchu (Burger, Salazar, Nesbitt, Washburn y Fehren-Schmitz, 2021;
Lane y Marsh, 2023; Ziolkowski, Bastante, Hogg, Sieczkowska, Rakowski, Pawlyta
y Manning, 2021), la utilización de la cronología de Rowe (1945) ha sido
fuertemente cuestionada en los últimos años, a partir de la revisión crítica de
un gran número de fuentes históricas y de la evidencia arqueológica
recolectada.
Ocupación
Inka en el VCN
Nos ocuparemos aquí
de la parte septentrional del Valle Calchaquí, desde el nacimiento del rio
homónimo en el Nevado del Acay (5750 msnm) hasta las inmediaciones del poblado
prehispánico de La Paya (unos 85 km en línea recta norte-sur). Esta zona
incluye a los Nevados de Cachi y Palermo que la separan, hacia el oeste, de la
puna, y también incluye al valle del Río Potrero donde se encuentran grandes
poblados como Potrero de Payogasta y Cortaderas, que se unen a través del Qhapaq Ñan con la quebrada del Toro.
Particularmente para
nuestra región de estudio, y de acuerdo a las dataciones radiocarbónicas
obtenidas en algunos sitios de la zona, se ha propuesto que el VCN fue anexado
al Imperio Inka en la primera mitad del Siglo XV (D´Altroy et al.,
2000; Williams et al., 2009). Para esta época se identifica en
el VCN la instalación de fortalezas, enclaves de producción, centros
administrativos, adoratorios de altura y una red de caminos imperiales que los
conectaba. Asimismo, se reproducen prácticas imperiales como la reorganización
de sectores de poblados locales mediante la intrusión de edificios, la
remodelación de estructuras locales, o la destrucción y posterior edificación
sobre ellas y el acceso diferencial o la distribución desigual de materialidad
imperial.
La presencia del Tawantinsuyu (Figura 1) en el VNC se
caracterizó por estar focalizada en tres áreas específicas del territorio en
donde los inkas instituyeron una relación particular con las poblaciones
locales conquistadas y con el entorno natural y las entidades sagradas no
humanas que habitaban en él (Acuto y Leibowicz, 2018; Ferrari, Acuto,
Leibowicz, Izaguirre y Jacob, 2021a; Leibowicz, Moyano, Ferrari, Acuto y Jacob,
2018).
En este contexto, las
modalidades privilegiadas fueron la construcción de asentamientos imperiales en
la lejanía de los principales poblados locales en la parte norte de la región
(p.e. Potrero de Payogasta, Cortaderas Bajo), y la instalación de estructuras o
complejos de estructuras en el interior de importantes sitios locales en el sur
del área (p.e. La Paya, Guitián) (Acuto, 1999; Acuto y Gifford, 2007; Acuto,
Troncoso y Ferrari, 2012; Ferrari, 2016). Un tercer foco de ocupación fue el
Nevado de Cachi, en donde se construyeron una serie de sitios y lugares
vinculados con el peregrinaje, la adoración a los cerros y la apropiación de
las wakas o lugares sagrados
locales (Jacob y Leibowicz, 2011, 2014; Ferrari et al., 2021a; Leibowicz et
al., 2018). Esto se dio en el marco de una política de control y
dominio que consistió en la institución de un nuevo nivel organizativo por
encima de las unidades políticas locales y la creación estratégica de un nuevo
paisaje imperial material y simbólicamente significado que perseguía el fin de
resocializar y reeducar a las poblaciones conquistadas (Acuto y Leibowicz,
2018; Ferrari et al., 2021a;
Leibowicz et al., 2018).
A partir de todos
estos elementos en conjunto, hemos propuesto que la imposición de una
materialidad y espacialidad Inka fue un elemento primordial al momento de
instaurar significativas diferencias entre los emisarios imperiales y las
poblaciones locales, al tiempo que comunicaban una cosmovisión inkaica que
producía y reproducía estas nuevas relaciones sociales.
Figura 1. Mapa del
Tawantinsuyu. Ubicación del Valle Calchaquí Norte y de los sitios mencionados
en el trabajo.
Fuente:
Google Earth, elaboración propia.
Análisis
de los fechados radiocarbónicos
Como mencionamos
anteriormente, en este trabajo tomamos 40 fechados radiocarbónicos
pertenecientes a contextos reconocidos como Inkas y del Período Intermedio
Tardío de 12 sitios arqueológicos de la región (Tabla 1).
Tabla
1. Fechados radiocarbónicos
calibrados del Valle Calchaquí Norte, Salta, Argentina, analizados en este
trabajo.
Sitio |
Código |
C14
AP |
Cal.
D.C. 1 sigma |
Cal.
