Revista Andes, Antropología e Historia
Vol. 34, Nº 1,
Julio – Diciembre 2022
Esta obra está bajo
licencia de Creative Commons
Atribución - No Comercial CC BY-NC
https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/
ISSN Nº 1668-8090
AN APPROACH TO THE
FIGURE, ROLE AND SURVIVAL OF
THE SANTIGUADOR IN THE TRADITIONAL POPULATION
OF JAYANCA (PERÚ)
Jair Obed Rodriguez
Bustamante
Universidad Nacional
de Trujillo
Soft Matter,
Energy and Society Research Institute (SESRI), jairrodriguezbustamante@gmail.com
Jairo Caleb
Rodriguez Bustamante
University of
North Carolina at Greensboro
Soft Matter,
Energy and Society Research Institute (SESRI), jcrodriguez@uncg.edu
Fecha de
ingreso: 23/03/2022 - Fecha de aceptación: 24/04/2022
La
presente investigación explora la figura y rol del santiguador, en la población
tradicional de Jayanca, departamento de
Lambayeque-Perú. Se busca aproximarnos y entender las particularidades que lo
caracterizan, el rol que cumple en la dinámica social de la población
tradicional, su ritual de sanación, su asociación con la religiosidad popular y
los factores y causas que han permitido que su figura y su práctica inicien un
proceso de repliegue.
La
investigación se basa principalmente en el testimonio de don Augusto Bustamante
Coico (santiguador del distrito de Jayanca) y datos recolectados en entrevistas a
santiguadores de la Región Lambayeque-Perú y pobladores del distrio
en mención. Se concluye que la figura del santiguador está fuertemente asociada
a su devoción por las prácticas católico-cristianas, expresadas en lo público y
lo privado, permitiéndole ser reconocido por su comunidad; también, desempeña
un rol de atención en primeros auxilios en el tratamiento y/o curación de
males/enfermedades y su figura está asociada a elementos afrodescendientes manifestados
en los seudónimos utilizados para nombrarles. Cabe señalar que, la dinámica de
los factores socio-económicos, religiosos y médicos tecnológicos, es decir, la presencia
de empresas agro-exportadoras y población migrante, de grupos religiosos no
católicos, y el avance en la cobertura de la medicina moderna y especialistas médicos,
han alterado de manera significativa a la población tradicional de Jayanca, y, por ende, la figura y rol del santiguador.
Palabras
Clave: Especialista ritual, prácticas tradicionales
de sanación, etnografía, enfermedad popular, proceso de repliegue.
ABSTRACT
The current research explores the figure and the role
of the santiguador at Jayanca’s
traditional population in Lambayeque Region in Peru. The research seeks an
approximation on the understanding of the particularities of santiguador's features, its role in the social
dynamic of Jayanca’s traditional population, its
ritual of healing, its relationship with popular religiosity and factors and
causes that had made its figure and practice to begin a process of survival. This
research is based primarily in the testimony of Augusto Bustamante Coico (santiguador of Jayanca district) and data collected in santiguadores
from Lambayeque Region. The research concludes that the figure of a santiguador is strongly related to its devotion to
catholic-Christian practices, which are expressed in the public and private
spheres of life, allowing the santiguador
being recognized by its own community. Besides, the santiguador
carries out a role on giving first aid in the treatment or healing of illness,
and its figure is related to elements from Afro offspring population. It is
important to mention that the socio-economic, religious, and
medical-technological dynamics—i.e., agro-export companies and migrant population,
non-Catholic religious groups and modern medicine and medical specialists—have
changed in a significant way the traditional population of Jayanca
and therefore the figure and role of santiguador.
Keywords: Ritual
specialist, traditional healing practices, ethnography, folk illness, fallback
process
En memoria a doña Rosa Ramos Ramírez,
en donde esté, cure y
santigüe.
La palabra Santiguador proviene del verbo
transitivo “santiguar”, término a la vez procedente de sanctificāre, palabra latina tardía que significa
santificar. Según la Real Academia Española 'santificar'
es “hacer la señal de la cruz desde la
frente al pecho y desde el hombro izquierdo al derecho, invocando a la
Santísima Trinidad” [1]
o la acción de hacer cruces diciendo ciertas oraciones sobre alguien/algo o una
acción ocurrida para causar miedo, sorpresa o admiración[2].
La imagen o figura del santiguador, al igual que la imagen de
las “brujas, los curanderos, saludadores,
y con ellos, los rezados y ensalmos”[3],
nace de la mezcla cultural de las prácticas curanderiles autóctonas de los aborígenes
americanos, los sistemas terapéuticos de los esclavos traídos del África, los
colonos españoles/portugueses y las prácticas religiosa-populares del
Cristianismo Católico.
El descubrimiento del Nuevo Mundo
ocasionó la creación de nuevas rutas comerciales durante el siglo XV y XVI; tomando
gran protagonismo los puertos españoles, que cumplieron el rol de enclaves
comerciales y puntos de convergencia complejos para el intercambio de prácticas
culturales, conductas e ideas. Esta complejidad de influencias culturales
diversas llegó a los nuevos territorios conquistados de la corona española a
través de las migraciones europeas y el tráfico de esclavos traídos del África,
mezclándose con las prácticas locales de las sociedades autóctonas del área del
Caribe, el área Andina (norte, centro y sur) y las Filipinas.
La llegada de esclavos africanos al
área Andina Central, en grupos reducidos y en especial a la costa norte peruana,
fue una solución 'inmediata', aunque no efectiva a la
continua escasez de mano de obra en las haciendas o fincas, reemplazando a los mitayos[4],
cuyo número empezó a descender debido al exceso de trabajo, enfermedades y/o
huidas[5].
Estos grupos de esclavos convivieron con poblaciones indígenas cercanas, creando
lazos culturales que han perdurado hasta la actualidad.
La práctica de santiguar, entonces, adopta una simbiosis de las
creencias, las simbologías y los patrones culturales andinos[6]. No obstante, debido a los fenómenos sociales, económicos e
ideológicos (globalización, cambio de las actividades económicas familiares,
llegada de grupos evangélicos, las migraciones del campo a la ciudad, entre
otros) se ha iniciado la transformación, integración, repliegue o desaparición
de muchas de estas prácticas culturales, siendo una de ellas la de los
santiguadores.
El santiguador -o también llamado
curioso[7]-
es un especialista ritual, el cual, desde una perspectiva popular, es una clase
de curandero, cuyo rol en la sociedad está ligado a la religiosidad popular.
Por lo tanto, es un actor social que, con el paso de los años, tanto él como
sus prácticas sanatorias, han sufrido modificaciones o reconfiguraciones en la cotidianidad y dinámica social de las
poblaciones tradicionales. Estas se deben a cinco factores: 1.- El cambio de la
dinámica económica de los pobladores causado por la llegada de las empresas
agro-exportadoras; 2.- las migraciones de pobladores de la zona andina y la
selva hacia la costa; 3.- la diversificación de prácticas religiosas y de
sanación; 4.- promovida por la falta de oferta y demanda de la iglesia católica
y el crecimiento y el avance de las iglesias evangélicas; y 5.- el avance del
desarrollo científico en relación a la ciencia biomédica y el acceso a un
seguro integral de salud estatal. Por tal motivo, esta investigación se
desarrolló desde el enfoque etnográfico el cual “constituye una concepción y práctica de conocimiento que busca
comprender los fenómenos sociales desde la perspectiva de sus miembros
(entendidos como “actores”, “agentes” o “sujetos sociales”)”[8].
Las poblaciones
tradicionales “son aquellas que presentan
una mayor dependencia de los recursos naturales en los territorios donde viven,
manteniendo con ellos vínculos de naturaleza económica, social y simbólica”[9].
Los pueblos del norte del Perú, como el distrito de Jayanca,
no son la excepción. A pesar que, el estilo de vida tradicional ha sido
reemplazado en su mayoría por lo moderno- lo urbano (efecto de la
globalización); y los fuertes cambios socio-económicos acelerados producto de
las actividades económicas no tradicionales, generados principalmente por la
presencia de empresas agro-exportadoras e industriales. Aún, las poblaciones
mantienen sus dinámicas económicas tradicionales, y, en menor medida, las
prácticas asociadas a la recurrencia de los especialistas rituales y a la
medicina tradicional, lo cual ha provocado un estado de resistencia frente a
los cambios de origen económico, social y educativo[10].
Este
artículo nació como parte de una investigación llevada a cabo, entre los meses
de julio y septiembre del 2019, sobre los especialistas rituales de las
poblaciones tradicionales de la costa norte de los Andes Centrales. Nuestra
área de estudio es el distrito de Jayanca, provincia
de Lambayeque, departamento de Lambayeque-Perú, mostrando especial interés en
la figura del santiguador, personaje característico en el ideario popular de
esta población. Jayanca fue el principal pueblo indígena
perteneciente al cacicazgo de Xayanca[11] y estuvo asentado en las faldas del
cerro Zurita[12].
Fue elevado a categoría de ciudad el 7 de noviembre de 1955. Esta investigación
es una aproximación al entendimiento y rol del santiguador, a través de una perspectiva
etnográfica. Un avance que muestra los primeros resultados de un trabajo mucho
más amplio y profundo sobre especialistas rituales y las prácticas
tradicionales de sanación en la costa norte del área andina de Perú.
Figura 1: Ubicación Geográfica de Jayanca,
en el departamento de Lambayeque y en relación al territorio peruano.
