LA VIRGEN QUE SE “APARECE” EN SALTA, ¿POR QUÉ LOS LUGAREÑOS LE DAN LA ESPALDA?

 

 

Ana Lourdes Suárez[1] y Agustín Perez Marchetta[2]

 

 

Introducción

 

El culto a la Virgen María se ha ido consolidando como una de las principales devociones de la religiosidad católica. Este culto ha estado crecientemente acompañado, particularmente en la modernidad, por la proliferación de numerosos episodios de “apariciones de la Virgen” en diversas partes del mundo en los que “videntes” dicen recibir “mensajes” que deben transmitir. Deben entenderse estas “apariciones” como un tipo especial de visión en las cuales se afirma que un individuo o un ser no perteneciente al rango de percepción, se le aparece a una persona, no en un mundo aparte, como puede ser un sueño, y no como una modificación de un objeto concreto, como es el caso de un estatua móvil, sino como parte del medio ambiente, sin una conexión real con estímulos visuales verificables[3]. 

 

Estas “apariciones” de la Virgen han dado inicio a fuertes devociones que se tradujeron en la fundación de los más grandes santuarios y peregrinaciones de la Iglesia católica (a excepción de Roma). A Lourdes, a La Salette, a Rue du Bac, a Fátima y recientemente a Medjujorge, acuden millones de personas al año expresando su devoción mariana en santuarios del continente europeo donde la Virgen se “apareció”[4]. En América Latina el Santuario de Guadalupe en México -con más de 10 millones de peregrinos al año- y el de Aparecida en Brasil son los dos más visitados de la Región; ambos fundados como fruto de una “aparición” de la Virgen. Son santuarios, que a diferencia del que estamos estudiando en este trabajo, se consolidaron en períodos pre-modernos, en contextos históricos específicos que marcaron la consolidación y legitimización de las devociones marianas correspondientes.

 

En las últimas décadas el culto a la Virgen María cobró un nuevo impulso, que estuvo acompañado por la proliferación de numerosas “nuevas” apariciones de la Virgen en diversos sitios del mundo, bajo diversas modalidades. Las apariciones ocupan un lugar importante en la actualidad por múltiples razones. Juan Pablo II consagró muchos de sus primeros viajes a santuarios de apariciones: Knock (Irlanda), Guadalupe (México), Fátima (Portugal), Lourdes (Francia), etc. La literatura sobre las apariciones se multiplicó en proporciones sin precedentes a principios de los años 80. Todo esto parecería destacarlas. En el contexto de una profunda desintitucionalización de la religión, la imagen y “la palabra” de la Virgen María ganan un nuevo impulso.

 

En Argentina si bien en menor número que en otros países de América, también se ha dado la presencia de una diversidad de fenómenos que pueden ser denominados como visiones, locuciones y “apariciones”. Muchos de ellos luego de un tiempo pierden vigencia o dejan de tener poder de convocatoria. En las últimas décadas, solo dos fenómenos han adquirido la envergadura de lo que denominamos como “aparición de la Virgen”: el de la Virgen del Rosario de San Nicolás en la provincia de Buenos Aires, y el de la Virgen del Cerro en Salta. Ninguno de las dos posee el reconocimiento oficial de la Iglesia. En el caso de San Nicolás, sin embargo, “la aparición” ya cuenta con pleno respaldo de la jerarquía diocesana y ha sido incorporada a la pastoral católica. En Salta, en cambio, el evento continúa siendo objeto de cuestionamientos y críticas; y el reconocimiento por parte de la jerarquía eclesiástica actual parece cada vez más lejano.

 

En este trabajo nos centramos en el fenómeno de las apariciones de la Virgen en Salta que comenzó a principios de los noventa[5]. Actualmente, en el santuario que se construyó en uno de los cerros de la ciudad en el 2001, acuden aproximadamente medio millón de personas al año. La gran mayoría de los concurrentes provienen de Argentina, pero no de la provincia de Salta. ¿Por qué los lugareños no han adoptado a la Virgen del Cerro entre sus devociones? ¿Por qué no visitan el santuario que está en su propia tierra? Para contestar estas preguntas en este artículo efectuamos primero un acercamiento al contexto en el cual sucede el evento. Describimos algunos aspectos socio-religiosos de la región del Noroeste Argentino, y de la sociedad salteña. Efectuamos luego una breve caracterización de los hitos históricos que fueron configurando el fenómeno actual de las “apariciones” en Salta. Nos aproximamos posteriormente a las características sociodemográficas de las personas que concurren al santuario a acompañar a la vidente con la intención de mostrar la procedencia de los mismos. Analizamos seguidamente el relato de la vidente con el objetivo de dilucidar cómo ella pretende mostrarse y lo que le interesa destacar del evento. Pasamos después al impacto de todo el fenómeno en Salta; nos adentramos especialmente en cómo el evento fue manejado por la jerarquía eclesiástica. En base a todo lo desarrollado concluimos con una reflexión final tendiente a entender y a dar respuesta a la pregunta principal de este artículo: por qué los salteños no han incorporado a la Virgen del Cerro entre sus devociones y tienen una relación distante con el fenómeno que sucede en su tierra.

