Revista Andes,
Antropología e Historia
Vol. 33, Nº 1, Enero – Junio 2022
Esta
obra está bajo licencia de Creative Commons Atribución - No Comercial CC
BY-NC
https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/ ISSN Nº 1668-8090
ESCRITO EN LA
PARED. INSCRIPCIONES DE MOMENTOS HISTÓRICOS EN EL SITIO CASA DE PIEDRA DE
ROSELLÓ, SUDOESTE DE CHUBUT, PATAGONIA ARGENTINA
WRITTEN ON THE WALL.
INSCRIPTIONS OF HISTORICAL TIMES IN CASA DE PIEDRA DE ROSELLÓ SITE,
SOUTHWESTERN CHUBUT, PATAGONIA ARGENTINA
Lucía Alejandra Gutiérrez
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Buenos Aires
Instituto Nacional de Antropología y
Pensamiento Latinoamericano (INAPL)
Argentina
luciagutierrez94@gmail.com
María Laura Casanueva
Instituto Nacional de Antropología y
Pensamiento Latinoamericano (INAPL)
Argentina
mlauracasanueva@gmail.com
Analía Castro Esnal
CONICET
Instituto Nacional de Antropología y
Pensamiento Latinoamericano (INAPL)
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Buenos Aires
Argentina
analiacastro@gmail.com
Fecha de ingreso: 20/07/2020
Fecha de aceptación: 06/08/2021
Resumen
Casa de Piedra de Roselló (CP) es un sitio arqueológico con arte rupestre ubicado en el sudoeste de Chubut
en un área ecotonal de bosque-estepa, a escasos kilómetros de la frontera
internacional con la República de Chile. Está compuesto por una cueva principal
(CP1) y otros dos abrigos adyacentes (CP2 y CP3) de menor tamaño, localizados
en una cota superior. Las excavaciones realizadas en CP1 han brindado abundante
material arqueológico en nueve niveles estratigráficos con cronologías que van
desde los ca. 9000 años calibrados AP
hasta el siglo XX. Las representaciones rupestres de CP dan cuenta de tipos de
motivos asignables a los tres grandes períodos del Holoceno, así como a
momentos históricos recientes. En este trabajo se presenta el análisis y las
interpretaciones de las inscripciones históricas realizadas durante los siglos
XIX y XX. Las superposiciones de representaciones de momentos históricos sobre
motivos prehispánicos advierten sobre la trascendencia diacrónica de este
espacio y su posible reapropiación y resignificación, y a su vez constituyen
una línea de evidencia que es abordada a partir de un enfoque microhistórico.
Palabras clave:
Representaciones rupestres, Patagonia, Historia reciente, Indígenas y
colonos, Microhistoria
Abstract
Casa de Piedra de
Roselló (CP) is an archaeological site with rock
art located on southwestern Chubut in an ecotonal forest-steppe area, a few
kilometers away from the Republic of Chile’ s international border. The site
consists of a main cave (CP1) and two other adjacent smaller shelters (CP2 and
CP3), located at an upper elevation. Excavations at CP1 have provided abundant
archaeological material from nine stratigraphic levels with chronologies that
range from ca. 9,000 years calibrated AP to the 20th century. CP’s rock art
accounts for types of motifs assignable to the three great periods of the
Holocene, as well as to recent historical moments. This paper presents the
analysis and interpretations of the historical inscriptions from 19th and 20th
centuries. The superimpositions of historical motifs over pre-Hispanic rock art
representations warn about the diachronic transcendence of this space and its
possible reappropriation and resignification, and in turn, constitute a line of
evidence that is approached from a microhistorical approach.
Key words: Rock
art- Patagonia - Recent history - Indigenous people and settlers - Microhistory
Introducción
Casa de Piedra de Roselló (CP) es un sitio
arqueológico con representaciones rupestres ubicado en el sudoeste Chubut, en
la localidad de Aldea Beleiro, en un área ecotonal de bosque-estepa, a escasos
kilómetros de la frontera internacional con la República de Chile (Figura 1). El sitio está emplazado en el
cañadón por el que discurre el arroyo Ñirihuao, cuyas nacientes provienen de la
vecina región de Aysén (Chile) al oeste. Está compuesto por una cueva principal
(CP1) y otros dos abrigos adyacentes (CP2 y CP3) de menor tamaño, localizados
en una cota superior (Figura 2); en CP3 se
concentra la mayoría de las representaciones rupestres del sitio[1].
Figura 1: Mapa del sitio bajo análisis. CP: Casa de Piedra de
Roselló.
Figura 2: A la izquierda, vista general del sitio Casa de
Piedra de Roselló: la cueva principal (CP1) y sus dos abrigos adyacentes (CP2 y
CP3). A la derecha, vista del cañadón en donde se ubica el sitio y por el que
discurre el arroyo Ñirihuao.
Fuente: Fotografías de Florencia Ronco.
Se trata de un área conocida como el “Portezuelo” que,
según informan los pobladores locales, en el pasado constituía el paso natural
hacia el oeste. En este trabajo se parte del supuesto de que la localización
del sitio propició su ocupación continua a lo largo del tiempo, ya que hacia el
oeste de esta región aumenta la humedad y se encuentran las zonas boscosas
ausentes en el este. Al ser este espacio un punto de conexión de distintos
ambientes su ubicación habría sido estratégica.
Hasta el momento, se han realizado excavaciones en
CP1, donde se ha hallado abundante material arqueológico en nueve niveles
estratigráficos con cronologías que van desde los ca. 9000 años calibrados AP hasta el siglo XX[2]. Las representaciones rupestres de CP han sido realizadas al menos desde
el Holoceno medio y potencialmente desde momentos más tempranos. También se han
registrado representaciones posteriores, probablemente pertenecientes al
Holoceno tardío y para los momentos más recientes se ha constatado la presencia
de inscripciones históricas[3].
Este trabajo propone abordar las nuevas relaciones
intergrupales que se gestaron a partir del contacto entre los distintos grupos
sociales que habitaron el área en los momentos históricos tardíos y entre estos
grupos y los vestigios arqueológicos del pasado, a partir del estudio de las
inscripciones históricas. Se considera que el tipo de superposición que se
registra[4], junto con los datos provenientes de entrevistas a pobladores y
documentos históricos, puede dar cuenta de los cambios y continuidades en el
uso de este espacio y de las transformaciones sociales y culturales que
tuvieron lugar a partir de la llegada de los colonos a la zona. De esta forma,
se pretende sumar una nueva línea de evidencia al abordaje de las relaciones
sociales que tuvieron lugar en este contexto a partir del análisis de los modos
de interacción entre las inscripciones históricas y los motivos más antiguos.
Se intenta entonces, dar cuenta de las nuevas formas de ocupación y apropiación
del espacio, las relaciones de continuidad y la ruptura o neutralidad de este
repertorio con respecto a los motivos preexistentes. Estos resultados se
integrarán con la información disponible proveniente de otras líneas de
evidencia para contribuir al entendimiento de las dinámicas sociales que se
desarrollaron en este tiempo y espacio.
Marco teórico
de la investigación
La arqueología
como disciplina humanística, asimilada a la teoría social, permite el abordaje
teórico y abstracto del actor humano, de su conciencia y su acción, de las
condiciones y consecuencias estructurales que de él proceden[5]. En esta línea, se sostiene que es “gente concreta” la que hace la
historia y, por lo tanto, a través del enfoque teórico y metodológico aquí
propuesto, se busca hacer una historia de personas[6]. Desde esta postura se consideran ciertos principios planteados por la microhistoria, práctica historiográfica,
íntimamente ligada con la antropología[7]: la apuesta de la experiencia micro-social “es que la experiencia más elemental, aquella del grupo pequeño, incluso
el individuo, es la más esclarecedora porque es la más compleja y porque se
inscribe en el mayor número de contextos diferentes”[8].
