Revista Andes, Antropología e Historia

Vol. 34, Nº 2, Julio – Diciembre 2023

 

Esta obra está bajo licencia de Creative Commons Atribución - No Comercial CC BY-NC    https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/ ISSN Nº 1668-8090

 

DIÁLOGOS DISCIPLINARES:

TENSIONES ONTOLÓGICAS Y EPISTEMOLÓGICAS

 

DISCIPLINARY DIALOGUES:

ONTOLOGICAL AND EPISTEMOLOGICAL TENSIONS

 

María Cecilia Páez

División de Arqueología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo

Universidad Nacional de La Plata

ceciliapaez@gmail.com

 

Bárbara Manasse

Instituto de Arqueología y Museo, Facultad de Ciencias Naturales e IML

Universidad Nacional de Tucumán.

bamanasse@gmail.com

 

Resumen

Este Dossier reúne trabajos que afrontan el desafío de construir alternativas a enfoques que siguen lineamientos trazados desde la modernidad capitalocéntrica con base en dicotomías u oposiciones más que en relaciones en contextos de diversidad socio-cultural (y, por ende, económica y políticamente implicados). Desde las ciencias sociales los artículos comprendidos en este volumen exponen experiencias en diferentes regiones del país que apuestan a nuevas otras formas de comprender y explicar la relacionalidad entre objetos y sujetos y entre sí, procurando habilitar prácticas científicas y profesionales más sensibles y comprometidas socialmente. Queda manifiesta la necesidad de profundizar en discusiones acerca de un quehacer profesional, que se nutra de la pluralidad de voces en torno a los modos de percepción y relación con nuestros territorios, nuestras memorias, nuestros saberes y sentidos, que reconozca la herencia colonial y los intereses neocolonialistas, pero que también abra un universo esperanzador para las resistencias y las re-existencias. En este marco, diferentes perspectivas disciplinares confluyen en una producción que pretende problematizar la construcción de interpretaciones acerca de nuestra realidad social, su anclaje en el pasado, y un presente atravesado por el conflicto, la desposesión y las desigualdades.

Palabras clave: arqueología y antropología - polifonías y desigualdades - modernidad capitalocéntrica -  praxis profesional 

 

Abstract

This Dossier brings together papers that face the challenge of building alternatives to approaches that follow guidelines drawn from capitalocentric modernity based on dichotomies or oppositions rather than on relationships in contexts of socio-cultural diversity (and, therefore, economically and politically implicated). From the social sciences, the articles included in this volume expose experiences in different regions of the country that bet on new ways of understanding and explaining the relationality between objects and subjects, seeking to enable more sensitive and committed scientific and professional practices. The need to deepen discussions about a professional work that is nourished by the plurality of voices around the modes of perception and relationship with our territories, our memories, our knowledge and senses, which recognizes the colonial heritage and neocolonialist interests but also opens a hopeful universe for resistance and re-existence, is evident. Within this framework, different disciplinary perspectives converge in a production that seeks to problematize the construction of interpretations about our social reality, its anchorage in the past, and a present crossed by conflict, dispossession and inequalities.

 

Key words: archaeology and anthropology - polyphonies and inequalities - capitalocentric modernity - professional praxis

 

Introducción

En las últimas décadas, la ciencia se ha visto interpelada (externa pero también internamente) en su hasta entonces prerrogativa incuestionada acerca de la potestad en la construcción de conocimiento, así como en la exclusiva legitimidad de sus aseveraciones. Diferentes voces, ya existentes pero invisibilizadas, se hicieron presentes en la arena social reclamando su participación en la definición de los sentidos de la práctica cotidiana y las decisiones políticas devenidas de tal[1]. Esto obedece al hecho de que aquella no parece lograr constituirse como vocera genuina de estos otros intereses, persistiendo en la representatividad –sino exclusiva al menos predominante- de aquellos hegemónicos que, en un mundo convulsionado y violentado por el capitalismo, generan exclusión e inequidad[2].