 

 

 

 

 

 

Las devociones marianas en Salta

 

La región del noroeste argentino -NOA- tiene una fuerte matriz creyente, enraizada en la fe católica. Los datos del Atlas de la Diversidad Religiosa en Argentina[6] muestran que los porcentajes de creencia en Dios en el NOA son los más elevados del país (98,4% en contraposición al 91% para el conjunto del país). Asimismo el 91,7% de la población del NOA se declara católica. La diferencia porcentual con el total del país es de 15 puntos. Es la región que más conserva la tradición católica. La presencia de otras confesiones es irrelevante. Los evangélicos representan apenas el 3,7% de la población; la suma de los agnósticos, ateos y sin religión representa sólo el 1,8%, comparado al 11,3% del conjunto país. Estos números hablan de un catolicismo hegemónico en la región; más expandido que en el resto del país. Catolicismo arraigado en todos los sectores sociales. Se trata de una homogeneidad de nominación que está sin embargo lejos de garantizar homogeneidad de creencias y prácticas[7]. La fuerte adscripción al catolicismo va acompañada de altos porcentajes de creencia en figuras del dogma católico, en los que se destaca una incuestionable creencia en Jesucristo y en la Virgen María (ver Cuadro 1). Se suma a estas creencias, otras vinculadas a imágenes pertenecientes a tradiciones populares, entre las que cobran relieve la Difunta Correa y el Alma Mula[8].

 

La creencia en la trascendencia en el marco de la tradición católica es un componente estructurante del imaginario social del Noroeste Argentino. Ese imaginario se va recreando a través de prácticas que la vitalizan y que expresan la variedad de formas y de tradiciones del catolicismo en la región. Nuevamente, los datos de la encuesta efectuada por el CEIL en el 2008, muestran que más de la mitad de la población del NOA recrea su fe a lo largo del año a través de una variedad de prácticas religiosas: peregrinaciones, visitas a santuarios y participación en cultos a la Virgen y a los santos (ver Cuadro 1)[9]. Estas prácticas expresan una religiosidad popular[10] que condensa la riqueza y variedad de componentes culturales, de origen precolombino e hispano. A lo largo de su historia fueron tejiendo la matriz cultural de la región, revelando asimismo una trama compleja de relaciones entre prácticas y creencias oficiales y no oficiales.[11] La piedad popular en el NOA Argentino giró históricamente, según lo reportado por presbíteros entrevistados en nuestros viajes a Salta, fuertemente en torno a imágenes que calaron hondo en la devoción popular. Las “apariciones” en cambio, o más bien eventos en los que la Virgen se “aparece” más de una vez, no forman parte de la tradición religiosa de la región.

 

Cuadro 1 Creencias, pertenencias y prácticas religiosas. NOA y Total país

 

Cree mucho en

 

 

 

NOA

(%)

Total País

(%)

Dios

98,4

91,0

El Espíritu Santo

79,8

62,4

Los ángeles

67,2

51,9

Los santos

78,4

53,2

La Virgen

87,1

64,0

Jesucristo

92,6

80,6

 

Adscripción religiosa (distribución %)

 

 

Católica

91,7

76.5

Indiferentes

1,8

11.3

Evangélicos

3,7

9.0

testigos/mormones

2,1

2.0

Otras religiones

0,7

1.2

Total

100

 

100

 

Actividades practicadas en el último año

 

 

 

Peregrinación

55,8

26,3

Concurrir a santuarios

49,8

31,0

Participar en el culto a la Virgen o los santos

67,8

29,6

 

Fuente: Mallimaci,  Fortunato, en prensa, ob. cit.

