Revista Andes, Antropología e Historia

Vol. 1, Nº 31, Enero-Junio de 2020

 

Esta obra está bajo licencia de Creative Commons Atribución - No Comercial CC BY-NC    https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/ ISSN Nº 1668-8090

           

 

TAMBOS PERDIDOS, RUTAS OLVIDADAS: NUEVOS APORTES A PARTIR DEL ESTUDIO DEL QHAPAQ ÑAN EN LA QUEBRADA DE HUMAHUACA (JUJUY, ARGENTINA)

 

LOST TAMBOS, FORGOTTEN ROUTES: NEW CONTRIBUTIONS FROM THE STUDY OF QHAPAQ ÑAN IN THE QUEBRADA DE HUMAHUACA (JUJUY, ARGENTINA)

 

 

Pablo Adolfo Ochoa

Instituto Interdisciplinario Tilcara

 Facultad de Filosofía y Letras

 Universidad de Buenos Aires

Argentina

pabloadolfoochoa@yahoo.com.ar

 

 

Fecha de ingreso: 14/08/18

Fecha de aceptación: 27/06/19

 

 

Resumen

A partir de las investigaciones realizadas en los últimos años en las sierras y serranías que enmarcan la Quebrada de Humahuaca se han identificado varios tambos y segmentos de caminos prehispánicos. Considerando la importancia de las rutas transversales interregionales, que vinculan la puna con los valles orientales de Jujuy, planteo algunas propuestas sobre la lógica del tránsito y la complejidad de su emplazamiento. El dominio ejercido por el Tahuantinsuyu en este territorio distante y marginal, que se constituyó como una frontera interna del imperio en los Andes del Sur, refleja el control por parte del estado sobre la producción de objetos suntuarios de alto valor simbólico, y sobre las rutas rituales y de transporte.

 

Palabras clave: Inka, Tambos, Quebrada de Humahuaca, Rutas transversales, Jujuy

 

 

 

 

Abstract

Based on researches carried out in recent years in the hills and mountain areas surrounding the Quebrada de Humahuaca, we have been able to identify several tambos and segments of pre-Hispanic routes. Considering the importance of inter-regional transversal routes, linking the Puna with the eastern valleys of Jujuy, we make some proposals regarding the transit system reasons and the complexity of its location. The dominance mantained by the Tahuantinsuyu in this distant and marginal territory -constituted as an internal frontier for the empire of the Southern Andes- reflects the state's control over the production of sumptuary goods with high symbolic value, and over ritual and transportation routes.

Key Words: Inka, Tambos, Quebrada de Humahuaca, Transversal routes, Jujuy

 

 

 

 

Introducción

 

En los últimos años, distintas investigaciones realizadas en el sector central de la Quebrada de Humahuaca han abordado la problemática sobre las estrategias de dominación utilizadas por los Inkas para anexar este territorio a sus dominios[1]. Los estudios sobre los límites y la frontera del imperio en la región han sido abordados a partir de la localización de algunas guarniciones militares emplazadas en las faldas orientales de los valles[2]. Atendiendo a las distintas propuestas planteadas por estos investigadores en relación a las políticas coordinas aplicadas por el estado en la región y para contribuir al estudio de la problemática en cuestión, en este trabajo presento los avances de las investigaciones en torno a las rutas transversales de la Quebrada y su sistema de tambos.

En referencia a las áreas de frontera del imperio[3], la organización política y económica dependió de distintos factores. Entre estos mencionamos la disponibilidad de una gran cantidad de mano de obra local y de los recursos existentes, así como también del sistema de gobierno de las poblaciones conquistadas. Para entender los procesos económicos acaecidos durante momentos prehispánicos en la región[4] y puntualmente en el Período Inkaico, vamos a intentar comprender el tipo de control ejercido por el Tahuantinsuyu en la Quebrada de Humahuaca. Para esto, es necesario analizar el carácter y la distribución de los centros administrativos, y además, la relación entre los complejos productivos y las rutas utilizadas para el transporte de excedentes. Siguiendo las propuestas de Santoro et. al [5], el tipo de control puede ser directo, indirecto o mixto, dependiendo del grado de administración desplegada por el imperio en cada región. Por otro lado, Hyslop[6] define dominación segura a aquellas regiones donde se había introducido las cuatro instituciones inkas: nos referimos al culto al sol, el traslado de mitmaqunas, el sistema de trabajo de la mit´a y el sistema de caminos y tampus.

A partir de la revisión bibliográfica, se pudo comprobar que no existían antecedentes de investigación sobre el sistema de caminos y tambos que se emplaza en las sierras, serranías, huancares y salares que enmarcan la Quebrada de Humahuaca y que vinculan la puna con los valles orientales de Jujuy. Siguiendo los criterios de invisibilidad y el carácter fragmentario que presenta el trazado del camino en las regiones urbanizadas[7], donde su registro siempre es parcial y escaso, de forma contraria, en las regiones despobladas más bien marginales y periféricas, se presentan las evidencias más solidas sobre el trazado de estas rutas prehispánicas. Esto nos alentó a comenzar los trabajos de investigación en esta extensa región. Las evidencias más contundentes del pasado prehispánico las registramos, en los lugares elegidos para realizar paradas durante los viajes. Estas últimas, se encuentran asociadas al trazado del camino y entre ellas, podemos mencionar las Abras, los Tambos, los Ojos de Agua, las Tokankas y los Punkus. Asimismo, consideramos que este territorio fue el escenario de inmemorables travesías acaecidas durante los procesos sociales prehispánicos consolidándose como Qhapaq Ñan en tiempos del Tahuantinsuyu.

Consideramos que los estudios sobre los caminos interregionales ofrecen la posibilidad de entender las articulaciones entre regiones[8], para de esta manera poder ver las relaciones de intercambio, interétnicas y de complementariedad[9]. En el Noroeste Argentino, en los últimos años distintos trabajos realizados a partir del estudio de los caminos prehispánicos[10] han permitido entender el control territorial[11] impuesto por el Tahuantinsuyu en los distintos territorios que conquistó[12]. Por esta razón, el objetivo de este trabajo es profundizar el estudio de las rutas transversales de interacción prehispánica de la Quebrada de Humahuaca. De esta manera, se espera poder discutir y comprender la lógica de su emplazamiento y su complejidad, como camino ritual y de transporte. Todo el cuerpo de información inédita que presento en este trabajo, procedente de la localización de ocho tambos y de 13 trayectos de camino prehispánico, se articula con los datos originados en los últimos años en las investigaciones arqueológicas realizadas en la región, relacionados con la producción[13], el ceremonialismo[14] y la integración política prehispánica[15], lo que permite armar un sólido marco de referencia y pensar a la Quebrada de Humahuaca como un caso particular de provincialismo Inka.

Para avanzar con los objetivos propuestos, en primera instancia presento el registro de las distintas arterias transversales del camino inka identificadas recientemente en esta región y los tambos emplazados junto al camino. Estos últimos, fueron instalados con la intención de facilitar el tránsito y brindar apoyo logístico a estos ejes transversales de interacción prehispánicos que conectaron la puna con los valles orientales de Jujuy y atravesaron la Quebrada. Después, discutimos y reflexionamos sobre el preponderante papel que desarrollaron estas rutas diagonales interregionales que ofrecen distintas variantes de circulación. Además, evaluamos los criterios utilizados para instalar los tambos, analizamos su diseño de planta y la lógica de su emplazamiento en el espacio. Por último, proponemos una interpretación sobre las políticas coordinadas aplicadas por el imperio en la Quebrada de Humahuaca.

 

Contexto Geográfico

 

Esta investigación se desarrolla en las sierras y serranías que enmarcan a la Quebrada de Humahuaca (Figura 1). La Sierra del Mal Paso, la Alta y la de Chañi al oeste y la Serranía del Hornocal y de Tilcara al este. Los trabajos se desarrollaron en el departamento de Humahuaca, en el sector sur de la Serranía del Hornocal y en el Aguilar, sobre la Sierra del Mal Paso. Esto contempló, los alrededores de los actuales caseríos de Casa Grande, Vizcarra y el Portillo. En el departamento de Tilcara, se abarcó la falda este de la Sierra Alta, los espolones de la falda de la Serranía de Tilcara y los sectores superiores de esta última. En el departamento de Tumbaya, los alrededores de la localidad de El Moreno y la falda oeste de la Sierra de Chañí.

La Sierra del Mal Paso ubicada al oeste del actual pueblo de Humahuaca actúa de cordón natural separando el sector norte de la Quebrada de Humahuaca de la Sierra del Aguilar. Esta última, está ubicada al este de la Laguna de Guayatayoc en la puna de Jujuy y es un gran macizo que encajona varios espolones por donde corren ríos tributarios que forman el río Yakoraite, el cual desemboca en el sector central de la Quebrada de Humahuaca. Enmarcada por cerros de colores y cañones de mediana altura constituyen un paisaje único, escenario de largos viajes e innumerables historias donde el Qhapaq Ñan es solo una de las evidencias arqueológicas de esta región tan extensa de los Andes del Sur.

 

Figura 1: Mapa de la Quebrada de Humahuaca con la ubicación de  los principales sitios arqueológicos que se mencionan en el texto

 

 

 

La Sierra Alta ubicada al oeste del actual pueblo de Tilcara se interpone entre el sector central de la Quebrada de Humahuaca y la Salinas Grandes de Jujuy. Este cordón montañoso se extiende desde la quebrada de Yakoraite hasta la quebrada de Purmamarca abarcando más de 40 kilómetros de largo. Si bien existen pasos montañosos por la quebrada de Juella y Popoio, el único constituido por un camino de herradura es el que pasa por el Abra de Minas. Desde este lugar se identificaron distintas variantes de caminos que permiten acceder tanto a la cuesta de Lipan, como a la quebrada de Huachichocana y de Purmamarca. La Sierra de Chañí, separa el sector sur de la Quebrada de Humahuaca de las Salinas Grandes de Jujuy en la puna, en las cercanías de la localidad de El Moreno. Sobre la misma se registraron distintos trayectos de camino que a través del tiempo vincularon tierras altas con tierras bajas.

