ACCIÓN COLECTIVA Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LOS JÓVENES EN EL NOROESTE ARGENTINO. EL CASO DE LOS “CHANGOS PIQUETEROS DE LA UTD DE GRAL. MOSCONI.

Juan Wahren[1]

 

Introducción

En este trabajo nos proponemos analizar las acciones colectivas que realizan jóvenes del noroeste argentino en el marco de un proceso de socialización dentro de un movimiento social como el de los trabajadores desocupados de Gral. Mosconi, en la Provincia de Salta. Nos interrogamos acerca de las identidades que construyen estos jóvenes al integrarse a una organización social que combina las acciones colectivas de protesta y el trabajo comunitario y productivo, a la vez que indagaremos acerca de los niveles de participación de los jóvenes en dicha organización. Abordaremos estas problemáticas a la luz del caso de los jóvenes integrantes de la Unión de Trabajadores Desocupados de Mosconi (UTD): los “changos piqueteros”, jóvenes de la localidad de Gral. Mosconi que se encontraban excluidos socialmente.

En primer lugar, realizaremos una breve contextualización sobre los cambios estructurales generados durante la década del ’90 con la aplicación de políticas neoliberales que impactaron fuertemente en la región estudiada.

Luego, en el segundo apartado realizamos un breve recorrido por las distintas concepciones y estudios sobre los jóvenes en las sociedades contemporáneas con la idea de poder analizar el caso planteado y, así, aportar a una mayor comprensión sobre la participación social y política de los jóvenes de los sectores populares, en este caso a través de las organizaciones de trabajadores desocupados.

En el tercer y cuarto apartado presentamos el caso de investigación, abordado en el marco de los procesos de acción colectiva, la configuración de proyectos comunitarios y productivos autogestionados y la participación y reconfiguración identitaria de los jóvenes en su proceso de socialización hacia el interior de la UTD.

Por último realizamos unas reflexiones finales que, a la vez que abren nuevos interrogantes, permiten comprender que el proceso organizativo de los jóvenes que participan en la UTD implica una forma de participación política más allá de la lógica institucional que logra encauzar a los jóvenes en un proceso de reafiliación social que canaliza y potencia su rebeldía al mismo tiempo que reconstruye lazos de solidaridad e identidades sociales ligadas a las esferas de la producción autogestiva y lo comunitario.

En términos metodológicos adoptamos un enfoque cualitativo, basado principalmente en el uso entrevistas en profundidad, realizadas en el marco de nuestra investigación, así como también utilizamos entrevistas de otros investigadores[2] y documentos y relatos de los propios actores publicados en libros[3].

1- Transformaciones estructurales en la provincia de Salta

Durante la década del ’90 se produjeron en la Argentina una serie de cambios socioeconómicos estructurales que redefinieron gran parte del escenario en el cual  surge y se desarrolla la UTD en la provincia de Salta.

Con la aplicación de políticas neoliberales a escala nacional y regional, comenzó un proceso de privatizaciones de las empresas estatales que eran pilares del modelo anterior y fuente de trabajo directo e indirecto para miles de personas que veían asegurada su reproducción material (y simbólica) de la vida. Además, algunas de estas empresas generaban -en ciertas zonas del país- economías de enclave local donde tambien estas empresas actuaban como agente ordenador del territorio y de las relaciones sociales de estas localidades, tal como fue el caso de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en distintas localidades de la Argentina. La privatización de YPF desarticuló ese entramado económico, político, social y cultural que la empresa había desplegado en esos territorios durante gran parte del siglo XX, particularmente en Gral. Mosconi y Tartagal, generando un complejo proceso de “desafiliación social”[4] y dislocando de las identidades de los trabajadores “ypefeanos” y sus familias que veían desmoronarse sus “mundos de vida” y cierta previsibilidad laboral y social, generando profundos cambios en el horizonte de expectativas colectivas de esas poblaciones, particularmente entre los jóvenes, para quienes la posibilidad de trabajar y formarse dentro de YPF quedaba obturada.

Estas privatizaciones, junto con otros factores[5], fomentaron el crecimiento del desempleo a nivel nacional que creció hasta índices hasta ese entonces inéditos en la historia argentina (18% en el año 1995), devastando social y económicamente a las zonas que dependían casi exclusivamente del trabajo generado por estas empresas. Las indemnizaciones de los retiros voluntarios fueron invertidas en proyectos cuentapropistas o cooperativas que al cabo de poco tiempo fracasaron, dejando a estos ex trabajadores sin capital y sin trabajo.

Por otra parte, en términos políticos, desde el retorno de la democracia a comienzos de la década del ochenta, la hegemonía peronista en Salta se vio cristalizada en los sucesivos gobiernos de la familia Romero ligada al Partido Justicialista[6]. A partir del año 2007, y hasta la fecha de publicación de este trabajo, el gobernador es Juan Manuel Urtubey, también del peronista del Frente Para la Victoria aunque opuesto a Juan Carlos Romero quien sigue detentando el liderazgo del Partido Justicialista en Salta. De esta manera, la política institucional provincial se encuentra hegemonizada por las diferentes “corrientes internas” del peronismo salteño. En este marco, la participación electoral para las elecciones provinciales -por fuera de las estructuras del peronismo provincial- no aparece como un horizonte posible para las diversas organizaciones sociales salteñas en general ni para la UTD en particular.[7] En la UTD una mayoría de los jóvenes y referentes entrevistados remarcan en sus relatos una actitud refractaria a la participación política institucional-electoral, principalmente su referente más conocido; José “Pepino” Fernández.

En este sentido cabe destacar que "los niveles de abstención electoral y de votos en blanco se han ido acrecentando desde el año 1991, especialmente en las ciudades de Gral. Mosconi y Tartagal"[8]. Si bien, en los últimos años se ha dado un relativo proceso de reconfiguración institucional a nivel nacional, donde los partidos políticos y el Estado han recobrado protagonismo[9], en la UTD se mantienen -en tensión con posturas más “institucionalistas” que abogan por una participación electoral de la organización[10]- miradas que plantean que el foco de la UTD deben seguir siendo sus proyectos productivos y comunitarios autogestionados y las acciones colectivas de protesta disruptivas, principalmente los cortes de ruta y los cortes de acceso a las grandes empresas de la región, es decir un proyecto de autonomía sostenido en prácticas territoriales productivas y comunitarias autogestivas.

2- La construcción del concepto de juventud y la participación política de los jóvenes.

En las últimas décadas asistimos a una (re)construcción de las formas de participación y los modos de ser joven. Según algunos autores, la juventud es un sector social que se resiste a ser conceptualizado y que ha dejado de tener una definición estática y unívoca[11].

Estas posturas presentan cuestionamientos al concepto clásico de juventud, poniendo el acento en aquellos aspectos psicosociales y culturales, más allá de los puramente demográficos o biológicos[12]. Así, las juventudes comenzaron a ser definidas, más que por condiciones naturales, como construcciones sociales apoyadas en significaciones complejas afectadas por las condiciones históricas, psicobiológicas, la situación socioeconómica, las relaciones de género, las pautas culturales, etc.

Son tres procesos los que otorgan una mayor visibilidad a los jóvenes en la última mitad del siglo XX: la reorganización económica, como resultado del aceleramiento industrial, científico y técnico, que implicó ajustes en la organización productiva de la sociedad; la oferta y el consumo cultural, y el discurso jurídico.[13]

De este modo la referencia de la edad para definir a la juventud pierde centralidad. Aunque siga siendo una de las variables explicativas en relación con otras ligadas a pautas culturales, económicas y/o de participación política.

Como expresan Margulis y Urresti, “no existe una única juventud”, ya que este concepto alude a una compleja trama de situaciones sociales, actores y escenarios.

Juventud es un significante complejo que contiene en su intimidad las múltiples modalidades que llevan a procesar socialmente la condición de edad, tomando en cuenta la diferenciación social, la inserción en la familia y otras instituciones, el género, el barrio o la micro cultura grupal[14].

Es decir, que si bien designa una etapa de la vida que se caracteriza por la transición de la niñez, pubertad o adolescencia a la plena adquisición de las responsabilidades adultas, la juventud se construye (y reconstruye) alrededor de un territorio, país o región, componiéndose de distintos sectores y grupos con un alto grado de heterogeneidad. De la misma manera, la experiencia subjetiva del joven, y de su paso a la vida adulta, corresponde a un contexto social y cultural diferenciado y desigual en diversas formas[15].

La juventud, así, se constituye como experiencia histórica, esto es, “como un modo de situarse en la facticidad concreta del mundo de la vida[16]. Por otro lado, y siguiendo a Bourdieu[17], el proceso de delimitación de las edades sociales (infancia, juventud, adultez y vejez) remite a un problema de intereses y de poder, en cuanto su misma taxonomía despliega un proceso de subordinación, discriminación y exclusión, donde lo que está en juego es la trasmisión de poder y de privilegios entre las generaciones. La juventud, como la adultez, no está dada, sino que se afirma socialmente en la disputa entre jóvenes y adultos por definir las propias identidades. “Las clasificaciones por edad vienen a ser siempre una forma de imponer límites, de producir un orden en el cual cada quien debe mantenerse, donde cada quien debe ocupar su lugar[18]. Hollingshead en la década de los ’40 definía a la juventud como un período de la vida de una persona en que la sociedad en la que vive no la considera como un niño, pero tampoco le otorga el status, los roles y las funciones del adulto[19]. Así, la juventud era definida como una etapa preparatoria en la cual el joven se encuentra en un período de mora con suspensión de la plenitud de las capacidades de participación.

Estos tipos de enfoques han recibido diversas críticas por concebir la juventud desde el punto de vista adulto, como un proceso de progresivo escalonamiento que puede conllevar el “peligro de degenerar en una apología del adulto, y el error de concebir al joven como incompleto[20]. Del mismo modo, algunos autores señalan que ese período de “moratoria”, de permisividad entre la madurez biológica y la madurez social[21], no se ofrece de igual manera a todos los jóvenes, sino que puede variar según su pertenencia a diferentes sectores sociales, género, etc.

En este trabajo, comprendemos a la juventud en el marco de la relación entre este actor y la acción colectiva y su participación política en continuidad con los trabajos[22] que analizan

la importancia que ha tenido la participación de los jóvenes en espacios organizativos, fuertemente atravesados por la búsqueda de alternativas que les permitan no sólo dar expresión a sus demandas políticas, sino satisfacer sus necesidades materiales básicas, a partir de una situación de fuerte precarización y/o exclusión laboral[23],

 Así como también aquellos trabajos que profundizan en torno al impacto subjetivo que producen estas prácticas en los jóvenes que participan de estos movimientos sociales[24].