La postura microhistórica se basa, en esencia, en la
reducción de la escala de observación, en un análisis microscópico y en un
estudio intensivo del material documental[9]. Plantea, en primer lugar, que cada actor histórico participa, de cerca
o de lejos, en procesos de dimensiones y niveles diferentes, del más local al
más global. No existe entonces un corte, ni oposición, entre historia local e
historia global[10]. En definitiva, este enfoque busca hacer aparecer regularidades en los
comportamientos colectivos de un grupo social particular sin perder lo que cada
individuo, familia o grupo tiene de particular. La práctica microhistórica, por
lo tanto, orienta nuestra investigación, siendo uno de los objetivos de nuestro
trabajo recuperar la microhistoria del área[11] poniendo el eje, desde una mirada local y regional, en la convivencia
de los distintos grupos sociales, su vida cotidiana y los espacios domésticos y
productivos en los que se desarrolló su vida diaria.
Se tiene plena consciencia que ni texto, ni objeto, ni
oralidad, constituyen un reflejo directo de la sociedad que les dio origen, se
sabe que estos recursos fueron (y son) manipulados en un contexto de relaciones
sociales asimétricas[12], y sobre ellos, a su vez, actuaron distintos procesos de formación que
incidieron en el registro que llegó hasta nosotros. Por lo tanto, la investigación
aquí propuesta, busca dar sentido al mundo material del pasado a través de
líneas de análisis independientes[13].
Se propone así, dentro de los estudios contemporáneos,
una mirada multidisciplinaria[14], en la que se integran las herramientas teórico-metodológicas de la
arqueología (registro sistemático de sitios, levantamiento de plantas de
viviendas, estudio de materiales muebles, sondeos, excavaciones, etc.), de la
historia (estudios de catastros, censos, registros civiles y judiciales,
fotografías, mapas, etc.) y de la antropología (a través de entrevistas a
pobladores locales y descendientes de pioneros e indígenas apostados desde el
siglo XIX y XX)[15]. Esta visión permite abordar las distintas problemáticas de forma
completa, contrastando tanto el aporte de la cultura material (mueble e
inmueble), como el de las fuentes gráficas y escritas (primarias y secundarias)
y las historias de vida y relatos orales. El resultado de este abordaje es un
acercamiento completo e integrador de los primeros momentos de ocupación y
contacto entre indígenas y europeo-criollos en el área bajo estudio.
Desde esta postura, la dilucidación de los problemas
planteados en esta investigación no puede prescindir tanto de los registros escritos y/o gráficos, como de
los testimonios orales, los que juegan un rol importante ya que contribuyen
a la construcción del tema de investigación mismo. Por otro lado, permiten
formular el contexto dentro del cual interpretar el registro arqueológico y a
partir del cual derivar algunas de las preguntas arqueológicas. Así también, su
colaboración no se reduce al establecimiento de los “hechos”, sino que permite
formular hipótesis explicativas de determinados niveles de fenómenos[16].
Dentro de este marco y para dar respuesta a los
interrogantes planteados, se consideran dos aproximaciones analíticas, una
macro y otra micro. Una aproximación Macroanalítica es la que abarca el ámbito
de la historia mundial, nacional y provincial.
En cambio, una aproximación Microanalítica implica un análisis a escala
reducida contemplando, por un lado, una aproximación
microhistórica (como la ya descripta) al paisaje local, en el sentido de
“historia local”, y por otro, una aproximación
antropológica-histórica a los aspectos socioculturales locales[17].
En cuanto a la percepción, somos conscientes de los
sesgos propios de todo proceso perceptivo y de todo recorte y por ello,
coincidiendo con lo planteado por López, Lanza, Díaz y Marcos[18], entendemos la mirada del investigador como producto de las prácticas
cotidianas desarrolladas en un contexto histórico cultural particular y por eso
mismo condicionante. Consideramos, por lo tanto, los registros como “recortes”
particulares establecidos por el punto de vista del arqueólogo quien realizó la
toma de la imagen, lo que incluye pre conceptos e, incluso, prejuicios[19].
Contexto
Histórico
Los orígenes de Aldea Beleiro se remontan a las
últimas décadas del siglo XIX cuando se posicionó como sector de cruce de
caminos hacia ambos lados de la cordillera, producto de la consolidación del
intercambio comercial entre Chile y Argentina[20]. Entre 1910 y 1916 comenzaron a llegar los primeros inmigrantes
españoles con intenciones de trabajar cerca de la frontera y lograr tierras en
propiedad para establecerse. Cabe mencionar que el interior de la Patagonia fue
poblado por inmigrantes muy tardíamente en comparación con otras zonas de
América. Hasta bien avanzado el siglo XIX continuaba siendo habitada por grupos
indígenas, con circuitos de movilidad amplios necesarios para abastecerse de
los distintos recursos para su subsistencia y para realizar contactos con otros
grupos, tanto de indígenas como de colonos. En mapas de fines del siglo XIX la
Patagonia interior figuraba como tierra desconocida[21]. Es en ese momento que comienza la inmigración organizada por el estado
argentino con contingentes europeos (Ej. Galeses/Boers) y otra de hombres solos
o familias sin apoyo estatal, como es el caso de esta región que aquí se
presenta[22].
Se trata de un cambio drástico en la forma de vida
patagónica, que no parece observarse a simple vista en el registro arqueológico
del sitio bajo estudio, a pesar de que fue utilizado como abrigo temporal o
duradero por parte de inmigrantes. En el caso de la cueva principal de Casa de
Piedra de Roselló (CP1) se sabe, a partir de informantes locales, que una
familia vivió a principios del siglo XX, dando a luz allí a uno de sus hijos,
aproximadamente en 1910. Sin embargo, las cuevas y paredones locales con arte
rupestre no muestran este contacto salvo en contadas ocasiones.
En definitiva, la historia reciente de Aldea Beleiro,
contemporánea a los niveles superiores de CP1, fue definida –decisivamente– por
los europeo-criollos en un contexto en el que los indígenas fueron quedando al
servicio como puesteros, peones o jornaleros de los nuevos terratenientes
ganaderos[23]. La presencia indígena era importante durante estos momentos
históricos, desde los ya ancestralmente establecidos tehuelches (consecuencia
de su presencia fue la creación de la Colonia Indígena El Chalía en 1916), como
los mapuches que provenían del norte (de la zona del Lago Lacar). Estos últimos
fueron trasladados forzosamente hacia el sur luego de la Campaña del Desierto
ocurrida entre 1879-1883[24], e instalados por el Estado Argentino en esta área en 1912
aproximadamente. Atestigua esta presencia el censo de población indígena
realizado en 1927, documento en el cual se contabilizan las familias y sus
posesiones, tanto tehuelches como mapuches, las que respondían a los Caciques
Manuel Quilchamal y Basilio Curruhuinca, respectivamente[25].
El material recuperado en la excavación en los
estratos superiores y superficie de CP1 se caracteriza por fragmentos de
botellas de vidrio de bebidas alcohólicas, frascos, fragmentos de porrones de
gres de cerveza y de ginebra, una bisagra de metal y clavos. Este material es
asignable a los últimos años del siglo XIX y principalmente al siglo XX. A su
vez, se halló un mortero fragmentado, una bola con surco también fragmentada y
escasos desechos de talla[26]. Estos materiales, testigos de los momentos más recientes de la cueva,
son acompañados por las “inscripciones históricas” (nombres propios y otras
marcas) que se presentan en este trabajo.
Metodología
Relevamiento y
análisis de las representaciones rupestres
Los trabajos arqueológicos sistemáticos en el sitio
Casa de Piedra de Roselló fueron iniciados en el año 2010[27], en ese momento se realizó un relevamiento somero del arte de CP3.
Posteriormente se realizó un registro según lo planteado por Hernández Llosas[28] y Loendorf[29]; este incluyó una segmentación del soporte en paneles. Esta separación
en distintas unidades de análisis fue definida a partir de la presencia de
grietas o ángulos abruptos que delimitan la continuidad de la roca. Dicha roca
soporte forma parte de la Formación Carrenleufú[30], y consiste en un afloramiento de ignimbrita que presenta, a lo largo
de su extensión, zonas más silicificadas y compactadas, y otras con una menor
compactación, y por lo tanto, una mayor porosidad y tendencia al
desprendimiento. En relación con esto, y a que el sitio es utilizado
ocasionalmente como resguardo invernal de ganado, las pinturas presentan un
alto estado de deterioro.