La Serranía de Tilcara es un gran macizo que se eleva al este de la Quebrada de Humahuaca separando a esta última de los valles orientales de Jujuy. Esta Serranía comienza en la localidad de León en el sector sur de la Quebrada y se extiende hasta la quebrada de Uzcumaso en el sector norte de la Quebrada, donde se une con la Serranía del Hornocal. Algunos trayectos de camino de los ejes de circulación prehispánicos identificados sobre esta Serranía ya fueron publicados en trabajos anteriores [16] por lo que en este trabajo, solo serán mencionados.

A partir de las prospecciones realizadas en los últimos años en las quebradas tributarias a la Quebrada de Humahuaca (Figura 2), de un total aproximado de 210 kilómetros de caminos recorridos, solo 40 kilómetros fueron identificados como arqueológicos, los otros restantes son coloniales (de herradura y de carreta) y siguen en usó en la actualidad. Este fue uno de los grandes inconvenientes que tuvimos que resolver, establecer desde cuándo se estaban utilizando estos trayectos de camino, ya que la región tiene una ocupación prehispánica que alcanza los 10.000 años. Además, estas rutas también fueron utilizadas en momentos coloniales y republicanos. Por esta razón, solo consideramos como Qhapaq Ñan aquellos segmentos de camino que presentan técnicas arquitectónicas constructivas clásicas de los caminos inkas. No obstante, otro aspecto de singular importancia son las Abras que conforman los pasos montañosos más accesibles ofreciendo vías naturales de comunicación entre las distintas áreas de estudio y además, presentan evidencias materiales de su uso en momentos prehispánicos.

 

 

 Figura 2: Mapa de la Quebrada de Humahuaca con la ubicación de los cinco ejes transversales de interacción interregional, el sistema de tambos, sitios estratégicos de control, principales centros administrativos, campos de cultivo y santuarios de altura

 

 

 

La metodología utilizada para alcanzar los objetivos propuestos en este trabajo contempló distintos tipos de tareas. Los trabajos en el campo abarcaron las prospecciones sistemáticas de los cinco ejes transversales de interacción identificados, verificando de esta manera alguna de las hipótesis de trabajo propuestas en el terreno. Para esto, en primera instancia las tareas en el gabinete tuvieron en cuenta el estudio de la toponimia local, la lectura de algunos documentos históricos y la revisión de los antecedentes bibliográficos sobre las investigaciones realizadas en la región, referidas a las rutas prehispánicas. Posteriormente, se uso el sistema de georeferenciación satelital (Google Earth) para identificar en el terreno, los distintos tramos de camino y las estructuras asociadas al mismo. En la segunda etapa de trabajo, se realizó la prospección de estas rutas identificando estructuras y registrando la arquitectura de estas últimas, así como también la de los distintos tramos y variantes de camino recorridos que presentaban restos de arquitectura prehispánica. Aclaramos que estos ejes transversales de interacción no fueron recorridos en su totalidad, sino tramos intermedios, debido a que la traza del mismo en distintos sectores se desdibuja, aparece y desaparece numerosas veces (por disturbaciones naturales o antrópicas) por lo que solo se prospectaron aquellos trayectos reconocidos visualmente. Tanto para los tambos como para los trayectos de camino y estructuras asociadas al mismo se tuvieron en cuenta los siguientes criterios de análisis[17]. Se registraron solo aquellos trayectos de camino que en distintos sectores de su recorrido presentaban arquitectura arqueológica. Ante la presencia de características o rasgos inkas, nos referimos a las técnicas arquitectónicas utilizadas para la construcción de distintos tramos de camino (despejado, entre muros de piedra, con muros de retención lateral, cavado sobre la roca madre, empedrados, enlajados, adoquinados, amojonados, escalonados), se tuvo en cuenta su vinculación física con sitios o asentamientos construidos o utilizados en ese mismo período cronológico, estableciendo de esta manera su contemporaneidad. En referencia a esto, se registraron aquellos trayectos de camino indudablemente arqueológicos que tan solo representaron aproximadamente el 20% del total de los trayectos recorridos, dejando de lado los caminos coloniales, tanto de herradura como de carreta. En este sentido, la selección de estos tramos estuvo condicionada por la fragmentación y escasez de la muestra. En el caso de los tambos y estructuras asociadas al camino, para su registro se tuvieron en cuenta distintas características. Entre ellas su tipo, dimensión, arquitectura, ubicación y asociación con materiales culturales[18]. Tanto para los tambos como para los tramos de camino se utilizaron fichas de registro que fueron confeccionadas en el marco del proyecto[19]. En los trayectos recorridos, se midió la distancia de los mismos y se tomaron puntos de posición satelital con un navegador satelital (GPS Garmin Etrex).

Por otro lado, en los tambos identificados (ver Tabla 1), como ya se mencionó se realizó el registro planialtimetrico. Una vez concluido el plano de cada estructura que conformaron estos sitios, se realizaron recolecciones superficiales de materiales registrando su procedencia. Para terminar, los materiales recolectados fueron analizados en el laboratorio del Instituto Interdisciplinario Tilcara. Por otro lado, se tuvieron en cuenta menciones de algunos lugareños de avanzada edad que se refirieron a pasos montañosos en desuso, ya abandonados en la actualidad. A partir de estos relatos, se confeccionaron mapas de simulación utilizando el programa Google Earth. A partir de la confección de estos mapas que proponían otras alternativas de circulación, se localizaron dos importantes pasos montañosos utilizados asiduamente en momentos prehispánicos, que se encontraban alejados de las rutas usadas en momentos coloniales. También, durante las prospecciones del camino desde distintos puntos del mismo se realizaron estudios de visibilidad y de percepción, teniendo en cuenta ciertos atributos que caracterizaron a los distintos elementos naturales del paisaje como el color y la forma. En estas formaciones geológicas que por su policromía resaltaron en el entorno, se emplazaron los tambos, destacando de esta manera su posible función geosimbólica.

 

Tabla 1: Características principales de los tramos de caminos y tambos que se presentan en el texto.

Trayecto de camino

Tambo

Tramo y Distancia

Técnica

Constructiva

Y Ancho

Nombre

Distancia

Altura

m.s.n.m

 

Ocupación

Materiales

Estructuras

Puerta de Inca Cueva Alto Sapagua

Distancia: 13,6 km

Muros con retención lateral

1,3 m a 2,5m

Puerta de Inka Cueva

Alto Sapagua

13,6 km

3.526

3.616

Prehispánica

y Colonial

Prehispánico

y Colonial

RPC, recintos, corrales y qollqas

Cueva Colorada

Vizcarra

 

Distancia: 11,2 km

 

Despejado y con muro de retención lateral

1,2 m a 2m

Vizcarra

 

10,1 km

 1,1 km

3.515

 

Prehispánica

 

Prehispánico

 

Recintos, corrales y qollqas

Peña Colorada

Casa Grande

Distancia: 19 km

Empedrado y

cavado en roca

1,2 m a 1,7 m

El Portillo

10,7 km

 8,3 km

3.615

Prehispánica

Prehispánico

Recintos asociados a corrales

Vizcarra

Abra de Tokante

 

Distancia: 13,6 km

Con muro de retención lateral

1,3 m a 2,5 m

Tokante

12,3 km

 1,3 km

3.973

Prehispánica y Colonial

Prehispánico

y Colonial

Recintos asociados a corrales y qollqas

Abra Colorada

Caspala

 

Distancia: 12,3 km

Escalonado, enlajado y empedrado

1,3 m a 1,8 m

Abra Colorada

4 km

 8, 3 km

4.000

Prehispánica

Prehispánico

Recintos asociados a corrales

El Moya

Campo de la esperanza

Distancia: 11,8 km

Muros de retención lateral

1,5 m a 2 m

Mudana

10 km

 1,8 km

3.929

Prehispánica

y Colonial

Prehispánico

y Colonial

Recintos asociados a corrales y qollqas

Abra de Minas

Pucará de Tilcara

Distancia: 22,4 km

Muros de retención lateral,

 entre muros

1,2 m a 2 m

Qaqaral

8,5 km

13, 9 km

3.500

Prehispánica

Prehispánico

y Colonial

Recintos asociados a corrales y qollqas

Pucará de Tilcara

Abra de Laguna colorada

Distancia: 18,4 km

Entre muros de piedra

1,5 m a 2m

Rupaska

12 km

6.4 km

3.296

Prehispánica

Prehispánico

Recintos asociados a corrales y patios

Pucará de Tilcara

Campo Laguna

 

Distancia: 16,5 km

Escalonado y

entre muros de piedra

1,5 m a 2 m

Casa Colorada

11,8 km

4,7 km

3.364

Prehispánica

y Colonial

Prehispánico

y Colonial

Recintos asociados a corrales y qollqas

Campo Laguna

Sixilera

 

Distancia: 8 km

Despejado

1,5 m

Sixilera

8 km

3.956

Prehispánica

Prehispánico

Recintos asociados a corrales y qollqas

El Moreno

Abra de Pives

 

Distancia: 16,8

Despejado y con mudos de retención lateral

1,2 m a 2 m

Laguna Colorada

13, 8 km

 3 km

3.955

Prehispánica

y Colonial

Prehispánico

y Colonial

Recintos asociados a corrales y qollqas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos recogidos en el terreno.