D.C. 2 sigma |
Referencia |
Uña
Tambo |
LP-3339 |
1090±70 |
895-936 24,4844% 956-1046
63,7657% 1088-1106
7,8571% 1122-1131
3,8927% |
774-784 0,0977% 798-810
0,08028% 873-1159
97,7291% 1171-1178
0,04911% |
Ferrari
et al., 2021b |
La Paya |
AC-0272 |
985±80 |
1025-1161
93,6825% 1169-1180 6,3175% |
906-916 7,143% 972-981 5,864% 987-1233 96,4038% 1244-1269
2,2955% |
Baldini,
1980 |
Valdez |
QL-4711 |
952±25 |
1049-1084
49,1878% 1141-1182
50,8122% |
1044-1187
95,1263% 1195-1211
4,8737% |
D´Altroy
et al., 2000 |
Uña Tambo |
LP-3322 |
880±50 |
1158-1173
13,2324% 1177-1231
65,1519% 1246-1268 21,6157% |
1048-1085
8,2785% 1111-1118 0,05983% 1137-1282
91,1232% |
Ferrari et al.,
2021b |
Guitián |
LP-3429 |
880±50 |
1158-1173
13,2324% 1177-1231
65,1519% 1246-1268 21,6157% |
1048-1085
8,2785% 1111-1118
0,05983% 1137-1282
91,1232% |
Amuedo, 2022 |
Borgatta |
I-11290 |
855±80 |
1155-1284 |
1032-1303
97,3577% 1361-1381
2,6423% |
Pollard, 1983 |
Valdez |
QL-4713 |
854±25 |
1215-1233
42,2153% 1244-1269
57,7847% |
1185-1203
10,02945 1206-1274
89,9706% |
D´Altroy
et al., 2000 |
Borgatta |
I-11291 |
845±80 |
1158-1174
9,2539% 1176-1286
90,7461% |
1045-1091
8,6949% 1093-1317
87,2268% 1358-1383
4,0783% |
Pollard,
1983 |
La Paya |
AC-0273 |
830±95 |
1154-1299
94,8666% 1365-1378
5,1334% |
1035-1323
91,0867% 1347-1390
8,9133% |
Baldini, 1980 |
Valdez |
QL-4710 |
830±18 |
1226-1237
32,0236% 1241-1255
41,5073% 1261-1270 26,4691% |
1220-1275 |
D´Altroy et al.,
2000 |
Las Pailas |
LP-2916 |
810±80 |
1184-1298
94,1472% 1366-1377 5,8528% |
1049-1084
3,7433% 1143-1394
96,2567% |
Kergaravat, 2013 |
Valdez |
QL-4703 |
810±50 |
1222-1283 |
1161-1168
0,7952% 1180-1304
94,3887% 1309-1312
0,3702% 1360-1381
4,4458% |
D´Altroy et al.,
2000 |
Potrero de
Payogasta |
QL-4706 |
785±35 |
1228-1250
39,5498% 1265-1291
60,4502% |
1219-1302 93,5815% 1362-1380
6,4185% |
D´Altroy et al.,
2000 |
La Paya |
AC-0271 |
780±80 |
1219-1315 83,5683% 1359-1382 16,4317% |
1153-1400 |
Baldini, 1980 |
Borgatta |
I-11288 |
775±80 |
1221-1316
81,5421% 1358-1382
18,4579% |
1157-1399 |
Pollard, 1983 |
Las Pailas |
LP-2928 |
770±70 |
1225-1257
28,58% 1258-1306
48,6294% 1307-1313
3,803% 1360-1381
18,9876% |
1184-1394 |
Kergaravat, 2013 |
Potrero de
Payogasta |
QL-4707 |
767±25 |
1270-1296 95,9489 1370-1374 4,0511% |
1227-1252
14,201% 1264-1304
72,1674% 1308-1312
0,819% 1360-1381
12,8126% |
D´Altroy et al.,
2000 |
Borgatta |
I-11289 |
755±135 |
1187-1195 2,49% 1210-1399 97,51% |
1035-1038
0,1567% 1042-1444
99,8433% |
Pollard, 1983 |
Las Pailas |
LP-2715 |
710±80 |
1279-1327
46,4258% 1337-1392
53,5742% |
1220-1420 |
Kergaravat, 2013 |
La Paya |
AA-85655 |
699±35 |
1294-1320 44,7734 1354-1386
55,2266% |
1283-1328 45,0025% 1335-1393
54,9975% |
Sprovieri, 2011 |
Borgatta |
I-11287 |
695±80 |
1286-1328
42,3543% 1335-1393
57,6457% |
1225-1257
6,2572% 1258-1425
93,7428% |
Pollard, 1983 |
La Paya |
AA-85654 |
680±35 |