Una vez delimitados los paneles, se llevó a cabo un
relevamiento detallado que incluyó dibujos a mano alzada y un registro de
variables generales (categoría, tipo, técnica, tono, entre otras). Todos los
paneles fueron fotografiados sistemáticamente en base a un ordenamiento de
izquierda a derecha y de arriba a abajo. En campañas subsiguientes, se
realizaron nuevos relevamientos siguiendo estos mismos criterios.
En gabinete se trabajó en el procesamiento de las
imágenes mediante el programa D-stretch[31] por medio del cual se pudieron individualizar nuevos motivos, no vistos
en el campo ni en las fotos originales. Se realizó una nueva cuantificación y
categorización de las representaciones en una tabla de Excel, considerando a
cada motivo como la unidad mínima de análisis. De acuerdo con la definición de
Gradin, se entiende por motivo a la unidad de ejecución, un acto único de
pintado que responde a una motivación particular[32]. En este sentido, todas las representaciones, independientemente de su
asignación cronológica de grano grueso (prehispánicas y posthispánicas), fueron
designadas como motivos. Además, si bien se comprende la diferencia conceptual
entre las representaciones prehispánicas y aquellas imbuidas por un contexto de
significación diametralmente distinto, como es el caso de las inscripciones
históricas, ambas fueron estudiadas desde una óptica que tuvo principalmente en
cuenta la intencionalidad de dejar una marca en el espacio[33]. No obstante, el estudio de los motivos de estos dos segmentos
temporales fue abordado a partir de distintas categorías analíticas. A los
fines de este trabajo, se definen únicamente las variables utilizadas para el
análisis de los motivos posthispánicos:
●
Ubicación en el
sitio: dada la irregularidad del soporte, el mismo se segmentó en “paredes” o
“techos”, según su perpendicularidad o paralelismo respecto del suelo.
●
Estado de
conservación: este se consignó mediante un número del 1 al 3. 1: malo, motivos
que fueron observables sólo mediante el procesamiento digital, debido a su
decoloración o fragmentación (por desprendimiento del soporte); 2: regular,
cuando se conserva menos del 50% del total del motivo, o su color se encuentra
notablemente desvaído; 3: bueno, cuando se conserva más del 50% del motivo y su
color se distingue con facilidad.
●
Tipos: a modo
de descripción morfológica sintética, los motivos se agruparon en diversos
tipos[34].
○
Inicial/es:
letra/s aisladas del alfabeto romano
○
Nombre propio:
primer nombre aislado, apellido aislado, o combinación de ambos
○
Marca de
ganado: representación potencial que reproduce la forma dejada por el contacto
de herrado caliente sobre ganado introducido. Para su definición, se realizó la
comparación con aquellas registradas en censos nacionales[35].
○
Líneas
aisladas: línea recta o semirecta aislada de al menos 5 cm de largo.
○
Indeterminado
por deterioro: motivos para los cuales no fue posible definir una morfología
concreta debido a su estado de conservación
●
Cantidad de
elementos: esta variable refiere a la cantidad de unidades vinculables al acto
de realización[36]. En este sentido, por ejemplo, cada letra fue interpretada como un
elemento. No obstante, en los casos donde existiera una continuidad en el trazo
(por ejemplo en las inscripciones realizadas en cursiva), siguiendo lo
postulado por Re (2010) fueron considerados como una unidad. Además, los
subrayados y los ápices destacados de la “i” fueron consideradas como unidades
discretas dentro del motivo.
●
Dimensiones: se
tomaron las medidas absolutas (alto por ancho) de la totalidad de motivos, a
excepción de aquellos categorizados como “indeterminados”.
●
Tonalidad:
debido al lapso temporal acotado, y a la homogeneidad de colores utilizados,
observada en una primera aproximación, la clasificación de esta variable
utilizó grandes categorías cromáticas (blanco, negro o rojo).
●
Técnica: método
de realización del motivo. Para este tipo de representaciones, se consignó de
manera general el uso de carbones, mezclas pigmentarias, rocas pigmentantes o
raspado. También se analizó el tipo de trazo (fino: menos de 1 cm de ancho,
grueso: hasta 3 cm de ancho y muy grueso: más de 3 cm de ancho) para dar cuenta
de los modos de aplicación de pintura. De manera complementaria, para los tipos
“iniciales” y “nombre propio”, se caracterizó el tipo de caligrafía (imprenta
mayúscula, caligrafía en cursiva).
●
Superposiciones:
se determinó la presencia o ausencia de las mismas, entendiendo que su
importancia radica tanto en su valor cronológico, en tanto permite delinear un
orden diacrónico relativo de ejecución de pinturas, como en su valor a modo de
indicador de las actitudes tomadas por los ejecutores de las pinturas respecto
a lo preexistente[37]. Dada la extensión temporal acotada y delimitable de los motivos bajo
estudio, esta última dimensión fue la que tuvo principal relevancia para el
análisis de esta variable. La elección acerca de dónde pintar, refleja
distintas maneras de interactuar con las representaciones previas[38]. La evaluación de estas interacciones puede dar cuenta de diversas
actitudes por parte de los ejecutantes, que pueden respetar, en diversos
grados, los motivos previos o alterarlos. En este sentido, puede pensarse en
potenciales relaciones de respeto, tolerancia o continuidad, por un lado, e
invisibilización y ruptura, por el otro[39]. Cada superposición fue clasificada en diversos tipos, siguiendo las
categorías de Re[40]:
o Mínimas: cuando la superposición es mínima (menos del 25% de cobertura)
y de carácter aparentemente accidental, respetando la morfología de la figura
más antigua.
o Mantenimiento: cuando se mantienen las morfologías de los motivos
originales y se realizan nuevos agregados, totalmente superpuestos,
rejuveneciendo y resaltando la imagen previa y generando una relación de
continuidad, pero con una probable resignificación.
o Reciclado: cuando se aprovecha el
motivo más antiguo y se lo incorpora a un nuevo motivo con diferente
morfología. Este tipo de superposición puede también interpretarse desde una
relación de continuidad.
o Obliteración: cuando un motivo nuevo cubre más del 50% del motivo
previo, con la probable intención de “ocultarlo”.
o Circunstanciales: cuando el motivo más reciente se coloca por encima del
más antiguo, pero sin cubrirlo, aparentemente sin intenciones de
invisibilizarlo, permitiendo apreciar su morfología.
●
Visibilidad: de
manera similar a los criterios propuestos por Lenssen Erz[41], se consignó mediante un número del 1 al 3 el acceso visual que el
observador tiene de los motivos. Esto es, 1 (muy privado): cuando el motivo
solo es visible a un metro o menos de distancia, 2 (privado): cuando es visible
desde adentro del sitio, a más de un metro, 3 (público): cuando es visible
desde afuera del sitio.
Entrevistas y
Documentos Históricos
El enfoque microhistórico y multidisciplinario
propuesto en esta investigación permitió abordar herramientas
teórico-metodológicas propias de la Antropología Social y de la Historia,
haciendo uso tanto de las fuentes bibliográficas y secundarias referentes a la
materia, como de las fuentes primarias (documentales y orales). Son estas
últimas las que tal vez pueden brindar información más precisa y detallada de
casos particulares.
Se sostiene que la explicación arqueológica objetiva
puede aprovechar mucho, sin ningún daño de rigor analítico, de las tradiciones
y relatos orales como fuente primaria de evidencia e interpretación de las
formaciones sociales pasadas[42]. Para acceder a la información que se necesitaba para esta
investigación, como se dijera, se optó por el método de recolección de datos
por entrevistas considerándolo el método más directo para acceder a detalles de
vida, sentimientos y juicios[43]. En esta línea fue que se decidió realizar entrevistas a pobladores
locales allegados a los temas bajo estudio y descendientes de pioneros e
indígenas apostados en el área desde el siglo XIX y XX.
El universo de la entrevista es amplio, sin embargo en
esta investigación se circunscribió
a las entrevistas abiertas y/o semiestructuradas, por ser las más
oportunas para el tipo de abordaje propuesto y en función de la relación y
grado de confianza con las personas entrevistadas[44].