Los procesos políticos y socio-territoriales que se viven en estos años, tanto a nivel nacional como regional, son sumamente complejos, impactando sobre todo en los sectores más vulnerables de la población. Esto no es nuevo, solo tiene nuevas formas. Se imponen lógicas extractivistas a una escala hasta aquí desconocida y manejadas entre el ocultamiento y el total desparpajo. En un nuevo viraje político (y ontológico) afrontamos la construcción casi impúdica de las “mentiras verdaderas”, de discursos y narrativas que se ajustan más a lo que se quiere ver y a lo que quieren que creamos, que a la información certera y/o científicamente contrastable; es aquello que en 2010 David Roberts nombró como “posverdad” en una revista especializada en políticas ambientales (“Grist”). Se vuelve varios años y aun décadas atrás, desconociendo conquistas sociales y ambientales que requirieron luchas y sacrificios de tanta gente; “verdad”, pero también “derechos” y “justicia”, aparecen reformulados en sentidos que no dejan de sorprendernos y hasta espantarnos.

Es así que, en los pulsos propios de las reflexiones teóricas y epistemológicas de las ciencias sociales, vemos importante retomar cierta mirada atenta y un análisis cuidadoso que nos lleva a replantearnos desde dónde abordar la relación con lo que hacemos, con lo que investigamos, lo que producimos, cómo y para quien/es[3].En este sentido, interesa la pregunta que se realiza Catherine Walsh[4] en cuanto a si

 

¿Es posible la construcción de ciencias sociales/culturales “otras” que no reproduzcan la subalternización de subjetividades y de saberes, ni el eurocentrismo, el colonialismo y la racialización de las ciencias hegemónicas, sino que apunten a una mayor proyección e intervención epistémica y social de-coloniales?

 

Partiendo de este tipo de preguntas como disparadoras, coordinamos, en el año 2021, un simposio en el XII Congreso Argentino de Antropología Social, realizado en la ciudad de La Plata. Nuestra propuesta[5], denominada Diálogos entre Arqueología y Antropología Social: tensiones ontológicas, pluralismo epistemológico y transdisciplinariedad, convocó a investigadores e investigadoras de diferentes disciplinas que venían sosteniendo, en sus trayectorias individuales y en su quehacer político, la necesidad de desentronizar el conocimiento científico  y generar espacios de teorización y reflexión conjunta con otros saberes. En aquel momento se presentaron trece ponencias, cuando aún no salíamos de la pandemia que tan duramente castigó cada una de las familias de nuestro país y del mundo. Se realizó en forma mixta (presencial y virtual), intentando superar el aislamiento al que ya nos estábamos acostumbrando. Este Dossier reúne siete de los trabajos presentados por entonces, con diferentes experiencias y puntos de vista, que nos invitan a reflexionar epistemológica y políticamente, desde la amplitud y la transversalidad.

El hecho de que esta instancia de diálogo surgiera desde la propia Academia ya implica per se, tanto para los convocantes como para los participantes, la necesidad de repensar-nos como sujetos productores de conocimiento y a la vez, abordar colectivamente nuestro lugar en la sociedad. Cada nuevo paso, cada nueva experiencia en territorio abren sentidos que urgen ser atendidos desde nuestras disciplinas científicas, a los fines de sortear miradas euro-etno-capitalocéntricas. Atender al progresivo y rotundo quiebre de las dicotomías, que se nos manifiesta en diversas evidencias de tiempos previos a la conquista de la visión occidental      -cristiana- moderna promueve una revisión detenida no tan solo acerca de nuestro modo de investigar, sino también en relación a nuestra propia concepción de esas materialidades, de esos paisajes y de el o los tiempos, más allá de que seamos o no nativos, que hayamos crecido o no con/en esas otras ontologías (ver el artículo de Bárbara Manasse en este Dossier). De algún modo, ello nos va interpelando como profesionales y científicas/os, así también como personas. Buscamos escuchar y debatir la incidencia de perspectivas otras que, por ejemplo, se presentan desde la relacionalidad, promoviendo (y requiriendo) cambios significativos en las estrategias metodológicas y en el abordaje epistemológico.

Recuperando la convocatoria del Simposio y del Dossier, también se trata de trascender el estudio del pasado para animarnos a vincularlo con el presente de los sujetos que nos interpelan en nuestras investigaciones (Cf. Andrés Jakel y María Cecilia Páez, de  Cecilia Mercuri y de Bárbara Manasse). Transitar entre el pasado y el presente, entre Arqueología y Antropología u otras ciencias afines como la Sociología y la Historia, para poder pensar con ellas, pero más allá de ellas, es una forma de representar el devenir de las sociedades en su dimensión más real: el pasado de quienes son, el futuro de quienes fueron. En esta concatenación de hechos y proyecciones es donde tiene lugar el conflicto y el consenso, la memoria y la historia, el territorio habitado/vivido y el territorio defendido.