Fuente: Redibujado en base a los mapas de la Municipalidad
Provincial de Lambayeque y DIGESA Perú.
En Jayanca, tras indagar sobre pobladores dedicados a la
actividad de santiguar, iniciamos como punto de aproximación, una entrevista a
Augusto Bustamante Coico (varón de 89 años de edad,
en el momento que se realizó la entrevista). Se le comunicó el trabajo a realizar
y aceptó, bajo consentimiento informado, la publicación de los resultados. Nos
comentó el fallecimiento de todos los santiguadores conocidos por él. Por tal
motivo, debido a que, la muestra era relevante, se decidió entrevistar a
santiguadores residentes fuera de la jurisdicción del distrito de Jayanca con el fin de aproximarnos y entender de una manera
más clara y profunda el personaje, sus prácticas de sanación tradicional, el
ritual de santiguar, su rol en la sociedad y las características del proceso de
repliegue de esta actividad, para cotejarla con la información obtenida en el
área de interés: el distrito de Jayanca. Para ello se
entrevistó a dos santiguadoras: doña Rosa Ramos Ramírez de 72 años, y a la
señora Mirian Cabrera Ramos de 51 años, ambas guardan una relación consanguínea
de madre e hija. Ellas viven en el distrito de Chiclayo-Lambayeque, pero por
motivos de salud, doña Rosa ya no ejerce esta actividad.
Para
comprender con mayor claridad se consultó otras fuentes: se entrevistó a seis
pobladores del distrito de Jayanca (cuatro adultos,
mayores de 50 años; y dos jóvenes de 34 y 24 años) quienes habían sido
santiguados y/o habían llevado y acompañado a algún familiar durante el ritual
con el fin de entender las causas del por qué recurrir a esta práctica
tradicional de sanación y la falta de requerimiento de la misma (desuso,
perdida y extinción); además utilizamos la base de datos de los censos 1993,
2007 y 2017 del Instituto Nacional de Estadística e Informática del Perú (INEI),
con el fin de cruzar la información estadística de las variables relacionadas a
la migración de personas, actividad económica, población afiliada a seguros de
salud (SIS- Seguro Integral de Salud y EsSalud –
Seguro Social de Salud) y religión que se profesa, en la jurisdicción del
distrito de Jayanca.
La
recolección de datos durante la fase de campo fue mediante la entrevista
dirigida y etnográfica. Ello permitió desarrollar de manera correcta la
relación informante-investigador, logrando conseguir amplia y compleja
información para situar en un contexto determinado la investigación, alcanzando
materializar los objetivos trazados. Los datos se recogieron bajo la siguiente
forma de registro: escritos (notas de campo), imágenes (fotografía y video) y
audio. Propiciando un registro detallado, sistemático y cuidadoso de la
información durante el trabajo de campo.
¿Quién es el santiguador?
El
santiguador es un especialista ritual o un experto en el manejo de elementos
rituales asociado a la religiosidad popular; relacionado a la sanación o
tratamiento de dolencias, males o enfermedades[13]. Cumple la función de
mediador “…dentro del proceso ritual de
sanación durante el que se diagnostica el mal dolencia…”, siendo un operador ritual que [letras
en negrita del autor] “…administra la
cura correspondiente a través del santiguado, el tratamiento mágico-empírico
y/o el tratamiento físico-empírico y correspondiente”[14]. La administración de la
cura -por parte del santiguador- se da a través de la realización de la señal
de la cruz (por medio de masajes, de la acción de limpia o del santiguado),
mientras repite rezos y oraciones.
Por
ello, el santiguador es un tipo de curandero menor o llamado también “curioso”,
palabra con la cual se hace referencia a las personas que curan con rituales
y/o saberes medicinales locales; en otras palabras, a los especialistas
rituales o especialistas en medicina tradicional. Esta denominación se le
otorga dado que, en el contexto de los Andes Centrales,
específicamente en el norte del Perú, existe la presencia del Curandero o
Maestro curandero, considerado un especialista ritual de mayor rango.
El
santiguador cura y/o trata males denominados síndromes culturales (culture bound syndrome), enfermedades populares (folk illness) o sociales, males o
dolencias comunes, por la bibliografía especializada. Para el área andina
existen varias tipologías de los síndromes o enfermedades culturales, sociales
o populares, entre ellas: 1.- Polia [15], las clasifica en dos
tipos: a) enfermedades de origen-mágico, y b) enfermedades de origen no-mágico.
2.- Chiappe, Lemlij y
Millones [16],
las clasifica en dos tipos: a) enfermedades de daño, y b) enfermedades de Dios.
3.- Delgado Sumar[17], las califica en tres
tipos: a) de origen sobrenatural, b) de origen natural, y c) de origen humano.
4.- Valdivia[18],
las califica en seis tipos: a) síndromes relacionados con las fuerzas sobre
naturales que sustraen o “roban el alma” del paciente, b) Síndromes en relación
con las almas de personas fallecidas, c) síndromes ocasionados por la acción de
personas de la comunidad social, d) síndromes debidos al influjo de elemento
del ambiente físico, e) síndromes ocasionados por una situación conflictiva, y
f) síndromes proyectivos.
Al
santiguador se le asocia, por lo general, a la curación del mal de ojo y del
susto (los más controvertidos y estudiados por excelencia); aunque también,
cura o trata el chucaque y el mal de aire, y en algunos casos, la punzada.
Denominado, también, ojeakasha (espina de ojo -en su
traducción literal del idioma quechua lambayecano o norteño y hablado por las
poblaciones de Inkahuasi, Kañaris
y Salas del departamento de Lambayeque-Perú). Es una enfermedad cultural de
origen mágico, que afecta por lo general a bebés y niños, y animales, y en
menor medida a plantas y personas mayores. Es producido por personas
consideradas de sangre o mirada fuerte y/o tienen una fuerte empatía o cariño
hacia alguna persona, animal o planta, generando dolor de cabeza, vómitos,
náuseas, diarrea, pérdida de sueño, entre otros, perturbando la salud del
individuo. En el caso de los animales, en especial aves y plantas, estás pueden
morir o marchitarse, o el fruto puede no madurar y caer de la planta.
El mal
de ojo se cura con el santiguado, ritual de sanación que caracteriza al
santiguador. Este consiste en mover su mano y su brazo más diestro en forma de
cruz, mientras se repiten oraciones en series. Si el mal de ojo es persistente
o fuerte, se atribuye a la debilidad del individuo, por ser de corta edad o por
haberse acostumbrado a que lo ojeen[19]. El santiguador puede
santiguar utilizando una vela, una piedra alumbre, tijeras, aguja, cuchillo, y
en algunos casos, un asta de venado. Cabe señalar que, los chamanes o
curanderos santiguan con patas y astas de venado, y en algunos casos, con
espadas. Durante el santiguado, el santiguador tiene ciertos síntomas; entre
ellos: el bostezar, eructar, lagrimear y/o cansancio con el brazo que santigua.
Esto se va a intensificar dependiendo de la gravedad del ojeo.
También,
para curar el mal de ojo, se utiliza el ritual de la limpia, que por lo general
se realiza con huevo, vela o piedra alumbre. Cabe señalar, que, en el caso de usar
huevo, luego de la limpia, se quiebra y se vierte en un vaso de vidrio o
cristal llenado a la mitad con agua, lo cual permite ver el tipo de mal que
aqueja al paciente; y si es, mal de ojo, este se manifestará emitiendo burbujas
que suben y se observaría “una telita
bien finita como si la clara del huevo se hubiera empezado a cocinar…”[20].
Llamado,
también, manchakusha
en el idioma quechua lambayecano o norteño por los pueblos de Inkahuasi, Kañaris y Salas del
departamento de Lambayeque-Perú. Esta enfermedad de origen mágico puede ser
ocasionada por un animal o espíritu. Al igual que el mal de ojo, el susto es
una enfermedad popular presente en la poblaciones autóctonas -antes de la
llegada de los europeos[21]-y mestizas del área
americana[22].
Los
síntomas de este mal son la falta de sueño, pérdida del apetito, depresión,
pérdida de peso, aparición de desgano (pérdida de fuerza), decaimiento. Los
grupos originarios u autóctonos lo asocian con la pérdida del alma o que el
alma ha salido del cuerpo debido a un contacto con algo sobrenatural o una
acción natural. Por ejemplo, si una impresión ha perturbado la tranquilidad del
individuo, es mediante la ejecución de rituales por parte de los especialistas de
sanación que esta regresa o encuentra su camino al cuerpo. Es importante
señalar que, el susto es considerado un daño o un tipo de este.
El
susto, como mal, afecta a cualquier ser humano, ya sea infante o anciano. Este
puede ser tratado por el santiguador, al igual que el limpiador, la partera y/o
el curandero[23]. Se
cura a través del ritual de 1.- la limpia, para lo cual se emplea papel
periódico, hojas de la totora[24], una vela o cuy; 2.- uso
de bebidas como infusiones [toronjil (Melissa
officinalis), sauco (Sambucus peruviana), apio (Apium graveolens), perejil (Petroselinum crispum), manzanilla (Matricaria recutita),
entre otras]; 3.- En la sierra sur del Perú, sobre todo en Huánuco, se realiza
el baño de tierra[25]; 4.- frotar el cuerpo del
enfermo con diversos tipos de flores (llamado en la sierra sur shogpi); 5.- Aplicar rezos y masajes al cuerpo del enfermo;
entre otros.