En la entrevista en profundidad si bien no se aplica
un cuestionario cerrado, no carece totalmente de estructura, ya que previamente
se tienen formulados los bloques temáticos e incluso redactadas algunas
preguntas concretas de las que se desea obtener respuestas. Sin embargo, la
secuencia de las preguntas e incluso la formulación de otras nuevas surgidas en
el transcurso de la entrevista, estarán condicionadas por las respuestas que la
persona entrevistada ofrezca; se la llama entrevista abierta, ya que la
estructura queda abierta e inclusive alienta el fluir discursivo del
entrevistado a lo largo del encuentro[45].
En cuanto a la relación entre la arqueología y la
fuente documental, se sostiene que son diferentes e independientes, cada línea
de evidencia posee su propia historia, escala y resolución, pero se las
entiende como resultado de los mismos procesos sociales y por lo tanto
factibles de ser integradas en el mismo proceso de análisis e interpretación[46]. Para este análisis se contemplaron no sólo las fuentes sino también
los contextos y condiciones de producción de las mismas, ya que se cree que los
procesos de formación de las fuentes son tan importantes como los del registro
arqueológico. Se adhiere a la idea que manifiesta que cada visión del pasado es
producto de su propio tiempo, en consecuencia los registros históricos hacen
declaraciones, ofrecen opiniones, toman partido y responden a intereses
subyacentes[47].
Se sostiene que la producción de fuentes documentales
para Patagonia no puede ser disociada de la conformación del estado nación
argentino, su desarrollo y sus intereses, aún más en zonas fronterizas como la
estudiada donde, a finales del siglo XIX, primaba la necesidad de establecer
límites claros entre Chile y Argentina que permitieran ejercer las soberanías
nacionales. El principal documento histórico estudiado aquí[48] fue confeccionado por un inspector del Ministerio de Agricultura de la
Nación presentado en 1927 al gobernador de los Territorios del Chubut; este documento
además de brindar valiosa información de los asentamientos indígenas en la
zona, representa el ideal de territorialización nacional de finales del siglo
XIX y principios del XX y se encuentra dentro del marco de la Ley de Tierras de
1903[49], generada en concordancia con la idea de poblar las tierras extraídas a
los indígenas luego de la Campaña del Desierto. De modo complementario, se
realizaron búsquedas exploratorias en documentos oficiales públicos
digitalizados en bases de acceso libre: Censos Nacionales, Registros
Parroquiales, Nacimientos, Bautismos, Registros Civiles, Registro de
Cementerios, etc.[50].
Resultados
El análisis presentado a continuación se centrará en
las representaciones realizadas en tiempos históricos, no obstante, cabe
primero mencionar brevemente las características generales de las
representaciones rupestres prehispánicas de CP donde se ha podido identificar
una alta cantidad de motivos (n=749). La mayoría fueron documentados en CP3
(n=446), siguiéndole en cantidad CP1 (n=271), y CP2 (n=37)[51]. Se ha constatado la presencia de una alta variedad de tipos. Entre los
motivos figurativos, se destacan los negativos de mano, que han sido
confeccionados mediante la aplicación de pintura por estarcido o uso de vellón.
También se encuentran representados numerosos camélidos, de diversas
morfologías. Entre ellas, se ha podido definir la presencia de aquellos de
vientre abultado, asignables al grupo estilístico B[52]. A partir de las observaciones realizadas en el análisis de la muestra,
se han registrado otros motivos de este tipo, de mayor dinamismo y asociables a
escenas que, dada la cronología del sitio, se estima podrían ser asignables al
grupo estilístico A[53]. Esto permite proponer que las representaciones rupestres fueron
potencialmente realizadas desde momentos tempranos, y con mayor frecuencia en
el Holoceno medio. Además, se ha identificado una escasa cantidad de cérvidos.
Todos estos zoomorfos parecen haber sido realizados mediante el uso de
pinceles, teniendo en cuenta el grosor de sus líneas. Entre los motivos
abstractos también se ha dado cuenta de una gran diversidad: se han registrado
circunferencias, circunferencias con apéndices, líneas, líneas paralelas, entre
otros. Estos, preliminarmente, parecen haber sido confeccionados mediante el
uso de pinceles o dedos y vellones. Las tonalidades utilizadas fueron
predominantemente rojas y blancas, y en muy escasa proporción amarillos[54].
Se registró, hasta el momento, un total de quince inscripciones de
momentos históricos (Tabla 1).
Tabla 1: Resultados de variables analizadas por motivo.
Motivo |
Sitio |
Ubicación |
Tipo |
Cant. elementos |
Tonalidad |
Técnica |
Superposición |
Visibilidad |
Estado de Conservación |
Dimensiones (cm, ancho x alto) |
1 |
CP1 |
Pared |
Nombre propio |
6 |
Negro |
Carbón o grafito. Caligrafía antigua |
Circunstancial |
Muy privado |
Regular |
3x6 |
2 |
CP1 |
Pared |
Nombre propio |
4 |
Negro |
Carbón o grafito. Cursiva |
Circunstancial |
Muy privado |
Regular |
3x7 |
3 |
CP1 |
Pared |
Línea aislada |
1 |
Blanco |
Raspado/frotamiento. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Muy privado |
Regular |
10x0,5 |
4 |
CP1 |
Pared |
Indet. |
Indet. |
Negro |
Carbón o grafito. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Privado |
Malo |
13x25 |
5 |
CP1 |
Pared |
Nombre propio |
3 |
Negro |
Carbón o grafito. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Privado |
Regular |
10x12 |
6 |
CP1 |
Pared |
Iniciales |
1 |
Blanco |
Raspado/frotamiento. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Muy privado |
Regular |
5x3 |
7 |
CP1 |
Pared |
Nombre propio |
3 |
Blanco |
Raspado/frotamiento. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Muy privado |
Regular |
4x5 |
8 |
CP1 |
Pared |
Marca de ganado |
2 |
Negro |
Carbón o grafito |
Circunstancial |
Privado |
Regular |
25x50 |
9 |
CP1 |
Pared |
Iniciales |
1 |
Blanco |
Raspado/frotamiento. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Muy privado |
Regular |
5x3 |
10 |
CP3 |
Pared |
Nombre propio |
7 |
Blanco |
Raspado/frotamiento. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Privado |
Regular |
10x40 |
11 |
CP3 |
Pared |
Nombre propio |
7 |
Blanco |
Raspado/frotamiento. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Privado |
Regular |
15x20 |
12 |
CP3 |
Pared |
Iniciales |
2 |
Blanco |
Raspado/frotamiento. Imprenta mayúscula |
Indet. |
Muy privado |
Regular |
10x3 |
13 |
CP3 |
Pared |
Nombre propio |
7 |
Blanco |
Raspado/frotamiento. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Privado |
Regular |
10x50 |
14 |
CP3 |
Pared |
Indet. |
Indet. |
Blanco |
Raspado/frotamiento. Imprenta mayúscula |
Circunstancial |
Muy privado |
Malo |
10x15? |
15 |
CP3 |
Pared |
Nombre propio |
8 |
Blanco y rojo |
Raspado + ¿pigmento? |
Circunstancial |
Muy privado |
Regular |
30x7 |
Se determinó la presencia de ocho como nombres
propios, tres iniciales, y un caso preliminarmente asignado al tipo marca de
ganado. Además, se documentó una línea aislada, y los dos casos restantes
consisten en indeterminados por deterioro. Las dimensiones son variables,
existiendo casos con tamaños que no superan los diez centímetros de alto por
diez centímetros de ancho, como aquellos que alcanzan hasta cincuenta
centímetros de ancho.
En cuanto a las técnicas, cinco fueron realizadas
mediante el uso de elementos colorantes de tonos negros (carbón o grafito) y
ocho a partir del uso de tonos blancos (raspado con rocas colorantes,
disponibles localmente). Ninguno de estos motivos fue realizado a partir de la
preparación de mezclas pigmentarias. Sin embargo, una de las inscripciones
(“Calfiqueo”) podría haber sido realizada mediante una combinación de técnicas:
por un lado, el componente blanco fue aplicado mediante el raspado con roca
colorante, por el otro, se identificó un componente rojo, que podría dar cuenta
de una preparación de mezcla pigmentaria (Ver más adelante Figura 6). Los
trazos mediante los cuales fueron confeccionados son en general gruesos y
descuidados, y la caligrafía utilizada para la escritura de los nombres propios
es principalmente imprenta mayúscula (n=10). No obstante, se destaca un único
caso de caligrafía cursiva
aplicada con aparente esmero, al que se le podría asignar, en términos
relativos y de manera tentativa, una cronología más antigua (inscripción Conti;
Figura 3). Cabe mencionar que se conocen otros sitios arqueológicos con arte
rupestre al este de la provincia, en la zona de asentamiento de colonos galeses
en el valle inferior del río Chubut, que presentan inscripciones realizadas con
una cuidadosa caligrafía y que, a diferencia del presente caso de estudio,
cuentan con la ventaja de la especificidad de los caracteres de la escritura
galesa y la posible asociación directa con nombres registrados en documentos de
la colonia[55].