Situamos entonces nuestro análisis en los jóvenes de los sectores populares ligados a una participación política extra-institucional. Estos jóvenes aparecen generalmente invisibilizados en muchos trabajos académicos o en el marco de las políticas públicas, al ser caracterizados como “pobres” o “piqueteros” perdiendo así parte de su identidad como jóvenes. En este sentido tomamos en cuenta la advertencia que nos plantea Urresti al afirmar que

la forma de invisibilidad radical es la que corresponde a los movimientos de desocupados y territoriales de los barrios de sectores populares. En estos casos se trata de una verdadera invisibilización en la medida que sus integrantes, en su abrumadora mayoría jóvenes, nunca son percibidos como tales y sí como pobres, marginales, indigentes, lo que los alude con otros atributos que sin dudas también poseen, pero les escamotea su condición de pertenencia a una generación que comparte anhelos y esperanzas relativamente comunes que quedan de costado cuando se los menciona de este modo. Algo similar ocurre cuando se los nomina por el método de su reclamo -por ejemplo, como piqueteros- o por sus logros en el reparto de bienes, en el caso de que aparezcan de un plan del gobierno. Estas formas de nominación invisibilizan la condición juvenil que sólo queda en “positivo” cuando menciona a otras clases sociales[25].

Así, la definición de juventud que tomamos para este trabajo se liga a la noción de participación política de los jóvenes en torno a experiencias militantes en organizaciones sociales ligadas a procesos de territorialización y construcción de autonomía (Vázquez y Vommaro[26]). En relación a la participación política de los jóvenes de los sectores populares, entendemos a la noción de política en sentido amplio, ligada a las conceptualizaciones de los movimientos sociales que permiten reflexionar a la política como una actividad que puede trascender las fronteras de la participación política institucional y/o electoral. Es decir, en términos de Ranciére[27], diferenciando la política que irrumpe de forma disruptiva de la política ligada a lógica institucional hegemónica, es decir, una política que otorga voces y visibilidad a quienes no eran escuchados ni vistos en la esfera de lo político-institucional.

Así, sostenemos que

un movimiento social empieza a configurarse cuando la acción colectiva empieza a desbordar los lugares estables de la política, tanto en el seno de la sociedad civil como en el del estado, y se mueve a través de la sociedad buscando solidaridades y aliados en torno a un cuestionamiento sobre los criterios y formas de distribución de la riqueza social o de los propios principios organizativos de la sociedad, el estado y el gobierno[28].

En este sentido, los movimientos sociales generan una politización de lo cotidiano, a partir de prácticas disruptivas que se enmarca en canales extra institucionales de participación y acción, en espacios que construyen nuevos procesos de subjetivación política[29]. Así, creemos que los movimientos sociales expanden la idea de “lo político” hacia ámbitos extrainstitucionales y no pueden clasificarse como  procesos “prepolíticos” o meramente “antagónicos”[30], sino que habilitan formas políticas e identitarias que subvierten, al menos temporalmente, el orden hegemónico. Tal como plantea Merklen[31], la noción de “ciudadanía” no basta para contener los procesos de politización de vastos sectores sociales durante el neoliberalismo y los jóvenes de los sectores populares no son una excepción a esta ampliación de las fronteras de la participación en la vida pública que va más allá de la esfera institucional. Por ello, incorporamos al análisis “aquellas otras formas de participación ligadas con la acción colectiva no institucional, ya sea en acciones de protesta o en movimientos sociales, susceptibles de generar marcos experiencias y subjetividades comunes”[32]. En este sentido, es necesario observar en las acciones de los jóvenes ciertos rasgos de “politicidad” que siguiendo a diversos autores de las teorías de la acción colectiva y los movimientos sociales pueden resumirse en

la organización colectiva, la visibilidad pública (ya sea de un sujeto, de una acción o de una demanda); el reconocimiento de un antagonista a partir de la cual la organización adquiere potencial político; la formulación de una demanda o reclamo que, por lo dicho, adquiere carácter público[33].

Es, entonces, a partir de esta definición de participación política en un sentido amplio, que analizamos las prácticas políticas de los “changos piqueteros” de la UTD de Gral. Mosconi.

Con respecto a estos debates, García Canclini plantea que los jóvenes, y particularmente los de sectores populares de los países periféricos, en las sociedades actuales se enfrentan con “un paisaje desencantado” en el cual las opciones son casi exclusivamente trabajo precario y exclusión. Si el liberalismo proponía modernización para todos, el neoliberalismo promueve una “modernización selectiva[34], y en este modelo, los jóvenes de los sectores populares, entre otros sectores sociales, son excluidos. Es decir, más que a convertirse en “trabajadores satisfechos y seguros, se convoca a los jóvenes a ser subcontratados, empleados temporales, buscadores de oportunidades eventuales[35]. Si la sociedad bajo el orden hegemónico excluye a los jóvenes en sus perspectivas de socialización a futuro no sólo les está diciendo a estos jóvenes que “hay poco lugar para ellos. Se está respondiendo a sí misma que tiene baja capacidad, por decir así, de rejuvenecerse, de escuchar a los que podrían cambiarla.”[36]

Simultáneamente, en diversos países de América Latina emergieron múltiples movimientos y organizaciones sociales donde los jóvenes aparecen como un actor relevante -aunque también muchas veces invisibilizado- de las acciones colectivas. Así, en nuestro continente los jóvenes

son protagonistas importantes, no siempre visibles, en la búsqueda y realización de estrategias cotidianas para sortear las crisis, doblegar el destino y sugerir posibilidades de futuro; aunque a veces estas estrategias no se inscriban en las lógicas del pacto de civilidad aprobadas por la modernidad.[37]

En este sentido, nos interesa abordar y reflexionar acerca de cuáles son las respuestas colectivas de los jóvenes que participan en la UTD frente a estas opciones que reservan para los jóvenes un futuro que aparece como difuso, indeterminado, etéreo, volátil.

En este caso los procesos de territorialización que son practicados por la UTD habilitan estas lógicas de participación política que encuentran en su anclaje territorial un espacio reforzador de sus propias identidades como jóvenes y como piqueteros simultáneamente a la de trabajadores autogestionados. En este sentido, como veremos en el próximo apartado, se entremezclan procesos de autonomía (en términos de participación política directa), autogestión (en torno a proyectos productivos y comunitarios) y acción directa (en cortes de ruta y accesos a empresas) que constituyen las formas nodales de la participación política de los “changos piqueteros” de la UTD. De esas voces subalternas y de esas experiencias de construcción de alternativas de socialización para los jóvenes excluidos es que intenta dar cuenta este trabajo.

 

3- Las acciones colectivas de protesta y los proyectos autogestionados de la UTD.

Los jóvenes que se incorporan en la UTD participan en distintas actividades de la organización. Por un lado, son parte de las acciones colectivas de protesta, como por ejemplo cortes de ruta, cortes de acceso a las empresas de hidrocarburos o graffitis en el espacio público. Por otro lado, se integran a diferentes proyectos autogestivos (productivos y comunitarios) y participan en la administración de las cooperativas, los recursos y los planes sociales que gestiona la UTD.

Las acciones colectivas de protesta que realiza la UTD son básicamente las del “repertorio de acciones”[38] del denominado “movimiento piquetero” del cual son una de las expresiones organizativas fundacionales.[39]El corte de ruta aparece como el tipo de acción de protesta privilegiado por la UTD  junto con el corte de acceso a las empresas de la zona, principalmente aquellas ligadas a la explotación de los hidrocarburos. Como veremos más adelante, estas acciones directas interpelan y convocan a gran parte de la juventud de la región que encuentra estas acciones como una forma de canalizar sus demandas y cierta rebeldía juvenil; principalmente por el carácter confrontativo que adquieren este tipo de acción directa frente a las fuerzas de seguridad.

Por su parte, esta modalidad de corte de acceso a las empresas aparece como una forma de acción radicalmente disruptiva ya que interrumpe directamente la producción y/o circulación de mercancías de las grandes empresas de la región. La UTD también realiza -aunque en menor medida- movilizaciones por el centro de la ciudad o frente a la Municipalidad.

Las demandas en cada acción de protesta varían de acuerdo a la coyuntura pero mayormente se refieren al reclamo de puestos de trabajo, proyectos de desarrollo local e infraestructura para la zona, planes sociales, maquinarias e insumos para los proyectos productivos y comunitarios, pero también pueden incluir reclamos salariales y de presupuesto para la salud, la educación y otras demandas generales de distintos habitantes de Gral. Mosconi. En los últimos años, los integrantes de la UTD han incorporado demandas territoriales y en defensa del medio ambiente (contra los desmontes, las inundaciones, el avance de la frontera agropecuaria de la mano de la soja transgénica, contaminación de la industria hidrocarburífera) así como la disputa por la gestión de tierras y zonas forestales para proyectos autogestionados de la propia UTD.

También hemos registrado en diferentes puntos de la localidad una diversidad de pintadas y graffitis alusivos a estas demandas, así como la consigna “que vuelva YPF” o “YPF Vuelve”.

Por otra parte, la UTD despliega en el territorio una serie de proyectos autogestionados que abarcan trabajos comunitarios para la localidad (arreglo y limpieza de plazas, construcción de centros de salud y aulas en escuelas, cooperativa de viviendas, etc.), proyectos productivos (herrería, aserraderos, ladrilleras, huertas, talleres textiles, entre otros) y proyectos culturales y educativos (una Universidad Popular, talleres de cine y periodismo, construcción y gestión de una escuela rural, etc.).

Estos proyectos comenzaron a partir del año 2000, con la reorganización de la UTD a partir de gestionar sus propios planes sociales. Hasta entonces la organización obtenía planes sociales y subsidios para realizar, mayormente, labores de limpieza y mantenimiento de plazas, calles y aceras, bajo supervisión de la propia Municipalidad. En este sentido, la UTD era un espacio donde los desocupados, jóvenes y adultos, al participar en las acciones colectivas de protesta obtenían algún tipo de plan social para desempleados; pero las “contraprestaciones” que debían realizar se encontraban gestionadas por el Estado a nivel local o provincial, siendo estas tareas muy poco calificadas y de relativo valor para el conjunto de la comunidad. Con el crecimiento de la organización y el aprendizaje desde la propia práctica de algunos de sus referentes,  comenzaron a poner en práctica ideas innovadoras en torno a la gestión de los subsidios y planes obtenidos a través de los cortes de ruta: volcar esos recursos hacia proyectos comunitarios de impacto directo en la comunidad y/o resignificar esos subsidios en la base de proyectos productivos que con el tiempo puedan transformarse en autogestivos y autónomos de la asistencia estatal u otros agentes externos al propio emprendimiento[40].