 

 En referencia a los antecedentes de investigación desarrollados en la región sobre las estrategias de dominación, algunas de las cuatro instituciones inkas necesarias para plantear una ocupación efectiva [20] caracterizada por un tipo de control ya fueron abordadas. En referencia al Culto al Sol, hace algunos años publicamos un artículo sobre las prácticas sociales realizadas en el Pucará de Tilcara relacionadas con las observaciones astronómicas [21] . Los resultados de este trabajo fueron alentadores. Las investigaciones que se vienen realizando hace más de una década en este Pucará [22] , han demostrado que en la cima de este poblado se emplazaron distintos barrios de artesanos. Los trabajos de excavación realizados por esta investigadora en distintos sectores del sitio confirmaron la presencia de talleres distribuidos por todo el poblado. La especialización productiva [23] regulada bajo parámetros estatales (mit´a) de bienes artesanales y suntuarios fue una de las principales actividades realizadas en este sitio donde se emplazaron más de 50 casas-taller [24] . En relación a la presencia de mitimaes en la Quebrada de Humahuaca, esta problemática fue abordada por Raffino [25] para el caso de la quebrada de la Huerta, argumentando su propuesta a partir de la destacada arquitectura que presentan los sitios arqueológicos del área. Para él, mitmakunas Chichas trasladados fueron quienes incorporaron rasgos arquitectónicos inkas en la región. Además, otro de los indicadores del posible traslado de poblaciones al sector central de la Quebrada de Humahuaca por parte del estado, fue la presencia de cerámica del estilo Yavi-Chicha en el centro administrativo La Huerta. A partir de la década del ´80 del siglo XX algunos investigadores comenzaron los trabajos relacionados con el camino del inka.

 

El Caso de Estudio

 

La problemática del sistema de caminos y tambos de la Quebrada de Humahuaca, fue parcialmente abordada. Los primeros aportes fueron realizados por Raffino[26], quien realizó el primer esquema de un mapa del camino inka en la región. Posteriormente, Nielsen y colaboradores[27] publicaron algunos trayectos de camino identificados en la quebrada de Yakoraite y en la Serranía de Tilcara. Las contribuciones de ambos investigadores sirvieron de guía para sistematizar parte de las rutas de interacción prehispánicas del sector central de la Quebrada de Humahuaca[28]. Continuando con los trabajos que vengo realizando[29] en los últimos años en relación al estudio del Qhapaq Ñan[30] en la región, en esta contribución presento los principales ejes transversales de interacción.

 

 

La quebrada de Inka Cueva y Alto Sapagua, departamento de Humahuaca

 

En el ingreso al paraje de Esquinas Blancas se identificó un trayecto de Qhapaq Ñan que vincula los poblados prehispánicos de Cochinoca y Casabindo en la puna de Jujuy con el sector norte de la Quebrada de Humahuaca. En este sector el camino presenta muros de retención lateral (Figura 3a) y articula el Tambo de Puerta de Inka Cueva (Figura 2) con la quebrada homónima. En esta última, si bien el camino se desdibuja, el mismo fue localizado en los sectores superiores llegando al Abra del Altar. En este sector se lo registró con muros de retención lateral y cavado sobre la roca madre (Figura 3b y c). Desde el Abra, el camino desciende hacia el Tambo de Alto Sapagua. Este último, baja por la sierra a partir de algunos trayectos que se encuentran escalonados, mientras que en la falda del cerro presenta muros de retención lateral. Desde este espacio el camino se dirige hacia el Tambo de Chilquiaguada[31] emplazado en la parte inferior de la quebrada de Sapagua, para desde este lugar bifurcarse hacia el este, en dirección al complejo agrícola prehispánico de Coctaca-Rodero o hacia el sur, dirigiéndose al Tambo de Santa Barbará en la actual ciudad de Humahuaca. Lamentablemente, estos trayectos de camino no se pudieron localizar.

 

Figura 3: Tramo de camino inka que ingresa a la quebrada de  Inca Cueva desde la puna de Jujuy. a- Con muro de retención lateral. b- En pendiente, cavado sobre la roca madre y con muro de retención lateral. c- Con muro de retención lateral, en pendiente ondulada.

 

 

 

 

El Aguilar y la Sierra del Mal Paso, departamento de Humahuaca

 

Los dos tramos identificados en esta región ingresan a Casa Grande y a Vizcarra desde la Sierra del Aguilar (Figura 2), uno procedente desde Casabindo por el norte y el otro desde las Salinas Grandes por el sur, posiblemente desde Rinconadillas y Barrancas. El primer tramo ingresa desde Casabindo pasa por Abralaite hasta llegar a Cueva Colorada y continúa hacia Vizcarra (Figura 4a). Solo recorrimos este último trayecto, ya que desde Cueva Colorada hacia la puna el camino se desdibujó y su traza, no se pudo localizar. El trayecto registrado se caracteriza por presentar distintas técnicas constructivas que fueron utilizadas para el emplazamiento del camino. Entre estas últimas hemos identificado trayectos escalonados,  amojonados, despedrados y cavado sobre la roca madre (Figura 4b). Este tramo de camino está emplazado sobre la falda norte de la Sierra del Aguilar, atraviesa un gran cañón y saliendo de la Sierra, continúa su recorrido por una meseta de altura hasta llegar al actual caserío de Vizcarra. Este último trayecto de camino fue registrado despedrado y la técnica arquitectónica utilizada fue el despejado. El mismo finaliza sobre el cerrito que se encuentra detrás de la Iglesia actual del pueblo. Durante las prospecciones de este trayecto de camino se identificaron varios canchones de cultivo prehispánicos emplazados en una pequeña ladera que se encuentran asociados a esta ruta (Figura 4c). Cruzando el río, este trayecto ingresa por la Sierra del Mal Paso hacia la ciudad de Humahuaca. En este sector el camino fue registrado entre muros y con muros de retención lateral. Sin embargo, en la falda de la Sierra se bifurca, ofreciendo distintas variantes de circulación. Se puede continuar hacia Humahuaca o dirigirse a Yakoraite (Figura 2).

 

Figura 4: Tramo de camino Inka que ingresa desde el sector norte de la Sierra del Aguilar a Vizcarra procedente de Casabindo. a- Cavado sobre la roca madre. b- Escalonado. c- Con pendiente ondulada, asociado a campos de cultivo prehispánicos

 

 

En referencia a esta bifurcación del camino, como mencionamos, registramos una variante de camino por la que se accede a la quebrada de Yakoraite. Este tramo de cuatro kilómetros de extensión se emplaza sobre la falda de la Sierra del Mal Paso y por el Abra de Tokante vincula el sector central de la Quebrada de Humahuaca con la Sierra del Aguilar. La técnica constructiva utilizada para el emplazamiento del mismo es la de muro con retención lateral y en algunos sectores se lo registró con pendientes onduladas. El mismo, se une en la desembocadura de la quebrada de Tokante, con el trayecto de camino inka que ingresa desde las Salinas Grandes por el sur de la Sierra del Aguilar. Este último, ha sido registrado ingresando por el centro de la Sierra del Aguilar hacia el paraje de Peña Colorada y en el caserío del Portillo (Figura 2), se une con la arteria de camino que ingresa desde el sur, posiblemente de la localidad de la Poma[32]. Dentro de las técnicas constructivas utilizadas para su emplazamiento se destacan la técnica de entre muros y despejado sobre la roca madre (Figura 5a y b). Este trayecto de camino que ingresa por la quebrada Colorada de seis kilómetros de extensión fue identificado saliendo desde una curva del actual camino vehicular, por lo que consideramos que como ha ocurrido en otras regiones, el camino prehispánico fue reutilizado para la construcción de la carretera provincial actual (Figura 5c). Además, solo a unos metros se registró un desvió construido en momentos coloniales utilizado para que las carretas puedan atravesar un sector del camino prehispánico escalonado (Figura 5d).

 

Figura 5: Tramo de camino inka que ingresa por el Abra de la Peña Colorada hacia el caserío del Portillo precedente desde el Aguilar. a y b- Despejado sobre la roca madre y entre muros de piedra. c- Imagen satelital donde se aprecia tres tipos de camino. El vehicular actual, el prehispánico y el colonial. d- Desvío del camino colonial construido para atravesar un sector escalonado del camino prehispánico

 

La quebrada de Tokante y Yakoraite, departamento de Humahuaca

 

Como ya mencionamos los dos ejes transversales de interacción que ingresan desde la Sierra del Aguilar y se cruzan, vinculan esta región con la quebrada de Yakoraite a través de la quebrada de Tokante. Esta última, corta el trayecto de camino emplazado sobre la falda de la Sierra del Mal Paso y en este sector, se registró una variante de camino por la que se accede al sector central de la Quebrada de Humahuaca. En esta quebrada de más de tres kilómetros de extensión, se localizó el Tambo de Tokante emplazado a 4.000 m.s.n.m. (Figura 6a, b y c). Este último, está ubicado sobre un afloramiento rocoso formado por grandes lajas que superan los cinco metros de altura y que protegen de los fuertes y fríos vientos de la puna, a las estructuras que conforman este tambo. El trazado del camino pasa por el medio del sitio. No solo se han identificado estructuras, dos qollqas y muros prehispánicos (a metros de los recintos 1 y 2), sino que además algunos recintos fueron reconstruidos y utilizados en momentos coloniales. Se confeccionó la planimetría y se realizó una recolección superficial de materiales. Entre estos últimos, se identificaron varios fragmentos de cerámica (Figura 6d), algunas lascas de sílice gris y pequeños trozos de mineral de cobre.