La mayoría de las inscripciones (n=14) se encuentran
superpuestas de manera circunstancial[56] a motivos previos, a excepción de un caso. Además, en la mayoría de las
inscripciones (n=9), los motivos subyacentes a los históricos fueron
detectables sólo a partir de su procesamiento mediante D-Stretch. Esto reforzaría
la idea de una posible falta de intencionalidad de invisibilización de los
motivos previos.
Los grados de visibilidad varían entre “privado” y
“muy privado”, pero en la mayoría de los casos se encuentran en lugares
asequibles sólo mediante la observación próxima (n=7). Los seis casos restantes
son visibles desde una distancia media. Todos se ubican en rocas
perpendiculares al suelo (“paredes”), nueve en CP1 y seis en CP3. El estado de
conservación es en general regular (n=13), aunque dos casos se encuentran muy
deteriorados.
Figura 3: Ejemplos de motivos históricos. La línea superior
corresponde a las fotografías originales y la inferior a las fotografías con
tratamiento (D- Stretch). Izquierda: Nombre propio escrito en caligrafía
imprenta mayúscula mediante color blanco, superpuesto a camélidos prehispánicos
(CP3). Derecha: Motivo “Conti”, de caligrafía posiblemente antigua, y motivo
“Fran…”, escritos en cursiva y mediante el uso de color negro. Ambos se
encuentran superpuestos a un motivo rojo indeterminado por deterioro, y sobre
ellos puede observarse el único caso de motivo abstracto (CP1).
La información
de primera y segunda mano
Este aspecto de la investigación se encuentra en su
fase inicial, ya que los tiempos acotados de trabajo de campo impidieron
terminar de desarrollarlo de forma acabada, no obstante, se presentan aquí los
primeros resultados para integrarlos a lo analizado a partir de las
inscripciones realizadas en las paredes de CP.
Teniendo en cuenta que el sitio bajo estudio se
encuentra desde hace décadas dentro de una propiedad privada, el tránsito y su
visita están controlados, siendo principalmente los trabajadores del campo y el
ganado (ovejas y vacas) los que pasan por él y se cobijan esporádicamente. En
este sentido, se consideró que los nombres propios y la posible marca de ganado
podrían ser rastreados de diversas maneras. En primer lugar, se realizaron
entrevistas abiertas a pobladores de Aldea Beleiro y vecinos de la cercana
localidad de Río Mayo. De este modo, se buscó indagar sobre el origen de los
nombres escritos junto a las pinturas rupestres de CP, con el fin de
profundizar acerca de estas individualidades, la circulación de personas y las
actividades económicas que tuvieron lugar en el área y entre ambos países.
Según la información obtenida de una de las
entrevistas, una de las inscripciones más recientes podría ser la de “Isaías”
(Figura 3), que podría tratarse de un peón que estuvo por la zona hace unos
pocos años atrás, según informan pobladores locales; además se trata de una
inscripción realizada con un material blanco que puede borrarse fácilmente. En
cuanto a las demás inscripciones históricas que remiten a personas, se piensa
que podrían ser más antiguas, ya que ninguno de los entrevistados manifestó saber
de quién se trataba; tal vez fueron realizadas cuando el trayecto por la zona
era más libre y el acceso a la cueva menos constreñido. Sin embargo, resta
realizar más entrevistas y además se tiene en cuenta que a veces puede haber
información que se oculta debido a que la actividad de escribir sobre
patrimonio arqueológico es considerada un grave acto de vandalismo en la
actualidad. Por último, en algunos casos se trata de nombres incompletos que
sólo fueron detectados al procesar las imágenes en el laboratorio, por lo que
no se tuvo la oportunidad de consultar a los informantes ni la posibilidad de
rastrearlos en documentos.
Entre los documentos escritos estudiados se encontró
la mención a la cueva principal por parte de Francisco P. Moreno, quien pasó por
allí y realizó una somera descripción de la misma a fines del siglo XIX[57]. Además, hay un registro fotográfico de esta cueva de una expedición
agrimensora realizada en Chubut a principios del siglo XX en donde puede verse
a un grupo de personas montadas a caballos en la entrada de la misma[58]. Por otro lado, se consultó la documentación estatal disponible, esta
consistió principalmente en los censos realizados a los grupos de Basilio
Curruhuinca y Manuel Quilchamal en 1927. Dada la escasez de este tipo de documentos,
y a la exigua información sobre el área en los Censos Nacionales de 1869, 1895
y 1914, se realizaron además, de manera complementaria, búsquedas en bases de
documentos digitalizados de acceso libre[59]. Se debe tener en cuenta que las inscripciones podrían ser posteriores
al momento histórico consultado (desde el último tercio del siglo XIX hasta
entrado el siglo XX); sin embargo, el foco estuvo puesto en este período
orientados por el Censo Indígena de 1927, las entrevistas y relatos, y las
fuentes bibliográficas que lo señalan como el momento en el que comienza el
asentamiento estable en la zona, tanto de chilenos, colonos europeo-criollos
como indígenas trasladados e instalados forzosamente. Además, es de destacar
que los escasos ejemplos de sitios arqueológicos con inscripciones históricas
superpuestas al arte prehispánico estudiadas en áreas cercanas (sitios con
inscripciones de galeses del valle inferior de Río Chubut mencionados
anteriormente y sitios ubicados en la meseta del Strobel en la Provincia de
Santa Cruz[60]), son aproximadamente coincidentes con el período considerado. En el
caso de las inscripciones analizadas por Re, algunas se presentan acompañadas
por el año de realización de la inscripción: por ejemplo, se observan
inscripciones de los años 1942, 1945 y 1954.
Volviendo a las bases digitales de acceso libre, a
partir de estas fuentes se corroboró que una de las inscripciones históricas,
que muestra escrita la palabra “Calfiqueo”, se trata de un apellido de raíz
mapuche que figura en documentos de finales del siglo XIX de Chile (Registro
Civil y Registro de Cementerios); el mismo aparece asociado a personas nacidas
en Chile, remitiendo a la zona de Toltén, Cautín, la Araucanía[61]. A su vez, este apellido Calfiqueo se asocia, en los documentos
chilenos consultados, con otro (Maliqueo)[62] identificado tanto en la zona de estudio como miembro del grupo del
Cacique Basilio Curruhuinca[63] como en la colonia indígena del Chalía, ubicada a pocos kilómetros
hacia el este de Aldea Beleiro. La inscripción que indica el apellido “Conti”,
que como fue mencionado anteriormente se diferencia de las restantes por ser
realizada en una caligrafía cursiva, no figura en los registros consultados de
la Patagonia Argentina, aunque sí para la provincia de Buenos Aires[64] (Censo Nacional y Registros Parroquiales de fines del siglo XIX y
principios de siglo XX) y el área metropolitana de Santiago de Chile (Registros
Parroquiales y Diocesanos, Registro Civil y Registro de Bautismos de fines del
siglo XIX y principios de siglo XX)[65]. Mientras que el nombre “Isaías M…”[66] figura solamente en actas chilenas de nacimiento y defunción durante el
siglo XX[67], no aparecen menciones que lo relacionen con Argentina. Se tiene
consciencia que estos datos son escasos y no son determinantes en absoluto, sin
embargo se propone esta línea como un camino más de análisis, el que debe
seguir siendo profundizado, pero que podría concordar con la idea de tránsito
entre ambos países, siendo tal vez el cañadón uno de los lugares elegidos para
concretar los movimientos, y tal vez la cueva principal de CP un lugar factible
de cobijo transitorio.