1297-1325 42,858% 1344-1367
35,429% 1376-1391 21,713% |
1291-1395 |
Sprovieri, 2011 |
Valdez |
QL-4712 |
680±25 |
1299-1323
44,8499% 1347-1365
34,5914% 1378-1390
20,5587% |
1294-1329
39,4629% 1333-1394
60,5371% |
D´Altroy
et al., 2000 |
Las Pailas |
LP-2917 |
630±60 |
1313-1360
60,0468% 1381-1415
39,9532% |
1291-1435 |
Kergaravat,
2013 |
Las Pailas |
LP-1451 |
630±50 |
1317-1358 61,2534% 1383-1411
38,7466% |
1296-1427 |
Tarragó,
1977 |
La Paya |
AC-0270 |
620±100 |
1299-1365 54,7886% 1378-1433
45,2114% |
1226-1254
2,3717% 1261-1500
96,8077% 1600-1612
0,8206% |
Baldini, 1980 |
Potrero de Payogasta |
QL-4708 |
550±30 |
1410-1437 |
1398-1448 |
D´Altroy et al.,
2000 |
Ruiz de Los Llanos |
LP-1234 |
540±90 |
1320-1353
19,2517%
1386-1485 80,7483% |
1292-1513 87,6959% 1544-1625
12,3041% |
Baffi et al., 2001 |
Las Pailas |
LP-2927 |
540±60 |
1397-1454 |
1317-1358
12,3193% 1383-1502
85,7439% 1597-1614
1,9368% |
Kergaravat,
2013 |
Fuerte Alto |
AA-89443 |
540±52 |
1404-1449 |
1320-1353
9,0201% 1386-1485
90,9799% |
Seldes
et al., 2010 |
El
Apunao |
LP-3333 |
520±50 |
1410-1453 |
1326-1341
2,4356% 1392-1501
95,6737% 1599-1612 1,8907% |
Ferrari
et al., 2021a |
Cortaderas
Bajo |
AA-37297 |
515±38 |
1421-1451 |
1398-1463
98,119% 1470-1481 1,881% |
Gifford,
2003 |
Guitián |
AA-111475 |
514±22 |
1429-1448 |
1417-1453 |
Amuedo
et al., 2020 |
Cima
Meléndez |
LP-3515 |
500±40 |
1421-1456 |
1403-1498
98,4775% 1602-1609 1,5225% |
Leibowicz
et al., 2018 |
Potrero
de Payogasta |
QL-4714 |
486±30 |
1432-1458 |
1415-1487
97,3229% 1488-1497 1,811% 1603-1608
0,8662% |
D´Altroy et al.,
2000 |
Potrero de Payogasta |
QL-4709 |
453±20 |
1448-1464
67,5081% 1469-1482
32,4919% |
1444-1501
92,6116% 1599-1612
7,3884% |
D´Altroy et al.,
2000 |
Potrero de Payogasta |
QL-4704 |
413±22 |
1460-1501 78,2412% 1599-1612
21,7588% |
1453-1510
64,4142% 1549-1561
2,2581% 1578-1623
33,3277% |
D´Altroy et al.,
2000 |
Guitián |
AA-85657 |
377±41 |
1485-1515
25,0679% 1541-1627
74,9321% |
1459-1636 |
|
Potrero de Payogasta |
QL-4705 |
360±80 |
1484-1643 |
1437-1680
91,9021% 1732-1803 8,0979% |
D´Altroy et al.,
2000 |
Cortaderas Bajo |
AA-37298 |
291±37 |
1512-1546 24,9714% 1625-1670 62,5244% 1767-1770 1,629%
1783-1795 10,8752% |
1506-1590
32.3254% 1619-1675
47,0458% 1736-1799
20,6288% |
Gifford, 2003 |
Fuente: Elaboración propia
Entre todos estos
fechados consideramos que hay cinco, provenientes de cinco sitios distintos,
que por su temporalidad y sus asociaciones materiales pueden dar cuenta del
momento en que los Inkas ya controlaban gran parte del VCN. Se trata de uno de
los fechados de Potrero de Payogasta (QL-4708) (D´Altroy et al., 2000), uno de los de Cortaderas
Bajo (AA-37297) (Gifford, 2003), uno de los obtenidos en Guitián (AA-111475) (Amuedo, Ferrari, Acuto y Lema, 2020), y los de
El Apunao (LP-3333) (Ferrari et al., 2021a) y la cima del Cerro
Meléndez (LP-3515) (Leibowicz et al.,
2018).