 

Diálogos

 

Cada experiencia volcada en este Dossier da cuenta de los desafíos que implica construir alternativas a las pautas trazadas desde la modernidad capitalocéntrica, sea desde la Academia -ese espacio de producción pero, fundamentalmente, de reproducción y re-creación de saberes científicos– como desde la práctica profesional. Por tanto, parece necesario actuar en términos dialógicos y reflexivos a los fines de quebrar  la verticalidad con que se impone el conocimiento científico, procurando establecerse como el único verdadero y, por ende, el legítimo. Esta es una de las propuestas centrales del trabajo de Estela García y Carolina Maidana, donde reflexionan acera de lo que denominan “encuentros interculturales” que, en el territorio o en el aula, crean y sostienen conocimientos surgidos en lógicas culturales diferentes / diversas, sin desconocer la herida colonial y la desigualdad socio-política que desde hace tiempo nos atraviesa. En este sentido, es imperativo el acercamiento de partes; que se conozcan, que expongan sus intereses, que discutan y evalúen posibilidades y proyectos. Queda manifiesta la necesidad de profundizar en debates acerca de un quehacer que se nutra de la pluralidad de voces en torno a los modos de percepción, relación y acción en y con nuestros territorios, con las historias y memorias, con nuestros saberes pero, también con nuestros sentidos. Así, la manera en que estos encuentros toman forma depende en gran parte de la apertura de los diferentes actores a la relación con el otro, que muchas veces, y con justificado parecer, está travesada por la desconfianza y el temor que le imprimieron décadas de invisibilización e injusticias.

Desde que volvimos a conquistar la democracia y con la reforma de la Constitución Nacional vemos organizarse una variedad de nuevos sujetos políticos que, como en el caso de la población nativa indígena, reclaman el reconocimiento jurídico del derecho a la diferencia -siempre en condiciones de equidad- y a participar con voz y voto en todo aquello que les incumbe, como personas, como colectivo, como territorios y bienes. Tal como lo analiza Bárbara Manasse en su artículo, ello concierne a todo aquello comprendido en la legislación del Estado nacional y los Estados provinciales vigente pero, también a otras entidades que se reconocen relevantes en la cosmovisión indígena como la propia tierra, los cursos de agua, los animales, los arbustos, pastizales y árboles; es decir, no solo lo “humano”. El Estado y nosotros, como científicas y científicos y profesionales, tendremos que reconocer el derecho de lo “no-humano”, sorteando dicotomías u oposiciones propias de la cosmovisión eurocéntrica y cristiana.

Otro de los aspectos analizado en este trabajo, y que también se relaciona con los planteos de Estela García y Carolina Maidana, tiene que ver con la construcción de interpretaciones que, con un anclaje en el pasado, están atravesadas por un presente marcado por conflictos, desposesión y desigualdades. Una de las formas utilizadas para cuestionar el derecho de los pueblos indígenas a sus territorios ancestrales, se vincula con la relación entre el pasado y el presente, donde se instala como requisito haber habitado de manera continua el territorio, aun cuando las interrupciones se hayan generado desde las instituciones coloniales primero, y las modernas después - donde el Estado ocupó, y ocupa, un rol protagónico-. Esta constante revalidación de la condición de indígena a la que se ven expuestas las comunidades originarias no hace otra cosa que reafirmar la condición colonial, en contra de la construcción de un diálogo necesario en pos de una nación diversa y plural. En cambio, parte de una reparación necesaria implica no desconocer la herida colonial en los términos de Mignolo[6], para rescatar las resistencias o aún, la re-existencias que definen la memoria indígena, reconociendo el derecho de los pueblos a mantener sus identidades y sus territorios. En esta dirección apunta el trabajo de Carlos Bonetti, referido a Santiago del Estero, provincia del interior del Norte argentino que es representativa de esas regiones “atrasadas”, supuestamente “olvidadas” por el Estado, salvo por el hecho de que son este tipo de regiones a las que siempre apelan para el desarrollo de todo tipo de prácticas extractivistas. “Zonas de Sacrificio” en una sociedad que parecería priorizarla “repartición de riesgos” para lograr el mayor rendimiento de los emprendimientos[7]. En su artículo analiza algunas de las diversas estrategias que desarrollan los pobladores campesinos de Pozo de Castaño y San Felipe en el departamento de Figueroa, en la disputa por estos territorios con sectores económica y políticamente poderosos en clara desigualdad de condiciones[8], ante el avance de la frontera agrícola. Para ello, entrelaza el “territorio” con la “identidad” y las “memorias”, construidas en esos contextos de violencia estructural, apostando en la actualidad (como mucho antes taaparimbién) a la expulsión de la población, a la liberación de los suelos / de la tierra para su mercantilización, la explotación forestal y el avance del extractivismo del agro-negocio.