Con la incorporación de los cortes de acceso a las grandes empresas de la región se complementaron los planes y subsidios estatales con materiales, insumos y herramientas de trabajo que permitían completar el nuevo esquema de trabajo propuesto. Esto favoreció ampliamente el crecimiento cuantitativo y cualitativo de la UTD, incorporando para ese entonces masivamente a trabajadores desocupados de distintas trayectorias laborales (no sólo ex-ypefeanos como en los primeros años) y, sobre todo a muchos jóvenes con escasa o nula experiencia laboral previa que no encontraban otras alternativas de trabajo en el marco de la creciente crisis política y económica del país de fines del siglo XX[41].

Como veremos, en estos nuevos proyectos autogestionados, el rol de los jóvenes incorporándose a espacios comunitarios, productivos y/o de formación laboral fue vital para el crecimiento de esta faceta de la organización, así como en la estructura administrativa que se fue forjando con el crecimiento y ampliación de los proyectos autogestionados.

Nosotros nunca hemos estado de acuerdo con los planes trabajar pero finalmente sí los aceptamos y, a la vez, los hemos ido reconvirtiendo en el sentido de hacerlos productivos… pero eso ha sido por idea de nosotros nomás, porque mayormente los planes cuando han empezado acá eran para limpiar las acequias para barrer las calles… así eran los proyectos… y nosotros no, nosotros cuando nos han dado los primeros planes, me acuerdo en enero del 2000, lo primero que atacamos fueron las escuelas, empezamos a refaccionar, hacía 15 años que no se refaccionaban las escuelas primarias…fuimos refaccionando eso… luego de a poco empezamos con otros proyectos como ladrilleras, las huertas, el taller de herrería y soldadura, y muchos otros. Y bueno así los fuimos haciendo productivos, porque esto ahora queda para siempre.[42]

Este despliegue de proyectos marca y reconfigura un territorio que había sido “abandonado” por la empresa estatal YPF a partir de su privatización y que hoy aparece en disputa por sus tierras y recursos naturales con una diversidad de empresas petroleras, madereras y sojeras; en el marco de un proceso de activa intervención desregulatoria del Estado[43].

Entre los principales proyectos comunitarios se encuentran aquellos ligados a lo que podríamos denominar “obra pública en pequeña escala” y/o tareas de las que habitualmente se suele encargar el gobierno municipal. Una de estas tareas realizadas por la UTD ha sido la limpieza de espacios públicos como calles, plazas, desmalezamiento de terrenos, construcción de paradas de ómnibus, construcción y/o refacción de edificios de la comunidad: escuelas, hospitales, centros de salud, centros comunitarios, salones de usos múltiples en los barrios, etc. También la UTD ha realizado refacciones de casas y lo que ellos llaman “erradicación de ranchos”, que consiste en la suplantación de casas precarias de chapa y madera por casas de ladrillo y cemento.

Podemos afirmar que la radicalidad de estos emprendimientos se encuentra en que la UTD toma a su cargo ese tipo de trabajos que la municipalidad o el gobierno provincial no realizan, o lo hacen de manera deficiente. Al mismo tiempo, con estos proyectos la UTD ha generado una nominación simbólica, en el marco de esta disputa territorial, en cada uno de estos emprendimientos que llevan la “marca” del logo de la UTD (el cual, por cierto, tiene la misma tipografía que el de la vieja YPF estatal). Así, escuelas, hospitales, centros de salud, paradas de ómnibus, centros vecinales, y cientos de edificios y espacios públicos portan el logo de la UTD, explicitando esta disputa territorial y simbólica por la apropiación de los espacios urbanos y rurales, es decir, por el territorio socialmente construido.

Por otro lado, además de los proyectos comunitarios de “infraestructura”, existen diferentes proyectos ligados a la salud y la educación y la cultura. Desde el aspecto sanitario, la UTD ha realizado cursos para promotores de salud comunitarios, que luego han colaborado en las campañas sanitarias de los centros de salud barriales y del hospital de Mosconi. Muchos de los participantes de estos talleres obtuvieron puestos de trabajo dentro del hospital público de la ciudad. Desde el aspecto educativo y cultural resulta importante destacar el proyecto de la Universidad Popular de Mosconi donde participan cientos de jóvenes que se capacitan en distintas carreras técnicas y terciarias.

En torno a los proyectos productivos puede destacarse el aserradero para el cual los integrantes de la UTD se trasladan hacia la zona del chaco salteño para recuperar y procesar la leña producida por el desmonte de las empresas sojeras. De este modo, el aserradero produce “listones” de madera de quebracho, algarrobo, lapacho, etc. que luego son vendidos en el mercado. Una parte de esos listones son utilizados en el Taller de Carpintería de la UTD. La mayoría de los integrantes del emprendimiento son jóvenes sin trayectoria laboral previa.

Otro proyecto productivo nodal en la UTD es el Taller Metalúrgico, cuya función principal ha sido la formación laboral en el oficio de soldadores y herreros de los jóvenes integrantes de la UTD. Muchos de ellos luego obtienen, en el marco de las acciones colectivas de la UTD, puestos de trabajo en las empresas petroleras multinacionales. Esta capacitación en soldadura y herrería les permite a estos jóvenes obtener puestos de trabajo con mayores calificaciones profesionales y, por lo tanto, con una mayor remuneración salarial. Este es un ejemplo más de cómo la UTD ha logrado combinar las acciones colectivas de protesta, con un entramado social y productivo. Otra actividad del taller consiste en la refacción de mobiliario y equipamiento para las escuelas de la zona; así como la fabricación de juegos infantiles para las plazas de la localidad a través del reciclaje de materiales abandonados de la ex YPF. De esta manera, viejas estructuras para la perforación de petróleo se convierten en bancos escolares, pizarrones, toboganes, subibajas, hamacas, trepadoras, etc. Un tercer espacio del taller se encuentra ligado al trabajo autogestionado donde se realizan diversos trabajos de herrería y/o soldadura: que permiten obtener ingresos autogestionados a los integrantes del proyecto. Quienes participan del taller son grupos rotativos de alrededor de veinte jóvenes que se capacitan bajo la coordinación del responsable del emprendimiento.

También se encuentra la Carpintería donde fabrican aberturas y puertas para las cooperativas de vivienda; además de muebles a pedido que se venden en el mercado local (empresas y particulares). También participan en algunos trabajos comunitarios de la UTD. La mayoría de quienes participan allí, incluido su responsable, son jóvenes de la orgnización.

Por último, muchos jóvenes se han integrado también a las cooperativas de vivienda que en diferentes etapas construyó 360 viviendas entre las localidades de General Mosconi y Coronel Cornejo.

Por otra parte, se encuentra la "Oficina Administrativa” de la UTD. Este espacio es el que menos visibilidad tiene pero es desde donde se sostiene el funcionamiento cotidiano de la organización a través de las gestiones administrativas y contables de todos los recursos obtenidos en las acciones colectivas de protesta. En esta oficina, que es coordinada por Rodolfo “Chiqui” Peralta (uno de los principales referentes de la UTD), participan una decena de jóvenes, principalmente mujeres, que a la vez que realizan tareas de contraprestación por diferentes planes sociales y/o de empleo (también obtenidos a través de cortes de ruta o acciones de protesta similares) se capacitan cotidianamente en contabilidad, administración, informática y diversas tareas ligada a la gestión de recursos humanos.

Los integrantes de la UTD se refieren que sus demandas inmediatas son para la obtención de “trabajo genuino”, es decir un trabajo bien remunerado, con cargas sociales y aportes jubilatorios, pero en el marco de las relaciones laborales capitalistas. Sin embargo, remarcan que su objetivo principal va más allá de estas relaciones laborales y se orientan hacia la demanda de “trabajo digno” al cual definen como el espacio donde las decisiones del proceso de trabajo las toman los propios trabajadores del emprendimiento, es decir, el trabajo autogestivo, cooperativo y no capitalista.

Esto no implica que estos proyectos no estén exentos de contradicciones y tensiones que implican -en varias ocasiones- procesos de autoexplotación laboral y condiciones precarias de trabajo que no siempre son problematizadas por la propia organización[44] y que pueden generar consecuencias no deseadas por la organización en sus objetivos de construir espacios de “trabajo digno”. Esto presenta importantes desafíos organizativos y en torno a la formación laboral y política donde los jóvenes tienen un papel potencial muy importante que no siempre es tenido en cuenta dentro de la UTD.

Por ello, para finalizar este apartado, resulta interesante señalar el alcance que comporta este entramado productivo-comunitario de la UTD que se construye a partir de los recursos obtenidos en el marco de las acciones colectivas de protesta de la organización y los procesos de confrontación-negociación con el Estado en sus diferentes niveles y las empresas de la zona (principalmente de hidrocarburos, forestales y sojeras).

En respuesta a la activa retirada del Estado en la zona, principalmente con la privatización de YPF, la UTD participa en los procesos de resistencia social a estas transformaciones pero al mismo tiempo toma una actitud propositiva,en palabras de uno de sus referentes implica la decisión de que “nosotros mismos debíamos convertirnos en ese Estado ausente.”[45]

Sostenemos, entonces, que este este entramado autogestivo habilita procesos de autonomía política que no sólo resignifica los recursos obtenidos de las empresas y el Estado por medio de las acciones colectivas de protesta para fortalecer procesos de resistencia frente a las reformas neoliberales, la desocupación estructural y el avance territorial de las empresas de la región, sino que propone en la práctica “nuevos mundos de vida” que implican verdaderos “campos de experimentación social”[46] que surgen en los momentos de latencia, es decir, en los momentos de menor visibilidad en el espacio público de las organizaciones sociales, cuando estas no se encuentran en la esfera pública sino replegados en sus propios territorios, recreando lazos sociales desde la cotidianeidad. Estos espacios se encuentran ligados a procesos culturales, a novedosas formas de pensar y hacer la política, a la construcción de nuevos lazos sociales y solidarios y, también, a posibles nuevas formas de producir y reproducir la vida desde economías alternativas y autogestionadas.[47]

De este modo, el entramado territorial que se fue conformando a través de las acciones colectivas de protesta y los proyectos autogestionados, con sus contradicciones y potencialidades, aparece como una de las características distintivas de la UTD.

Se ha caracterizado a esta organización como un “municipio paralelo”[48], por la cantidad de actividades que realizaba suplantando la ausencia estatal (limpieza de calles, terrenos y plazas, refacciones de hospitales, escuelas y salones comunitarios, campañas de salud, etc.). En efecto, la UTD llegó a asumir

ciertas funciones municipales, en la medida en que distintos sectores -directores de escuelas y hospitales, comunidades religiosas, clubes e individuos en general- comenzaron a acercar pedidos de obras, que se realizaban sobre la base de los planes Trabajar[49].