En relación con las
dataciones del Período Intermedio Tardío, es importante destacar que solo tres,
correspondientes a los sitios Ruiz de los Llanos (LP-1234), Las Pailas
(LP-2927) y Fuerte Alto (AA-89443), se solapan con estos cinco fechados
inkaicos, mientras que no existen dataciones posteriores de contextos locales.
A continuación, se describen los contextos de donde se
extrajeron las cinco dataciones relacionadas con el comienzo de la ocupación
inka, para posteriormente analizar estos fechados en el contexto regional.
El Apunao se ubica en
los faldeos orientales del cordón montañoso del Nevado de Cachi, en un antiguo
circo glacial a 4753 msnm. El sitio cuenta con dos sectores de edificaciones,
por un lado, un conjunto de seis estructuras posiblemente habitacionales, y por
el otro, un complejo ushnu
conformado por una plataforma edificada en dos niveles con medidas de 9 por 7
metros, y un receptáculo de piedra con el piso enlajado (1.05 por 0.88 metros y
0.86 metros de profundidad), unido a un canal de drenaje, donde pudieron efectuarse libaciones. A esto se suma que el ushnu se enfrenta a un gran espacio
abierto donde pudieron ubicarse los concurrentes a las ceremonias que allí se
habrían realizado, al mismo tiempo que mira hacia el fértil valle ubicado más
abajo donde están los grandes campos de cultivo del sitio Las Pailas. Esto nos
ha llevado a proponer, en trabajos anteriores, que El Apunao fue un sitio
relacionado con la adoración del río y el control simbólico del agua (Ferrari et al., 2021a; Jacob y Leibowicz, 2011,
2014; Leibowicz, Moyano, Ferrari, Acuto y Jacob, 2016; Leibowicz et al., 2018).
El fechado
radiocarbónico proviene de uno de los recintos del sector habitacional, el R20,
que se caracteriza por la presencia de elementos arquitectónicos típicamente
inkaicos como muros construidos con piedras canteadas, ángulos rectos y un vano
de ingreso de forma trapezoidal. El recinto fue totalmente excavado siguiendo
niveles artificiales de diez centímetros. En el segundo nivel se halló un piso
enlajado que cubría toda la superficie. Debajo de este piso se encontraron
rocas pequeñas distribuidas de manera homogénea que formaban la base en donde
se apoyaban las lajas. Allí se hallaron los restos de un leño quemado sobre el
sedimento estéril, cuyo fechado arrojó un resultado de 520±50 años AP (Ferrari et al., 2021a) (Figura 2).
Si bien no
desconocemos que la madera fechada puede ser más antigua que el momento en que
fue construido el recinto, este leño ubicado bajo un característico piso
enlajado Inka es la única evidencia que hallamos susceptible de ser datada. A
esto se suma que el resultado del fechado es coherente con la materialidad y el
fenómeno estudiado.
Figura 2. Plano del sector
residencial de El Apunao. Vano de ingreso al R 20. Excavación del piso enlajado
del R 20. Posible leño quemado recuperado en la excavación.
Fuente:
Elaboración propia
Otro de los contextos
inkaicos fechados en esta zona, y que consideramos de gran relevancia, fue el
que realizamos en la cima del Cerro Meléndez (6020 msnm). Este cerro, parte del
cordón montañoso del Nevado de Cachi, es visible desde gran parte del VCN, y
llama la atención por su forma, su altura y por tener su cima nevada casi todo
el año. Cuenta con una gran superficie plana en la cumbre donde se construyó
una plataforma ceremonial y otras estructuras menores que sirvieron para
refugiarse de los fuertes vientos. La plataforma, ubicada a 6013 msnm, es una
estructura delimitada por hileras de rocas con su interior plano, mide 14 x 6,5
m y está orientada en sentido E-O en su lado más largo. En parte de la
superficie interna se identificó un piso enlajado y una estructura circular de
1,5 metros de diámetro delimitada por piedras lajas. Asimismo, se destaca la
presencia de una posible wanka,
una piedra amarillenta parada de 30 cm de alto, y un canal enlajado que nace
dentro de la plataforma, atraviesa la pared Oeste y continua por cerca de 50 cm
en el exterior.
De la esquina noreste
de la plataforma ceremonial se obtuvo la muestra que se envió a analizar. Se
trata de un fragmento de madera que fue identificado como cebil (Anadenanthera colubrina var. cebil)[3],
cuya datación radiocarbónica entregó un resultado de 500 ± 40 años AP (Leibowicz
et al., 2018) (Figura 3). Al
igual que en el caso anterior, si bien se trata de madera, no deja de ser
significativo el fechado y que la especie no sea de la zona.
Figura 3. Plano de la Cima
del Cerro Meléndez (redibujado de Vitry, 2008) y de la plataforma ceremonial
allí localizada. Imágenes de la plataforma donde se observa la madera fechada.