 

La sociedad salteña tiene una fuerte tradición propia de devoción y culto mariano que fueron entretejiendo una religiosidad de mediaciones múltiples. Ya en la primera mitad del siglo XVI, la piedad mariana se expresaba a través de diversas advocaciones. En el siglo XVIII, como señala Telma Liliana Chaile en la jurisdicción de la actual Salta, tres devociones religiosas tenían como intercesora a la Virgen María. Se trata de los tributos a la virgen de Las Lágrimas, a la Virgen de Nieva y a la Virgen de La Viña. Esta última con una fuerte base popular. El culto a la Virgen de Nieva es traído desde España; en cambio los otros dos son locales y están vinculados con milagros fundantes.[12]

 

El culto mayor de la sociedad salteña tiene lugar en torno al Señor y la Virgen del Milagro. El origen de las imágenes se remonta a fines del siglo XVII. Durante los terremotos de 1692 se le atribuye a las imágenes hechos milagrosos[13], lo que dio origen a la creciente devoción, al culto y a las masivas procesiones anuales. El culto de las imágenes del Milagro es actualmente la festividad más importante de la ciudad y de la provincia, es asimismo una de las más antiguas y tradicionales manifestaciones de fe del país. La popularidad de la devoción alcanzó un punto tal que la provincia tiene declarado feriado provincial no laborable para los tres días de celebración (13 al 15 de septiembre). Son tres días dedicados a la natividad de María (13), a la exaltación de la Cruz (14) y a la solemnidad del Señor del Milagro (15) denominado “triduo”, el que se realiza con una misa por la mañana donde asisten obispos de otras localidades. El día 15 de septiembre a la tarde, las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro a la que se suma la de la Virgen de Las Lágrimas, recorren en procesión las calles de la ciudad, acompañadas de cientos de miles de fieles y en la que también participan autoridades civiles, militares y eclesiásticas de la provincia y nación. Esta procesión es la culminación de los nueve días de novenario que dan comienzo el 6 de setiembre; si bien prácticamente un mes antes, las imágenes son expuestas a la veneración del pueblo. Al finalizar la procesión se regresa a la catedral, acompañados de un mar de pañuelos blancos en la plaza principal,  con repique de las campanas, el sonar de una sirena y una lluvia de pétalos rojos y blancos, a plaza completa (con capacidad de 50.000 personas de pie); así el pueblo de Salta despide las imágenes hasta el siguiente año.

 

La celebración ha cambiado a lo largo del tiempo. Lo que antes era una procesión de penitencia se ha convertido, hoy en día, en una de las mayores manifestaciones de fe de Argentina, donde toda la ciudad y la provincia se moviliza a través de diferentes manifestaciones: peregrinaciones a pie durante días, incluso semanas, en bicicletas, etc. recorriendo cientos de km para llegar a ver las imágenes[14]. Es muy importante la logística de la comunidad que ayuda a los peregrinos en alojamiento y comida. Año a año la cantidad de peregrinos se incrementa. Aproximadamente son alrededor de medio millón de personas[15] las que participan acompañados por la policía de la provincia, seguridad vial, defensa civil, municipios y otras organizaciones no gubernamentales que prestan servicios y ayuda durante la travesía de los caminantes. Son constantes las historias vividas que se cuentan y comparten a través de diversos medios.

 

El fenómeno de las “apariciones” contemporáneas de la Virgen en Salta tiene como contexto, en función de lo expresado en los párrafos de arriba, una sociedad local creyente, católica y devota. Es una sociedad con una fuerte tradición de mediaciones marianas locales, que han convergido en un imaginario social abierto al milagro y al misterio. En los veinte años de la “nueva” mediación, -la “aparición” de la Virgen a través de la figura de M. Livia- que tiene como escenario a Salta, su arraigo en la devoción local ha sido siempre muy débil. Lejos está de competir, en el contexto provincial, con las devociones religiosas tradicionales de la sociedad salteña, y no pareciera dar señales que su arraigo local crecerá. La “nueva” aparición está provocando una fuerte movilización social, toma la forma de una nueva devoción que se estructura en torno a peregrinaciones periódicas, ceremonias y rituales. Sin embargo, las personas interpeladas y convocadas por el evento no son de Salta; o más bien son minoritariamente de Salta. El fenómeno sacude a la ciudad, pero no por lo devocional, sino por la afluencia de turismo y la puja de intereses y actores que el evento suscita con su consecuente notoriedad pública. El acontecimiento convoca masivamente a personas de diversos lugares del país, sin embargo, lo repetimos, es un evento que no pareciera estar interpelando los basamentos y la tradición religiosa del contexto en el que tiene lugar.