Pero también podría afirmarse que, en realidad, la UTD es la YPF paralela, obviamente no en el sentido de la producción de petróleo (aunque la organización tiene como proyecto producir en pozos abandonados por las empresas), sino el intento de la UTD por reconstruir el entramado social y comunitario que implicaba la acción de la empresa estatal, y en el intento de ser un factor de reactivación económica y laboral de la región; claro que con formas organizativas por fuera de la institucionalidad estatal[50]. Así, la UTD es una organización

donde se articulan acciones colectivas, acciones de protesta, acciones políticas, acciones de disputas por territorios, generación de territorialidades, etc. Es decir, estas acciones no se agotan en la salida al espacio público sino que tienen un claro sentido de disputa territorial[51].

En síntesis, basados en una añoranza del “Estado dentro del Estado” que implicaba la vieja YPF estatal -y en el marco de procesos de resistencia y movilización social a las reformas neoliberales frente a un “Estado ausente”- la UTD conforma este entramado productivo-comunitario que, sin proyecciones políticas explícitas, implica -desde las  prácticas concretas de los actores- procesos de territorialización autonómicos ligados a la autogestión y a la conformación de “mundos de vida” en torno a nuevas relaciones laborales no capitalistas y a relaciones sociales de reciprocidad. En este sentido, afirmamos que estos procesos de territorialización autonómica configuran a la UTD -a diferencia de la antigua YPF estatal- como un “Estado por fuera del Estado”, al proyectarse en la intención de recuperar -en parte- el rol que antaño cumplía YPF en la región, es decir, transformarse en el reordenador de las prácticas productivas, sociales y culturales, de la región.

La consigna de “recuperar el Estado” que plantean algunos de los referentes de la UTD, asume entonces su carácter contradictorio y en creativa tensión entre la autonomía y la heteronomía, es decir, la idea de “recuperación de estado” es

bastante polisémica, cuando indaga que es recuperación de Estado, en las respuestas hay una ambigüedad entre aquella vieja idea de Estado Nación con la que ellos crecieron y se formaron como sujetos obreros, y esta idea de la propia acción de construcción que ellos están llevando a cabo, que ellos están innovando. Está constantemente presente la tensión entre el regreso a la relación capitalista salarial bajo la organización del Estado y esta construcción autogestionaria y autónoma[52].

En este sentido, en las localidades de General Mosconi y Tartagal el mito  unificador de la sociedad[53] fue el desarrollo de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) que fue el ordenador societal y territorial de la población desde aproximadamente la década del cuarenta hasta su privatización en los albores de la década del noventa[54].

Con la crisis desatada a partir de la privatización se transformó el tejido social, generándose una sociedad “desgarrada” de sus fundamentos tradicionales de “desarrollo” y de sus clivajes de contención identitaria, dados en gran parte, por la “cultura laboral” ligada a la actividad petrolera y a sus actividades subsidiarias (empresas de servicios, comercio, formación, etc.). Esta “cultura del trabajo” se generaba en el marco de YPF que no sólo ofrecía puestos de trabajo bien remunerados, sino capacitaciones y formación laboral, posibilidades de ascenso social, cobertura médica y social, vacaciones y actividades recreativas, acceso a la educación en sus distintos niveles, etc.[55].

Con el proceso de privatización, esta cultura del trabajo se vio desarticulada por un fulminante proceso de pauperización y heterogeneización de los sectores que anteriormente habían estado bajo la órbita de la YPF estatal[56]. En efecto, este proceso es una de las causas explicativas de las de las primeras “puebladas” en la región, así como de la propia conformación de la Unión de Trabajadores Desocupados[57]. Dos décadas después de la irrupción pública de este movimiento social, sumada a la propia experiencia territorial de la UTD, podemos pensar que la forma de habitar ese territorio por parte de quienes participan en la UTD ha ido construyendo un nuevo mito sobre el territorio, un mito ligado a la recuperación de ese territorio y de ese Estado perdidos; que en referencia a la comunidad que conformaba la vieja YPF estatal, retoma a los pocos actores que permanecieron de aquella vieja formación social y territorial, es decir, los ex trabajadores ypefeanos y los pobladores de la región.

Esta intencionalidad reordenadora del territorio de la acción colectiva de la UTD puede observarse a través de los procesos de territorialización autogestionada -tanto comunitaria como productiva-, así como en el alcance de sus acciones colectivas de protesta radicalizadas -cortes de ruta y cortes de acceso a las empresas transnacionales de la zona- todos los cuales implican procesos autonómicos que comportan un espacio de intervención y creación de la política más allá del espacio institucional-estatal, aunque referenciado en una añoranza de los “años dorados” ypefeanos[58], que como bien señala Benclowicz[59], han sido resignificados como tales por los propios actores de la región (y los propios integrantes de la UTD), invisibilizando que el orden social ypefeano no estaba exento de fuertes desigualdades sociales y económicas y comportaban también una fuerte segregación espacial-territorial que se reflejaba, incluso, en la conformación de barrios y servicios exclusivos para el personal calificado y directivo de la vieja YPF estatal que dejaba por fuera al resto de los trabajadores de YPF y la población en general, a lo que se sumaba la fuerte exclusión de las poblaciones indígenas de la zona[60].

4- La participación de los jóvenes en la UTD

Los jóvenes tienen un rol protagónico en las acciones colectivas de protesta de la UTD, así como en la conformación de los proyectos comunitarios y productivos. Esta participación es valorada positivamente por los referentes de la organización así como por los propios jóvenes, aunque esto no se refleja necesariamente en los espacios de referencia. En efecto, los referentes de la UTD son, generalmente, hombres de entre 50 y 60 años, la mayoría de ellos ex-ypefeanos. Aunque hay algunas mujeres también consideradas referentes, ninguno de estas es joven, lo cual implica un desafío para la organización en tanto la renovación de liderazgos aparece como un proceso complejo, sobre todo en términos de recambios generacionales.

Sí aparecen jóvenes como referentes en algunos de los emprendimientos productivos como la carpintería, la herrería (recientemente), la clasificadora de semillas, algunas cuadrillas de las cooperativas de vivienda y algunas huertas comunitarias. Esto implica que en lo que podríamos definir como “referentes medios” de la organización la presencia de jóvenes implica casi un 35% de los emprendimientos autogestivos y, potencialmente, estos referentes medios podrían pasar a tener mayor peso relativo en los niveles de mayor referencia de la organización.

En términos cuantitativos, si bien solamente tenemos datos aproximados brindados en los relatos de los entrevistados[61], podemos señalar que los jóvenes de ambos sexos conforman más del 65% de los integrantes de la organización (se calcula que la UTD tiene un poco más de 2000 miembros en algunas de sus actividades y emprendimientos en una localidad de poco más de 22.000 habitantes), teniendo presencia principalmente en los equipos administrativos (salvo los dos referentes y un integrante del equipo adulto, el resto de los aproximadamente 20 integrantes de las oficinas administrativas y de proyectos son jóvenes entre 18 y 25 años, principalmente mujeres).

En la carpintería el 90% de sus 30 integrantes son jóvenes varones y en la herrería sucede algo similar con sus 40 integrantes (90% de jóvenes varones). Por su parte, se encuentra la clasificadora de semillas, donde el 70% son jóvenes mujeres, un 10% son jóvenes varones y el 20% restante mujeres adultas (el emprendimiento cuenta con 20 integrantes). Un caso singular corresponde a los aserraderos móviles cuyos grupo de trabajo de 40 integrantes se encuentra conformado íntegramente por jóvenes varones pero la referente del emprendimiento es “Doña Mary” (a su vez referente importante de la organización) quien con más de 60 años lidera a un grupo de jóvenes que eligen entre los más problemáticos de la localidad para ofrecerles un espacio de trabajo y contención a algunos jóvenes que se encuentran con problemas familiares o de drogadependencia y/o delincuencia menor.

Acá (en la UTD) no se le cierra la puerta a nadie, Así agarramos a esos jóvenes que no quiere nadie, que andan perdidos, maleantes algunos, que andan en drogas, la joda, alcohol y esas cosas... los “boca seca” les decimos, pero luego con el trabajo van aprendiendo y saliendo buenos.[62]

En la Universidad Popular de Mosconi, un emprendimiento educativo co-gestionado entre la UTD y la Universidad Católica de Salta, participan también cientos de jóvenes que realizan estudios terciarios o universitarios de diferentes carreras y diplomados.

Como contrapartida, podemos observar que actualmente en el emprendimiento de costura no participan jóvenes sino que el 100% de las aproximadamente 30 integrantes del espacio productivo son mujeres adultas, aunque anteriormente en uno de los dos turnos de trabajo participaban mayoritariamente mujeres jóvenes (Deledicque, 2007)[63].

Por último, las cooperativas de vivienda y las huertas comunitarias, los proyectos productivos más numerosos de la UTD, se encuentran conformados por un 65% de jóvenes de ambos sexos, principalmente hombres.

De todos modos, la inserción de los jóvenes en la UTD es percibida positivamente por los participantes de la organización como una forma de integración social a partir de la “cultura del trabajo” que ha intentado transmitir la UTD a sus integrantes más jóvenes. En los últimos años se han ido incorporando cada vez más jóvenes a los distintos proyectos productivos y se estima que esa tendencia irá en aumento.

Ahora los que participan no son tanto la gente grande o de YPF. La mayoría son jóvenes, es la juventud la que ahora busca trabajo; la que tiene mucho protagonismo. Es un dato importante porque, en la medida en que consigue puestos de trabajo esa juventud que está descarriada, uno ve que se centra. Por eso decimos nosotros que la base fundamental es el trabajo.[64]

Resulta interesante observar que tanto los jóvenes como los adultos de la organización rescatan la idea de que la formación laboral y la integración generada en la UTD funcionan como una forma de inserción social, que aleja a los jóvenes de la marginalidad y exclusión.