Fuente: Vitry,
2008, elaboración propia
El tercero de estos
fechados obtenidos por nuestro equipo de investigación proviene del sitio
Guitián. Se trata de un asentamiento de 1,3 ha localizado a tan sólo 345 metros
de La Paya, uno de los poblados locales más importantes de la región, que
cuenta entre sus rasgos salientes con la presencia de típica arquitectura
inkaica como kanchas, una kallanka, y una plaza central con un ushnu o plataforma ceremonial en su
interior.
La muestra obtenida
en este sitio proviene de la excavación del ushnu,
de una estructura oblonga ubicada en el interior de la plataforma. Se trata de
semillas tostadas de Datura aff. ferox
(chamico) cuya datación por medio de AMS arrojó un resultado de 514±22 AP
(Amuedo et al., 2020) (Figura 4).
Figura
4. Plano de Guitián (Ferrari,
Acuto, Izaguirre y Jacob, 2017). Detalle de la excavación del ushnu donde se
recuperó la muestra enviada a fechar (Amuedo et
al., 2020). Reconstrucción virtual de la plaza y sus alrededores.
Imagen del ushnu de Guitián con el Nevado de Cachi al fondo.
Fuente: Amuedo et al., 2020; Ferrari et al., 2017, elaboración propia.
Cortaderas Bajo es un
asentamiento inkaico de 4 ha de superficie, localizado a 8 km de Potrero de
Payogasta. Cuenta con una imponente plataforma/ushnu
emplazada sobre una colina, a cuyo pie se ubica una plaza. En la zona baja se
identifican dos sectores, uno que cuenta con dos kanchas típicamente inkaicas y otro con conjuntos de
carácter residencial (Figura 5). El fechado radiocarbónico, que proviene de un
fogón de poco uso ubicado sobre el nivel estéril de una de las dos habitaciones
que conforman recinto ASD22, localizado en el sector residencial, dio como
resultado una fecha de 515±38 AP (Gifford, 2003).
Figura 5. Plano de Cortaderas Bajo, imagen del sector
inferior desde la plataforma y detalle de la arquitectura de la plataforma.
Fuente: Elaboración propia
Al tener en cuenta la
totalidad de los fechados y sus contextos, consideramos que estos cuatro
fechados obtenidos por nuestro equipo de investigación pueden relacionarse con
el fechado más temprano de los indiscutiblemente vinculados con la presencia
Inka en Potrero de Payogasta (QL-4708, 550±30). Esta datación, de acuerdo con
D´Altroy y colaboradores (2000), marcaría el inicio de la ocupación efectiva
del Tawantinsuyu en ese
importante asentamiento. Este fechado corresponde a un componente ocupacional
inkaico encima del cual existe un nivel quemado y la arquitectura visible hoy
en día en superficie (Williams et al.,
2009: 638). Williams y colaboradores interpretan que se trata de una ocupación
inicial inkaica “seguida por un evento de incendio y la posterior
reconstrucción del asentamiento” por parte de los inkas (Williams et al., 2009: 638).
No obstante, D´Altroy
y colaboradores señalan que en Potrero de Payogasta existen fechados más
tempranos, de fines del siglo XIII, relacionados con cerámica y niveles de
arquitectura Inka que podrían indicar una ocupación aun anterior. De esta
manera, consideran que podría pensarse en más de una oleada dentro del proceso
de conquista y dominación Inka del VCN (D´Altroy et al., 2000). Esta hipótesis, la de una ocupación inka
temprana, encuentra correlato en un fechado obtenido en Guitián, relacionado
con una olla pie de compotera inka, que dio un resultado de 880±50 AP (Amuedo,
2022). Asimismo, esta es una idea que Llagostera (1976) y Cornejo (1999) han
desarrollado también para el Norte de Chile. Cornejo (2014) incluso propone,
tras analizar más de doscientas dataciones, que la conquista inkaica del actual
territorio chileno se habría producido a fines del siglo XIV.
Al analizar los cinco
fechados que mencionamos antes, provenientes de contextos claramente
identificados como inkaicos, el programa CALIB, nos indica que arrojan
resultados similares y son estadísticamente consistentes (Figura 6).
De acuerdo con el
promedio y a la curva de calibración del fechado de Potrero de Payogasta se
podría postular que este sitio ya estaba ocupado por los Inkas hacia 1423 d.C.,
mientras que la datación de El Apunao podría indicar una fecha alrededor del
año 1431 d.C., 1436 d.C. la de Cortaderas Bajo, entre 1435 y 1438 d.C. el
fechado del ushnu de Guitián y
entre 1438 y 1445 d.C. el trozo de madera obtenido en la cumbre del Cerro
Meléndez. (Figura 6).