En el
caso de que el daño sea leve, el santiguador puede curar al individuo enfermo
en dos o tres sesiones rituales; si este mal no puede ser curado o en primera
instancia es diagnosticado por el santiguador y determinado como grave, se
recurre al chamán o curandero/a.
Es una
enfermedad cultural de origen no-mágico y de origen psicológico, con
tratamiento o cura ritual. Es causado por una contracción muscular, que, por lo
general, genera dolores en la cabeza o el vientre/estómago. Puede ser
ocasionado por una situación embarazosa o una impresión desagradable[26] generando en el individuo
angustia, bochorno o malestar[27]. También, puede
originarse por descansar o dormir en mala postura.
Este
mal afecta, tanto a infantes, adolescentes y adultos, y se manifiesta a través
de fiebres, malestar focalizado (zona afectada) o general. El tratamiento o
cura del chucaque puede realizarse de tres formas diferentes: 1.- Uso de
medicina natural, para lo cual, el santiguador realiza oraciones en voz baja,
mientras el enfermo ingiere una infusión preparada por él. En el caso de las
poblaciones quechua-hablantes de Lambayeque, comúnmente, se suele utilizar las
semillas molidas del Charachango
(Couepia guianensis).
2.- Masajes, aplicados sobre la zona afectada para generar la circulación
óptima por los tejidos musculares y la relajación de los mismos; si el dolor es
en la cabeza, se enrolla una pequeña porción de cabello a la vez y se jala
cuidadosamente, para resolver la contracción muscular; si el dolor es en el
abdomen o la espalda, se realiza el masaje hasta que el dolor sea atenuado o
desaparezca. La señal de desaparición de la contracción o del dolor, muchas
veces, culmina con un sonido denominado “flojera”, ocasionado por el movimiento
con cierta fuerza y postura entre dos huesos unidos por una articulación. 3.-
La frotación con huevo o vela realizada, se realiza sobre la zona afectada, donde
el santiguador usa estos objetos para absorber el mal o la energía, sanando o
tratando al enfermo. Cuando el chucaque es persistente (fuerte o muy fuerte),
es denominado “chucaque sonso”[28], el cual es tratado en
dos o tres sesiones de masajes.
También
conocido como Aire Wayra,
en el idioma quechua lambayecano o norteño por los poblados de Inkahuasi, Kañaris y Salas del
departamento de Lambayeque-Perú. Es una enfermedad o síndrome cultural de
origen natural ocasionado por el influjo de elementos del medio ambiente, muy
común en el área andina; o también, por los cambios repentinos de temperatura
corporal[29].
Para el hombre del Ande, las fuerzas de la naturaleza son entes vivos que
juegan un rol activo en el medio geográfico y del hombre siendo parte de su
cosmovisión. Por lo tanto, el aire en su ente vivo, poseedor de poder y voluntad,
puede ser contaminado[30] y/o alterado. Cabe
señalar que, esta connotación sobre el aire o viento tienen un fuerte arraigo y
significado aún en la sierra y Amazonía del Perú, existiendo o concibiéndose
distintos tipos de afectaciones dependiendo el tipo de “aire o viento” (su
origen), la forma como entra al cuerpo del individuo, y la sintomatología o
nosología que se manifiesta en el enfermo.
Este
mal puede afectar a bebés, niños, adolescentes, jóvenes, adultos o ancianos; y
para su curación o tratamiento, el individuo enfermo debe consumir infusiones
de la hierba luisa y la hoja de coca, la cual se coloca sobre la sien del
enfermo. Además, esta se puede mezclar con grasa animal, moliendo y mezclando las
hojas para formar un ungüento[31]. También, se utiliza las
hojas de papel periódico, enrollándolas para posteriormente prenderles fuego,
colocando el periódico cerca a la parte afectada. Es decir, en la cabeza, oído
o estómago, generando un cambio de temperatura que permite curar el mal y
aliviar el dolor del enfermo.
La religiosidad de los pueblos indígenas
andinos contemporáneos es
constituida por una compleja interacción
teológica entre los elementos
originales y los cristianizados desde
fenómenos e ideologías
históricamente producidas, tales como
imposición, interpenetración,
extirpación, sincretismo, resistencia y
reinvención[32]
Por lo tanto, la religiosidad popular es
parte del carácter de los pueblos tradicionales; y las poblaciones del norte
del Perú no son la excepción.
La religiosidad popular está asociada con las
prácticas católicas, actividades y expresiones (festivas y colectivas) que
derivan de la institución eclesiástica. Dicho en otras palabras, propiciadas
por la comunidad con motivo de celebraciones religiosas, como, por ejemplo: las
peregrinaciones, las fiestas patronales, la adoración o el culto a imágenes y
santos del imaginario y liturgia católica, así como en otros festejos
cotidianos (bodas, bautismos, confirmaciones, entre otras)[33].
Lo que visibiliza y
asocia a este especialista ritual es su devoción hacia la liturgia católica, su
participación activa dentro de su comunidad de fe y la veneración de los santos
e imágenes, siendo considerados como sus ayudas o protectores. En algunos
casos, el santiguador ejerce la mayordomía o es parte de la organización de las
actividades tanto religiosas como festivas (planificación y administración como
parte del comité) dando notoriedad a su figura. Por ello, desde su función
dentro de estas actividades y su participación como fiel feligrés exterioriza
su fe ante su comunidad. Los
rituales y celebraciones que acompañan estas expresiones de fe están cargadas
de una serie de símbolos y signos, entre ellos la cruz, del cual recibe su
nombre, y, al cual los pobladores -en especial- lo asocian con lo católico.
En conclusión, es a través de estas actividades que el santiguador se visibiliza
ante el pueblo como hombre devoto y de fe.
Las
características de la práctica y el ritual del santiguador varían de elementos
intrínsecos y complementarios dependiendo de quién “le ha enseñado o ha
transmitido” el oficio. Por ejemplo, si el santiguador ha heredado o ha
aprendido la práctica de una persona dedicada al curanderismo, durante la
sesión de santiguación puede identificar la zona
donde se padece la dolencia con sólo sostener el brazo y tocar la zona de la
muñeca del paciente. Además, luego del ritual, a veces, el santiguador realiza
la limpia al enfermo[34]. Si ha heredado la
práctica de un “adivino” o “sorteador” el santiguador después del ritual puede
ver quién hizo el daño o lo que le depara el futuro al afectado; si ha heredado
la práctica de un naturista luego del ritual, por lo general, le recomienda o
prepara alguna “pócima” hecha de plantas medicinales[35]. En otras palabras, el
santiguador realiza algunas prácticas del “personaje” de quién ha aprendido,
aunque, este puede ser realizado con un patrón distinto del utilizado por el
especialista ritual que lo enseñó.
También,
algunos santiguadores atienden a perros, gatos, aves, etc., que han sido
afectados por el “mal de ojo”, pero en la muestra del área de Jayanca no hemos hallado o identificado esta práctica. Sin
embrago, las personas entrevistadas en esta investigación, nos confirmaron lo
antes mencionado.
En
este acápite describiremos el ritual de santiguación
que da el nombre a este especialista ritual y que está asociado a la curación
del “mal del ojo” y el “susto”; no obstante, es necesario precisar que, los
santiguadores también curan y/o tratan otros males como el “mal del aire”, y
realizan prácticas como, por ejemplo, la aplicación de masajes en la cabeza,
espalda y vientre para curar las dolencias ocasionadas por el “chucaque”.
El
santiguador antes de iniciar el ritual de santiguación
lava sus manos en señal de purificación e higiene. Luego reconoce el tipo de
mal que aqueja a la persona (mal de ojo, el chucaque o el susto). Algunos
santiguadores, pueden identificar la parte afectada del cuerpo del individuo
enfermo tocando la articulación que une el antebrazo y la mano, es decir los
huesos cúbito y radio al carpo, que comúnmente se conoce como la “muñeca”.
El
acto de santiguar tiene un orden de rezos y un número de repeticiones. El
ritual inicia cuando el santiguador se persigna “en el nombre del Padre, del
hijo y del Espíritu Santo”. Luego se posiciona frente al individuo enfermo y
empieza con una serie de oraciones, siendo la primera de ellas el Padre Nuestro, simultáneamente realiza
la señal de la cruz con los dedos, la cual ejecuta juntando el pulgar con el
índice, este último con su falange distal y medial hacia adelante y empieza con
el movimiento de su mano y brazo de arriba (cabeza) hacia abajo (pecho), de
izquierda a derecha; estos movimientos se realizan durante todo el ritual.
Luego del Padre Nuestro sigue el Ave María, y después el Credo, haciendo un intervalo para
realizar una oración personal en la cual se menciona el nombre del individuo
enfermo (niño/a, adolescente, joven, adulto o anciano/a) y se ruega a Dios que
le quite el mal que le aqueja y lo sane. Estos rezos se realizan en voz baja y
siempre con devoción y respeto. Luego de terminar la primera secuencia de rezos
esta se repite en un total de dos a tres veces más, durando en su totalidad, el
ritual, quince minutos aproximadamente.
La
práctica de santiguar está relacionada a la religiosidad popular y por ende al
imaginario católico religioso. Cada santiguador tiene un protector, quien puede
ser un santo, una virgen, una cruz o un niño Jesús. Ellos están presentes en
sus rezos y oraciones, como también, materializados en pequeñas estatuillas,
cuadros, accesorios, entre otros; ubicados en pequeños altares o en cualquier
parte de su casa, como por ejemplo, arriba del dintel de la puerta. Los
santiguadores conciben que la persona enferma sólo debe creer en Dios, pues es
el único que sana[36], viendo la figura de la
virgen, los santos, las cruces, entre otros, como intercesores.