 

Figura 6: Tambo de Tokante. a- Planimetría. b- Sector prehispánico. c- Sector colonial. d- Fragmentos de cerámica prehispánica y subactual

 

 

 

Desde el Tambo (Figura 2) el camino continúa hasta llegar al Abra de Tokante ubicada a 4.256 m.s.n.m. desde donde el camino sigue su recorrido a través de la sierra para luego ingresar al sector superior de la quebrada de Yakoraite. En el Abra, se registró una imponente Apacheta ubicada a 3 metros del trazado del camino y de superficie se recolectaron materiales arqueológicos[33]. Entre estos últimos, se identificaron cinco cuentas de collar, una gran cantidad de mineral de cobre y varios fragmentos de cerámica Humahuaca Negro sobre Rojo y subactual[34].

 

La Serranía del Hornocal y el Abra Colorada, departamento de Humahuaca

 

En el sector norte de la Quebrada de Humahuaca hacia el este se identificaron dos trayectos de camino reutilizados en el presente que vinculan, el primero, el Abra Colorada con el Pucará de Peñas Blancas y el segundo, esta Abra, con los campos de cultivo de Capla. En la falda sur del Hornocal ambos trayectos se unen y suben por el extremo sur, constituyendo la ruta transversal Humahuaca-Valle Colorado. En el trayecto de 12 kilómetros de extensión que desciende desde el Abra Colorada hacia la localidad de Caspala (Figura 2) ha sido definido como uno de los tramos más destacados del Qhapaq Ñan en la región[35]. Este trayecto se emplaza sobre el sector sur de la Serranía del Hornocal e ingresa atravesando la quebrada de Abra Colorada hacia el actual pueblo de Caspala. En este sector, en el marco de un paisaje increíble, el camino presenta diversas técnicas constructivas como empedrados, enlajados, escalonados y amojonados. Una vez en el fondo de valle, el camino se emplaza sobre la margen derecha del rio a media altura, cruza el mismo y continúa sobre la margen izquierda hasta llegar al pueblo. Desde Caspala, se bifurca hacia los valles orientales o hacia el sector sur de la serranía, pasando por Chasquillas y Mudana.

 

El Moya y la Mina de Mudana, departamento de Humahuaca

 

En trabajos anteriores presentamos algunos trayectos de Qhapaq Ñan que ingresaban al Complejo Agrícola del Moya desde el sector norte de la Quebrada de Humahuaca[36]. En este trabajo, presentamos parte del eje de interacción que vincula el Complejo del Moya con la Mina prehispánica de Mudana, a través del Abra del Moya. Este último, tiene una extensión de seis kilómetros, presenta un excelente estado de conservación y fue registrado a partir de la técnica constructiva de muros con retención lateral. Una vez alcanzada el Abra del Moya a 4.243 m.s.n.m. el camino continúa por el campo, ya que su trazado se desdibuja. A dos kilómetros del Abra se localizó el Tambo de Mudana (Figura 7a), donde a partir del relevamiento planialtimetrico se identificaron algunas modificaciones arquitectónicas, que indican que el mismo aparentemente fue ocupado desde momentos prehispánicos hasta momentos coloniales. Si bien, se emplaza a partir de un RPC (rectángulo perimetral compuesto), además se registraron cimientos arqueológicos y su diseño de planta responde a patrones arquitectónicos Inka. Sus muros de más de dos metros de altura (Figura 7b) demuestran su reúso en momentos coloniales. Por otro lado, a partir de la recolección superficial de materiales se identificaron fragmentos de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo y algunos subactuales (Figura 7c). El mismo se encuentra asociado a una vertiente de agua (Figura 7d) y el trayecto de camino prehispánico que conecta el Abra del Moya con la mina prehispánica de Mudana pasa a tan solo 2 metros de distancia. Desde este Tambo (Figura 2), el camino ofrece diversas variantes de circulación. A modo de ejemplo, hacia el sur a través del Abra de la Cruz, se puede ingresar al Centro Administrativo Inka de La Huerta, emplazado en la quebrada homónima.

 

Figura 7: Tambo de Mudana. a- Planimetría. b- Vista panorámica. c- Vertientes naturales de agua. d- Fragmentos de cerámica prehispánica y subactual

 

 

 

 

 

La Sierra Alta, departamento de Tilcara

 

Por esta Sierra ingresa desde la puna una arteria de camino prehispánico, procedente de las Salinas Grandes. Esta última, ingresa hacia el Pucará de Tilcara por el Abra de Minas. En el sector del Abra a 4.235 m.s.n.m. el camino fue registrado entre muros de piedra, pero cuando comienza a descender, el mismo se emplaza sobre la falda de la Sierra Alta. En los sectores más elevados de la Sierra se registraron varios kilómetros de camino que presentan muro de retención lateral. Este trayecto de camino sigue su recorrido, atraviesa un río y sube a una serranía que da origen a la quebrada de Agua María. Esta última, es tributaria de la quebrada de Huichaira, la cual desemboca frente al Pucará de Tilcara. Sobre las faldas de la Sierra Alta, en distintos sectores se registró el trazado del Qhapaq Ñan confeccionado a partir de las siguientes técnicas constructivas: con muro de retención lateral y entre muros de piedra (Figura 8a). En este trayecto de camino, emplazadas sobre los laterales, se identificaron grandes piedras que fueron utilizadas a modo de mojones[37] para delimitar el trazado del mismo. Esto, ya ha sido registrado para otras regiones del NOA[38]. Llegando a un Abra menor inicia su descenso por la quebrada de Agua María hacia el sector central de la Quebrada de Humahuaca. Junto a un pequeño morro, en un desvío del actual camino de herradura, en el paraje conocido como Qaqaral se identificó un tambo (figura 8b y c), el cual es atravesado por el camino prehispánico. A unos 10 metros de este último, se registraron dos grandes rocas ubicadas al lado del camino (Figura 8d). Creemos que por su disposición y por la percepción que generan en el paisaje, estas últimas fueron utilizadas como Tokankas[39] y estarían marcando el ingreso al territorio de los Tilcara. La entrada al Tambo de Qaqaral (Figura 2) está marcada por dos Jambas. Este último, se encuentra ubicado a 14 kilómetros del Pucará de Tilcara. Sus muros perimetrales son dobles y solo se han registrado los cimientos. Al interior del mismo se localizaron los muros del camino que atraviesan al sitio. También, se identificaron algunas paredes de los recintos, un qollqa y un corral (ver Tabla 1). El diseño de planta de este Tambo es claramente inkaico. En superficie no se registraron materiales. El camino continua su recorrido y se une con el camino de herradura que baja por la Sierra e ingresa al Pucará de Tilcara por la quebrada de Huichaira.

 

Figura 8: Tambo de Qaqalar. a- Tramo de camino inka amojonado con grandes piedras. b- Planimetría. c- Vista panorámica. d- Grandes piedras sagradas (Tokankas) ubicadas a la vera del camino inka a metros del Tambo

 

 

 

El Pucará de Tilcara, El Alfarcito y el Abra del Remate, departamento de Tilcara

 

En la introducción hablábamos de la imposibilidad de identificar el camino prehispánico en las zonas urbanas[40]. Sin embargo, en la meseta que se encuentra al este del Pucará de Tilcara se identificó un cruce de caminos que se encuentra asociado a estructuras prehispánicas. En primera instancia se registró un trayecto de Qhapaq Ñan de un kilómetro de extensión, que formaba parte del camino troncal emplazado a lo largo de la Quebrada. Este último, en momentos prehispánicos vinculaba al Pucará de Tilcara con el Pucará de Hornillos y con el Tambo de Inkahuasi. Este trayecto, se caracteriza por estar delimitado por estructuras circulares y muros que se interponen entre sí a cada lado del camino, aproximadamente a siete metros de distancia (Figura 9a). En total se identificaron nueve estructuras y en tres de ellas se recolectó de superficie una gran cantidad de fragmentos de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo (Figura 9b). No obstante, paralelo a este trayecto de camino, a unos cinco metros de distancia se localizó otro camino que por las marcas y el desgaste que presenta el suelo, aparentemente seria de carreta (Figura 9c). Este último, se encuentra despedrado y las piedras amontonadas en sus laterales se encuentran sueltas, como si hubieran sido barridas.

 

Figura 9: Cruce de caminos ubicado en la meseta que se emplaza sobre elevada al este del Pucará de Tilcara. a-Tramo de Qhapaq Ñan entre muros de piedra, delimitado por estructuras arqueológicas. b- Fragmentos de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo recolectadas en las estructuras asociadas al camino. c- Camino colonial ubicado a cinco metros del camino prehispánico que vincula Tilcara con Maimara. d- Camino colonial que vincula el Pucará de Tilcara con los campos de cultivo del Alfarcito.

 

 

 

El segundo trayecto de camino localizado vincula el Pucará de Tilcara con la falda de la Serranía de Tilcara. Este tramo de camino sale del cruce mencionado en el párrafo anterior, fue confeccionado a partir de técnica de muro de retención lateral (Figura 9d) y aparentemente reutilizado en momentos coloniales. Tiene una extensión de tres kilómetros y luego se pierde entre las sucesivas cárcavas que colapsaron la vía. Esta arteria que sale desde el Pucará hacia los valles orientales de Jujuy, en algún lugar que no hemos podido identificar se bifurca en dos direcciones. Cada trayecto de camino se emplaza respectivamente sobre la falda sur y norte de la quebrada del río Guasamayo y suben por la Serranía de Tilcara. A partir de las prospecciones realizadas en estos trayectos de camino que continúan en uso en la actualidad, en distintos sectores identificamos desvíos. Sobre estos últimos, que dan forma a los actuales caminos de herradura, identifique distintos segmentos de camino prehispánico y además, emplazados estratégicamente sobre cada arteria de esta calzada, un tambo.