Hay muchos jóvenes que tienen muchas ganas de crecer, que tienen ganas de salir adelante y que esto se componga y que no sigamos siendo únicamente beneficiarios de un plan, si no que quieren llegar más allá, pero hace mucha falta de gente que venga a capacitarnos. Porque hace falta mucha capacitación... porque así como hay jóvenes que se dedican a andar en la calle. Hay muchos que tienen ganas de crecer... y hay mucha participación de los jóvenes en los proyectos.[65]

Cabe destacar que en algunos proyectos autogestionados de la UTD, los jóvenes, además de tener una importante participación numérica, cumplen roles de responsabilidad dentro de los mismos. En general, los jóvenes que ingresan a la UTD realizan sus primeras experiencias de trabajo en el marco de los proyectos comunitarios o productivos de la UTD cobrando un plan social o a veces sin recibir ningún tipo de remuneración. Posteriormente, algunos logran acceder a puestos de trabajo en empresas petroleras con sueldos mucho más elevados que los que pueden obtener con los planes sociales y/o con los proyectos autogestionados de la UTD pero que suelen durar entre tres y seis meses y que generalmente son conseguidos por la organización a través de los cortes de acceso a las empresas. El trabajo comunitario es considerado por los referentes de la organización como un “paso previo” de formación y transmisión de la “cultura del trabajo” para luego poder ingresar a trabajar en una empresa o un proyecto productivo.

(...) había un grupo de muchachos, cerca de cien muchachos que eran patoteros, ladrones, hacían desastres. Estaban separados de nosotros, a nosotros nos costaba comprenderlo… Luego hubo posibilidades de conseguir trabajo en las empresas multinacionales, empezamos a hacer la lista, empezamos a armar los grupos de trabajo. Con este grupo que estaba ahí de joda, chupando, entonces, yo agarraba y salía para la escuela a hacer trabajo comunitario y luego de allí sacábamos a los muchachos para que vayan a la empresa. Entonces nosotros por lo menos los preparamos, los capacitamos. Y bueno, entonces, pasó que agarramos y empezamos a mandar, cerca de 15 o 20 muchachos (que) se han ido a la empresa durante un mes y cuando vuelven, vuelven con $1.500 en el bolsillo. Entonces todos los otros, decían: “yo quiero trabajar en la empresa”, “ah, les decía yo, pero antes vos tenés que hacer como el Hilario, tenés que hacer trabajo comunitario.[66]

En efecto, el “mundo ypefeano” ligado al trabajo, la formación en oficios y la posibilidad de progresar laboralmente en un empleo estable, son también parte del imaginario de los jóvenes de Mosconi. Muchas de las razones esgrimidas acerca de su participación en la UTD se encuentran fuertemente ligadas a este imaginario laboral; expectativas que en muchos casos son canalizadas por la UTD a través de la participación juvenil en las acciones colectivas de protesta. Aunque muchas veces critican a la generación de sus padres por no haber sabido defender YPF, muchos jóvenes se han sumado a la lucha de los ex-ypefeanos que retoma la UTD y hoy son quienes sostienen con su presencia los cortes de ruta y las acciones de protesta más radicalizadas.

De este modo, la participación de los jóvenes es primordial para garantizar la eficacia de las protestas. Si bien casi siempre participan algunos referentes “ex-ypefeanos (principalmente José “Pepino” Fernández), la inmensa mayoría de quienes sostienen los prolongados cortes de ruta o los cortes de acceso a las empresas (ubicadas muchas veces en zonas de difícil acceso) son los jóvenes. Por un lado, la participación en estas acciones colectivas de protesta habilita a los jóvenes la oportunidad de obtener algún plan social o puesto de trabajo “genuino” en alguna empresa petrolera (muchas veces estos puestos obtenidos por la UTD son temporarios y otras veces logran puestos de trabajo efectivo en las empresas, en todos los casos implica una remuneración que supera mas de diez veces en promedio el monto recibido por un plan social). También cabe la posibilidad de ingresar en alguno de los proyectos productivos autogestionados de la UTD o en las estructuras administrativas, donde pueden obtener ingresos dignos a partir de un trabajo comunitario y/o productivo.

Por otro lado, las acciones colectivas de protesta y el potencial riesgo de confrontaciones con la Policía provincial y/o gendarmería nacional generan cierto atractivo para algunos jóvenes de la zona que vivieron algunas de las grandes represiones en los cortes de ruta y puebladas de 1997, 2000, 2001 y años subsiguientes, que conformaron una especie de relato mítico de quienes resistieron, combatieron y avanzaron sobre las rutas poniendo sus cuerpos y vidas en riesgo por una causa que consideran justa y que tiene importante legitimidad entre parte de la población de gral. Mosconi y que, hacia el interior de la organización es reforzada y refrendada en cada corte de ruta y protesta por parte de los propios jóvenes y sus referentes.

En este sentido, Pereyra sostiene que

los jóvenes piqueteros de la UTD sostienen y se aferran al costado más combativo y violento de la identidad y, su lazo de pertenencia más fuerte está asociado a la experiencia de los combates en la ruta sea contra la policía o contra la gendarmería.[67]

Los jóvenes cobran un sentido protagónico de estas acciones de protesta, a la vez que resignifian sus identidades en torno a la figura de “piquetero” que otorga un aura mítica de la lucha en el corte de ruta y el enfrentamiento callejero con las fuerzas represivas (policía provincial y gendarmería nacional) pero también conforma una identidad que los dignifica como sujetos frente a una realidad percibida como injusta por los propios actores (“no tengo por qué tener miedo, salvo a vivir como seguimos viviendo”) que, frente al miedo y a los proceso de “desafiliación social” encuentra en los cortes de ruta y en la UTD un espacio de contención, de pertenencia y de participación en pos de un posible cambio social.

En todos los cortes de ruta, siempre la juventud es la principal protagonista. Porque somos hijos, porque sabemos que todos los del pueblo nos tenemos que defender, porque somos uno solo y todos dependemos de todos. La participación nuestra fue estar siempre ahí al pie del cañón. Si nos llaman desde el corte de ruta, porque la Gendarmería viene a reprimir, salimos a las cinco de la mañana o cuando sea.[68].

Con la familia es algo terrible que pasa todo el tiempo. Los hermanos, mi viejo, mi vieja, nunca estuvieron de acuerdo. La mayoría de las veces que yo iba a los cortes de ruta me escapaba. En cambio con los amigos se siente un apoyo mayor, siempre a los amigos les pude confiar mi vida, y mis amigos son piqueteros. A medida que pasaba el tiempo y los cortes seguían sucediendo, encontraba más amigos y era más fácil, era más seguro, era más como una cuestión de orgullo que te pasaba.(...) Del lado de los amigos yo no tengo de que quejarme, pero del lado de la familia yo no la pasé nada bien, de última lo aceptan porque supongo que tienen miedo, En cambio yo creo que no tengo por qué tener miedo, salvo a vivir como seguimos viviendo. Entonces si hay una oportunidad de cambiarlo, yo quiero tomarla y ver que sí, que yo estoy haciendo algo para eso.[69].

Al mismo tiempo, en algunas acciones colectivas protagonizadas por los jóvenes de la UTD pueden observarse rasgos de nuevas prácticas juveniles, ligadas a experiencias de las grandes urbes como puede ser la de los “grafittis”, aunque recontextualizada localmente a partir de la “pérdida” del mundo ypefeano. De este modo, cientos de paredes, edificios públicos, e incluso algunas de las instalaciones de las empresas petroleras se encuentran pintadas con aerosol; las consignas suelen ser las siglas de “YPF”, “UTD”, “Que vuelva YPF” o frases similares. Estas pintadas son realizadas esporádicamente por algunos de los jóvenes de la UTD que, de esta manera, van marcando territorios con consignas o su propia firma en un intento por autoafirmar su identidad, a veces individual, a veces colectiva, y que, a la vez, hablan de una disputa territorial y cultural con las multinacionales que impusieron sus logos y símbolos en los lugares -tanques, edificios y galpones- donde otrora se encontraba el logo de “YPF”[70].

De todas formas, cabe destacar que con la consolidación de los proyectos productivos y comunitarios muchos jóvenes también fueron interpelados por la esfera autogestionaria de la UTD. En este sentido podemos hablar de un cambio en la participación de los jóvenes en la organización que , sin dejar su nivel de participación en las acciones de protesta, pasaron a engrosar gran parte de los proyectos autogestivos de la UTD, así como muchos de aquellos jóvenes que obtuvieron puestos de trabajo permanentes en las empresas petroleras o de servicios de la zona continúan ligados, de manera laxa, a la organización (realizando aportes solidarios, participando de actividades culturales o sociales, etc.) aunque ya no participen directamente de las protestas o de los proyectos autogestionados.

En este sentido, la UTD aparece en los relatos de los jóvenes que participan en ella, como un espacio ordenador y central de sus vidas, un entorno familiar que funciona como “una segunda casa”. Un espacio donde se encuentran con otros pares, a la vez que sienten contención por parte de los integrantes los adultos de la organización; donde su palabra y su participación son valoradas, donde parece haber una preocupación por el desarrollo y crecimiento de ellos como individuos y como parte de un colectivo social.

Esto, como vimos, aparece en el contexto de las acciones de protesta pero también desde el entramado productivo y comunitario autogestionario. En efecto, los jóvenes de la UTD lo expresan de esta manera en las entrevistas realizadas: "Para mi la UTD es una segunda casa...es como una familia que se junta acá para que esté bien el pueblo...y tratamos que se mejore el país también... es una buena familia la que se junta acá".[71]. O, como relata una joven integrante de la organización: "Es como mi segunda casa... ya forma parte de mi, van tantos años... ya la siento como una casa... siempre vengo, cuando trabajo en las mañanas vengo a las tardes a participar o de noche".[72]

Se construye así un sentido de pertenencia comunitario mediado por esta organización que, con su práctica, intenta reconstruir lazos sociales y despliega proyectos productivos que son percibidos por sus integrantes como generadores de un progreso para el conjunto de la comunidad, incluyendo a los jóvenes sin trayectorias laborales previas.

Por otro lado, cabe resaltar que los jóvenes no tienen un espacio propio de encuentro y participación dentro de la organización. Los jóvenes desarrollan sus actividades en el marco de los grupos de trabajo y en la vida cotidiana de la organización sin realizar distinciones por la edad de quienes participan. La mayor parte de los jóvenes entrevistados no percibían la necesidad de tener un espacio específico para la juventud: "en el grupo de la UTD opinan todos, los jóvenes, los más grandes, las ideas las tiran entre todos y de ahí se va sacando algo... no hay diferencias".[73]

Sin embargo, en otras entrevistas encontramos el deseo de conformar un espacio propio de jóvenes, pero más que nada ligado a la posibilidad -en sintonía con los proyectos de los referentes de la organización- de elaborar proyectos de capacitación laboral orientados hacia los jóvenes, aunque no hacia la conformación de un espacio que aborde la problemática específica de los jóvenes:

Sería bueno formar (una juventud organizada), porque además hay programas para jóvenes, proyectos para jóvenes de entre 18 y 25 años, eso me gustaría, integrar o formar un grupo para poder hacer esos proyectos para los jóvenes.[74]

Con respecto a la inserción laboral o la obtención “trabajo genuino” en fábricas o empresas petroleras, los jóvenes se encuentran con la dificultad de no contar con experiencia laboral y capacitación técnica. La UTD aparece, en este sentido, cumpliendo una doble función; tanto como capacitadora en oficios, a la vez que como canal de gestión para conseguir puestos de trabajo y/o planes sociales a través de las acciones colectivas de protesta. Para los referentes de la UTD, el trabajo es la forma en que los jóvenes pueden progresar y reinsertarse socialmente. Para la UTD “rescatar” a los jóvenes significa conseguirles un plan, un puesto de trabajo o capacitarlos en algún oficio. Es una forma de insertarlos en el “mundo del trabajo” que estos referentes conocieron cuando estaba YPF.