Por otra parte,
existen tres fechados pertenecientes al Período Intermedio Tardío que se
solapan con estos fechados inkaicos. En el caso de los sitios Ruiz de los
Llanos y Fuerte Alto, se trata de dataciones provenientes de contextos
mortuorios claramente relacionados con la ocupación de comunidades locales
preinkaicas, cuyos resultados las sitúan en momentos donde los Inkas ya
ocupaban diferentes sitios de la región.
En el caso de Fuerte
Alto se trata de un fechado realizado sobre hueso humano, proveniente de un
rescate arqueológico realizado en una de las calles del barrio homónimo en
Cachi. Los restos humanos se encontraban dentro de una urna que había sido
depositada en una estructura rectangular de piedras y otorgaron una fecha de
540±52 AP (Seldes et al., 2010:
1547).
Asimismo, la datación
de Ruiz de los Llanos (540±90 AP) se realizó sobre carbón hallado en una urna
donde se encontraba depositado un párvulo (Baffi et al., 2001), pero cubre un lapso demasiado amplio y es
menos preciso que los otros del mismo rango temporal.
El otro fechado que
entra en este rango fue obtenido en uno de los principales espacios públicos
del sitio Las Pailas, también correspondiente a un contexto claramente
identificado como preinka y con un resultado de 540±60 AP. Parte de la
importancia de este sitio y su fechado es que para acceder al circuito de
sitios relacionados con el peregrinaje al Nevado de Cachi es necesario
atravesar este gran asentamiento y sus extensos campos de cultivo.
Finalmente, es
interesante mencionar que en el sitio El Churcal, ubicado en el Valle Calchaquí
Medio, 25 km al sur de Guitián y La Paya, Sprovieri y Barbich (2023) dan cuenta
de contextos exclusivamente locales con dataciones de 508±33 AP, 546±33 AP y
572±35.
Discusión
De acuerdo a los
resultados obtenidos mediante el uso del programa CALIB y la curva de
calibración SHCal20 (Hogg et al.,
2020), estos cinco fechados (Potrero de Payogasta, Cortaderas Bajo, El Apunao,
Cima Meléndez y Guitián) muestran que la huella de la presencia inkaica en el
VCN se manifiesta claramente en la tercera y cuarta década del siglo XV y
posiblemente desde la segunda.
Si bien esto se
condice con lo propuesto anteriormente otros investigadores (Williams et al., 2009), se contrapone con lo
recientemente planteado por García y colaboradores (2021, 2023), quienes marcan
al año 1450 d.C. como el de la llegada de los Inkas al territorio de la actual
provincia de Salta.
Figura
6. Rangos de
edad calibrados y puntos medios de los cinco fechados radiocarbónicos que
indicarían el comienzo de la ocupación Inka del VCN. Curvas de calibración de
los fechados radiocarbónicos que indicarían el comienzo de la ocupación Inka
del VCN. Estadísticas de los fechados aportadas por el programa CALIB.
Fuente: CALIB Calibration
Program.
Encontramos algunos
inconvenientes con esta propuesta cronológica. En primer lugar, y a diferencia
del trabajo de Cornejo (2014) que divide el territorio chileno en regiones que
pueden diferenciarse a partir de los procesos sociales prehispánicos, la
información se organiza tomando como referencia a las actuales provincias de la
República Argentina (Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán, La Rioja, San Juan y
Mendoza). Estas provincias, conformadas en los siglos XIX y XX a partir de
diversos criterios, muchos de ellos arbitrarios, no parecen ser categorías
apropiadas para mensurar el avance del Tawantinsuyu
en el actual territorio argentino. Detrás de esta moderna división en
provincias se unen zonas distantes geográfica y culturalmente hablando, al
tiempo que se dividen sectores que en esos mismos niveles presentan una evidente
unidad. En la misma línea, se trata de una división que desconoce las
particularidades geográficas que incidieron directa o indirectamente en la
cronología de incorporación al Tawantinsuyu.
De hecho, la
provincia de Salta ocupa un extenso territorio de 155.488 km², diferentes
paisajes como la cordillera de los Andes, la Puna, las sierras subandinas con
las yungas y la llanura chaqueña. Cada una de ellas debió haber tenido su
propia dinámica de incorporación por razones productivas, logísticas, o de distribución
de comunidades locales y, con ello, una señal cronológica distintiva.
