LOS AÑOS SETENTA DE LA GENTE COMÚN:

LA NATURALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA

 

Carassai, Sebastián,

Siglo XXI, Buenos Aires, 2014, 336 páginas.

 

La historia reciente del país, sabemos, ha sido y sigue siendo un terreno en donde el periodismo ha incursionado más profusamente que la historiografía. Si la historia es un campo de batalla, siguiendo a Enzo Traverso[1], muchas veces los historiadores ni siquiera se presentaron a ella. En las últimas décadas, con trabajos como los de Vera Carnovale sobre el PRT_ERP[2], de Eduardo Basualdo sobre la Economía Argentina de 1956 a 2001[3] o el estudio regional de César Tcach sobre la política en Córdoba desde la Revolución Libertadora al Cordobazo[4]; esa tendencia se ha modificado, aunque el periodismo siga teniendo la primacía cuantitativa en lo referente a la historia argentina de las últimas décadas, especialmente desde el gobierno de Onganía en adelante.

 

Sebastián Carassai, licenciado en sociología y doctor en historia, nos brinda una investigación que nos permite indagar sobre una faceta poco conocida de los años setenta en la Argentina: la actitud de la clase media que se mantuvo al margen de la militancia política. El autor, en su introducción, aclara a qué se refiere con este último término. Con “militancia política” el autor hace referencia a las acciones de los jóvenes universitarios y las élites intelectuales y culturales con fuerte compromiso político y participación directa en las luchas sociales.

 

Para lograr su objetivo, se vale de diversas entrevistas. Entre los entrevistados se cuentan personas de diferentes puntos del país, habitantes de pueblos, pequeñas y grandes ciudades. De esta manera, logra conformar una muestra representativa para el análisis de discurso en donde se trabajará alrededor de diferentes hechos como las protestas estudiantiles en las diferentes provincias, el Cordobazo o la vuelta de Perón, buscando denominadores comunes en cuanto a comportamiento frente a los hechos y opiniones sobre ellos.

 

Luego de una meticulosa selección de caso de entre las muchas entrevistas realizadas por el autor, se llega a una pintura variopinta del período para ese sector en donde, sin embargo, se arriba a muchos puntos de encuentros. A partir de ello se definen comportamientos comunes y autodefiniciones de los individuos como clase, aunque en general ellos mismos no sean conscientes de ello. El análisis en las primeras páginas resulta revelador y profundo, aunque con el correr del trabajo el mismo termina volviéndose muchas veces una mera reformulación de lo dicho por las fuentes. Todos los testimonios revisten importancia y resultan tan jugosos como entretenidos. Sin embargo, el autor parece aprovechar mejor las oportunidades interpretativas de unos más que otros. Como ya dijimos, los primeros están trabajados con mayor imaginación, sin perder por ello precisión analítica ni caer en teorías infundadas.

 

A partir de la segunda mitad del trabajo comienza a trabajarse una fuerte hipótesis incluida en el subtítulo de la obra: la naturalización de la violencia. A partir de la cita de testimonios sobre torturas y desapariciones incluso previas a la muerte de Perón, bajo su gobierno, y el análisis de las acciones de la Triple A, Carassai responde a una pregunta que sobrevuela la doxa cuando se habla de los ’70: ¿Cómo pudo emerger en la sociedad argentina una dictadura tan cruenta y feroz como la del Proceso de Reorganización Nacional? El autor delinea una continuidad in crescendo en el uso de la violencia política entre la tercera presidencia de Perón y la última dictadura militar.

 

Esta hipótesis la refuerza con el último y, probablemente, más interesante capítulo: Deseo y violencia. Aquí se hace alusión a un gran número de publicidades gráficas de la primera mitad de los ’70 en donde el lenguaje metafórico sobre la violencia, la profusión de armas en contextos cotidianos y estéticos (como el cine y la televisión) generan la naturalización de la violencia que generaría las condiciones de posibilidad para la dictadura de la Junta Militar. Las numerosas ilustraciones elegidas son por demás contundentes en este aspecto.

 

En conclusión, el aporte de este trabajo es la recaudación y análisis de evidencia empírica que permita sostener afirmaciones o hipótesis que usualmente forman parte de las discusiones informales sobre ese período y problemática. A su vez, logra una convincente caracterización del grupo trabajado en donde confluyen cuestiones identitarias, ideológicas, sus aspiraciones y el rol que jugaron y juegan en la sociedad. Al trabajar con la historia reciente, la materia prima y el objeto de estudio se encuentra vigente, vivo y a nuestro alrededor; pues no es, ni más ni menos, los pensamientos y actitudes de lo que el autor nomina en el título como gente común. El título, que apela más al impacto que a la precisión conceptual, juega con el presupuesto de que la clase media sería el ideal al que todo ciudadano debería aspirar; aunque esa pertenencia no se defina sólo por cuestiones económicas sino, antes, por cuestiones culturales.

 

 

Martín Pereira

Doctorando en Historia - UNTREF

 



[1] TRAVERSO, E., La historia como campo de batalla. Interpretar las violencias del siglo XX, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2012

[2] CARNOVALE, Los combatientes. Historia del PRT-ERP; Siglo XXI, Buenos Aires, 2011.

[3] BASUALDO, E., Estudios de Historia Económica argentina: desde mediados del siglo XX a la actualidad, Siglo XXI, Buenos Aires, 2013.

[4] TCACH, C., De la Revolución Libertadora al Cordobazo. Córdoba, el rostro anticipado del país, Siglo XXI, Buenos Aires, 2012.