El trabajo genuino, el trabajo mismo les cambia la vida a ellos… nosotros tenemos, hemos educado a personas que están en la droga, tipos jóvenes estoy hablando, no?... Y bueno, entonces esos chicos cuando los empezás a insertar en la empresa privada, esos chicos se hacen casa, salen a comprar cosas que ni soñaban. Entonces, entre ellos se van copiando los ejemplos (...) Y los pibes, la vagancia… entonces empiezan a entrar en un mundo del trabajo.[75]

Ahora están saliendo muchos pibes que aprendieron, que se han formado gracias a la UTD, porque hemos conseguido cursos de oficio presionando a las empresas con los cortes de acceso para que nos den cursos de capacitación.[76]

La UTD tiene el proyecto de conformar una “escuela de oficios” propia donde se articulen los saberes de sus integrantes y los proyectos productivos, así como fomentar y generar la creación de institutos terciarios, e incluso universitarios, de capacitación y formación.

Mayormente yo trabajo con chicos jóvenes… la idea es que … por ahí una frase muy repetida de nosotros es que YPF era una escuela de oficio y eso al irse YPF esto se perdió… Por eso los chicos jóvenes que vengan acá es para aprender un oficio.[77]

Si bien la transmisión de conocimiento es muy marcada en cuanto a la formación laboral, no aparece una transmisión de las acciones colectivas y las diferentes ideas políticas que subyacen en la práctica de la UTD. Al respecto, la preocupación de algunos referentes es que los jóvenes no comprendan las razones de la lucha de la organización. Sin embargo, los mismos dirigentes son conscientes de que el énfasis puesto en la cuestión de la formación laboral hace que estas otras problemáticas queden relegadas o subsumidas por falta de tiempo y recursos.

Creo que nosotros acentuamos mucho el tema sobre el ejemplo en lo que es el trabajo, la responsabilidad del trabajo. Y no sé por qué no hacemos docencia política, (...) yo creo que es por falta de tiempo y por falta de recursos humanos que no se habla con los compañeros. O tal vez, nosotros no somos capaces de transmitir eso.[78]

Como la UTD no tiene definiciones políticas propias o marcos ideológicos definidos en su seno conviven diferentes adscripciones político-ideológicas y, por ende, no hay un conjunto sistematizado de principios políticos. De este modo, la transmisión de valores se da a través de las propias acciones colectivas, tanto las de protesta como las de raigambre productiva y/o comunitaria. Los referentes transmiten sus valores a los jóvenes desde el ejemplo -al tiempo que ese liderazgo también es constantemente refrendado en esas mismas acciones- por lo que se dificulta la conformación de espacios políticos formativos para los jóvenes en particular y para toda la organización en general. “Nosotros somos independientes, no tenemos una ideología política. Cada uno tiene su ideología, pero no dentro de la UTD, porque si no, nos agarramos todos a trompadas acá, y no hay nada”.[79]

Asimismo estos liderazgos tienen una impronta fuertemente personalista por lo que esto también dificulta la construcción de síntesis políticas y organizativas a la vez que una formación y transmisión de valores sistematizada hacia los integrantes más jóvenes de la organización. En ese recambio generacional y en nuevas formas de asumir la lógica política por parte de los jóvenes es donde algunos de los referentes depositan esperanzas para la continuidad y expansión de la UTD.

Yo tengo mucha esperanza en la gente joven, en los que nos vienen siguiendo, que incluso escuchamos que reclaman ese cambio de actitud de algunos de nosotros que somos los más grandes (el entrevistado se refiere a las prácticas personalistas de los referentes y los problemas de comunicación internos). Así que no podemos encerrarnos, no debemos. Pero si lo hacemos, en algún momento toda esa gente joven que viene por detrás de nosotros va a producir los cambios.[80]

En este sentido, esta cuestión de la falta de formación política, sumada a la falta de un espacio específico para los jóvenes que participan de la UTD, constituye uno de los desafíos más importantes de la organización, tanto para fortalecer su proceso organizativo actual como para proyectar su crecimiento en el futuro y el potencial recambio generacional que sería necesario para garantizar la continuidad del proyecto de la organización y su despliegue territorial.

Por último, podría plantearse que las propias acciones de protesta en los cortes de ruta o en los cortes de acceso a las empresas (y la participación de los jóvenes en los procesos de negociación con funcionarios políticos y/o empresarios en el marco de estas acciones) constituyen una suerte de espacio formativo “ad-hoc” donde se ponen en juego herramientas políticas, simbólicas y discursivas que son aprehendidas por los “changos piqueteros” y que luego  esas herramientas son utilizadas incluso por fuera de las acciones de la UTD o en los ámbitos laborales donde estos jóvenes lograron insertarse gracias a la lucha de la UTD.

Lo que aprendí a luchar en la UTD, con Pepino, con Chiqui, con Tomás, los cortes de ruta, estar ahí aguantando al sol muchos días, pecharle a la policía, a la gendarmería... después lo usé en mi trabajo (en una empresa petrolera de la zona) cuando no nos querían pagar horas extras, ah visto?. Les paramos todo, les hicimos piquete hasta que nos dieran lo que corresponde. Y eso lo aprendí en la ruta... con los changos de la UTD.[81]

En una zona devastada por la desocupación, donde los jóvenes parecen no tener horizontes, la UTD es para ellos una escuela de formación laboral y, al mimo tiempo, un espacio donde, desde la acción colectiva, pueden obtener no sólo un trabajo, sino también un lugar donde no se sientan marginados, donde encuentran espacios de socialización y contención.

Este lugar de pertenencia se construye desde la formación laboral y la participación en los proyectos autogestionados, pero también, a través de la participación en las acciones colectivas de protesta como los cortes de ruta y cortes de acceso donde los jóvenes fueron adquiriendo roles destacados.

Así, la organización posibilita un espacio de socialización alternativa, a partir de la cual se reconstruyen identidades colectivas que remiten tanto al “mundo del trabajo” como a la “dignidad de la lucha”; así como a una resignificación del territorio y los recursos naturales de la región[82].

Reflexiones Finales

En un contexto caracterizado por la fragmentación de las identidades sociales, la desmovilización política y la consecuente huida hacia el ámbito privado y doméstico en desmedro del público; éstas organizaciones sociales como la UTD, parecen ser nuevas maneras de expresión participativa, acotadas, pero positivas[83] en tanto parecieran ser incipientes “campos de experimentación social”[84] donde los movimientos sociales ponen en práctica “mundos de vida” alternativos al orden hegemónico en distintas esferas como por ejemplo, la economía, la política, la cultura, la educación, la salud, etc.

Implican, en la propia práctica procesos de territorialización autónoma; territorios para la innovación e intervención política "más allá" del campo institucional. No sólo como un proceso de resistencia al avance de las políticas neoliberales, sino proponiendo alternativas concretas al sistema capitalista hegemónico, basadas en proyectos autogestionados, ya sean productivos y/o comunitarios, culturales, educativos o ligados a la salud de la población de Gral. Mosconi.

En efecto, en el caso de los “changos piqueteros” de la UTD, frente a las consecuencias que conllevan la globalización y el neoliberalismo en términos de exclusión y precarización laboral para los jóvenes de los sectores populares, parecieran existir otras respuestas más allá del “nihilismo”, la automarginación y el desencantamiento por la política. Así, los jóvenes construyen en la UTD un espacio alternativo a ese “paisaje desencantado” que les ofrece la globalización neoliberal (Canclini, 2004). En términos de Norman Long (2007), encontramos en estas organizaciones como la UTD un espacio en donde los sujetos se han mostrado capaces de crear “otra” situación a partir de definir su propio horizonte de expectativas, convirtiéndose así en agentes de la creación y reproducción de los vínculos de mercado, los lazos comunitarios y relaciones gubernamentales teniendo como base determinados repertorios culturales y recursos sociales organizativos particulares.

Podría pensarse que estas experiencias colectivas de los jóvenes constituyen respuestas novedosas -en un contexto estructural desfavorable- donde pese al cual  logran construir un espacio de contención y de acción política en sentido amplio, poniendo en cuestión desde la práctica cotidiana (y aún sin proponérselo) el paradigma de una juventud escéptica e inmovilizada que suele aparecer en muchos de los estudios sobre la juventud contemporánea[85]. En efecto, la UTD aparece como un espacio que canaliza la frustración generada en una estructura de desocupación y de desafiliación social, generando una formación laboral y un espacio de resocialización de lazos comunitarios; a la vez que simultáneamente canaliza la “rebeldía juvenil” de estos jóvenes habitantes de Gral. Mosconi al construir su identidad como jóvenes piqueteros que además de cortar las rutas pueden crear proyectos autogestionados y comunitarios que generan mejoras concretas en la propia comunidad.

Al mismo tiempo, pueden observarse algunos desafíos de la UTD para consolidar esta participación; por ejemplo, la falta de espacios propios para los jóvenes y/o espacios de formación política son vislumbrados -como vimos en algunos casos hasta por los propios actores- como obstáculos a una plena participación de los jóvenes de la UTD así como también un importante desafío a sortear para el pasaje generacional de las referentes políticos de la organización.

De este modo, con múltiples desafíos y potencialidades, los jóvenes que participan en la UTD reconstruyen sus identidades a partir de las acciones colectivas de protesta y de la conformación de “campos de experimentación social” que logran rearmar las redes de solidaridad de la localidad de Mosconi recuperando los sentidos de comunidad, incluyendo así a los jóvenes que hasta entonces aparecían como uno de los actores sociales más excluidos en la región.

 

 

Ingresó: 30/05/12

Aceptado: 09/11/15

 

 

 

ACCIÓN COLECTIVA Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LOS JÓVENES EN EL NOROESTE ARGENTINO. EL CASO DE LOS “CHANGOS PIQUETEROS DE LA UTD DE GRAL. MOSCONI.