Después
del ritual, el santiguador siente cansado el brazo con el que ha santiguado al
enfermo.
Entrevistador:
¿Qué sucede después de santiguar al enfermo?
ABC:
El brazo
Entrevistador:
Pero ¿Sólo el brazo?
ABC:
El brazo… si es con el brazo de la izquierda, te duele la izquierda, si es con
la derecha, te duele la derecha; como que el brazo se va cayendo, cayendo[37].
El
dolor del brazo dura una o dos horas aproximadamente. Para calmar el dolor se
utiliza alcohol o alguna pomada que es frotada sobre el brazo para relajar los
músculos. El cansancio sentido por el santiguador (según nos explicó el
entrevistado), se debe a la energía negativa de la persona enferma, con la cual
ha teniendo contacto durante el ritual[38]. Los efectos de sanación
a través de la santiguación, según don Augusto, sólo
tienen efecto en quién cree puede ser sanado a través de esta práctica y tiene
fe en Dios[39].
Algunos
santiguadores, después que la persona enferma ha sido sanada, preparan y/o
recetan brebajes, que ayudan a restaurar y recuperar el estado físico y mental
del individuo. Posteriormente, a modo de prevención para que la persona no
vuelva a ser “ojeada”, “asustada”, “avergonzada” o no le aqueje algún otro mal,
se le sugiere usar algún amuleto (prenda, collar, pulsera, entre otros). Los
amuletos usados en Europa, por ejemplo, aquellos citados por Bienes y Kohl[40], como las pulseras rojas,
los escapularios, el ojo turco, etc., son reemplazados, en algunos casos, por
los de uso común en el área central de los Andes, los cuales tienen una
simbología o connotación en el imaginario del hombre andino, por ejemplo, el calabacito o potito elaborado a base de semillas[41].
El rol
del santiguador en la población tradicional de Jayanca
Las
poblaciones tradicionales a lo largo de la historia han tenido procesos
dinámicos de cambio social-cultural-económico-político, lo cual ha generado
sobre todo a partir del XXI que las concepciones sobre su medio circundante
(territorio y naturaleza) y simbólico se modifiquen de manera drástica,
asumiendo nuevos valores de interpretación e importancia.
Los
pueblos de la región Lambayeque en Perú no son la excepción. Sus poblados han
compartido y comparten lazos culturales y sociales en común desde periodos
bastante tempranos de la historia andina (evidenciados en el registro
arqueológico a través de expresiones iconográficas, patrones funerarios,
cosmovisión, etc.), como también de los que fueron producto de la imposición,
extirpación, sincretismo, resistencia y reinvención de la tradición andina
ocasionados por la cristianización, la invasión europea a esta parte del Perú y
el comercio de esclavos durante el virreinato. En pocas palabras el mundo
andino tuvo un fuerte proceso de occidentalización, donde “la civilización occidental, como toda civilización, se ha desarrollado
sobre la base de un sistema de creencias, de una mitología y de un estilo de
vida peculiar y fuertemente influenciada por el Cristianismo”[42].
La
occidentalización de los Andes agregó elementos a la identidad colectiva de la
sociedad andina, sobre todo a raíz de la evangelización de la Iglesia Católica
en la época de la colonia, generando una transformación que ocasionó un cambio
profundo en la vida religiosa del hombre andino, tanto individual como
colectiva, privada y pública. La religiosidad de los Andes encontró similitudes
en las prácticas y manifestaciones católicas, donde el hombre andino halló en
los santos, vírgenes, cruces y cristos características intrínsecas retratadas
de las “Wakas” móviles, los “mallquis”,
las procesiones y las peregrinaciones, volviéndose esto un sincretismo cultural
que formó y forma parte de la expresión y religiosidad popular de los pueblos[43].
La
sanación de dolencias, enfermedades o el evitar sucesos de la vida cotidiana,
como accidentes, se exterioriza a través de una de las expresiones más
frecuentes: el acto de persignarse, que refleja la creencia asociada a la cruz,
símbolo apotropaico más usado por las sociedades
occidentales o de fuerte influencia occidental[44]. La sanación relacionada
a las prácticas de medicina natural o las artes curanderiles está inmersa en un
sincretismo occidental y andino: lo occidental (espadas), el imaginario católico
(los santos, ensalmos y rezos) y lo andino (los productos de origen local- San
Pedro, Ayahuasca, plantas curativas, alumbre, piedras de diferente origen-alter
ego, el cuy, etc.). Entrelazando a ello las costumbres traídas por la población
afro. Por tal motivo, dentro de la cultura popular los personajes relacionados
a la curación, tanto física como espiritual, jugaron un rol predominante en la
dinámica de las sociedades tradicionales. Es allí donde aparece la imagen del
maestro curandero o brujo, el yerbatero, el adivino, y el santiguador[45].
Si se
realiza una comparación entre el rol y figura del santiguador y el contexto
actual, su función en la población tradicional de Jayanca
sería o se asemejaría al de una persona que brinda los primeros auxilios; como
expresa don Augusto.
Entrevistador:
¿Qué rol cumplía o cumple el santiguador en el pueblo?
ABC:
Él que te atiende rápido cuando tienes dolor, que da los primeros auxilios
cuando alguien está enfermo. Como el paramédico o el enfermero [46].
Entonces
si una persona, ya sea bebé, niño, adolescente, anciano o adulto, presentaba
dolor de estómago, de cabeza o alguna dolencia física ocasionada por algún mal
no físico, estos recurrían al santiguador en primera instancia, quién curaba la
dolencia.
De los
discursos ofrecidos durante las entrevistas, se ha identificado estereotipos
alrededor de la figura del Santiaguador. Es decir,
creencias populares que le designan ciertos roles o características a
determinado grupo social.[47] Existe la creencia que
las personas de color o de tez oscura son más hábiles o tienen más desarrollada
la habilidad para sanar. Por citar un ejemplo, en el distrito de Jayanca, algunos santiguadores tuvieron por apelativo los siguientes
adjetivos: (la) Negra, (el) Negro, (el) Zambo, (la) Mocarro.
Igualmente,
en las entrevistas realizadas en el distrito, se pudo constatar una
diferenciación en la figura del santiguador, entre personas de tes blanca y personas con tes más
oscura. Esta división dicotómica se basa en una distinción entre quienes pueden
ejercer o están más aptos para el ejercicio de la sanación y quienes no.
Entrevistador:
¿Por qué una persona de tes clara o blanca no puede
ser santiguador?
ABC:
Un blanco no. El blanco es malo… Ha causado daño[48].
MBS:
La hija de la señora Pola, la negra, ella es santiguadora. Si preguntas a la
gente te van a enviar donde los negritos”.
Entrevistador:
¿Por qué?
MBS:
Dice la gente que los negritos [afrodescendientes][49]
son buenos santiguando[50].
El
estereotipo del afrodescendiente, en base a la información recolectada, se
asocia al curanderismo y/o a los actos de curación exitosos o efectivos,
otorgamiento dado por el poblador de la zona rural y urbana del pueblo de Jayanca. Algo que no ocurre con el estereotipo del mestizo,
quien si ejerce labores curanderiles es visto con desconfianza, asociándosele
en algunos casos a la charlatanería o falso curanderismo. Caso contrario ocurre
con el estereotipo asociado al cholo o indio, observado con confianza y respeto
por parte de las personas que recurren a estos curanderos, debido a su asociación
con la figura del antepasado/ancestro (grandes maestros curanderos) y al poder
que las huacas[51]
les otorgan.
Lo
expuesto en este acápite demuestra la existencia y desarrollo de esterotipos para caracterizar personajes y grupos sociales.
Si bien, estos procesos son complejos, desde una perspectiva sociocultural, podemos
sugerir que estos son producto del medio social y de procesos históricos
culturales manifestados en el sincretismo cultural existente bajo la forma de
reminiscencias. Una primera aproximación a esta generación de estereotipos es la
opresión que sufrió el poblador andino durante siglos causada por la dominación
española y luego en la época republicana por el hacendado y/o terrateniente,
caracterizado como un hombre blanco; y segundo, la contribución africana de los
esclavos traídos a esta parte del continente americano, lo que refuerza la
tradición afro presente en la figura del santiguador.
Es
importante notar que, de acuerdo a Gómez[52], en el siglo XVIII, la
población de negros en Jayanca representaba el 11.7%
de la población total, porcentaje superior a los pueblos de Mórrope
y Chiclayo (pertenecientes al actual departamento de Lambayeque), 0.9% y 7.4%,
respectivamente. Ello marca una fuerte presencia de afrodescendientes en
algunos sectores del distrito como son los casos de Pueblo Nuevo (ubicado en
las afueras o periferia del asentamiento del Jayanca
colonial) y El Puente. Además, mucho antes de ser elevado a categoría de
distrito y tener su ubicación actual, Jayanca fue el
principal pueblo indígena del cacicazgo de Xayanca.
Después de la conquista española, pasó a ser un Repartimiento (quizás el más
poblado) a finales del siglo XVI, con mil quinientos indios que rendían tributo
a la corona española. No obstante, toda esa prosperidad acabó debido a las
enfermedades traídas por los españoles, las cuales diezmaron la población
indígena en todo su territorio, acabando para siempre con la esplendidez
demográfica de este valle[53].