Con algunos matices y un referente diferente, Graciela Tedesco también expone y trabaja la disputa por la tierra y la memoria, en este caso, en un barrio de la ciudad de Córdoba, en el centro de nuestro país. La  autora señala la necesidad de correr el velo a discursos de “renovación urbana”, “embellecimiento” o de gestiones de “seguridad social”, para dejar expuesta la búsqueda de la “elitización” que se instala en territorios despojados de su espíritu (barrial, en este caso). Nada diferente a los desalojos recientes en el Noroeste argentino[9] o en la Patagonia[10]o aún, a aquellos desplazamientos de las encomiendas coloniales[11], no porque se trate necesariamente de los mismos colectivos o por la cantidad de familias o personas afectadas, sino porque lo que está en juego son los mismos intereses e interesados, por más que cambien sus apariencias. El ejemplo del barrio Pocito pone en discusión también la forma y los mecanismos, que a veces están institucionalizados pero no por eso son menos violentos, y los modos o paradigmas que están habilitados para las relaciones intersubjetivas y con la naturaleza. Es necesario el cuestionamiento acerca de en qué medida la estética de un barrio popular cabe en el imaginario de una ciudad pujante, o en qué medida una ciudad pujante “al estilo de las europeas” requiere de la estética de un barrio popular. Eliminando los nombres propios, la pregunta podría retrotraerse a un tiempo pasado sin necesitar actualización. También podría extenderse a la problemática de las comunidades Tonokoté de Santiago del Estero, sin agua a causa de las políticas extractivistas, o empobrecidas debido a que la pérdida de sus territorios impactó en sus economías de subsistencia, como refieren García y Maidana en su exposición.

Otro de los ejes trabajados en el Dossier tiene que ver con la hegemonía de la ontología moderna en la concepción de un pasado indígena y un presente occidental. Hacia allí apuntan los trabajos de Andrés Jakel y Cecilia Páez, y Gimena Marinangeli y Cecilia Páez, en los que se analiza la manera en que las memorias indígenas persisten y configuran gran parte de las prácticas cotidianas de los pobladores actuales de Cachi. La propuesta apunta a rescatar aquellas racionalidades que desafían la relación sujeto-objeto y la lógica de lo mutuamente excluyente, y persisten en las formas de percibir y habitar el territorio vallisto. En ese punto, pensar en lo chi’xi[12] para entender las disputas epistemológicas se muestra como una alternativa a las ideas de síntesis que han marcado mucho del pensamiento sociológico moderno, restando visibilidad a todo aquello que desafíe el pensamiento hegemónico. En este sentido, dejar a flor de piel el conflicto es en algún sentido, reparador.

Finalmente y en sintonía con lo anterior, la contribución de Cecilia Mercuri también retoma la utilidad de la investigación social –en su caso, arqueológica-, para abordar los problemas puntuales que aquejan a las poblaciones actuales. Este es un aspecto que emerge con fuerza desde hace ya varias décadas, y que se presenta enfático en todas las contribuciones que tiene este dossier. Así, la autora apela a los preceptos de la Arqueología Socialmente Útil, a partir de lo cual sostiene la necesidad de llevar a cabo prácticas científicas que estén comprometidas social y políticamente, a la vez que destaca la utilidad política que tiene la evidencia arqueológica para los reclamos territoriales de los pueblos originarios.

 

Acuerdos

 

Cada uno de los trabajos presentados en el Simposio de 2021 y de los que fueron reunidos en este Dossier, presentan formas variadas, distintas tal vez, de afrontar la interpelación de investigar en territorios complicados, atravesados por la violencia estructural del avasallamiento colonial y extractivista. También afrontan el desafío de construir alternativas a enfoques que siguen lineamientos trazados desde la modernidad capitalocéntrica, con la mirada puesta en el vínculo genuino y comprometido con una sociedad que reclama, y espera, respuestas. Ya no alcanza con analizar la realidad “observada”; lo que los diferentes actores reclaman es la participación en la resolución de los conflictos, las carencias, los malestares, es decir, un involucramiento más directo derivado de ese encuentro con el otro.