 

 

Breve historia de la “aparición” de la Virgen del Cerro 1990-2012[16]

 

En los acontecimientos vinculados a los diversos sitios de “apariciones” que se han reportado a lo largo del tiempo, se produce frecuentemente una lucha entre las variadas versiones y voces de los actores involucrados en una puja por definir la versión legitimada de la historia. En el caso de Salta, M. Livia y su organización desde los inicios del evento trataron que su “relato” se constituyera en el relato oficial de la “aparición”. M. Livia periódicamente narra públicamente “su” historia ante los “peregrinos” que van al cerro. Selecciona los acontecimientos, los actores y los procesos que entiende relevantes. Su relato, el de la vidente, acalla así otras voces, silencia otros actores. Reconstruimos la historia del fenómeno de la “aparición” en Salta apelando a distintas versiones, conscientes que es muy difícil poner en su justo lugar al relato oficial; relato que, pese a ser contrastado con diversas fuentes[17], tiñe la forma en que presentaremos el evento.

 

El evento en Salta se inicia en 1990 cuando una mujer de mediana edad, María Livia, manifiesta que comienza a tener frecuentes “apariciones” y mensajes de la Virgen en distintos lugares y momentos del día[18]. Comienza asimismo a nuclear un grupo de personas que se reúnen periódicamente a rezar el rosario. Las reuniones para orar son convocadas por M. Livia y la directora de una escuela, de quien años más tarde se distanciará y quien apartará de la organización que ya comenzaba a formarse. Durante los primeros cinco años sólo el confesor de M. Livia sabe de las apariciones y de los mensajes. En 1995 las Carmelitas Descalzas del Monasterio San Bernardo adoptan espiritualmente a María Livia y se involucraron directamente con la nueva obra que se está formando, dándole apoyo explícito. El evento comienza a tener carácter público. El obispo local autoriza la publicación de los mensajes de la Virgen a Maria Livia -más de 200 para ese entonces-, los cuales se dan a conocer y empiezan a circular rápidamente. Con el cambio de autoridad episcopal a fines de los noventa, se frena la difusión de nuevos mensajes y se establece una comisión para estudiar la “aparición”.[19] Este hecho no impide, sin embargo, que la organización y la vidente continúen avanzando en afirmar el acontecimiento. En sucesivas “apariciones”, según el relato de M. Livia -que se constituye de hecho en el relato “oficial” de la “aparición”- la Virgen, le indica a la vidente bajo qué advocación “nueva” se está presentando dándose a llamar “La Divina madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús”; le dicta asimismo lo que pasó a ser la oración “oficial” de la obra; y le da indicaciones sobre los pasos a seguir.

 

En el 2001, gracias a una donación efectuada por una familia de Buenos Aires, la organización que se forma en torno a M. Livia, adquiere tierras en la zona de Tres Cerritos en Salta. Este hecho marca una inflexión en el fenómeno. Con un lugar propio; con un espacio público donde reportar las sucesivas “apariciones” de la Virgen, M. Livia y la organización (compuesta por alrededor de 200 “servidores”) se consolidan y comienza una nueva etapa. Progresivamente, miles de personas se fueron congregando todos los sábados en el cerro (un lugar geográfico bellísimo de la ciudad de Salta) en derredor de la imagen de la nueva advocación y de María Livia. Se trata de una multitud que fue creciendo progresivamente  alcanzando hasta diez o quince mil personas cada sábado. Luego del rezo comunitario del rosario en el cerro, María Livia imparte “la oración de intercesión” sobre cada uno de los concurrentes, que se constituye como el momento cúlmine y más esperado, y en donde se generan situaciones de muy fuerte emotividad vinculadas con la “aparición” de la Virgen y los fenómenos de sanación. El momento central para los participantes en la ceremonia de los sábados es su encuentro personal con M. Livia. En ese momento, según la narrativa de la organización, se produce una intervención particular de la virgen a favor del que recibe la oración de intercesión. En una de nuestras aproximaciones etnográficas, así narramos el evento: “Al término del rezo del rosario comunitario siguen canciones y comienza la ceremonia de intercesión. Se van acercando a la explanada ordenadamente y en profundo silencio y recogimiento, las distintas personas que quieren tener un encuentro personal con María Livia, y a través de ella ‘con la virgen’. La vidente comienza por los enfermos. Se escuchan sollozos…. Luego sigue con todos los presentes. Estos se van ubicando en filas de a tres en la explanada.[20] La persistencia y el crecimiento del acontecimiento gravita en torno a la ceremonia fundamental en el cerro. M. Livia afirma que la Virgen -y otros seres celestiales- se sigue apareciendo cada sábado allí ante su presencia, que intercede por los presentes en la ceremonia y que le sigue dando mensajes para la Iglesia y el mundo. Más de un millón de personas, según los organizadores, han participado hasta el momento del evento. Desde principios del 2000, una vez al mes, los organizadores preparan un evento público el domingo posterior a la ceremonia en el cerro, en uno de los salones más grandes de Salta -con capacidad para 3000 sillas-. Allí M. Livia comparte dos horas en las que narra “su” historia y responde preguntas de los presentes, divulgando así personalmente el fenómeno y dando públicamente su propia interpretación del evento.