Los
rezagos de la conquista ocasionados después del choque entre ambas culturas
totalmente distintas, originó el colapso de la estructura social jerarquizada y
regida bajo dos principios: reciprocidad y redistribución. Es decir, la
violencia y dominación española provocó un traumatismo en los diferentes
aspectos de la vida del poblador andino[54]. La disminución
demográfica causada por la aparición de enfermedades y la sobre explotación del
indígena durante todo el periodo colonial y virreinal, en especial durante los
primeros años de la conquista (dominación y violencia). Algunos casos de abusos
de las autoridades virreinales (corregidores, encomenderos, jueces y
sacerdotes) en el cacicazgo de Jayanca son
recopilados de las fuentes escritas por Jorge Zevallos Quiñones[55] y por Enrique Brüning[56].
Durante
el inicio de la república (Segunda década del S. XIX) hasta la reforma agraria,
Jayanca fue un territorio de tierras fértiles, sobresaliendo
por la siembra de la vid y la crianza de toros de lidia, siendo el centro
poblado “La Viña” el lugar en el cual se asentó la hacienda del mismo nombre.
Durante esos años, la ley era impartida por los terratenientes y se cometieron
muchos abusos como el castigo físico, los trabajos forzados y la expropiación
de terrenos agrícolas a los campesinos[57]. La idea del dominio y
abuso del hombre blanco se representa en la figura del hacendado y/o
terrateniente, quienes siguieron ejerciendo prácticas similares al de las
autoridades españolas durante el virreinato.
Cabe
señalar que, esta sección busca dar una propuesta preliminar de la forma y
características de la configuración de la figura del santiguador en la
población tradicional de Jayanca; careciéndose aún
del desarrollo de investigaciones relacionadas a cómo estas dinámicas de
opresión y la presencia africana e indígena en el valle de Jayanca
han influenciado en las dinámicas de la población andina y por ende sus
relaciones con los procesos de mestizaje y sincretismo para la formación de
estereotipos en la figura de los especialistas rituales en esta parte de la
costa norte del Perú, especialmente en los pueblos de la provincia de
Lambayeque. Lo cual amerita un estudio a profundidad desde una perspectiva
histórica y antropológica.
Finalmente,
se identifican los factores que han motivado, de alguna manera, el repliegue de
la figura del santiguador en la población tradicional de Jayanca.
Procesos que han modificado y siguen generando una reestructuración de la
dinámica social-económica-religiosa tradicional del distrito en mención. Si
bien estos factores no son concluyentes, se proponen como punto de partida para
un entendimiento de las dinámicas de repliegue y supervivencia de este
especialista ritual en convivencia con otras formas religiosas y modernas de
sanación.
Un
primer factor a considerar es el desarrollo de nuevas actividades económicas en
la zona. A partir del año 2002 en adelante, varias empresas agro-exportadoras
extranjeras empezaron a desarrollar sus actividades económicas dentro de la
jurisdicción del distrito de Jayanca. Efecto de ello,
una gran cantidad de población rural y urbana ha empezado a laborar en ellas;
como también se ha evidenciado la apertura de puestos de trabajo relacionados a
la operación de maquinaria industrial, ensambladores y conductores de transporte;
y trabajadores dedicados a la construcción, edificación, elaboración de
productos artesanales, electricidad y las telecomunicaciones. El requerimiento
de trabajadores más especializados es motivado, también, por un estable y
creciente ingreso económico generado por las oportunidades laborales de estas
empresas, la creciente proliferación de negocios debido a la mayor capacidad de
adquisición de los pobladores, y la demanda diversificada de servicios por el
aumento de migración de población al territorio del distrito; generando un
cambio profundo en su estilo de vida tradicional. Aunque, existe un número
considerable de pobladores que se dedican a la siembra de sus parcelas
agrícolas, crianza de aves de corral y de ganado menor y mayor.
El
desarrollo económico motivado por la llegada de estas empresas, ha generado un
segundo factor, la migración de un número considerable de migrantes de la zona
andina y, en menor cantidad, de la selva; lo cual incorporado a la nueva fuente
de ingresos económicos producto de la oferta de trabajo de las empresas
agro-exportadoras ha provocado un cambio en la dinámica social y económica, aunque
no en su totalidad. Con respecto a ello, Bienes y Kohl[58], sostienen que, la
migración puede dar paso a dos procesos: 1. repliegue o 2. integración. En el primero,
el santiguador y sus prácticas de medicina popular se dejan de practicar o es
practicado solo por algunas personas, y/o en algunos lugares más remotos al
centro urbano. Segundo, esta práctica también puede ser “integrada”, a través
de relaciones familiares o amicales, siendo incluida o adoptada en rituales o
ceremonias religiosas traída por los migrantes o nuevos grupos sociales.
Jayanca presenta uno de los índices más altos de
población migrante en la provincia de Lambayeque. Esto ha ocasionado que la
comunidad poco a poco sufra cambios sustanciales en su estructura social. De
acuerdo a INICAM (2007), Jayanca a nivel de población
en el año 2003, inicia un proceso de recuperación de su volumen poblacional
debido al desplazamiento de la población motivado por las nuevas oportunidades
de desarrollo brindadas en el distrito[59]. En el Censo del año 2007
(INEI), igualmente, un 11.3% se traslada hacia el distrito en un periodo de
cinco años; y en el Censo del año 2017, un 9% de personas se había trasladado
al distrito en el mismo lapso de tiempo.
A
pesar de estos cambios marcados en la dinámica socio-económica y la fuerte
dinámica poblacional derivada de esta, la población tradicional del pueblo de Jayanca se ha visto afectada de manera sustancial en su
estructura debido al ingreso de nuevos actores sociales y económicos. Cambiando
el estilo de vida tradicional que incluye el repliegue de la medicina
tradicional/natural y la recurrencia a los especialistas rituales para ser
sanados, entre ellos el santiguador. Un mayor ingreso económico y la
estabilidad laboral ha permitido a los pobladores optar por asistir a centros
de salud estatales o privados y el tener la capacidad de adquisición de
medicamentos. Esto sin mermar, valga la aclaración, los elementos
sobrenaturales asociados con la sanación.
Un
tercer factor es el aspecto religioso ligado al advenimiento de la modernidad.
Una de las características de la población peruana es la manifestación de una
gran devoción al imaginario de los santos[60] y, por ende, a la fe
católica como práctica heredada, pero con menor compromiso en la práctica. Si
bien el Perú, es un país de mayoría católica, la feligresía está en un proceso
de decrecimiento, según el último censo 2017. Como menciona Marzal, el 'catolicismo popular' “es la religión de las
grandes mayorías del pueblo”. Sin
embargo, su feligresía tiene “un
escaso cultivo religioso, por falta de mayor atención de la Iglesia
institucional o porque dichas mayorías no buscan más atención religiosa”[61].
En este sentido, el advenimiento de la modernidad y su
crítica a la religión es una de las causas a la reformulación, en cierta forma,
de la concepción y comprensión que se tiene sobre la trascendencia, lo que nos
rodea, y el cosmos; generando un nuevo orden en la relación
hombre-Dios[62].
El proceso de modernización de la población jayancana,
ha ocasionado que ciertas prácticas arraigadas a la religiosidad popular poco a
poco se adapten a nuevas formas de expresiones religiosas, como por ejemplo los
sacramentos del bautismo y el matrimonio que en un principio
jugaban
un papel esencial en el tejido social, [y] permitían alianzas entre clanes...Sacramentos con los cuales se crean
vínculos familiares cuyo peso es hasta más fuerte que los vínculos de sangre” [letras
en negrita del autor][63] “entre compadres (vínculos entre padres y padrinos) y entre cuñados
(concuñados también) [64].
De la
misma forma, aunque el número de personas no pertenecientes a alguna confesión
religiosa es mínimo, este porcentaje sigue en crecimiento en el distrito
(Gráfico N°1). Dando cuenta de una mayor diversidad en la composición religiosa
del distrito y un abandono de la fe católica.
Un
hecho resaltante en este aspecto es la pérdida de feligreses y de la práctica
sacramentaria por parte de la Iglesia Católica, debido a la “falta de oferta, oferta inadecuada y la
falta de demanda”[65],
en contraposición a un avance de las iglesias y feligresías evangélicas,
quienes ven las prácticas de sanación desde una perspectiva de “lo pasado es
malo”,[66] que en muchos casos
ocasionan que prácticas tradicionales de sanación no sean requeridas, heredades
y practicadas por generaciones más jóvenes. Esta premisa se confirmó en la
entrevista realizada a Don Augusto Bustamante, quién nos explicó que sus nietos
no heredaron la práctica de santiguar debido a que ellos profesan la fe
evangélica. Según los datos estadísticos, la población evangélica de Jayanca se ha incrementado, pasando de ser el 5.9% en el
censo de 1993 (INEI) a 15.5%, en el censo del año 2017 (INEI).
Gráfico 1: Confesión religiosa en el distrito de Jayanca, en relación a los censos 1993, 2007 y 2017.
Fuente:
Elaboración en base a INEI 1993, 2007 y 2017.
No obstante, esto no implica un total abandono del
imaginario católico. Por citar un ejemplo, existe también una recurrencia de
algunos pobladores de creencia católica, quienes en su búsqueda de sanación para
algún familiar o ser querido, acuden a pastores evangélicos o los templos donde
estos ministran. Esta búsqueda de sanidad se evidenció en el marco de la
presente investigación, en la cual, los padres o familiares de algunos niños
y/o bebés que presentaban cólicos, falta de sueño, dolor de cabeza u oído -cuya
enfermedad se asocia al mal de ojo, susto o chucaque-, recurrieron al pastor
evangélico o este, al observar la situación, ofreció ayudarlos, atendiendo al
enfermo a través del proceso de oración.