Además, García y
colaboradores (2021, 2023) seleccionan cuáles dataciones son válidas y cuáles
no con un criterio que no termina de quedar del todo claro, y que los lleva a proponer
una cronología para la provincia de Salta basada en un fechado obtenido en la
cima del Volcán Llullaillaco y otros seis del extremo sur de la provincia (uno
del Nevado de Chuscha y cinco de Tolombón) (Schobinger, 2004; Williams, 2003;
Wilson, Taylor, Ceruti, Chávez, Reinhard, Grimes, Meier-Augenstein, Cartmell,
Stern, Richards, Worobey, Barnes y Gilbert, 2007). En este contexto, es difícil
de entender la omisión de del fechado obtenido de la muestra de cebil hallada
en la plataforma de la cima del cerro Meléndez, sobre todo cuando se aceptan
otros fechados de contextos similares, como el del Nevado de Chuscha. Este
cerro se encuentra en la parte Sur de la provincia de Salta, en el límite con
Catamarca. Tolombón, 25 km al este del Chuscha, se ubica a menos de 10 km de
distancia del límite entre Salta y Tucumán y a 31 km de Quilmes, uno de los
asentamientos prehispánicos más importantes de esta última provincia. Diversos
autores, como por ejemplo Raffino (1988), consideran que Tolombón se encuentra
culturalmente relacionado con Quilmes y con Rincón Chico, otro importante
poblado del PIT ubicado aún más al sur, en la provincia de Catamarca. Es decir
que en menos de 70 km en línea recta encontramos tres importantes
asentamientos, claramente relacionados a nivel cultural, pero ubicados en tres
provincias diferentes[4].
Al mismo tiempo es
importante destacar que el Nevado de Chuscha y Tolombón se encuentran a una
distancia de 150 km en dirección sur de la zona del VCN donde los Inkas
concentraron sus asentamientos y a más de 200 km de otro gran sitio del PIT
localizado en la provincia de Salta como Tastil. Ambas zonas son de gran importancia
a la hora de analizar la conquista inkaica de la región, cuentan con gran
cantidad de trabajos arqueológicos publicados que incluyen fechados
radiocarbónicos, y son deliberadamente dejadas de lado por García y
colaboradores (2021) al tiempo que son subordinadas a la evidencia recolectada
en zonas distantes tanto geográfica como culturalmente.
Por otra parte, y si
bien se trata de un sitio ubicado fuera del VCN, es importante mencionar el
fechado de 540 ± 50 (LP-3025) obtenido en el sitio Abra de Minas, en la Puna de
Salta (López y Coloca, 2015). Aunque existe una gran cantidad de fechados más
tempranos provenientes de este asentamiento, incluso alguno relacionado con
arquitectura inkaica, consideramos relevante esta datación realizada a partir
de carbón localizado encima de un plato Inka de cerámica. El resultado de la calibración
otorga una fecha anterior a 1450 d.C. (1405-1448 d.C.), muy similar a las cinco
que consideramos más relevantes para marcar el establecimiento de la ocupación
Inka en el VCN.
También cabe destacar
que gran parte de la puna de Atacama, zona donde se encuentra, por ejemplo, el
Volcán Lullaillaco, y repartida actualmente entre las provincias de Catamarca,
Salta y Jujuy, conformaba el Territorio Nacional de Los Andes hasta el año
1943. Incluso, en el siglo XIX, estas tierras fueron primero parte de Bolivia y
luego de Chile tras la guerra del Pacífico.
En pocas palabras, la
categoría “Salta” empleada en el trabajo de García, Moralejo y Ochoa (2021) no
es útil para trabajar esta clase de problemáticas. Se trata de un error
metodológico (la creación de categorías sin sustento arqueológico o histórico
como la compartimentación en provincias) que enmascara una variabilidad
regional mucho más rica y compleja, a lo que se suma la arbitrariedad de
decidir qué fechados son válidos y cuáles no de un modo ciertamente discutible.
Por otra parte, y como
mencionamos anteriormente, existen fechados de contextos locales que son
contemporáneos a la presencia Inka en la región (como en el caso de Fuerte
Alto, Ruiz de los Llanos, y Las Pailas). Al respecto, nos gustaría resaltar el
caso de Las Pailas, uno de los sitios más extensos de la región, ubicado al pie
del Nevado de Cachi y paso obligado en el ascenso al adoratorio ubicado en la
cumbre del cerro Meléndez. En la ladera oriental de este macizo montañoso se
construyeron más de 3 km de camino Inka, el sitio El Apunao, y se construyeron
complejos arquitectónicos y estructuras Inka en el sitio Uña Tambo, todo ello coexistiendo
con una gran cantidad de refugios locales al pie del cerro y estructuras en Uña
Tambo, cuyos contextos fechados corroboran la presencia local en las zonas de
altura.