 

Resumen

 

En este trabajo nos proponemos analizar las acciones colectivas que realizan jóvenes del noroeste argentino en el marco de un proceso de socialización dentro de un movimiento social como el de los trabajadores desocupados de Gral. Mosconi, en la provincia de Salta. Nos interrogamos acerca de las identidades que construyen estos jóvenes al integrarse a una organización social que combina las acciones colectivas de protesta y el trabajo comunitario y productivo, a la vez que indagaremos acerca de los niveles de participación de los jóvenes en dicha organización. Nos interesa profundizar el análisis en torno a los distintos tipos de estrategias que los propios actores utilizan para afianzar su identidad y su participación dentro de la organización; por qué se acercan e integran a los movimientos, cuáles son sus expectativas y necesidades, y cuáles son las formas organizativas que construyen entre sí y con los sujetos “adultos” dentro de la organización que los contiene. Abordaremos estas problemáticas desde un enfoque cualitativo a través de entrevistas en profundidad y análisis de documentos estudiando el caso de los jóvenes integrantes de la Unión de Trabajadores Desocupados de Mosconi (UTD).

Palabras clave: Acción Colectiva, Juventud, Movimientos Sociales, Participación Política, Territorialidad.

 

 

COLLECTIVE ACTION AND YOUTH POLITICAL PARTICIPATION IN THE NORTHWEST OF ARGENTINA. THE CASE OF “CHANGOS PIQUETEROS” OF THE UTD (GRAL MOSCONI, SALTA).

 

 

Abstract

 

In this article we analyze the collective actions of young people from northwestern Argentina in the frame of a social movement, specifically the unemployed workers of Gral. Mosconi, province of Salta. We analyze the different identities that these young people build into a social organization that combines collective action protest with communitarian and productive work. We also analyze the youth's different strategies and ways of participating in the organization, which are their motivation and expectations in the collective actions and the social relations between the participants of the social movement. This case study is about young people's political participation in the “Unión de Trabajadores Desocupados” (Unemployed Workers Union) of Gral. Mosconi, Salta

Key words: Collective Actions, Youth, Social Movement, Political participation, Territoriality.



[1]Sociólogo. Doctor en Ciencias Sociales (Facultad de Ciencias Sociales- Universidad de Buenos Aires).   Coordinador del Grupo de Estudios Rurales-Grupo de Estudios sobre Movimientos Sociales de América Latina –Investigador Asistente del CONICET en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG). E-mail: juanwahren@gmail.com

[2]Ceceña, Ana Esther y Korol, Claudia, La experiencia de la UTD de Gral. Mosconi. Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta”, en Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, [en línea] http://www.geopolitica.ws/article/rodolfo-chiqui-peralta-union-de-trabajadores-desoc/"http://www.geopolitica.ws/article/rodolfo-chiqui-peralta-union-de-trabajadores-desoc/, 2005; Korol, Claudia, Mosconi. Cortando las rutas del petróleo, Equipo de Educación Popular “Pañuelos en Rebeldía”, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 2006; Pereyra, S., “¿De las acciones de lucha a los proyectos productivos? La experiencia de la Unión de Trabajadores Desocupados de General E. Mosconi en la Provincia de Salta”, en Cuadernos de CLASPO-Argentina, (19) Buenos Aires, 2006; Deledicque, M., (2007) Mosconi–Salta, C. G. Proyecto de investigación El Movimiento de Trabajadores desocupados en Argentina,(2005-2008-RES-155-25-007) Consejo de Investigaciones Sociales y Económicas (ESRC), Programa de Acción Pública No Gubernamental (NGPA), LSE, Universidad de Bath.

[3]Fernández, Juan Carlos “Gipi”, “Recuperar la autonomía es recuperar el Estado”, en Giarracca, N. y Massuh, G. (Comps.) El trabajo por venir. Autogestión y emancipación social, Antropofagia, Buenos Aires, 2008.

[4]Castel, R., La inseguridad social: ¿Qué es estar protegido?, Ediciones Manantial, Buenos Aires, 2004.

[5]Desregulación económica, apertura comercial externa, paridad monetaria con el dólar, etc.

[6]Roberto Romero, caudillo peronista de Salta, gobernó entre el año 1983 y 1987, luego fue electo, también por el PJ, Hernán Cornejo entre los años 1987 y 1991 (aunque pertenecía a una línea interna del peronismo opuesta al “Romerismo”). Luego de la gobernación del partido Renovador entre los años 1991 y 1995 con la gobernación de Roberto Ulloa, el peronismo salteño retornó al poder ejecutivo con Juan Carlos Romero -hijo de Roberto Romero- quien gobernó la provincia durante tres mandatos consecutivos (1995-1999; 1999-2003 y 2003-2007).

[7]Cabe señalar que uno de sus referentes más importantes, Juan Carlos “Gipi” Fernández, fue electo Concejal en Gral. Mosconi por el PJ local. Sin embargo esta función hizo que este referente se aleje de la actividad cotidiana de la UTD mientras duró su mandato. Por su parte José “Pepino” Fernández -el principal referente de la UTD- en los últimos años ha comenzado a pensar en construir una herramienta electoral propia – el Partido de la Necesidad de la gente (PNG)- que plantea algunas cuestiones disruptivas con la política institucional tradicional y aún no se ha presentado en ninguna elección. Por otra parte, en los últimos años el Partido Obrero de Salta (de orientación trotskysta) logró importantes resultados electorales a nivel nacional, provincial y local (obtuvo concejales en Gral. Mosconi), contando con varios legisladores en estos tres niveles. Queda para analizar en futuras investigaciones si este avance electoral y de participación institucional interpela a los jóvenes de las organizaciones sociales de la provincia y de la UTD en particular.

[8]Panozzo, Mabel, Ley de lemas, partidos políticos y gobernabilidad, Salta, Cámara de Diputados de la Provincia de Salta, 2004, p.17.

[9]Bonvillani, A., Palermo, A. I., Vázquez, M., & Vommaro, P. A., “Juventud y política en la Argentina (1968-2008): Hacia la construcción de un estado del arte”, en Revista argentina de sociología, 6 (11), Buenos Aires, 2008, pp. 44-73; Svampa, Maristella, Cambio de época. Movimientos sociales y poder político, Siglo XXI Editores y CLACSO, Buenos Aires, 2008.

[10]Dentro de la UTD conviven diferentes miradas y posicionamientos que se expresan a través de diferentes referentes donde conviven en tensa calma referencias tanto a la reconstrucción de un “Estado de Bienestar” -idealizado a través de la experiencia de la “época dorada” de YPF- como a una práctica autogestionaria y autónoma enraizada en los proyectos llevados a cabo por la UTD con los recursos obtenidos a través de las protestas en las rutas.

[11]Fernández, M. “Notas sobre la participación política de los jóvenes chilenos”, en Balardini, S. (Comp.), La participación social y política de los jóvenes en los horizontes del nuevo siglo, CLACSO, 2000; Caputo, L., “Identidades trastocadas de la juventud rural en contextos de exclusión.  Ensayando una reflexión sobre la juventud campesina paraguaya”, Ponencia preparada para la Reunión anual del GT sobre Juventud de CLACSO y el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica, El replanteamiento de la transición juvenil: exclusiones y respuestas, San José, Costa Rica, 2000; Brito Lemus, R. “Hacia una sociología de la juventud”, en la Revista de Estudios sobre Juventud Jóvenes, Cuarta Epoca, Año 1, Nº 1, México, 1996.

[12] Caputo, L. (2000), Ob. Cit.  

[13]Reguillo, Rosana, Culturas juveniles: formas políticas del desencanto, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2013, p. 23.

[14] Margulis, M. y Urresti, M., “Los jóvenes de sectores populares: una crisis dentro de otra”, en Los Jóvenes de hoy: ¿Crisis de edad o de época?, Asociación Ecuménica de Cuyo, Mendoza. AR ed., Argentina, 2000, p.4.

[15]Portilla Rodríguez, M., “Juventud rural: construyendo la ciudadanía de los territorios rurales”, Documento borrador de trabajo, IICA, 2003.

[16]Urresti, M., “Paradigmas de participación juvenil”, en Balardini, S. (Comp.), La participación social y política de los jóvenes en los horizontes del nuevo siglo, CLACSO, 2000, p. 178.

[17]Bourdieu, P. “La ‘juventud’ no es más que una palabra” en Sociología y Cultura, Grijalbo, México, 1990.

[18] Bourdieu, P., 1990, Ob. Cit, p. 164.

[19]Saltalamacchia, H. R., “La Juventud Hoy: un análisis conceptual”, en Revista de Ciencias Sociales. Universidad de Puerto Rico, Instituto de Investigaciones sociales, Puerto Rico, [en línea]   "http://saltalamacchia.com.ar/escritos_juventud_concep.htm"http://saltalamacchia.com.ar/escritos_juventud_concep.htm, s/f.; Brito Lemus, 1996, Ob. Cit.  

[20]Caputo, 2000, Ob. Cit.

[21] Margulis y Urresti, 2000, Ob, Cit.

[22]Zibechi, Raúl, Genealogía de la Revuelta. Argentina: sociedad en movimiento, Nordan, Montevideo, 2003; Bonaldi, Pablo, "Hijos de desaparecidos. Entre la construcción de la política y la construcción de la memoria", en E. Jelin & D. Sempol (comps.) El pasado en el futuro: los movimientos juveniles, Siglo XXI, Buenos Aires, 2006; Vázquez, Melina, “Apuntes sobre la socialización política de jóvenes piqueteros”, en Villanueva, E y Massetti, A. (Comps.) Movimientos sociales y acción colectiva hoy, Prometeo, Buenos Aires, 2007; Vázquez, Melina y Vommaro, Pablo, “La participación juvenil en los movimientos sociales autónomos. El caso de los Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTDs)”, en Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Vol. 6, Nro. 2 Julio-Diciembre, Manizales, 2008.

[23]Bonvillani, A., Palermo, A. I., Vázquez, M., & Vommaro, P. A., 2008, Ob Cit, p. 63

[24]García Guerreiro, L. y Wahren, J., “Identidades en construcción y acción colectiva de los jóvenes del norte argentino. Una comparación de los casos de la Unión de Jóvenes Feriantes de Misiones y los jóvenes de la UTD de Gral. Mosconi (Salta)” en III Jornadas de Jóvenes Investigadores, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2005; Bonvillani, Andrea, Construcción de ciudadanía “desde abajo”: posibilidades y límites en la experiencia de un grupo de jóvenes pobres. Pensares, 1(5), 2009, pp. 459-478

[25]Urresti, Marcelo, “La participación política de los jóvenes: entre la incomodidad y los fantasmas”, en Sociales en Debate, nro. 06, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2014, pp. 10-11.