Es interesante notar que, ante la ausencia de algún
especialista ritual, el pastor evangélico asume y realiza esta función; y las
personas optan y/o aceptan este tipo práctica siendo o no siendo evangélicos y debido
al estado del individuo enfermo. Es bajo esta situación que el pastor
evangélico, en algunos casos, asume, sustituye o reemplaza la figura y rol del
santiguador. Esto daría cuenta de las nuevas dinámicas en las prácticas
religiosas del distrito, donde un nuevo actor religioso surge, y al igual que
el santiguador, utiliza la oración como medio de sanación. Diversificando
prácticas rituales que persisten y siguen vigentes por su importancia en el
ideario social y cultural del distrito. En ese aspecto, la siguiente entrevista
realizada como parte de la presente investigación comprueba dicho proceso.
Uhhh, eso
ocurrió hace tiempo, cuando venía de camino llevando ganado de mi tierra Chadín a Chota, y llegó la noche y nos quedamos en una
posada. En la noche, escuchamos a un niño que lloraba, y sus padres buscaron
quién lo cure. Lloraba y lloraba, y no se callaba la criaturita. Entonces,
había un señor que era evangélico, que iba de pueblo en pueblo predicando la
palabra de Dios. Los papás de la criaturita le pidieron que si lo podía curar.
Él (predicador) oró y óro, y la criaturita quedó
dormida. Él lo curó… En esos momentos, no había quién lo rece o santigüe (lo
cure), y los papás del enfermito fueron donde el señor para que lo curara[67].
El
proceso de modernización, visto de este modo, no se produce con la desaparición
de la creencia en la fe cristiana católica [a pesar que la práctica sacramental
católica es adquirida por defecto, es decir, por prácticas heredadas o
prácticas sociales][68] y tampoco implica que el
ser humano deje de creer. Al contrario, la creencia simplemente cambia de
“dirección” en su constante día a día y en las experiencias que pueda tener una
persona, para la cual su fe, creencias y cosmovisión de la vida va a variar debido
a diferentes factores y circunstancias, como la presencia de nuevos actores
religiosos y la proliferación de grupos evangélicos o comunidades de fe en
situaciones donde un familiar enferma. Ello puede entenderse también como una
secularización diferente donde “…el
encanto presente en las tierras y pueblos latinoamericanos tiene su propio
carácter”[69] y persiste en una diversificación en
base a las experiencias de vida. Haciendo alusión a Manuel Marzal[70], la creencia de las
personas hacia Dios, las formas como estos la manifiestan y entienden el mundo
son realizadas en base a sus circustancias vividas,
adoptando nuevas formas en una continuidad entre lo mágico-religioso y lo
moderno.
En ese sentido, un último factor a considerar es la
adaptación de los pobladores de Jayanca a los cambios
generados por el acceso a la tecnología informativa y los cambios
socio-económicos motivados por la presencia de empresas agro-exportadoras que les
han permitido un mayor acceso a servicios de salud. El avance del desarrollo
científico en las ciencias biomédicas, el acceso a un seguro médico estatal (EsSalud y SIS) y a una atención médica integral y con mejor
calidad, a lo largo de estas últimas dos décadas, ha generado que la población
rural y urbana tenga acceso a medicamentos y a una atención especializada. En
el caso de Jayanca, el funcionamiento de dos centros
de salud en el distrito han provisto a la población de servicios de prevención
de enfermedades, primeros auxilios y promoción de la salud. El acceso a un
seguro se ha incrementado, de un 57.9% en el año 2007 a 82.5% en el año 2017;
desplazando o complementando de una u otra forma las prácticas tradicionales de
sanación relacionadas a la de medicina natural y espiritual.
Gráfico
2: Afiliación a seguro de salud, distrito
de Jayanca, en relación a los censos 2007 y 2017
(INEI).
Fuente:
Elaboración propia en base a INEI 2007 y 2017
En tal
sentido, la figura y práctica del santiguador puede ser reemplazada o
complementada por la medicina moderna, sin desaparecer del todo una visión
encantada de la realidad (gráfico 2). En este escenario, el
rol del santiguador confluye con la ciencia médica, donde la modernidad no niega a la cultura previa[71], sino que se forma una identidad individual/grupal, donde
los valores sociales y religiosos cambian o se transforman asumiendo nuevos
valores. Es decir, procesos de sincretismo cultural donde se usa lo moderno
desde la convicción de que lo sobrenatural influye en los procesos de sanación
modernos. Esto en una dinámica donde lo moderno y tradicional conviven en las
prácticas religiosas y creencias, en base a una nueva concepción, valoración y
comprensión de la vida comunitaria donde los valores y principios sobre los
sacramentos religiosos y los procedimientos médicos se entrelazan. Así por
ejemplo, en una entrevista se menciona lo siguiente:
MBS:
“Mi mamá calló mal de salud y con mi familia oramos para que los médicos puedan
curarla”.
Entrevistador:
¿Usted cree en la medicina moderna?
MBS:
Sí creemos, pero Dios usa la medicina para sanar a las personas[72].
El
personaje del santiguador llegó al área andina desde el continente europeo,
como una figura formada a la cual se le adhirieron particularidades del mundo
indígena (post-invasión europea) y la población afrodescendiente. Este
especialista ritual, a través de su práctica y ritual de sanación guarda una fuerte
relación con la imagen de la trinidad cristiana, los santos, vírgenes y cruces,
siendo una persona devota a la fe católica y sus rezos y ensalmos constituidos
por el imaginario religioso cristiano. En la población de Jayanca,
su particularidad radica en que este ha desarrollo ciertos estereotipos
asociados con el proceso histórico cultural desde la colonia que asignan este
rol a poblaciones afrodescendientes.
Con respecto
al proceso de repligue/supervivencia del santiguador
en la población tradicional de Jayanca, esta ha
variado por diveros factores sociales, económicos,
culturales y religiosos. Siendo en ciertos casos complementada o reemplazada
por nuevos actores sociales y religiosos, como por ejemplo, el pastor
evangélico o profesionales de la medicina moderna. Si bien, el mayor acceso a
los procedimientos y atención médica moderna y la conversión religiosa a otras
creencias religiosas de confesión evangélica, proponen un repliegue o
supervivencia de esta figura. Este proceso da cuenta de la complejidad de los
procesos de modernización y sincretismo, donde lo moderno y tradicional
convive, se transforma y se adhiere a la práctica de nuevos actores y nuevas
dinámicas sumadas a las prácticas rituales y de sanación de las poblaciones
tradicionales.
Por
tal motivo, esta investigación abre la
posibilidad de aproximarnos a entender la práctica y rol del santiguador en una
población tradicional que actualmente vive nuevas dinámicas sociales y
económicas que han convertido al distrito de Jayanca
en un foco de desarrollo económico. Esto nos ayuda a entender y aproximarnos a
la supervivencia o repliegue de esta práctica cultural, la cual puede mantener
o adoptar nuevas formas traídas por las poblaciones foráneas al distrito. No obstante, sobre la integración de la práctica del
santiguador a nuevas formas de sanación, el artículo deja abierta la
posibilidad a nuevas investigaciones para responder a esta pregunta. Ello, debido
al constante flujo migratorio del distrito tanto de poblaciones de la sierra y
selva del Perú, y migración extranjera venezolana, así como propuestas de
investigación que aborden el problema desde un enfoque histórico y
antropológico.
Desde una perspectiva etnográfica, lo que proponemos
es un avance que muestra las primeras conclusiones de un estudio más amplio y profundo
sobre poblaciones afrodescendientes, especialistas rituales, religiosidad
popular y prácticas tradicionales de sanación en la costa norte del área andina
de Perú, aún muy presentes en la actualidad y que requieren un mayor estudio
por parte de las ciencias sociales. Todo ello, desde un intento por
revalorizar, preservar y dar cuenta de los conocimientos ancestrales y autóctonos
de nuestras poblaciones tradicionales y su inmersión en la modernidad, en donde
figuras como el santiguador aún persisten y sobreviven a pesar de sus embates.
[1] Real Academia Española (2019), Diccionario de la lengua española.
[2]
Rodriguez, Jair (2021), “Santiguando con asta de
venado: Una aproximación al ritual del santiguador”, Anales de Antropología, 55 (2), pp. 181-194. DOI:
10.22201/iia.24486221e.2021. 78132.
[3] Pérez, José (1985), Estudios
de etnografía y folklore canarios, Tenerife, Publicaciones Científicas del
Excmo.
[4]
El Mitayo era el indio sometido al sistema la Mita (trabajo forzado).
[5] Ramírez, Susan (1985), “La élite
terrateniente de la costa norte peruana: una historia económica y social de
Lambayeque en la época colonial, 1700-1821”, en Florescano,
Enrique (coord.), Orígenes y desarrollo
de la burguesía en América Latina, 1700-1955, México, Editorial Nueva
Imagen, pp. 251-279.
[6]
En otras palabras, estas conductas e ideas se acoplaron a las concepciones y
prácticas del poblador del Ande, siendo vista con buenos ojos por la Iglesia
Católica, creando un sincretismo cultural que ha perdurado hasta la actualidad.