Más allá de la
probabilidad de encontrar contextos discretos y claros que nos permitan asignar
una edad radiocarbónica, deben tenerse en cuenta los procesos de interacción
que permitieron a los Inkas transitar por el sitio Las Pailas y construir un
circuito de peregrinaje por zonas de altura que eran de uso recurrente para las
comunidades locales. Estos procesos, independientemente de su duración, son
necesariamente anteriores a los contextos fechados, por lo que no sería extraño
la presencia en un futuro de fechas aún más tempranas.
Conclusiones
En este trabajo se
presentaron 40 fechados, 13 vinculados con la presencia de materialidad y
arquitectura inka y 27 relacionados con contextos locales, que fueron
recalibrados con la curva de calibración SHCal20 (Hogg et al., 2020). En este contexto, el
análisis de las cinco dataciones seleccionadas nos lleva a postular que la
ocupación del Tawantinsuyu se
manifiesta clara y consistentemente en el VCN a partir de las décadas de 1420 y
1430 d.C.
De acuerdo a lo
expuesto, consideramos que la elección de la zona de estudio responde a
criterios históricos, culturales y arqueológicos, respaldados por más de un
siglo de investigaciones en la zona y, en el caso particular de nuestro equipo,
por tres décadas de trabajo en la región. De esta manera, el Valle Calchaquí
Norte se presenta como un sector del NOA donde es posible, a partir de la
información existente, aproximarse a la temporalidad del proceso de conquista
Inka.
Esto se ve plasmado
en diferentes tipos de sitios como: un centro administrativo y ceremonial de
primer orden como Potrero de Payogasta (550±30 AP), otro centro ceremonial y
administrativo como Cortaderas Bajo (515±38 AP), un sitio local con
intervención inka que incluyó la construcción de un complejo plaza-ushnu-kallanka
como Guitián (514±22 AP), un sitio ceremonial a 4700 msnm vinculado con el
culto al agua y los cerros como El Apunao (520±50 AP), y una plataforma
ceremonial ubicada en la cumbre de un importante Apu como el Cerro Meléndez a 6013 msnm (500±40 AP). Así, los
cinco fechados radiocarbónicos, provenientes de los tres diferentes sectores
con ocupación inka en el VCN, nos brindan dataciones estadísticamente similares
y cronológicamente consistentes, que nos estarían sugiriendo para estas fechas
una clara presencia inkaica a nivel regional.
Finalmente, las
fechas que proponemos para la llegada de los Inkas a la región se encuentran en
consonancia con lo que diversos investigadores se encuentran observando en
diferentes partes del Tawantinsuyu,
como las zonas aledañas a la capital imperial Cusco, la sierra central peruana,
el norte y centro de Chile, el sur de Ecuador y la región de Cuyo en Argentina
(Burger et al., 2021; Cornejo,
2014; Hernández Garavito, 2021; Lane y Marsh, 2023; Marsh et al., 2017; Ogburn, 2012; Ziolkowski et al., 2021).
A partir de esta
situación, y la existencia de fechados más tempranos relacionados con
materialidad inkaica, resta, para próximos trabajos y con la generación de
nuevos datos, explorar la posibilidad de que haya existido una o más oleadas de
conquista Inka en la región, así como procesos de resistencia por parte de las
comunidades locales.
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[1] Si bien existe un interesante planteo
en el trabajo de Marsh y colaboradores (2018) sobre el uso de curvas mixtas
para algunas zonas de Sudamérica, consideramos que nos falta información (como
por ejemplo datos paleoambientales) para usarlas en esta investigación, al
mismo tiempo que, de acuerdo con el mapa y las fundamentaciones presentadas en
ese trabajo, nuestra zona de estudio estaría ubicada debajo del límite que
ellos proponen para el uso de estas curvas mixtas.
[2] Cabe mencionar que en el caso de los
trabajos de García y colaboradores (2021, 2023) esto se aplica solo a la
provincia de Jujuy.
[3] La determinación fue
realizada por la Dra. Bernarda Marconetto (IDACOR-CONICET) con microscopio
óptico entre 40X y 400X de aumento.
[4] Raffino, Iglesias e Igareta (2009: 417-418) señalan que “según se
desprende de la documentación escrita y de los datos arqueológicos, los Quilmes
fueron un señorío segmentado en once instalaciones, con una territorialidad
regular en la mitad boreal del valle de Yocavíl. Dentro de este territorio se
comprueba la existencia de varios establecimientos, que de norte a sur
comprenden: Tolombón, Pichao, Quilmes, Fuerte Quemado y Rincón Chico; cada uno
de ellos se articula con el pukará que los resguarda. Estos pueblos se emplazan
con continuidad espacial y se visualizan entre sí. Existe entonces, dado que
son sincrónicas, continuidad territorial y cultural”