 

 

Quienes van al cerro

 

¿Quiénes son los que van al cerro? Dijimos en la introducción que la convocatoria al Cerro es masiva, pero son pocos los salteños que acuden. En marzo del 2011 estuvimos un sábado en una de las ceremonias en el Cerro a la que concurrieron alrededor de 7000 personas. A una muestra aleatoria de 200 personas adultas les hicimos una encuesta[21], entre cuyos ítems figuraba el lugar de procedencia. A continuación presentamos algunos de los resultados[22].

 

Las procedencias de los peregrinos registran un amplio espectro. Resulta significativo, como venimos argumentado, que una gran mayoría de los mismos provengan de lugares fuera de la Provincia de Salta. Encontramos peregrinos pertenecientes a 16 provincias del país y de Uruguay. La provincia con mayor presencia es Buenos Aires (con un cuarto de los asistentes); seguida de Córdoba, Tucumán, Salta y Misiones (15 %, 9%, 9% y 8% respectivamente). Como se observa, Salta, siendo la provincia en la que tiene lugar el evento, no llega a concentrar una décima parte de la concurrencia (Ver cuadro 2).

 

En la concurrencia al cerro hay una fuerte presencia femenina. Representan al 71,4%. La media de edad es de 44 años, con un rango entre 15 y 80 años. Se trata de una instancia que confirma la gravitación fundamental de la presencia de la mujer en relación tanto a los acontecimientos como a los grupos y organizaciones dedicados a la devoción mariana.

 

La presencia de adolescentes es muy escasa (5%); los jóvenes entre 20 y 30 años representan casi un quinto de los concurrentes. La mayor concentración está en personas de edades adultas entre 31 y 65 años (64%). Las personas mayores de 65 años representan el 11,5%. (Ver cuadro 3). Los datos permiten afirmar que el concurrente típico al cerro es una mujer entre 31-65 años.

 

Es una población con un nivel de instrucción superior a la media del país. Considerando solo a los mayores de 18 años, el 35% completó estudios universitarios o terciarios. En cambio los guarismos equivalentes para el total país rondan solo el 10%. En el otro extremo, poco más de un cuarto de los concurrentes no completaron la secundaria, evidenciando que al cerro también concurren sectores con niveles de instrucción bajo. Sin embargo el porcentaje corresponde a menos de la mitad de los que alcanzaron dicho nivel en el total del país (Ver Cuadro 4).

 

Siguiendo con los datos sociodemográficos básicos de la población mayor de 17 años que asiste al cerro, la mayoría están casados (45,3%), un tercio son solteros, 12,2% están separados o divorciados, 6,1% están unidos de hechos, y 6,1% son viudos (Cuadro 3). Cabe destacar que en este aspecto no difieren significativamente de la población total del país. Considerando su vinculación con el mercado de trabajo, la gran mayoría de la población en edad activa -18 a 65 años- está efectivamente ocupada (74,8%), 3,1% están desocupados y 22,0% son inactivos. En este último caso, como es de esperar son más las mujeres -casi un cuarto de éstas no se vinculan con el mercado de trabajo- (Ver cuadro 3); sin embargo estos guarismos son inferiores a los de la población total del país. Consideramos que la fuerte presencia de mujeres activas entre las que asisten al cerro, es un indicador del tipo de mujeres que allí concurren: tienden a tener un perfil con mayor nivel de instrucción y más profesional que el conjunto de las mujeres del país.