Por último, la potencial marca de ganado fue contrastada
con las disponibles en el censo de 1927 realizado a las familias de las
comunidades de Basilio Curruhuinca y Manuel Quilchamal[68], constatando cierta analogía con una de ellas (Figura 4); aunque no
puede considerarse que se trate de la misma, sirve como referencia y
comparación para seguir profundizando en su estudio e identificación. Por lo
tanto, y teniendo en cuenta el estado de deterioro del motivo y la escasez de
información disponible hasta el momento, consideramos acertado definir
preliminarmente dicho motivo como “marca de ganado”.
Figura 4: Izquierda: arriba,
fotografía original de posible marca de ganado; abajo, imagen retocada con
plugin D-Stretch (Image J). Derecha: arriba, calcos digitales de diversas
marcas de ganado identificadas en el Censo Indígena de 1927. abajo, calco
digital, interpretación de las autoras.
En definitiva, entre las inscripciones históricas se
observan distintas caligrafías, nombres y colores de las escrituras, que
podrían relacionarse con distintos momentos y por lo tanto distintas personas
de distintos orígenes. Si
bien la identificación de sujetos/personas es problemática, se han podido
identificar una serie de cuestiones que contribuyen a la “reconstrucción” de
historias particulares que conforman la historia local y el registro
arqueológico de CP hasta su presente.
Discusión y consideraciones finales
El enfoque microhistórico utilizado permitió un
acercamiento a las pequeñas historias que están presentes en el sitio y sus
paredes, hablando de caminos y trayectos, de perduración en el tiempo y
reocupación del espacio, elegido una y otra vez para ser cobijo y para contener
simbologías e identidades. Si bien no se pudo encontrar a las personas detrás
de los nombres o identificar las marcas de ganado con un productor particular, fueron
personas concretas las que interactuaron con el pasado expresado en el sitio a
través del recurso más visible: las representaciones rupestres. La interacción
con el arte de los antiguos pudo haber sido de respeto, con idea de continuidad
o con intención de tapar y crear algo nuevo, pero la interacción existió más
allá de la intención.
Las acciones de los individuos o grupos de personas
que transitaron por el área y pudieron dejar sus marcas en Casa de Piedra de
Roselló, excediendo sus historias particulares, remiten a sucesos propios de
una historia social local acorde con la historia de una región y de un país. El
abordaje y la metodología aquí propuestos, permiten un acercamiento a las
pequeñas historias locales; sin embargo “lo mínimo” no es sinónimo de exclusivo
ya que las microhistorias posibilitan identificar grandes procesos
socio-históricos como: movilidad territorial, límites impuestos por dos estados
nacionales vecinos que se encontraban definiendo y fortaleciendo sus fronteras,
indígenas trasladados forzosamente luego de los avances territoriales de
finales del siglo XIX (Campaña del Desierto), inmigración y asentamientos
colonos en las nuevas áreas productivas, nuevas formas de producción como la
ganadera, etc.
Los acontecimientos particulares y situados sirven
para explicar la historia que los engloba[69]. En este sentido, las inscripciones históricas, y la información
asociada a ellas, pueden pensarse como un reflejo de lo que aconteció en este
período en un nivel sociocultural más amplio. Es así que estas permiten dar
cuenta de una serie de cuestiones relativas a las rupturas y continuidades en
los modos de vida tras el contacto hispano-indígena[70].
En términos
cronológicos, cabe destacar que los motivos estudiados corresponden a momentos
diferentes. Esta presencia reiterada, que refuerza la idea de un uso de esta
ruta en momentos de consolidación del Estado Nación junto con evidencias
posteriores de ocupación, refleja la trascendencia diacrónica de este espacio.
Esta continuidad milenaria en el uso de esta locación (desde los 9000 hasta el
siglo XX) puede relacionarse con su ubicación estratégica, en un corredor
ecotonal que en épocas prehispánicas habría permitido el abastecimiento de
recursos y de contactos tanto de la estepa como del bosque, y en épocas
posthispánicas habría propiciado relaciones económicas y comerciales entre dos
naciones en consolidación. Al ser el cañadón del arroyo Ñirihuao, en general, y
el sitio Casa de Piedra de Roselló, en particular, demarcadores dominantes del
paisaje[71], este último se presenta como un punto de parada obligatoria para los
viajeros que utilizaban este paso en el pasado. Es así que, dentro de todo el
entramado de acciones e interacciones con este portezuelo, se eligió
confeccionar marcas en este punto en particular del espacio, que, si bien
constituye un punto disruptivo del paisaje, demarca también la continuidad de
un camino.
Además, la ocupación reiterada de este espacio a
través del tiempo implicó necesariamente una relación entre sujetos pasados y
presentes, ya que la decisión de pintar en este espacio implica una elección de
interacción con el pasado[72]. Este “retorno periódico” hacia el sitio, mostrado por el mantenimiento
de las representaciones rupestres y sus superposiciones, podríamos asimilarlo a
la noción de “memoria del espacio (enunciada
por Carlos Aschero y María Victoria Isasmendi), marcada por las imágenes visuales dejadas por los ancestros… y las nuevas
imágenes agregadas. Un antes que provoca a un ahora, una memoria social o
colectiva que es reactivada en ese necesario volver”[73].
A este respecto, cabe señalar el concepto de “el poder
de las imágenes”[74], que sugiere la capacidad de los elementos visuales de alterar las
conductas de quienes las observan. Ese “poder” tiene un trasfondo social y
político y es en este sentido que cabe preguntarse acerca de las actitudes de
estos nuevos pobladores respecto a la materialidad y el repertorio iconográfico
dejado por pobladores previos. En este sentido, si bien se pudo observar la
elección del mismo espacio para dejar una marca (pintando donde se encuentra la
mayor cantidad de motivos, cuestión que podría pensarse como una intención de
marcar una ruptura con la anterior, obliterándolo e imponiendo algo encima), la
totalidad de las superposiciones del período histórico es circunstancial y, en
general, de un tamaño y una visibilidad media o baja. Por lo tanto, cabe
destacar que aquellos motivos prehispánicos de mayor tamaño y visibilidad
habrían sido “respetados” (por ejemplo, el panel 3 que es el más destacado e
inmediatamente visible, es alterado sólo periféricamente - Figura 5).
Figura 5: Panel 3, CP3. Este consiste en el área más visible del
sitio, una vez se ingresa al mismo. En particular, se destaca la circunferencia
compleja del extremo derecho, que no ha sido alterada por superposiciones de
motivos históricos, que pueden observarse hacia el centro del panel, y el
extremo izquierdo.
Por otro lado, a pesar de esta continuidad evidenciada
a partir del uso y demarcación de un mismo espacio, pueden observarse factores
indicadores de ruptura como es la utilización de distintas técnicas para la
confección de los motivos y el uso de grafos y nombres propios, que destacan de
alguna manera “la individualidad del ejecutante”[75]. Esta individualidad[76] se contrapone a los repertorios iconográficos compartidos en momentos
prehispánicos. A estos indicadores de discontinuidad, evidenciados a partir de
estos cambios en los modos de hacer, se suman además las rupturas en la manera
de habitar el sitio, que implican a su vez un cambio en los modos de vida en
general (cuestión también observable en el material arqueológico de las capas
superiores y en la utilización del territorio circundante con viviendas de
adobe permanentes relacionadas con una economía principalmente ganadera). En
este sentido, en momentos prehispánicos se estima que este lugar habría
albergado a grupos o familias, mientras que en momentos recientes habría
hospedado a sujetos individuales como pastores, o un número reducido de
personas, como es el caso de la familia “B.” que se cobijó en ella a principios
del siglo XX.