El primero, que sube por la falda sur del río Guasamayo se desvía del actual trayecto de camino que se utiliza en el marco de la peregrinación a la Virgen del Abra de Punta Corral. Atraviesa los campos de cultivo prehispánicos de Chilquiaguada y Rupaska para ascender por la Serranía de Tilcara hacia el Abra de Laguna Colorada. Antes de llegar a la falda de esta Serranía se identificó un trayecto de camino prehispánico construido a partir de la técnica arquitectónica de entre muros de piedra. Asociado a este trayecto de camino se localizó el Tambo de Rupaska[41] (Figura 2), de donde se recolectaron materiales arqueológicos de superficie. Entre estos últimos, se recuperaron cuentas de collar, puntas de proyectil y fragmentos de cerámica[42]. Este Tambo, fue localizado justo antes de iniciar el ascenso a la Serranía, junto a la traza del camino a 12 kilómetros de distancia del Pucará de Tilcara. En los trayectos de camino que ascienden hacia el Abra de Laguna Colorada, se registraron las siguientes técnicas constructivas: entre muros de piedra, despedrado y con muros de retención lateral. En algunos sectores se localizaron hasta tres trayectos de camino superpuestos: el prehispánico, el de carreta y el actual, de herradura.

La segunda arteria atraviesa los campos de cultivo prehispánicos del Alfarcito y sube la Serranía de Tilcara pasando por el paraje de Casa Colorada. En este camino,  que se encuentra también en reusó en la actualidad, se identificó el Tambo de Casa Colorada (Figura 10a) (Figura 2) asociado a un trayecto de camino prehispánico. El mismo se emplaza sobre la falda de esta Serranía junto a un corral actual. Entre las técnicas constructivas utilizadas para emplazar el camino, sobresale un trayecto que se caracteriza por presentarse entre muros de piedra y escalonado (Figura 10b). De superficie se recolectaron algunos tiestos de alfarería prehispánica y se registraron estructuras arqueológicas. A un kilometro del Tambo de Casa Colorada ascendiendo la Serranía, se registraron algunos sectores del camino construidos a partir de las técnicas arquitectónicas inkas clásicas, como enlajados y escalonados (Figura 10c).

 

 

 

Figura 10: Tambo de Casa Colorada. a- Planimetría. b- Tramo de camino Inka entre muros de piedra que paso junto al tambo. c- Trayecto de camino escalonado y enlajado que sube por la Serranía hacia el paraje de Campo Laguna

 

 

 

Este trayecto de camino continua hasta El Molulo en los valles orientales, donde se une con la arteria que proviene desde la quebrada de la Huerta y Sixilera, que ya fue presentado en trabajos anteriores[43]. No obstante, desde el paraje Campo Laguna ubicado sobre la Serranía y a partir de un desvió, atravesando el Abra del Remate se pudo acceder al paraje de Sixilera donde se emplaza el santuario de altura prehispánico[44]. Si bien, en el paraje de Campo Laguna no se identificó un camino bien definido que vincule este espacio con Sixilera, en el Abra ubicada a 4.278 m.s.n.m. junto a la Apacheta (Figura 11a) se recolectaron de superficie varios trozos de mineral de cobre y una gran cantidad de fragmentos de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo (Figura 11b). Bajando hacia el sector superior de la quebrada de Sixilera antes de llegar al camino que sube al santuario de altura, se localizó el Tambo de Sixilera (Figura 2) emplazado a 4.000 m.s.n.m. En este último, se realizó su registro planialtimétrico (Figura 11c) y se recolectaron materiales de superficie. Entre estos, se recuperaron tres puntas de proyectil y varios fragmentos de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo (Figura 11d). Junto al Tambo de Sixilera, que se emplaza a partir de estructuras rectangulares, presenta canteo regular de sus paredes y dos qollqas bien definidas (ver Tabla 1), se localizó el trayecto de camino prehispánico que vincula este sitio con el santuario emplazado en la cima del Cerro Sixilera.

 

Figura 11: Sector superior de la quebrada de Sixilera. a- Apacheta prehispánica en el Abra del Remate. b- Fragmentos de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo recolectada en los alrededores de la Apacheta. c- Planimetría del Tambo de Sixilera. d- Fragmento de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo recolectadas en el Tambo

 

 

 

La Sierra de Chañi, departamento de Tumbaya

 

En esta región identifique dos ejes transversales de camino que conectan la puna con el sitio arqueológico Ciénaga Grande[45] emplazado en la quebrada de Purmamarca, esta última tributaria de la Quebrada de Humahuaca. Esta ruta ingresa a través de la Quebrada de Huachichocana la cual fue transitada durante todos los procesos sociales prehispánicos y coloniales. Estos trayectos de camino que se emplazan sobre la Sierra de Chañi, proceden uno desde El Moreno y el otro desde Tres Morros. Ambos tramos fueron prospectados y los caracterizo como caminos coloniales. Sin embargo, en el sector superior de esta Sierra, llegando al Abra de Pives identifiqué trayectos de Qhapaq Ñan (Figura 12a) y de los alrededores de la Apacheta prehispánica emplazada sobre este paso montañoso,  recolecté de superficie trozos de mineral de cobre y una cuenta de collar discoidal.

Del trayecto que proviene desde Tres Morros y que en los sectores superiores de la Sierra atraviesa el Abra de Laguna Colorada, de la misma forma a lo que sucede en el Abra de Pives, solo se identificó un corto trayecto de camino que se puede caracterizar como prehispánico. Este último, está construido a partir de la técnica arquitectónica de muro con retención lateral y su ancho apenas supera el metro. Sin embargo, sobre la meseta antes de subir a la Sierra localizamos un tambo. El Tambo de Laguna Colorada (Figura 2) se encuentra asociado a ambos trayectos de camino, que como ya mencione vinculan este espacio con la Quebrada de Huachichocana. Este Tambo, se encuentra emplazado sobre una peña blanca que resalta en el paisaje (Figura 12b). Se estructura a partir de un corral y varios recintos asociados (Figura 12c). En distintos sectores del sitio se han identificado muros arqueológicos y de superficie se recolectaron una gran cantidad de fragmentos de cerámica prehispánica y subactual (Figura 12d). Este conjunto de estructuras se ubica a 13 kilómetros de la localidad del Moreno, donde según las menciones de los documentos coloniales, se emplazaba el gran Tambo[46].

 

Figura 12: Tambo de Laguna Colorada. a- Tramo de camino inka que ingresa al Abra de Pives. b- Vista panorámica del Tambo. c- Planimetría. d- Fragmentos de cerámica prehispánica y subactual

 

Por otro lado, a ocho kilómetros de distancia hacia el sur, en la desembocadura del Abra de la Peña que conecta la puna con la localidad de Tumbaya Grande en el sector sur de la Quebrada de Humahuaca, se identificó otro tambo (Figura 2) emplazado sobre un afloramiento rocoso. En este caso, se utilizó para emplazar las estructuras la falla geológica (Figura 13a). Este último, se articula a partir de cuatro recintos y dos corrales (Figura 13) (ver Tabla 1). Algunas de sus paredes presentan el canteo regular de sus muros y hornacinas (Figura 13c). De superficie se recolectaron solo algunos fragmentos de cerámica prehispánica. Este sitio se encuentra a siete kilómetros de la localidad de El Moreno y a cinco del Nevado de Chañi, que se visualiza desde el mismo, dominando todo el paisaje. Este Tambo está ubicado estratégicamente en la ruta transversal El Moreno, Tumbaya, Tiraxi, articulando de forma directa la puna con los valles orientales.

 

Figura 13: Tambo de Abra de la Peña. a- Vista panorámica. b- Planimetría. c- Detalle de la arquitectura donde se destaca el canteo regular de los muros y una hornacina

 

 

 

Discusión

 

A partir de la localización de estos ejes transversales de interacción prehispánicos pudimos identificar las arterias del Qhapaq Ñan que ingresan a la Quebrada de Humahuaca desde la puna y continúan hacia los valles orientales. Si bien, muchos de los caminos prospectados son de herradura, en todos los casos se identificaron caminos prehispánicos utilizados posiblemente desde momentos tempranos y transformados en Qhapaq Ñan para momentos del Tahuantinsuyu. Lamentablemente no podemos salir de la categoría de “arqueológicos” ya que los que tienen arquitectura prehispánica se asemejan a las técnicas constructivas inkas y los caracterizamos como Qhapaq Ñan. Solamente, aquellos trayectos despejados pueden clasificarse como anteriores al momento estatal, aunque también los inkas utilizaron esta técnica constructiva. En este sentido, la problemática de la superposición de los caminos no la pudimos resolver de manera precisa, ya que las rutas transversales fueron utilizadas durante todo el desarrollo de los procesos sociales prehispánicos, coloniales y republicano, lo que nos lleva a tener que considerar el continuo reúso de estos caminos a través del tiempo.