 

La casi totalidad de los concurrentes al cerro afirma creer en Dios. Solo una persona afirmó lo contrario. Estos guarismos tan elevados son consistentes con los del total país (91,1%), pero un poco más acentuados (ver Cuadro 5). Lo mismo sucede con la identidad religiosa. En su gran mayoría los concurrentes afirman ser católicos (97,4%); sin embargo aquí la diferencia porcentual con el total país es más acentuada, ya que la población argentina según los datos de la Primera Encuesta Nacional sobre Creencias y Valores Religiosos, es católica en un 76,5%. Los asistentes al cerro son católicos, pero solo un tercio de ellos afirma asistir con frecuencia a la misa. Si bien este porcentaje es levemente mayor que el del total país (Ver cuadro 5), pueden leerse como indicativo de una población en la que solo muy levemente están sobrerepresentados los católicos con mayor compromiso institucional. De hecho sólo el 15,2% afirma pertenecer a algún grupo particular dentro de la Iglesia. Podríamos resumir lo analizado hasta aquí afirmando que al cerro concurren creyentes católicos “típicos” en lo que hace a su compromiso y participación en la Iglesia católica.

 

Entre los grupos de Iglesia al que asiste el grupo de concurrentes al cerro que afirman tener un cierto grado de participación y compromiso en organizaciones religiosas se nombraron tres tipos. Por un lado están los que pertenecen a Movimientos Religiosos, entre los que fueron nombrados: la Acción Católica, Cursillitas, Schoenstad, Movimiento Familiar Cristiano, la Renovación Carismática, Grupo Neocatecumenal, y la Legión de María. Un segundo grupo mencionó pertenecer a grupos parroquiales. Y un tercer grupo mencionó participar activamente en grupos de oración; entre éstos se mencionaron: grupo de oración de la Virgen del Cerro, y el de la Virgen de Santa Rosacruz. En base a los datos presentados, nos parece importante subrayar dos aspectos en relación al compromiso con la Iglesia de los participantes al cerro. Por un lado volver a insistir que si bien es levemente mayor el porcentaje de asistentes al cerro con un compromiso con la Iglesia respecto al total país (15,2% y 6,5% respectivamente), no puede afirmarse que se trata de una población más comprometida con la actividad eclesial. Esta afirmación cobra relieve considerando que la encuesta fue realizada en una de las “peregrinaciones”. Muchas veces grupos parroquiales o Movimientos eclesiales aprovechan estas ocasiones -que se dan solo 13 veces al año-, para llevar contingentes. Por otro lado, entre los que sí tienen un compromiso, el espectro de su participación es amplio.

 

Resumiendo, en términos sociorreligiosos hay una sobrerrepresentación de población con altos niveles de instrucción. Se evidencia asimismo una sobrerrepresentación de mujeres adultas quienes tienden a tener buenos niveles de instrucción y un perfil profesional. Los concurrentes son creyentes católicos, pero con una asistencia a la misa y con un compromiso con organizaciones de la Iglesia similar al del conjunto de los católicos del país. En términos de procedencia, resumiendo, podemos afirmar que al cerro concurren de todas partes del país; pero se destacan las personas que provienen de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Los concurrentes “locales” -de la provincia de Salta- son pocos. Lo que, como venimos argumentado, puede resultar llamativo, y motiva la reflexiones del presente artículo. Los responsables de la organización sostienen que la presencia de los salteños se da durante la semana. Estuvimos a principios de enero del 2011 yendo a diario al sitio para darnos una idea de la actividad y del tipo de concurrencia en días de la semana. En base a nuestras notas de campo concluimos que pasaron por el lugar no más de 50 personas; y que sí en su mayoría son salteños. Entre las personas que circulan a diario deben contarse aquellos que realizan en el lugar tareas de mantenimiento del lugar.[23]

 

Cuadro 2 Procedencia de la población que asiste al Cerro de las “apariciones” en Salta.

(Distribución porcentual)

 

Procedencia

%

Buenos Aires

25,6

Córdoba

15,1

Tucumán

9,0

Salta

9,0

Misiones

8,

Entre Ríos

5,5

Santiago del Estero

5,0

La Rioja

4,5

La Pampa

4,5

Montevideo (Uruguay)

2,6

Catamarca, Formosa, Mendoza, Santa , Jujuy, Chaco y Río Negro

 

11.1

Total

100

 

Fuente: encuesta efectuada en el Cerro de las “apariciones”. Marzo 2011. Base: 200 personas

 

 

Cuadro 3 Datos sociodemográficos básicos de la población que concurre al cerro

 

 

 

Sexo (distribución %)

 

          Varón

28,6

          Mujer

71,4

 

 

Grupos de edad (distribución %)

 

    15-19 años

5,0

    20-30 años

19,5

    31 a 65 años

64,0

    66 años y más

11,5

 

 

Media de edad

43,9

 

 

Estado civil (Mayores de 18 años. Distribución %)

 

    Soltero

30,4

    Casado

45,3

    Unión de hecho

6,1

    Separado o divorciado

12,2

    Viudo

6,1

 