Por último, cabe destacar que las relaciones entre
sujetos fueron mucho más complejas que las que se desprenden a partir del
análisis de líneas de evidencia individuales. En este sentido, la ocupación y
relocalización indígena luego de la Campaña del Desierto ha sido parcialmente
invisibilizada en esta zona[77]. La presencia en CP3 de un caso de inscripción de origen mapuche,
mediante el uso tanto de técnicas típicas de los motivos históricos como
también las propias de motivos prehispánicos (pigmento rojo) (Figuras 6 y 7),
complejiza el entramado de relaciones, tensiones y maneras de habitar este
espacio. Al respecto, y de manera análoga a lo que ha sido planteado alrededor
del concepto de “palimpsesto”, en el marco del perspectivismo temporal[78], la interacción entre pasado-presente-futuro se presenta en este caso
de manera ambigua y no lineal, y constituye una oportunidad para repensar y
complejizar las categorías de tiempo que se trasladan al registro arqueológico.
Figura 6: Arriba: motivo que deja leer “Calfiqueo”. Abajo a la
izquierda, detalle de uso de diversos colores; derecha: tratamiento digital por
D-Stretch.
Figura 7: Reconstrucción digital de la secuencia de ejecución
del motivo Calfiqueo. Recuadro 1: posible resto de motivo prehispánico
realizado en tonalidad ocre. Recuadro 2: ejecución del nombre mediante tiza,
raspado o algún elemento pigmentante de tono blanco. Recuadro 3: Realce de
algunas áreas mediante uso de pigmento rojo.
En suma, este
trabajo constituye un acercamiento y un punto de partida para la exploración y
la discusión acerca de la posibilidad de obtener información de relevancia
histórica y social a partir de una materialidad considerada tradicionalmente
como un acto de destrucción o alteración del registro arqueológico y por este
motivo descartada como objeto de análisis. En el caso de estudio presentado, las inscripciones históricas y los motivos previos, independientemente
de sus distintas temporalidades, nos advierten sobre una intención de dejar una
huella del paso por este espacio y de socializar el paisaje[79]. Entendiendo que el registro arqueológico se resignifica, el arte puede
entenderse como un lienzo abierto en constante utilización y resignificación,
donde cada grupo o individuo va plasmando su necesidad de comunicar y de
hacerse visible, construyendo y contribuyendo con la construcción de la memoria
local, y logrando así perdurar en el tiempo y en el espacio.
Agradecimientos
Esta investigación ha sido financiada por la UBA, el
CONICET y la ANPCyT (Proyectos UBACYT F219, Beca Estímulo UBA 2017, PIP 023,
PICT 2015-2141). Agradecemos a Cecilia Pérez de Micou y Florencia Ronco por sus
valorables aportes e ideas en el planteo inicial de este trabajo; a Francisco
Guichón quien colaboró en el relevamiento del arte en CP3 y compartió con este
equipo sugerencias e interpretaciones. Las fotografías de relevamiento del arte
de CP en el marco de la campaña de 2016 fueron realizadas por Florencia Ronco.
A su vez, agradecemos a Nora Kuperszmit por facilitarnos y poner a nuestra
disposición el documento histórico de 1927; a María Pía Falchi, especialmente,
por su asesoramiento; a las familias Roselló, Solsona y Pérez del Barrio, por
su invalorable apoyo y hospitalidad; a la Comuna de Aldea Beleiro y a la
comunidad de Río Mayo. Agradecemos a los evaluadores por sus valiosas
sugerencias y comentarios que enriquecieron este trabajo. A la memoria de
nuestro querido amigo Narciso Quintoman.
[1] Gutiérrez, Lucía A.
y Castro Esnal, Analía (2018), “Análisis Preliminar de las Representaciones
Rupestres de Casa de Piedra de Roselló, Aldea Beleiro, SO de Chubut”, Comechingonia, vol. 21, n° 2, pp.
401-411.
[2] Pérez de Micou,
Cecilia; Castro Esnal, Analía y Sacchi, Mariana (2013), “Estudios preliminares
en el sitio Casa de Piedra, Estancia Roselló, sudoeste de Chubut”, en Zangrando, Francisco et al. (compiladores), Tendencias
teórico-metodológicas y casos de estudio en la Arqueología de la Patagonia,
San Rafael, Museo de Historia Natural de
San Rafael, pp. 213-218. Castro Esnal, Analía; Casanueva, María Laura; Sacchi,
Mariana y Pérez de Micou, Cecilia (2016), “Estudios arqueológicos en Aldea
Beleiro, SO del Chubut, Argentina. Desde el primer poblamiento hasta el siglo
XX”, Revista del Museo de Antropología,
9 (1), pp. 7-12. Castro Esnal, Analía; Pérez de Micou, Cecilia y Casanueva,
María Laura (2017), “Early Holocene Occupation of the Forest-Steppe Ecotone of
Southern South America: Evidence from Casa de Piedra de Roselló Cave (Chubut,
Patagonia Argentina)”, PaleoAmerica, vol.
3.
[3] Gutiérrez, Lucía A. y Castro Esnal, Analía, 2018, Ob. Cit., pp.
401-411. Gutiérrez, Lucía Alejandra; Casanueva, María Laura;
Castro Esnal, Analía; Ronco, Florencia Eliana y Pérez de Micou, Cecilia (2018),
“Rupestrian representations of historical times: continuities and ruptures in
sowthwest Chubut, argentinean Patagonia”,
en Giorgi, Marisa (Ed.), Book of
abstracts of 20th INTERNATIONAL ROCK ART CONGRESS (IFRAO), Valcamonica,
Italia, Edizioni del Centro, p. 558.
[4] Re, Anahí (2016),
“Superimpositions and attitudes towards pre-existing rock art: a case of study
in southern Patagonia”, en Bednarik, Robert; Fiore, Danae; y Basile, Mara, Tang
Huisheng y Giriraj Kumar (Eds.), Paleoart
and Materiality. The Scientific Study of Rock Art, Oxford, Oxford
Archaeopress, pp. 1-24.
[5] Giddens, Anthony, citado en Acuto, Félix y Zarankin, Andrés (1999),
“Introducción: Aún sedientos”, en Andrés Zarankin y Félix Acuto (Eds.), Sed non Satiata. Teoría Social en la
Arqueología Latinoamericana contemporánea, Buenos Aires, Ediciones del
Tridente, pp. 7-15.
[6] Lumbreras, Luis Guillermo (2005), Arqueología
y Sociedad, en González Carré, Enrique y Del Águila, Carlos (Eds.) Lima,
Instituto de Estudios Peruanos, Museo Nacional de Arqueología y Antropología,
INDEA. Serie Historia Andina, p. 30.
[7] Levi, Giovanni (1993),
“Capítulo 5. Sobre microhistoria”, en Burke, Peter (Ed.), Formas de hacer Historia, Madrid, Alianza Editorial, pp. 119-143.
[8] Revel, Jaques (1995), “Micro-análisis y construcción de lo social”, Anuario del Instituto de Estudios Históricos
y Sociales, nº 10, p. 138.
[9] Levi, Giovanni, 1993, Ob. Cit.
[10] Ginzburg, Carlo (1994), “Microhistoria: dos o tres cosas que se de
ella”, Revista d'Història Moderna. Manuscrits, nº12, pp. 13-42. Revel, Jaques, 1995, Ob. Cit.
[11] Levi, Giovanni,
1993, Ob. Cit. Revel, J., 1995, Ob. Cit.
[12] Quiroga, Laura (2005), “Disonancias en arqueología histórica: la
experiencia del valle del Bolsón”, Revista
Werken, n° 7, pp. 89-109.
[13] Hodder, Ian citado en Quiroga, Laura, 2005, Ob. Cit., p. 92.
[14] Sensu Ramos, Mariano (2002), “El proceso de investigación en la
denominada arqueología histórica”, en Arqueología
Histórica Argentina. Actas del 1° Congreso Nacional de Arqueología Histórica,
Buenos Aires, Ediciones Corregidor, pp. 645-658.
[15] García, Silvia; Pérez de Micou, Cecilia; Casanueva, María Laura; Castro
Esnal, Analía; Funes, María Luz y Sacchi, Mariana (2009), “El uso de
testimonios orales en la arqueología del Chubut”, en Actas del IX Encuentro Nacional y III Congreso Internacional de
Historia Oral: “los usos de la memoria y la historia oral”, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, Dirección General Patrimonio e Instituto Histórico,
Subsecretaría de Cultura del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos
Aires, p. 22. Casanueva, María Laura (2010), “Paredes que hablan: Historia de
una tapera. Arqueología de los primeros colonos europeos en el Valle de Piedra
Parada (Chubut, Argentina)”, en Memorias
del I Congreso de Folklore y Tradición Oral en Arqueología, Malbrán Porto, América
y Méndez Torres, Enrique (coordinadores), Coyoacán, Ciudad de México, Escuela
Nacional de Antropología e Historia, pp.