Dejando de la lado la cuestión cronológica, en referencia a las rutas que provienen desde la puna, creemos que estos cinco ejes transversales de interacción nacen de cuatro arterias secundarias del Qhapaq Ñan que cruzan la arteria principal (camino real) que atraviesa la puna de Jujuy (en sentido norte-sur) procedente del Tambo de Calahoyo ubicado en la actual frontera con Bolivia e ingresa al sector norte de los valles Calchaquíes, pasando por el Tambo del Moreno y atravesando el sector norte de la quebrada del Toro. Este trayecto de camino mencionado (arteria principal que atraviesa la puna de Jujuy), fue localizado de forma parcial por lo que no podemos saber de manera precisa donde se encontraban las encrucijadas (cruce de caminos). Sin embargo, a partir de la localización de los diferentes trayectos de camino emplazados sobre las sierras que presentamos en el apartado anterior voy a proponer una posible procedencia de estas rutas prehispánicas.

Con respecto a los tres ejes transversales de interacción que comunican la Quebrada con los valles orientales de Jujuy, cinco arterias secundarias fueron identificadas. Como ya mencionamos un trayecto del eje transversal de interacción del sector central de la arteria La Huerta-Molulo ya fue presentado en trabajos anteriores[47]. Los dos ejes restantes se emplazan, uno por Caspala y el otro por Tilcara. Los tres ejes ofrecen variadas posibilidades de circulación (variantes de camino), siendo el trayecto Mudana-El Moya, que presente en párrafos anteriores, una de ellas.

Considerando, en su conjunto el análisis de las arterias secundarias mencionadas notamos un complejo emplazamiento de estas vías de interacción interregional prehispánicas, que refleja cómo se aplicaron distintas lógicas de movilidad a partir del emplazamiento de rutas diagonales sobre las sierras, serranías y quebradas tributarias (Figura 2). Entre estas últimas, mencionamos los trayectos Inca Cueva-Humahuaca-Caspala, El Aguilar-Tokante-La Huerta, Humahuaca-Rinconadillas-Susques, El Moreno-Tilcara-El Molulo, etc. Estas rutas diagonales[48] y los tambos instalados en ellas jugaron un papel primordial en la diagramación de las rutas transversales y la geomorfología del paisaje permitió unir sitios distantes de la manera más corta. Un claro ejemplo presentado en el apartado anterior son las encrucijadas localizadas en la Sierra del Mal Paso donde se cruzan dos rutas diagonales que ofrecen distintas variantes de circulación. Otro ejemplo donde se cruzan los ejes transversales de interacción con el camino que corre por la Quebrada troncal, son los lugares donde se emplazaron los poblados más importantes de la región. Estos últimos, nos referimos al Pucará de Tilcara, La Huerta de Huacalera y el Pucará de Peñas Blancas en Humahuaca, para momentos inkaicos fueron caracterizados como centros administrativos[49], transformándose en los principales nodos de interacción sobre las rutas transversales que vincularon tierras altas con tierras bajas. La ubicación estratégica de los mismos, así como también la de los grandes complejos productivos agrícolas que se encuentran asociados y vinculados a estos poblados por trayectos de camino prehispánico, entre los que mencionamos El Alfarcito, Ovejería, El Churcal, Kosmate, Capla y Coctaca-Rodero, es otra de las evidencias que demuestra como funcionó este sistema de caminos.

En este sentido, este sistema vial permite plantear que la organización local del espacio estuvo relacionada con la esfera religiosa y con la productiva, tanto agrícola[50] como de bienes artesanales[51] a partir de las rutas rituales y de transporte. Por una cuestión de extensión no vamos a desarrollar el tema de la producción agrícola[52] ya que el mismo fue abordado recientemente por otros investigadores[53], ni el de la producción especializada de bienes artesanales de alto valor simbólico considerada en los últimos años[54]. En referencia a esto, las evidencias de producción, tanto agrícola como lapidaria y metalúrgica presentadas en la Quebrada de Humahuaca han sido contundentes y significativas.

Retomando la ritualidad del tránsito, esta práctica social queda clara en el caso de las Abras, donde las Apachetas y sus ofrendas han sido la expresión material de las prácticas rituales desarrolladas durante los viajes. Como demostré con el caso del Abra del Remate, si bien no se identificó un camino formalmente construido, este paso montañoso fue utilizado en momentos prehispánicos y dejo de utilizarse aparentemente en el Período Colonial. Por otro lado, los materiales arqueológicos recuperados, a partir de las recolecciones superficiales realizadas en este espacio y en el Abra de Tokante, sugieren que estos lugares fueron transitados desde el Período Medio, consolidándose a partir del Período Desarrollos Regionales e Inka. Además, vinculados con estos espacios sagrados y con las rutas de transporte se encuentra el sistema de tambos que requiere un análisis específico.

Este sistema de tambos, se presenta como otro de los indicadores de la ocupación efectiva por parte del Tahuantinsuyu sobre los ejes transversales de interacción. Estos últimos, fueron emplazados en lugares estratégicos y se encuentran generalmente asociados a la presencia de agua de vertiente o a vegas de altura. Notamos que se repite un patrón de emplazamiento homogéneo en el paisaje, donde la mayoría de estos sitios se encuentran asociados con las Abras. De esta forma, percibimos una  relación de visibilidad reciproca entre estos elementos naturales del paisaje y los tambos. Estos sitios, construidos en los sectores más elevados de las sierras y serranías fueron fundamentales para brindar apoyo logístico y refugio seguro durante los viajes y se ubican a una distancia regular de los grandes poblados (ver Tabla1). Al discutir y reflexionar sobre el uso del espacio en estas estructuras a partir de la disposición de los recintos, notamos que los ocho tambos registrados se caracterizan por presentar una heterogeneidad arquitectónica que se contrapone a la homogeneidad de sus emplazamientos. Como menciona Hyslop[55] los tambos no eran iguales aunque la función principal era la misma, albergar pasajeros y disponer de provisiones para los viajantes. Estas estructuras eran flexibles y cada una reflejaba una relación espacial caracterizada por las necesidades del imperio y las circunstancias medioambientales, y culturales locales[56]. Todos los tambos registrados se ubican estratégicamente sobre las faldas antes de iniciar el ascenso o en los sectores más altos de las sierras o serranías, antes de llegar a las Abras.

En referencia al análisis espacial in situ[57] solamente tres tambos son arqueológicos, el Tambo de Sixilera, el Tambo de Rupaska y el Tambo de Qaqaral. Los tres están construidos en cuarcita rosada, presentan estructuras rectangulares, son atravesados por la traza del Qhapaq Ñan y se encuentran asociados a vertientes de agua, corrales y estructuras circulares, posiblemente de almacenamiento. Además, en los Tambos de Rupaska y Sixilera se recolectó de superficie una gran cantidad de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo, varias puntas de proyectil de base escotada y algunas cuentas de collar. Futuras excavaciones brindaran mayores detalles sobre el momento de ocupación de estas estructuras.

Los tambos restantes fueron reocupados en momentos coloniales y si bien presentan restos de arquitectura y materiales prehispánicos, han sido reutilizados (ver Tabla 1). En el caso del Tambo de Tokante y de Mudana ambos fueron reconstruidos y se encuentran asociados al tránsito minero colonial, Tokante en la ruta colonial que proviene de la Sierra del Aguilar y Mudana en la ruta que vincula la mina homónima con el pueblo de San José de Yakoraite, en el sector central de la Quebrada de Humahuaca.  En el caso del Tambo de Casa Colorada este se encuentra sobre el camino de herradura que continua en uso en la actualidad y que vincula la localidad de Tilcara con los caseríos de El Molulo y El Durazno en los valles orientales de Jujuy.

Un caso especial, que merece una destacada mención son los Tambos de Abra de la Peña y Laguna Colorada en las afueras de la localidad de El Moreno, departamento de Tumbaya, quizás utilizados en el marco de las peregrinaciones rituales al cerro Chañi. En los Andes, el desarrollo de esta práctica social estuvo muy difundido[58] y fue utilizada como mecanismo de integración político prehispánico[59]. Algunos cronistas[60] mencionan extensas peregrinaciones y procesiones que se realizaban en los santuarios más importantes de los Andes[61] en el marco del culto de adoración a las Wak´as. En referencia a estos Tambos y a su posible uso en el marco de peregrinaciones al cerro Chañi, hay que tener en cuenta que no solo se ubican estratégicamente en la desembocadura de la quebrada de Abra de la Peña y frente al Abra de Pives, por donde ingresó uno de los principales camino prehispánico desde el sector medio de la Quebrada de Humahuaca, sino que además se emplazan en las cercanías de este Apu, a tan solo seis kilómetros de distancia. Además, si consideramos algunos trayectos de caminos prehispánicos que se identificaron emplazados de forma perpendicular sobre la falda de la Sierra y que vinculan ambos Tambos, posiblemente estos espacios recibían a los peregrinos que llegaban desde el este, de la Quebrada de Humahuaca, los bolsones fértiles de Iruya y los valles y cejas selvas orientales. En este caso, también se considera necesario realizar futuras excavaciones para obtener de manera precisa el lapso cronológico de su ocupación.

Volviendo al caso de los tambos arqueológicos, nos preguntamos por qué estos últimos no fueron reutilizados en momentos coloniales. El Tambo de Sixilera quedo abandonado como consecuencia de la resignificación católica de la Wak´a. En momentos coloniales en los Andes a partir de la instauración del régimen de extirpación de idolatrías, algunas vías utilizadas asiduamente en momentos prehispánicos quedaron en desuso. En nuestra área de estudio, los caminos de herradura se emplazaron sobre las quebradas tributarias, distantes del sector superior de la quebrada de Sixilera, donde se ubica dicho Tambo. En el caso del Tambo de Qaqaral, el camino de herradura se desvió, dejando al margen las estructuras prehispánicas que quedaron abandonadas. En referencia al Tambo de Rupaska quedo apartado de la ruta, ya que el camino de herradura que sube al Abra de Laguna Colorada modificó su trazado, desplazándose hacia el norte unos 8 metros del camino prehispánico. En este caso, quizás haya que considerar la posibilidad de un trayecto de camino en doble mano.