 

Condición de actividad de mujeres de 18 a 64 años (distr.%)

 

      Ocupada

72,0

      Desocupada

2,5

     Inactiva

25,4

 

 

 

Fuente: encuesta efectuada en el Cerro de las “apariciones”. Marzo 2011. Base: 200 personas

 

 

Cuadro 4 Máximo nivel de instrucción de la población de 18 años y más concurrente al Cerro de las “apariciones” en Salta, y de la población del país

(Distribución porcentual)

 

 

Población que concurre al Cerro en Salta

Población del país

Sin estudios y primaria incompleta

28,4

16,2

Primaria completa y secundaria incompleta

45,5

Secundaria completa y terciaria y universitaria incompleta

36,6

28,2

Terciario completo

13,1

5,0

Universitario completo

21,9

5,1

Total

100

(183)

100

(2403)

 

Fuente: encuesta efectuada en el Cerro de las “apariciones”. Marzo 2011. Encuesta sobre Religión y estructura social efectuada por el Ceil-Conicet. 2008

 

 

Cuadro 5 Creencia, identidad y práctica religiosa. Población que concurre al Cerro de las “apariciones” en Salta, y población total del país.

(Distribuciones porcentuales)

 

 

Población que concurre al Cerro en Salta

Población del país

 

 

 

Cree en Dios

99,0

91,1

 

 

 

Identidad religiosa

 

 

    Católica

97,4

76,5

    Evangélica, pentecostal, metodista, luterana o bautista

0,5

9,0

    Sin religión, agnóstico o ateo

1,0

11,3

    Otro

1,0

3,2

    Total

100

 

 

 

 

Pertenece a algún grupo en particular dentro de su religión

15,2

6,5

 

 

 

Frecuencia de asistencia a las ceremonias de su culto

 

 

Al menos una vez por semana

32,6

23,8

Nunca

6,3

26,8

 

Fuente: encuesta efectuada en el Cerro de las “apariciones”. Marzo 2011. Encuesta sobre Religión y estructura social efectuada por el Ceil-Conicet. 2008

 

 

Quién es M. Livia. Cómo se presenta a sí misma[24]

 

Las “apariciones” en Salta tienen como única protagonista de las alocuciones y visiones a una mujer, María Livia, que nació en 1948, tiene tres hijos y varios nietos. Su esposo es un empresario de la ciudad de Salta posicionado en un sector de nivel económico medio-alto. Distintos testimonios aluden a que Maria Livia enseñaba catequesis en una parroquia y que colaboraba en la sacristía de la parroquia cercana a su casa. A principios de los 90s comenzó a experimentar, según su propio testimonio, la “aparición” de la Virgen estando ella en oración en su casa.

 

M. Livia se autodescribe. Lo hace periódicamente, delante de un numeroso grupo de peregrinos, ávidos por escuchar su palabra. Esta presentación pública se lleva adelante en el marco de los encuentros que realiza una vez por mes en un salón en las afueras de la ciudad de Salta que pertenece al sindicato de ATSA. Se efectúa siempre un domingo posterior a las ceremonias en el cerro. Este encuentro constituye el acontecimiento más importante relacionado con la explicitación pública del relato de la aparición y con la fundamentación teológica y pastoral que realiza la vidente de sí misma y de todo el fenómeno.

 

Recuperamos a continuación el relato de Maria Livia. Destacamos los hitos en su historia tal como ella los narra[25]. En su relato se observa una lógica de selección de acontecimientos y el intento por articular distintos elementos de la narrativa de la “aparición” coherentemente con otras narrativas legitimadas (por tradición y sostenimiento a lo largo del tiempo) de fenómenos de este tipo.

 

Seguimos un abordaje del “relato” teniendo en cuenta, en primer lugar la forma en que la vidente se presenta a sí misma, y luego los aspectos que le interesa destacar de la historia y de los hitos que hacen a la “aparición”.

 

1-M. Livia se presenta como una persona sencilla, con una vida común en la que inesperadamente la Virgen un día irrumpe.

 

Yo era ya una mujer casada y madre de tres hijos. Teníamos un hogar, como todos los hogares, éramos una pequeña familia y vivíamos en paz, en un hogar feliz, un hogar común. Y un día mientras estaba rezando el santo rosario, escuche en mi corazón una voz que hablaba.

 

Al presentarse como una persona sencilla, llevando una vida común, se inscribe dentro de un patrón según el cual la Virgen escoge a este tipo de personas para dar sus mensajes.[26]

 

2-Se presenta como una persona dócil, obediente a la Virgen.