En varias disciplinas aún seguimos explorando sendas, tropezando con escollos que se explican desde la falta de conocimientos, de la extrañeza de otredades que solo lo son, en tanto nuestras cegueras y en tanto la monoglosia de nuestras experticias. Sin embargo, el trabajo minucioso, atento a las condiciones y particularidades de cada región en la que investigamos, comprometido socialmente con los sectores más vulnerables, marca una tendencia hacia un modelo de país que genere soluciones adecuadas y pertinentes, ante los problemas que debemos afrontar como nación y como región, como un camino más hacia la soberanía, no sólo política, también económica, cultural e ideológica.



[1] Santos, Boaventura de Souza (2009), Una epistemología del Sur: la reinvención del conocimiento y la reinvención social, México, Siglo XXI – CLACSO.

[2] Lander, Edgardo (2000), Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos. En Edgardo Lander (comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, Buenos Aires, CLACSO.

 

[3] Tampoco es una postura nueva; baste referir a Varsavsky, Oscar (1969), Ciencia, política y cientificismo, Buenos Aires, CEAL, para una mirada “rebelde” de la ciencia y su praxis.

[4] Walsh, Catherine (2007), ¿Son posibles unas ciencias sociales / culturales otras? Reflexiones en torno a las epistemologías decoloniales, Nómadas, nº 26, pp. 102-113, p. 104.

[5] El simposio fue coordinado junto a la Dra. Gimena Marinangeli (CONICET, UNLP), y relatado por los Dres. Alejandro Martínez (UNLP) y Francesco Orlandi (Universidad de Exeter).

[6] Mignolo, Walter (2007), La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial, Barcelona, Gedisa.

[7] Cf. Beck, Ulrich (1998), ¿Qué es la globalización?: falacias del globalismo, respuestas a la globalización, Barcelona, Editorial Paidós.

[8] Aún incluso en estos últimos meses, ver Guerrero, Mariángeles  (2023) Santiago del Estero: desalojo de comunidades, desmonte y violencia habilitada por el Estado. Tierra Viva. Sección: Territorios. En línea:  https://agenciatierraviva.com.ar/santiago-del-estero-desalojo-de-comunidades-desmonte-y-violencia-habilitada-por-el-estado/

[9] Ver, por ejemplo, Rodríguez, Lorena (2009), “Los usos del sistema judicial, la retórica y la violencia en torno a un reclamo sobre tierras comunales: Amaicha del Valle, siglo XIX”, Runa, vol. 30, nº 2, pp. 135-150; Manasse, Bárbara. (2019), “Arqueología en el Valle de Tafí (provincia de Tucumán): algunas miradas sobre el pasado-presente de su gente”, Revista del Museo de La Plata, vol. 4, nº 1, pp. 121-143; Pisani, Gustavo, Delfino, Daniel y Morales Leanza, Andrea (2019), “Normativas estatales versus derechos indígenas”, Papeles de trabajo, 23, pp. 50-62; Manzanelli, Macarena del Pilar (2023), “Somos todos una gran familia”: comunidades político-emocionales y denuncias públicas por el territorio Análisis de casos de pueblos diaguitas en el Noroeste argentino”, RUNA, vol. 44, nº 2, pp. 173-190.

[10] Ver, por ejemplo, Agosto, Patricia y Briones, Claudia (2007), “Luchas y resistencias Mapuche por los bienes de la naturaleza”, OSAL VIII, nº 22, pp. 295-300; Crespo, Carolina (2018),” Promesas de desarrollo, despojos y daño moral. Experiencias mapuches en torno a políticas forestales en Puerto Patriada, El Hoyo (Chubut, Argentina)”, Revista Antropologías del Sur, vol. 5, nº 10, pp. 113–129; Briones, Claudia y Lepe-Carrión, Patricio (2021) “Wallmapu o las nuevas formas de la «peligrosidad mapuche»”, Nueva Sociedad, nº 292, pp. 123-139.

[11] Este tema es analizado en profundidad por distintos autores, por caso Ana María Lorandi, Lorena Rodríguez, Estela Noli y también Rodolfo Cruz, entre otres

[12] De acuerdo a Rivera Cusicanqui, Silvia (2018), Un mundo ch'ixi es posible: ensayos desde un presente en crisis, Buenos Aires, Tinta Limón.