[7]
Término con el cual se le denomina a las personas que curan males como
dolencias musculares, mal de ojo, chucaques, susto, entre otras, utilizando
métodos de curación poco convencionales, pero de uso popular [Entrevista al
señor José Luis Paz Bustamante, ex poblador del distrito de Jayanca.
Viernes 9 de agosto 2019, Chiclayo-Lambayeque].
[8] Guber, Rosana (2011[2001]), La etnografía: Método, campo y reflexividad,
Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores.
[9] Dos reis, Aparecido; Dias, Eliane y; Le Bourlega, Cleonice (2006), “Cultura y territorialidad en la tradición
del Pantanal de Corumbá y Ladario
en Mato Grosso do Sul (Brasil)”, Polis, 14, pp. 1-14. En línea:
http://journals.openedition.org/polis/5178 [consulta: 07, marzo, 2019].
[10] Rodriguez, Jair, 2021, Ob.
Cit.
[11] Ubicado en la provincia de Trujillo, y que posteriormente
pasó a ser parte de la jurisdicción territorial de la villa Santiago de
Miraflores de Saña, en la costa norte del virreinato del Perú. Castañeda, Juan,
(2016), “Génesis y colapso de una ciudad indiana del norte peruano. Santiago de
Miraflores de Saña, 1563-1720”, en Calvo, Luis y Cocco,
Gabriel (coords.), Primeros asentamientos españoles y portugueses en la América central y
meridional: Siglos XVI y XVII, pp. 51-62.
[12] El sitio arqueológico de Zurita (el Jayanca
prehispánico) fue el sitio Inka más importante de los
valles de Lambayeque y de la costa norte del Perú. Pedro Cieza de León, durante
su visita a las tierras del Nuevo Mundo, describe de la siguiente forma el valle
y el antiguo asentamiento de Jayanca. A “Cuatro
leguas de Motupe está el hermoso y bello valle de Xayanca, que tiene de ancho casi cuatro leguas… y fue en
los tiempos pasados este valle muy poblado, como los demás, y hay en él grandes
aposentos y depósitos de los señores principales, en los cuales estaban sus
mayordomos mayores… Los señores naturales de es tos valles fueron estimados y
acatados por súbditos; todavía lo son los que han quedado, y anda acompañados y
muy servidos de mujeres y criados, y tienen portero y sus guardas.” [Letra
en negrita por el autor]. Cieza de León, Pedro, (1973 [1550-54]), La crónica del Perú, Lima, Ediciones Peisa, pp. 171-172.
[13]
Rodríguez, Jair, 2021, Ob. Cit.
[14] Kohl, Mona (2016), “Religiosidad y sanación (I): una
aproximación a las/os santiguadoras/es en el municipio de Valle Gran Rey (La
Gomera)”, XXI Coloquio de Historia
Canario-Americana,21(91).En línea: http://coloquioscanariasmerica.casadecolon.com/index.php
/aea/article/view/9571 [Consulta: 20, junio y 2019]
[15] Polia, Mario (s.f),
“Contagio” y “Pérdida de la sombra”, en la Teoría y práctica del
curanderismo andino del Perú septentrional: provincias de Ayabaca
y Huancabamba, pp. 195-231.
[16] Chiappe, Mario; Lemlij, Moisés; y Millones, Luis. (1985), Alucinógenos y shamanismo
en el Perú contemporáneo, Lima, Ediciones El Virrey, p. 150.
[17] Delgado, Hugo (1988), La
medicina tradicional en Lima: migrantes de segunda y tercera generación,
Tesis para optar el grado de magister en antropología. Pontificia Universidad
Católica del Perú, pp. 282.
[18] Valdivia, Oscar (1986), Hampicamayoc. Medicina
Folklórica y su substrato aborigen en el Perú, Lima, UNMSM.
[19]
Durante los trabajos de campo recogimos un testimonio, en la cual un
santiguador de edad joven (27 años, durante la entrevista) nos comentó que
había tenido un paciente (niño), que de manera recurrente se ojeaba. El niño
era santiguado, y se curaba, pero cada dos o tres días volvía a ojearse. El
niño, según el santiguador, se había acostumbrado a que lo ojearan, y los
conocidos o personas cercanas a la madre del enfermo, sugirieron que lo
llevaran donde una anciana santiguadora. La anciana lo santiguó con una vela
(secreto de la santiguadora) por la noche y temprano al día siguiente,
restaurando la salud del enfermo, que hasta el momento no ha vuelto a
enfermarse de mal de ojo. El santiguador argumenta que existen otros secretos
y/o rituales que los más expertos y ancianos conocen o saben, y que él aún no
ha podido acceder a ellos [Entrevista a Denis Sánchez, santiguador
quechua-hablante del pueblo Pulka-Inkahuasi,
departamento de Lambayeque; realizada en el distrito de Ferreñafe,
el 2 de enero del 2020, a las 11:00 a.m.].
[20] Idoyaga, Anatilde
(2013), “Las manifestaciones del mal de ojo en Iberoamérica. Reflexión crítica
sobre la posibilidad de orígenes indoamericanos”, Scripta Ethnologica, 35, pp. 109-222.
[21] Huarcaya-Victoria, Jeff (2017),
“Síndromes culturales: aportes de la psiquiatría peruana a la antropología
médica”, Revista peruana de psiquiatría,
7(1), pp. 18-28.
[22] Rubel, Arthur; O´nell, Carl; y Collado-Ardón,
Rolando (1984), Susto, a Folk Illness. Comparative Studies of Health
Systems and Medical Care, Berkeley, University of California Press, pp. 196.
[23] En el
norte de Perú al curandero o chamán se le da denominación de maestro o brujo
curandero (Glass-Coffin 1999) [Glass-Coffin,
Bonnie (1999), “Engendering peruvian
shamanism through time: insights from etnohistory
and ethnography”, Ethnohistory, 2, pp. 205-238].
[24]
En el pueblo de pescadores de Huanchaco, departamento de La Libertad-Perú, el susto era curado con hojas de totora, la cual
se envolvía hasta formar un bollo y se frotaba al “asustado”. Antes que el
papel periódico se popularizara, las hojas de totora eran utilizadas en el
ritual de la limpia por las poblaciones que viven frente al litoral
(comunidades de pescadores), esta práctica era generalizada. Al parecer, se ha perdido debido a la extinción de los
totorales como también a la facilidad de encontrar papel periódico para
reemplazarlo.
[25]
Huarcaya-Victoria, Jeff, 2017, Ob. Cit.
[26]
Momentos de tensión o cólera excesiva.
[27]
Diccionario de Americanismos (2010).
[28]
Denominación otorgada por los
especialistas rituales o de medicina tradicional (santiguador, maestro
curandero, huesero, yerbatero, entre otros), y por los pobladores de mayor
edad.
[29] Bussmann, Rainer
y Sharon, Douglas (2015), Plantas
medicinales de los andes y la amazonía, la flor
mágica y medicinal del norte del Perú, Trujillo, Graficart
SRL, p. 292.
[30] Delgado, Hugo, 1988, Ob. Cit., p. 285.
[31] Delgado, Hugo, 1988, Ob. Cit., p. 285.
[32] Avelar, Santos (2009), “Cosmovisión y religiosidad andina:
una dinámica histórica de encuentros, desencuentros y reencuentros”, Espaço Ameríndio,
3(1), pp. 84-99.
[33] Landázuri, Gisela (2012), “Signos y símbolos de la
religiosidad popular”, Política y cultura, (38), pp. 1-16. En línea:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422012000200009&lng=es&tlng=es
[Consulta: 16, julio y 2021].
[34] La limpia o limpieza es un tipo de ritual de
purificación utilizado en el área andina, “…que
también se encuentra en la mayoría de las tradiciones terapéuticas del resto
del continente americano” (Aparicio, Alfonso (2009), “La limpia en las etnomedicinas mesoamericanas”, Gazeta de Antropología, 25 (1), pp. 1-13), en el cual el especialista en
medicina tradicional o etnomedicina -que puede ser un
santiguador, partera, hierbatero, entre otros-, pasa sobre el cuerpo del
paciente un cuy (Cavia porcellus), un huevo, una vela, algún tipo de cristal
mineral (como el cuarzo), papel periódico o algún otro objeto, para trasferir
la enfermedad de la persona hacia estos elementos. Siendo este ritual, una
forma de curar y prevenir males.
[35]
Llegamos a estas conclusiones en base a las comunicaciones personales y
entrevistas que realizamos, en especial, a don Augusto Bustamante; a doña Rosa
Ramos; a don Oscar Cabrera Vilchez; y, a la señora
Rosa Chapoñán de 32 años de edad, pobladora del
distrito de Llama-Cajamarca.
[36]
Todos los santiguadores entrevistados nos explicaron y concluyeron lo mismo.
[37]
Entrevista a don Augusto Bustamante Coico,
santiguador del distrito de Jayanca. Fecha: 19 de
julio del 2019 a las 11:24 am, Jayanca-Lambayeque]
[38]
Doña Rosa Ramos nos comentó que después de terminar de santiguar a la persona
enferma, inmediatamente golpea la pared y habla en voz alta “fuera, fuera” con
el fin de que “el mal o energía negativa” no quede en su cuerpo. Al igual que
don Augusto, siente ella cansancio en su brazo.
[39]
El término fe es un concepto cristiano. Como referencia se usa el libro de los
Hebreos 11:1 de la biblia cristiana. Hace alusión a la expectativa y creencia
de un bien futuro otorgado por Dios.