[26]Vázquez, Melina y Vommaro, Pablo, 2008, Ob. Cit.; Vázquez, Melina y Vommaro, Pablo, “Sentidos y prácticas de la política entre la juventud organizada de los barrios populares en la Argentina reciente”, Cuadernos del CENDES, (70), 2009, pp. 47-68.

[27]Ranciére, Jacques, El desacuerdo. Política y filosofía, Buenos Aires, Nueva Visión, 2007.

[28]Tapia, Luis, Política Salvaje, Muela del Diablo-CLACSO, Buenos Aires, 2008, p. 55.

[29] Ranciére, Jacques, 2007, Ob. Cit.

[30]Vázquez, Melina “La socialización política de jóvenes piqueteros. Un estudio a partir de las organizaciones autónomas del conurbano bonaerense”, Tesis de Maestría, Maestría en Investigación en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, mimeo, 2008.

[31]Merklen, Denis, Pobres ciudadanos. Las clases populares en la era democrática (Argentina, 1983-2003), Buenos Aires, Editorial Gorla, 2005.

[32]Bonvillani, A., Palermo, A. I., Vázquez, M., & Vommaro, P. A., 2008, Ob. Cit. p. 50.

[33] Bonvillani, A., Palermo, A. I., Vázquez, M., & Vommaro, P. A., 2008, Ob. Cit. p. 51.

[34]García Canclini, N., Diferentes, Desiguales y Desconectados. Mapas de la Interculturalidad, Gedisa, Barcelona, 2004

[35]García Canclini, N, 2004, Ob. Cit. p. 169.

[36]García Canclini, N, 2004, Ob. Cit. p. 168.

[37]Reguillo, Rosana, Culturas juveniles: formas políticas del desencanto, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2013, pp. 12-13.

[38]Tarrow, S., El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política, Alianza, Madrid, 2009.

[39]Svampa, M. y Pereyra, S., 2003, Ob. Cit.

[40]La UTD fue la primera de las denominadas organizaciones “piqueteras” del país en transformar estos planes sociales y subsidios en la base para proyectos autogestionados de `índole comunitaria y/o productiva, cuestión que paulatinamente fue siendo imitada por diferentes organizaciones sociales en todo el país, sobre todo aquellas de carácter autónomo y territorial.

[41]Cabe resaltar que hasta entonces, desde la fundación de la UTD en el año 1996 hasta que la organización comenzó a gestionar los planes y subsidios estatales en el año 2000(a los que se sumaron los recursos obtenidos en los cortes de acceso a las empresas como “nueva” modalidad de acción piquetera), la mayoría de sus integrantes eran ex trabajadores de YPF adultos con un promedio de edad que rondaba los 40 años. Con la autogestión y ampliación de los planes, subsidios y recursos, la UTD tuvo un crecimiento exponencial, sobre todo con la incorporación de mujeres y jóvenes de ambos sexos, además de trabajadores desocupados sin experiencia en YPF, así como integrantes de diferentes comunidades indígenas de la zona, sobre todo del Pueblo Wichí, y algunos pequeños productores campesinos.

[42]Entrevista a Tomás Moreno (Responsable Taller de Herrería UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de marzo y abril de 2004, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.

[43]Wahren, J. “Construyendo territorios: Corporaciones, movimiento social y proyectos autogestionados en Mosconi, Salta (Argentina)” en Mançano Fernandes, Bernardo (Org.) Campesinato e agronegócio na América Latina: a questão agrária atual, Expressão Popular, San Pablo, CLACSO, 2008; Wahren, Juan “Movimientos sociales y territorios en disputa: Experiencias de trabajo y autonomía de la Unión de Trabajadores Desocupados de Gral. Mosconi, Salta”, Trabajo y Sociedad, N° 19, Invierno, [pags. 133-147], Universidad Nacional de Santiago del Estero, Santiago del Estero, 2012.

[44]Schaumberg, Heike, “Imaginaciones generacionales de lucha y trabajo en Gral. Mosconi, Salta”. II Jornadas de Investigación en Antropología Social, Buenos Aires, 2004; Schaumberg, Heike, In search of alternatives: the making of grassroots politics and power in Argentina. Bulletin of Latin American Research, 27(3), 2008, pp. 368-387; Wahren, Juan, 2012, Ob. Cit.

[45]Fernández, Juan Carlos “Gipi”, 2008, Ob. Cit., 159.

[46]Santos, Boaventura de Sousa, Crítica de la razón indolente: contra el desperdicio de la experiencia, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2003.

[47]Pereyra, S., 2006, Ob Cit.; Wahren 2008 y 2012, Ob. Cit.

[48]Svampa, M. y Pereyra, S, 2003, Ob Cit.; Dinerstein, A. Contartese, D. y Deledicque, M., “¿Reemplazando al municipio, al sindicato, a la ONG y al partido político? Notas de investigación sobre la innovación organizacional en las organizaciones de trabajadores desocupados en Argentina”, Realidad Económica, N° 234, IADE, Buenos Aires, 2008.

[49] Benclowicz, José, Estado de malestar y tradiciones de lucha. Genealogía del movimiento piquetero de Tratgal-Mosconi 1930-2001, Biblos, Buenos Aires, 2013, p. 225.

[50]Wahren, Juan, 2008, Ob. Cit.

[51] Giarracca, Norma, “Organización y acción colectiva. El caso de la UTD de Mosconi, Salta” en Villanueva, E. y Massetti, A. (Comps.) Movimientos sociales y acción colectiva en la Argentina de hoy, Prometeo, Buenos Aires, 2007, p. 152.

[52]Giarracca, Norma, 2007, Ob. Cit., p. 152.

[53]Laclau, Ernesto, Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo, Nueva Visión, 2000.

[54]Svampa, M. y Pereyra, S., 2003, Ob. Cit.; Petz, Ivanna, “Acerca de los sentidos políticos del movimiento social en el norte argentino: el caso de la Unión de Trabajadores Desocupados de General Mosconi”. Cuadernos de antropología social, (22), Buenos Aires, pp. 77-93; Wahren, Juan, 2012, Ob. Cit.; Benclowicz, 2013, Ob. Cit.

[55] Svampa, M. y Pereyra, S., 2003, Ob. Cit.; Benclowicz, 2013, Ob. Cit.

[56] Schaumberg, 2004, Ob. Cit.; Deledicque, 2007, Ob. Cit.; Dinerstein, Contartese, y Deledicque, 2008, Ob. Cit.; Benclowicz, 2013, Ob. Cit.).

[57] Barbetta, P. y Lapegna, P., “Cuando la protesta toma forma: los cortes de ruta en el norte salteño”, en Giarracca N. (Comp.) La protesta social en Argentina. Transformaciones económicas y crisis social en el interior del país, Alianza Editorial, Buenos Aires, 2001; Benclowicz, 2013, Ob. Cit.

[58]Svampa, M. y Pereyra, S., 2003, Ob. Cit.; Pereyra, 2006, Ob. Cit.; Deledicque, 2007, Ob. Cit.

[59] Benclowicz, 2013, Ob. Cit.

[60]Barbetta, P. y Lapegna, P., 2001, Ob. Cit.; Wahren, Juan, 2012, Ob. Cit.

[61]La mayor parte de la información fue recabada en distintos relevamientos que realizamos en los distintos proyectos autogestionados de la UTD y la información fue corroborada y corregida por el referente de la UTD Rodolfo “Chiqui” Peralta quien es el responsable de la Oficina Administrativa de la UTD, encargada del seguimiento y gestión de todos los planes sociales, subsidios y otros recursos que obtiene la UTD.

[62]Entrevista a Doña Mary (Referente de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de junio y julio de 2007, dirigido por la Prof. Norma Giarracca

[63]Este emprendimiento sufrió importantes cambios a lo largo de los años y una alta tasa de rotatividad en sus integrantes producto de algunas crisis internas del proyecto y sumado a la falta de insumos que tuvo en diferentes períodos que afectaron su funcionamiento de manera continuada; sumado a las dificultades en la comercialización de las prendas producidas a causa de la competencia de la ropa proveniente de la cercana zona fronteriza con Bolivia que se comercializa a menor costo que la que producen desde la UTD.

[64]Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta (Referente de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2010, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.

[65]Entrevista a Marcela Almaraz (joven integrante de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de junio y julio de 2007, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.

[66]Entrevista a José “Pepino” Fernández (Referente de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2010, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.

[67]Pereyra, S., 2006, Ob. Cit., p.15.

[68]Entrevista a joven integrante de la UTD en Korol, Claudia, 2006, Ob. Cit., pp. 35- 36

[69]Entrevista a joven integrante de la UTD  en Korol, Claudia, 2006, Ob. Cit., pp. 38.

[70]García Guerreiro, Luciana y Wahren, Juan, 2005, Ob. Cit.

[71]Entrevista a Pablo (joven integrante de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2010, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.

[72]Entrevista a María (joven integrante de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de junio y julio de 2007, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.

[73]Entrevista a Ricardo (joven integrante de la UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2010, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.

[74]Entrevista a María (joven integrante de la UTD), 2007, Ob. Cit.

[75]Entrevista a Tomás Moreno (Responsable Taller de Herrería UTD), 2004, Ob. Cit.

[76]Entrevista a Ricardo (joven integrante de la UTD), 2010,  Ob. Cit.

[77]Entrevista a Tomás Moreno (Responsable Taller de Herrería UTD). Realizada en el marco del proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires UBACYT S-087: “Acciones colectivas: protestas y organizaciones sociales en escenarios de crisis, en el interior del país”, durante los meses de octubre y diciembre de 2007, dirigido por la Prof. Norma Giarracca.

[78]Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta (Referente de la UTD), 2010, Ob. Cit.

[79]Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta (Referente de la UTD) en Ceceña y Korol, 2005, Ob. Cit. p. s/d.

[80]Entrevista a Rodolfo “Chiqui” Peralta (Referente de la UTD) en  Ceceña y Korol, 2005, Ob. Cit. p.  s/d.

[81]Entrevista a Luis (joven integrante de la UTD), 2010, Ob. Cit..

[82] García Guerreiro, Luciana y Wahren, Juan, 2005, Ob. Cit.

[83]Urresti, M., “Paradigmas de participación juvenil”, en Balardini, S. (Comp.), La participación social y política de los jóvenes en los horizontes del nuevo siglo, CLACSO, Buenos Aires, 2000.

[84]Santos, Boaventura de Sousa, 2003, Ob.Cit.

[85]García Guerreiro, Luciana y Wahren, Juan, 2005, Ob. Cit.