Estos tambos perdidos a lo largo de los ejes transversales de interacción prehispánica fueron emplazados con la clara intención de brindar apoyo logístico (albergue y recursos alimenticios), en regiones marginales y distantes. Sin embargo, estas estructuras, que se emplazan en lugares elevados sobre las faldas de las sierras y que generalmente se encuentran asociados a las Abras, se suman a los tambos ya registrados a lo largo de la Quebrada troncal. Estos últimos, fueron emplazados en la base de los Centros Administrativos y principales poblados de la región. Entre ellos mencionamos Puerta de la Huerta[62], Yakoraite Bajo[63] y Santa Barbará en Humahuaca[64]. Sin embargo, a este sistema de tambos de apoyo logístico y control sumamos las estructuras localizadas en la meseta de altura que se emplaza al este, frente al Pucará de Tilcara, porque quizás pertenezcan a un tambo, reutilizado en momentos coloniales. Allí, identificamos un cruce de rutas donde registré un pequeño segmento de Qhapaq Ñan asociado al eje norte-sur, que corre paralelo a la Quebrada de Humahuaca. Como mencionamos este segmento de camino es particularmente significativo porque está asociado a nueve estructuras arqueológicas, donde a partir de las recolecciones superficiales efectuadas se recuperó una gran cantidad de fragmentos de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo. No obstante, otra posibilidad que hay que contemplar, es que estas estructuras quizás pueden haber sido utilizadas para realizar ofrendas rituales de entrada y salida al sitio, como fue propuesto para otros sectores de los Andes del Sur[65]. Más aún si consideramos que estructuras similares, han sido registradas en el trayecto de camino inka que ingresa desde Campo Morado a La Huerta y en las faldas del Pucará de Yakoraite, ambos emplazados en el sector central de la Quebrada[66]. Posiblemente, en estos amplios espacios los arrieros soltaban las recuas de llamas cargueras.

Para terminar, los aportes realizados en este trabajo sobre la diagramación de la infraestructura vial inkaica se presentan como una evidencia más, que destaca el papel preponderante que desarrolló la Quebrada de Humahuaca en tiempos del Tahuantinsuyu en los Andes del Sur, presentándose como un caso particular de provincialismo Inka donde se registra una dominación segura[67]. No solo en relación a la organización productiva y religiosa, vinculada por el complejo sistema de caminos que hemos presentando en este trabajo, sino que además, como una zona de frontera interna del imperio que se caracteriza por presentar una administración similar a la ejercida por el estado en las aéreas centrales, con un claro control sobre la producción especializada de bienes artesanales y con la incorporación de los cultos locales a las esferas rituales estatales[68]. Más aún si consideramos, que la región contaba con una importante cantidad de mano de obra, con variados recursos alimenticios, económicos y religiosos, y con un sistema de organización política en funcionamiento[69], requisitos fundamentales para anexar territorios distantes a los dominios del imperio.

 

Conclusiones

 

A lo largo del trabajo presente cinco ejes transversales de interacción prehispánicos que vinculan la puna con los valles orientales de Jujuy atravesando la Quebrada de Humahuaca. Los distintos trayectos de camino registrados y los tambos asociados a estas rutas indican que los Inkas ejercieron una dominación efectiva del territorio y un control sobre los vínculos entre tierras altas y tierras bajas. En este sentido, a la hora de pensar a la Quebrada como una Ruta de Wakas como la caracterizamos en trabajos anteriores, creemos que esta última, fue un corredor natural que vinculó distintas esferas religiosas. A partir del registro de las rutas transversales en este territorio, que en muchos sectores se emplazan como diagonales, se pudo entender y dimensionar la complejidad que presenta el trazado del Qhapaq Ñan en la región y su destacado papel como ruta ritual y de transporte.

De esta manera, el camino inka se percibe como un instrumento ideológico de poder que no solo vinculó a los centros ceremoniales de la Quebrada de Humahuaca, sino que además favoreció a organizar la producción. Estas rutas olvidadas y tambos perdidos fueron el escenario de importantes peregrinaciones y travesías, donde los elementos naturales del paisaje actuaron como una cartografía evocativa de la memoria, llenando de significados cada trayecto del camino y cada paso montañoso, conformando paisajes rituales multiétnicos.

 

Agradecimientos

 

En primer lugar quiero brindar mi reconocimiento y agradecer al arquitecto Joaquín Trillo con quien prospectamos y registramos varios de los trayectos presentados en este artículo. En segundo lugar a los pobladores que siguen viviendo cerro adentro y que nos han recibido en sus hogares en las comunidades de Laguna Colorada, el Portillo, Casa Grande, Alto Sapagua, Caspala, Mudana, Sixilera, Huichaira, El Moya y El Alfarcito. Por último a los evaluadores del manuscrito quienes con sus aportes, sugerencias, correcciones y cuestionamientos mejoraron el trabajo.



[1] Fernández do Río, Solange, Prácticas locales, Poder imperial y Control espacial. Dominio inca y relaciones coloniales en el sector medio de la Quebrada de Humahuaca, Tesis Doctoral inédita, Facultad deFilosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina, 2010.

[2] Nielsen, Axel, La ocupación indígena del Territorio Humahuaca oriental durante los periodos de desarrollos regionales e Inka. Tesis Doctoral. Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, 1989.

[3] Morris, Craig, “Más allá de las fronteras de Chincha”, en Dillehay Tom y Netherly Patricia  (Eds.), La Frontera del Estado Inka, Oxford, BAR Internacional Series 442, 1998, pp. 106-113.

[4] Rivolta, María Clara, Cambio social en la Quebrada de Humahuaca (1100-1400 DC), Instituto Interdisciplinario Tilcara, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Tilcara, 2005.

[5] Santoro, Calogero, Williams, Verónica, Valenzuela, Daniela, Romero, Álvaro y Standen, Vivien, “An Archaeological Perspective on the Inka Provincial Administration of the South-Central Andes”, en Malpass Michael  y Alconini Sonia (Eds.), Distant Provinces in the Inka Empire. Toward a Deeper Understanding of Inka Imperialism, Iowa, 2010. pp. 44-74.

[6] Hyslop, John, “Las Fronteras estatales extremas del Tawantinsuyu”, en Dillehay Tom y Netherly Patricia (Eds.), La Frontera del Estado Inka, Oxford, BAR Internacional series 442, 1998, pp. 33-51.

[7] Hyslop, John, Qhapaqñan. El sistema vial inkaico, Instituto Andino de Estudios Arqueológicos, Perú, 1992.

[8] Albeck, María Ester, “El ambiente como generador de hipótesis sobre la dinámica sociocultural prehispánica en la Quebrada de Humahuaca”, Cuadernos de Investigación 3, 1992,  pp. 95-106.

[9] Berenguer, José, Cecilia Sanhueza e Iván Cáceres, “Diagonales incaicas, interacción interregional y dominación en el altiplano de Tarapacá”, en Nuñez, Lautaro y Nielsen, Axel (Eds.), Ruta: Arqueología, historia y etnografía del Trafico Sur Andino, Córdoba, 2011, pp. 247-283.

[10] Moralejo, Reinaldo, “Arqueología y paisaje en el interfluvio de Zapata, Catamarca, noroeste de Argentina”, Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, N° 1, 2017,  pp. 119-136.

[11] Vitry, Christian, “El rol del Qhapaq Ñan y los Apus en la expansión del Tawantinsuyu”, Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, N° 1, 2017, pp. 33-47.

[12] Williams, Verónica y Villegas Paula, “Rutas y senderos prehispánicos como paisajes. Las quebradas altas del valle calchaquí medio (Salta)”, Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, N° 1, 2017, pp. 71-94.

[13] Ochoa Pablo Adolfo y Otero Clarisa, “Usos productivos y rituales de las rutas incaicas en el sector central de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina)”, Chungara, Revista de Antropología Chilena. En prensa, 2020.

[14] Ochoa Pablo Adolfo, “Huacas y Vírgenes: reordenamiento territorial en el sector central de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina)”, Revista Española de Antropología Americana, N° 47, 2017a, pp. 91-109.

[15] Ochoa Pablo Adolfo y Otero Clarisa,Wak´as en luna llena. Aportes para el estudio de la ritualidad andina en el sector central de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina)”, en Bustamante Zenteno Rocío y Antequera Duran Nelson (Eds.), Concepciones sobre el clima en el mundo andino. Reflexiones y debate interdisciplinar, Centro Andino para la gestión y uso del Agua, Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, Bolivia, 2018, pp. 39-58.

[16] Ochoa, Pablo Adolfo y Otero Clarisa, “Contribuciones al estudio de la vialidad incaica en el sector central de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina)”, Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, N° 2, 2017, pp. 83-101.

[17] Hyslop, John, 1992, Ob. Cit.

[18] Las estructuras asociadas al camino se registraron en una ficha según su tipo. Entre estas últimos mencionamos tambos, apachetas, tokankas, punkus, oquedades de piedra y muros. Al registrar estas estructuras se tuvieron en cuenta distintas variables como: dimensión (tamaño y forma), arquitectura (modo de emplazamiento, técnica constructiva, diseño de planta), ubicación (proximidad al camino, distancia entre tambos y poblados) y asociación con materiales culturales (prehispánicos y coloniales). (ver Tabla 1).