[40] Bienes, Noemí y Kohl, Mona (2016), “Santiguando en
Canarias”, Batey: Revista Cubana de
Antropología Sociocultural, 8(8), pp. 66-79.
[41]
Los amuletos u objetos utilizados en Las Canarias, con respecto al “mal de
ojo”, son los escapularios, pulseras rojas, ojo turco, etc. (Bienes y Kohl
2016). Este último es conocido también como nazar,
ojo griego o piedra del mal de ojo, y es usado comúnmente en Turquía y Grecia
para protegerse contra cualquier mal, en especial del “mal de ojo”. Cabe añadir
que la forma y diseño iconográfico de este amuleto se evidencia desde la
antigüedad, por ejemplo, sobre los barcos griegos y en el área del Asia Menor
(actual Turquía) antes de la conquista turco-musulmana.
[42] Palumbo, Lorenzo; Correddu, Vito; Consilvio,
Roberta; Alessandri, Luca; y De Vita, Fulvio (2010), La religiosidad y los fenómenos sociales,
Centro Studi Umanisti
Salvatore Puledda, pp. 1-8.
[43] Marzal, Manuel (2005). Los
santos y la transformación religiosa del Perú colonial. Lima: Comisión de
Fe y Cultura de la Pontificia Universidad Católica del Perú; Griffiths, Nicholas (1998), La Cruz y La Serpiente: La represión y el resurgimiento religioso en el
Perú colonial, Lima, Fondo Editorial PUCP, p. 381.
[44] Ribas, Félix. (2000), “Proteuzions
maxicas y inscrizions en
bellas parideras aragonesas”, en Nagore, Francho.
(coord.), Homenaje a Rafael Andolz. Estudios sobre la cultura popular, la
tradición y la lengua en Aragón, España, Instituto de Estudios
Altoaragoneses, pp. 263-292.
[45] Antes de proseguir con nuestro tema, aclararemos que la
acción de santiguar (santiguado) puede ser realizada por el chamán, por el
yerbatero, el santiguador o cualquier individuo que lo haya aprendido
observando o por herencia, que por lo general es una persona de edad avanzada.
“El santiguado es un elemento principal
en muchos rituales de curación (mágico-simbólicos y mágico-empíricos),
implicado rezos con connotaciones religiosas (la señal de la cruz), con los que
se intenta expulsar la causa del mal, transferir la enfermedad a un determinado
elemento o lugar (p.e, el fondo del mar, el bosque
oscuro), para conseguir que no se transmita a quien está expulsando el
maleficio” (Mateo, María (1997), “Creencias y Rituales: La Medicina Popular
Canaria en Cuba”, en Galván, Alberto (ed.), Canarios
en Cuba. Una mirada desde la Antropología, Santa Cruz de Tenerife,
ACT/Museo Etnográfico, pp. 89-94], en Kohl 2016: 69). E incluso algunas
técnicas de sanación están relacionadas también a la utilización de objetos y/o
animales.
[46]
Entrevista a don Augusto Bustamante Coico,
santiguador del distrito de Jayanca. Fecha: 19 de
julio del 2019 a las 11:24 am, Jayanca-Lambayeque.
[47]
Gonzáles Gavaldón, Blanca (1999), “Los estereotipos
como factor de socialización de género”, Comunicar, 12, 79-88.
[48]
Entrevista a don Augusto Bustamante Coico,
santiguador del distrito de Jayanca. Fecha: 19 de
julio del 2019 a las 11:24 am, Jayanca-Lambayeque.
[49]
Negritas agregadas por los autores.
[50]
Entrevista a doña María Bustamante Solís, pobladora del distrito de Jayanca. Fecha: 18 de julio del 209 a las 10:45 am,
Chiclayo-Lambayeque.
[51] Término que hace alusión a lo sagrado para el hombre andino
[Curatola, Marco (2008), “La función de los oráculos en el
imperio inca”, Curatola, Marco y Ziółkowski, Mariusz (eds.), Adivinación y
oráculos en el mundo andino antiguo, Instituto Francés de Estudios Andinos y Fondo Editorial
Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 15-69]. La huaca puede ser un
bien mueble o inmueble.
[52]
Gómez, José (2015), “Murrup: El pueblo de la iguana”, en Aimi,
Antonio y Perassi, Emilia (eds.), Herencia Muchick
en el bosque de Pómac, Milán: Editorial Ledizioni, pp. 131-152.
[53] Cook, Noble, (2010), Catástrofe
demográfica andina, Perú 1520-1620, Lima, Fondo Editorial PUCP; Zevallos,
Jorge (1989), Los cacicazgos de
Lambayeque, pp. 1-132.
[54] Wachtel, Nathan
(1976), Los vencidos: Los indios del Perú
ante la conquista española (1530-1570). Barcelona, Alianza Editorial.
[55]
Zevallos, Jorge, 1989, Ob. Cit.,
pp. 1-132.
[56] Brüning, Enrique (1989 [1922]), Estudios Monográficos del Departamento de
Lambayeque, Chiclayo, Sociedad de Investigación de la Ciencia, Cultura y
Arte Norteño, pp. 23 y 68.
[57]
Actualmente, existe un debate respecto al tema de la restauración y
conservación de la casona y la plaza de entrenamiento de los toros de lidia de
la ex hacienda la Viña. Algunos pobladores de la Viña y de la ciudad de Jayanca, sobre todo personas de avanzada edad, no están de
acuerdo con la idea de que se preserve dichos monumentos, debido a que lo
consideran símbolos del abuso que sufrieron los campesinos durante la época de
la hacienda [el señor Pepe Sime, en comunicación personal,
2018. Don Augusto Bustamante, en comunicación personal el 18 de septiembre del
2019].
[58] Bienes, Noemí y Mona, Kohl, 2016, Ob. Cit., pp. 66-79.
[59]
Instituto de Investigación y
Capacitación Municipal.
[60]
El proceso de evangelización del Nuevo Mundo estuvo marcado con sangre. Las
primeras misiones católicas que evangelizaron a los “indígenas” trataron de
enseñar el evangelio, pero los nativos al no comprender las nociones religiosas
occidentales se vieron obligados a utilizar las figuras y concepciones que
tenían sobre sus dioses, huacas, apus, fauna y las
fuerzas de la naturaleza, para entender la fe católica; generando un
sincretismo cultural (síntesis) (Griffiths, Nicholas,
1998, Ob. Cit.). Durante el proceso de extirpación de idolatrías los
nativos para preservar sus creencias y la adoración a sus ancestros y pacarinas usaron las imágenes de los cristos, santos, las
vírgenes y las cruces, pasando estas a tener un trasfondo andino, que
posteriormente se volvería un sincretismo cultural. Como huella de ello tenemos
la veneración de las cruces en los cerros; las peregrinaciones que se realizan
hacia estos; y las procesiones de los cristos, santos y vírgenes del imaginario
religioso católico.
[61] Marzal, Manuel (1995), “Religión y sociedad peruana del
siglo XXI”, en Portocarrero, Gonzalo y Valcárcel, Marcel (eds.), El Perú frente al siglo XXI, PUCP, pp.
363-378.
[62] Morello, Gustavo (2008), “El catolicismo latinoamericano y la
crisis de la modernidad occidental”, Temas,
54, pp. 105-113.
[63] Ortiz, Alejandro (2001), La pareja y el mito. Estudios sobre las concepciones de la persona y de
la pareja en los Andes, Lima, PUCP.
[64] Lecaros, Verónique (2015), “Los
católicos y la Iglesia en el Perú. Un enfoque desde la antropología de la
religión”, Revista Cultura & Religión,
9(1), pp. 34-50.
[65]
Lecaros, Verónique, 2015, Ob. Cit.
[66]
Lecaros, Verónique, 2015, Ob. Cit.
[67] Entrevista a Don Olegario Guevara Rodríguez, de 79 años de
edad al momento de la entrevista, hecho ocurrido hace 60 años, en el
departamento de Cajamarca. Entrevista realizada el 19 de septiembre del 2019 a
las 11:38 am, en la ciudad de Lambayeque-Perú. El conexto se dio en el ingreso de
nuevos actores religiosos a través de denominaciones evangélicas y la presencia
de predicadores itinerantes a la serranía norte del Perú. En algunos casos la
figura del santiguador es reemplazada por la del pastor evangélico- a veces
laico-, quién al hallarse en situaciones en la cual no está presente ningún
especialista ritual asume el ritual de sanación mediante una oración. Como el
caso mencionado líneas arriba, de forma similar hemos realizado este tipo de
observaciones en los trabajos de campo en los caseríos de Mórrope
y Túcume, departamento de Lambayeque-Perú.
[68]
Lecaros, Verónique,
2016, Ob. Cit., pp. 1-215.
[69]
Romero, Catalina (2013). “Por el encanto de una tierra”, Sánchez, José y Marco Curatola (eds.), Los
rostros de la tierra encantada: Religión, evangelización y sincretismo en el
Nuevo Mundo. Homenaje a Manuel Marzal, S. J., IFEA y PUCP, pp. 607-614.
[70]
Marzal, Manuel (2002), Tierra Encantada:
tratado de antropología religiosa de América Latina, Madrid, Trotta.
[71] Morello, Gustavo, 2008, Ob. Cit., pp. 105-113.
[72]
Entrevista a doña María Bustamante Solís, pobladora del distrito de Jayanca. Fecha: 18 de julio del 2019 a las 10:45 am,
Chiclayo-Lambayeque.