125-140. Castro Esnal, Analía y Casanueva, María Laura (2018),
“Arqueología e historia en Aldea Beleiro (SO Chubut). Antiguos y nuevos
habitantes de la cueva Casa de Piedra de Roselló y sus alrededores”, Arqueología, Tomo 24 (2), pp. 247-257.
Casanueva, María Laura; Castro Esnal, Analía y Pérez de Micou, Cecilia (2019),
“Indígenas, colonos y colonos indígenas. Arqueología de tiempos históricos y su
abordaje. Una experiencia en el SO de Chubut, Patagonia argentina”, en Arqueología de la Patagonia: el pasado en
las arenas, Gómez Otero, Julieta; Svoboda, Ariadna; y Banegas, Anahí
(eds.), Puerto Madryn, Instituto de Diversidad y Evolución Austral, pp. 93-104.
[16] Brittez, Fernando (1998/2004), “Arqueología rural en el partido de
General Brandsen, provincia de Buenos Aires”, en Gradín, Carlos y Oliva, Fernando
(Eds.), La Región Pampeana, su pasado
arqueológico. Actas del Iº Congreso de Arqueología de la Región Pampeana
Argentina, Venado Tuerto, Laborde Editor, pp. 211-222.
[17] Brittez, Fernando, 1998/2004, Ob.
Cit.
[18] López, Mariel Alejandra; Lanza, María Alejandra; Díaz, Valeria y
Marcos, María (2014), “Ocumazo en imágenes”, Revista Chilena de Antropología Visual, n° 24, pp. 99-127.
[19] Fiore, Dánae y Varela, Lydia citadas en López, Mariel et al., 2014, Ob. Cit., p. 104.
[20] Maggiori, Ernesto (2007), Aldea
Beleiro. Historia de un pequeño pueblo de frontera, Rawson, Secretaría de
Cultura de la Provincia de Chubut; y entrevistas a pobladores locales durante
los trabajos de campo en Aldea Beleiro (Chubut) durante enero 2016 y febrero
2019, en el marco del Proyecto “Arqueología del poblamiento y contacto
europeo-indígena en la provincia de Chubut. Estrategias de aprovechamiento
ambiental y relaciones sociales” Dirigido por la Dra. Cecilia Pérez de Micou
(INAPL y Secretaría de Cultura de Chubut).
[21] Castro, Analía (2011/2012), “Estrategias de apropiación territorial en
la cartografía histórica de la provincia de Chubut, Patagonia Argentina, a
finales del siglo XIX”, Anales del Museo
de América, XIX, Madrid, pp.101-121.
[22] Casanueva, María Laura (2013), Colonos
e Indígenas por Tierras Patagónicas. Una mirada arqueológica de la vida
cotidiana transcurrida durante los siglos XVIII, XIX y XX, Saarbrücken,
Alemania, Publicia Editorial.
[23] Cirigliano, Natalia (2016), Movilidad
de grupos indígenas y aprovechamiento de materias primas entre el extremo sur
del macizo del Deseado y la cuenca del río Santa Cruz durante los últimos 2000
años (Provincia de Santa Cruz, Argentina), Tesis Doctoral inédita,
Universidad de Buenos Aires, Argentina. Nuevo Delaunay, Amalia; Goñi, Rafael;
Jiménez, Nelly Lucía y Cecuk, Leila (2014), “Marginalidad y adecuación en el
siglo XX: dos casos de estudio en la cuenca del lago Strobel”, en Rafael Goñi,
Juan Bautista Belardi, Gisela Cassiodoro y Anahí Re (Eds.), Arqueología de las cuencas de los lagos
Cardiel y Strobel. Poblamiento humano y paleoambientes en Patagonia, Buenos
Aires, Aspha, pp. 187-198.
[24] Dumrauf, Clemente (1981), Las
Últimas Campañas Militares del Sur (1883-1884), impreso en Talleres Gráficos de la Secretaría
General de la Gobernación del Chubut, Argentina. Habegger, Natalia (2007), “El
mundo indígena frente a la dominación estatal. Norpatagonia, fines del siglo
XIX - principios del siglo XX”, Mundo
Agrario, vol. 8, nº 15. En línea: http://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/
[02/10/2012]. Pérez, Alberto Enrique (2015), Lofche Curruhuinca. Aportes documentales para el conocimiento de su
territorio y linaje, Buenos Aires, Secretaría Parlamentaria, Dirección
General de Publicaciones del Honorable Senado de la Nación Argentina.
[25] Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural de Chubut (IAC),
Rawson, Gobernación del Chubut. Censo de las Familias Indígenas de 1927
(Inspección compuesta por las tribus de
los Caciques Manuel Quilchamal y Basilio Curruhuinca y sus haciendas) (en
adelante CFI 1927), Expte. 345-296.
[26] Castro Esnal, Analía y Casanueva, María Laura, 2018, Ob. Cit., pp. 247-257. Casanueva, María
Laura et al., 2019, Ob. Cit., pp. 93-104.
[27] Pérez de Micou, Cecilia et al.,
2013, Ob. Cit., pp. 213-218.
[28] Hernández Llosas, María Isabel (1985). "Diseño de investigación
para representaciones rupestres". Programa de Investigación y
Documentación de Arte Rupestre Argentino, pp. 9-65. Buenos Aires, Instituto de Antropología e Historia
Hispanoamericanas, Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
[29] Loendorf, Larry
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[35] IAC, CFI, 1927, Expte. 345-296, Ob.
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[38] Aschero, Carlos, 1988, Ob. Cit.
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[39] Aschero, Carlos, 1988, Ob. Cit.,
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[48] IAC, CFI, 1927, Expte. 345-296, Ob.
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[49] Memoria del Ministerio de Agricultura, 1902-1903, p. 185, citada por
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[53] Gradin, Carlos; Aschero, Carlos; y Aguerre, Ana María, 1979, Ob. Cit. Aschero, Carlos, 1993, Ob. Cit.
[54] Gutiérrez, Lucía Alejandra, 2020, Ob.
Cit.
[55] Gómez Otero, Julieta, 2018, comunicación personal.
[57] Moreno, Francisco Pascasio (1897/2004), Apuntes preliminares sobre una excursión al Neuquén, Río Negro, Chubut
y Santa Cruz, Buenos Aires, El Elefante Blanco.
[58] Dirección de Tierras, expedición 1901/1902 de los Ingenieros Pedro
Vinent y Emilio Jáuregui y Coll.
[59] Familysearch, Ob.Cit.
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[63] IAC, CFI, 1927, Expte. 345-296, Ob.
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[64] Ejemplo: "Argentina, censo nacional, 1895", FamilySearch,
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[65] Algunos ejemplos: "Chile, registros parroquiales y diocesanos,
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[Consulta: 12 de Marzo de 2020].
[66] Por tratarse de nombres propios cercanos en el tiempo consideramos que
debemos mantener a resguardo la identidad de la persona, por lo que decidimos
no publicar el nombre completo que figura inscripto en CP.
[67] Ejemplo de una de ellas: "Chile, Registro Civil, 1885-1932,"
FamilySearch, disponible en: https://familysearch.org/ark:/61903/1:1:QPHC-8W4Z
[Consulta: 24 de Junio de 2021].
[68] IAC, CFI, 1927, Expte. 345-296, Ob.
Cit.
[69] Hobsbawm, Eric (1998), Sobre la
Historia, Barcelona, Crítica.
[70] Gutiérrez, Lucía Alejandra; Casanueva, María Laura; Castro Esnal,
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[71]Lenssen-Erz, Tilman, 2004. Ob. Cit.
[72] Re, Anahí, 2016, Ob. Cit.
[73] Aschero, Carlos e Isasmendi María Victoria (2018), “Arte rupestre y
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[75] López, Mariel et
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[76] Podestá, María Mercedes; Re, Anahí. y Romero
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[77] Casanueva, María Laura; Castro Esnal, Analía y Pérez
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