[19] La ficha de registro de caminos contempló una tipología de los mismos que los definió según sus atributos, clasificándolos en: Arteria principal o secundaria, eje transversal de interacción y ruta diagonal, o troncal. Estas tres categorías, se caracterizaron a partir de la presencia de distintos tipos en: camino prehispánico o arqueológico y camino colonial. A su vez, el primer tipo, en preinkaico o inkaico y el segundo tipo, en de herradura o de carreta. Además, los arqueológicos en caminos productivos, militares y rituales, y los coloniales, en caminos de montaña y religiosos. El tipo prehispánico también contempló la variante doble mano. Una vez identificado el tipo de camino a registrar se tuvieron en cuenta las siguientes características: ancho de la arteria, rectitud, preparación de la superficie, pendiente, detalles constructivos (rampas, muros de contención, escalinatas, sistemas de drenaje, banquinas) y otros rasgos viales (punto de conexión con otras vías, asentamientos laterales, apilamientos de piedra de origen antrópico, arte rupestre).

[20] Hyslop, John, 1998, Ob. Cit.

[21] Otero, Clarisa y Ochoa Pablo Adolfo, “Primeras aproximaciones a la materialización del tiempo y las prácticas productivas especializadas en Tilcara (Quebrada de Humahuaca, Jujuy)”, Estudios Sociales del NOA. Nueva Serie, 11, 2011,  pp. 101-123.

[22] Otero, Clarisa (2006), Análisis cerámico del Recinto 2 de la Unidad 1, Sector Corrales del asentamiento urbanizado de Tilcara (SJuj Til 1-UH 1), Tesis de Licenciatura Inédita, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina.

[23] Krapovickas, Pedro, “Hallazgos Incaicos en Tilcara y Yacoraite (Una reinterpretación)”, Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, Tomo 14, Nº 2, 1981-1982, pp. 67-80.

[24] Otero, Clarisa, Producción, usos y circulación de bienes en el Pucará de Tilcara (Quebrada de Humahuaca, Jujuy), Tesis Doctoral Inédita, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Argentina, 2013.

[25] Raffino, Rodolfo, Inka. Arqueología, Historia y Urbanismo del Altiplano Andino, Buenos Aires, Corregidor ediciones, 1993.

[26] Raffino, Rodolfo, Los Inkas del Kollasuyu, Buenos Aires, Ramos Americana, 1981.

[27] Nielsen, Axel, Avalos Julio y Menacho Karina, “Lejos de la ruta y sin un Pucara”, Cuadernos,  9, 1997, pp. 203-220.

[28] Fernández do Rio, Solange y Ochoa Pablo Adolfo, “El Qhapaq Ñan en el sector medio de la Quebrada de Humahuaca, Jujuy”, Estudios Sociales del NOA, N° 10, 2010, pp. 45-65.

[29] Ochoa, Pablo Adolfo, “El Qhapaqñan como transformador del paisaje social en el sector central de la Quebrada de Humahuaca”, en Vacaflores Gabriel (Ed.), Rastros del dominio incaico en el sur andino, Sociedad de Etnografía e Historia de Tarija y Universidad de Bonn, Tarija y Alemania, 2014, pp. 51-57.

[30] Ochoa, Pablo Adolfo y Otero Clarisa, 2017, Ob. Cit.

[31] Nielsen, Axel, “Aportes al Estudio de la Producción Agrícola Inka en la Quebrada de Humahuaca”, en Actas del XIII Congreso Nacional de Arqueología Chilena, Antofagasta, Chile, 1994.

[32] En la ruta que ingresa por el sur de la Sierra del Aguilar, solo se pudo identificar el trayecto el Portillo-Tokante. El tramo que ingresaba desde las Salinas Grandes, no se pudo identificar. Pensamos que el camino prehispánico debe haber sido transformado en la actual carreta provincial.

[33] Ochoa, Pablo Adolfo y Otero, Clarisa, 2017, Ob. Cit.

[34] Los materiales recolectados de superficie en el Abra de Tokante fueron asignados cronológicamente al Período Medio, de Desarrollos Regionales e Inka. Los mismos fueron analizados en el laboratorio del Instituto Interdisciplinario Tilcara.

[35] Raffino, Rodolfo, 1981, Ob. Cit.

[36] Ochoa, Pablo Adolfo y Otero, Clarisa, 2017, Ob. Cit.

[37] Guamán Poma de Ayala, Felipe, Primer nueva crónica y buen gobierno, editado por Murra J.V. , Adorno R. y Jorge I. Urioste, Vol. 3, Ciudad de México, Siglo XXI, 1980 [1615].

[38] Vitry, Christian, “Apachetas y Mojones, marcadores espaciales del paisaje prehispánico”, Revista Escuela de Historia, Vol. 1, Nº 1, 2002, pp. 179-191.

[39] Las Tokankas son grandes piedras sagradas ubicadas al costado del camino. En momentos prehispánicos eran ofrendadas para pedir protección durante los viajes (Hyslop, 1992). Estas últimas han sido registradas en todos los Andes. A partir de las recolecciones superficiales realizadas en los alrededores de estas piedras, ubicadas a 10 metros del Tambo de Qaqaral, se recuperaron varios fragmentos de cerámica del estilo Humahuaca Negro sobre Rojo.

[40] Hyslop, John, 1992, Ob. Cit.

[41] Ochoa, Pablo Adolfo y Otero, Clarisa, 2020, Ob. Cit.

[42] Los materiales recolectados en superficie en el Tambo de Rupaska fueron asignados cronológicamente al Período Medio y de Desarrollos Regionales. Los mismos fueron analizados en el laboratorio del Instituto Interdisciplinario Tilcara.

[43] Ochoa, Pablo Adolfo, “Configuración del Paisaje Prehispánico del Sector Central de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina)”, Arqueoantropológicas, Año 6, N° 6, 2016, pp. 25-46.

[44] Ochoa, Pablo Adolfo, “Arquitectura para la materialización del poder. Aportes a partir del estudio de nuevos sitios identificados en la quebrada de Sixilera (Quebrada de Humahuaca, Argentina)”, Mundo de Antes, N° 11, 2017b, pp. 171-194.

[45] Salas, Alberto, El Antigal de Ciénaga Grande (Quebrada de Purmamarca, Pcia. De Jujuy), Publicación del Museo Etnográfico (FFyL-UBA), Serie A, V, Buenos Aires, 1945.

[46] Raffino, Rodolfo, 1981, Ob. Cit.

 

[47] Ochoa, Pablo Adolfo y Otero, Clarisa, 2017, Ob. Cit.

[48] Berenguer, José, Sanhueza, Cecilia y Cáceres, Iván, 2011, Ob. Cit.

[49] Raffino Rodolfo, 1993, Ob. Cit.

[50] Albeck, María Ester, “Áreas agrícolas y densidad de ocupación prehispánica en la Quebrada de Humahuaca”, Avances en Arqueología, Vol. 22, Nº 1, 1993, pp. 56-77.

[51] Krapovickas, Pedro, 1981, Ob. Cit.

[52] Nielsen, Axel, 1994, Ob. Cit.

[53] Albeck, María Ester, “Producción y lógica de la red vial incaica en el extremo septentrional del NOA”, Arqueología, Vol. 22, Nº 1, 2016, pp. 61-79.

[54] Otero, Clarisa, 2013, Ob. Cit.

[55] Hyslop, John, 1992, Ob. Cit.

[56] Protzen Jean Pierre y Morris, Craig, “Los colores de Tambo Colorado: Una reevaluación”, Boletín de Arqueología, PUCP, N° 8, 2004, pp. 267-276.

[57] Hyslop, John, Inka settlement planning, University Texas Press, 1990.

[58] Rostworowski, María (2003), “Peregrinaciones y procesiones rituales en los Andes”, Journal de la société des américanistes, Vol. 89, Nº 2, pp. 97-123.

[59] Rostworowski, María, “La influencia Wari en el Incario y las Peregrinaciones”, Boletín de Arqueología PUCP, 8, 2004, pp. 23-30.

[60] Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, la Paz, Ramos Gavilán, Alfonso, 1621, Historia del célèbre Santuario de nuestra Señora de Copacabana y sus Milagros e invención de la Cruz de Carabuco.

[61] Platt, Tristan, Bouysse-Cassagne, Teresa y Harris, Olivia, Qaraqara-Charka: Mallku, Inka y Rey en las Provincia de Charcas (Siglos XV-XVII): Historia Antropológica de una Confederación Aymara, La Paz, Instituto Francés de Estudios Andinos, Plural Editores, FCBC, University of St. Andrews, 2006.

[62] Raffino, Rodolfo, 1993, Ob. Cit.

[63] Krapovickas, Pedro, “Una construcción novedosa en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy)”, Etnia,  7, 1968, pp. 22-25.

[64] Nielsen, Axel, Avalos Julio y Menacho Karina, 1997, Ob. Cit.

[65] Pimentel, Gonzalo, “Las Huacas del Tráfico. Arquitectura Ceremonial en rutas prehispánicas del Desierto de Atacama”, Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 14, Nº 2, 2009, pp. 9-38.

[66]Ochoa, Pablo Adolfo, “Los paisajes rituales del sector central de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina): Aportes a partir del estudio del Qhapaq Ñan”, Cuadernos del Inapl, Series Especiales, Vol. 7, Nº 1, 2019, pp. 33-47.

[67] Hyslop, John, 1998, Ob. Cit.  

[68] Ochoa, Pablo Adolfo, 2017a, Ob. Cit.

[69] Nielsen, Axel y Boschi Lucio, Celebrando con los Antepasados: Arqueología del espacio público en los Amarillos, Quebrada de Humahuaca, Jujuy, Argentina, Córdoba, Malku ediciones, 2007.