 

Así con el correr de los días la santísima Virgen comenzó a hacerme una serie de pedidos y uno de los pedidos que me hizo fue si yo quería que ella entrara en mi casa, en mi hogar; si yo quería que ella viviera con nosotros, si quería entregarle todas mis posesiones. Y yo le dije inmediatamente que sí, que a partir de ese momento yo le iba a entregar todas mis posesiones y ella podía vivir con nosotros para siempre. Así pude sentir en mi corazón la alegría de la Virgen. Otro día la santísima Virgen me pidió si quería coronarla como reina del hogar. Yo le dije inmediatamente que si […]. El tercer pedido que hizo la santísima Virgen fue pedirme que le entregara mis hijos, a toda mi familia. Le dije inmediatamente que si […]. Yo pude sentir, en mi corazón, la alegría de la Virgen. El otro pedido que hizo la santísima Virgen fue decirme si yo quería que ella estuviera al medio de mi matrimonio, entre mi esposo y yo. Yo le dije inmediatamente que sí, que a partir de ese momento ella iba a estar al medio de nosotros, para siempre y más allá de la vida, más allá de la muerte, en la eternidad. Y pude sentir en mi corazón la alegría de la santísima Virgen. Entonces ella dijo: Dios tiene designios sobre tu persona [] La Virgen me instruyó durante 5 años prácticamente todo el tiempo.

 

A través de este pasaje a M. Livia le interesa destacar que pese a desconocer el motivo, ella escucha y obedece a los pedidos de la Virgen. Es una mujer dócil que gracias a su inmediata obediencia, según ella, deja “contenta” a la Virgen. La Virgen le hace tres pedidos que involucran sacrificios y entregas de su parte, y M. Livia obedece sin cuestionar. Remarca que su actitud deja “contenta” a la Virgen. Así, gracias a esta docilidad, la Virgen le manifiesta que ella es alguien con un designio particular, alguien predestinado a cumplir una misión especial, para la cual la va a preparar.

 

3-Se presenta como una persona que una vez que aceptó que la Virgen la preparara, maduró a través del sufrimiento. Presenta al dolor y el sufrimiento vivido como la garantía de que es una persona apta para cumplir una “gran” misión

 

Es así que en estos 5 años continúe recibiendo estos mensajes que ella nos daba hasta que un día estaba rezando el vía crucis en mi dormitorio […] yo vi que el corazón de Jesús latía y también tenía espasmos de dolor y cada vez que tenía esos espasmos de la herida salían gruesas gotas de sangre que se derramaban hacia el suelo […] y comencé también a sentir la agonía del corazón de Jesús. Comencé a tener el mismo sufrimiento en mi corazón y, sentí que mi corazón también estaba agonizando. Caí al suelo, y sentí que ese era el último momento de mi vida pero Jesús quitaba ese dolor y esa agonía y pude incorporarme y […]

Después de esto la santísima Virgen dijo que el tiempo estaba cumplido, que los frutos estaban maduros […] había alcanzado la plenitud que Dios quería.

 

En su narrativa la vidente destaca que luego de haber pasado por una gran prueba, ella pasó el examen; con lo cual aparentemente mostró su aptitud para la misión encomendada. Haber superado la prueba la torna en una persona apta para lo que la Virgen quiere de ella. No es el lugar aquí para ahondar en este aspecto, pero sí interesa destacar el valor “redentor” del dolor desde la perspectiva cristiana. Cristo, según destaca la teología cristiana, pasó por la cruz para “salvar” a la humanidad. Así, desde esta óptica el sufrimiento purifica a los cristianos. En la vida de los santos, por ejemplo, se destacan los dolores, las pruebas y purificaciones por las que pasaron, como garantía de santidad. M. Livia sigue este patrón; le interesa mostrarse como alguien que ha sido purificada a través del dolor extremo; dolor que la habilita a una misión “redentora”.

 

Otra dimensión del sufrimiento, a la que también recurre M. Livia en la narración de su historia, es la referente al que surge de la transgresión y del pecado. Zimdars-Swartz destaca esta dimensión en el análisis que efectúa de las “apariciones” modernas.[27] Destaca que es un componente del proceso por el que pasan tanto los videntes como aquellos que comienzan a creer en sus testimonios. Teológicamente este sufrimiento (cualquiera sea la forma que tome) es entendido como fruto del pecado y de alejarse de Dios, por lo que encienden su enojo y la necesidad de reparar el mal cometido para aplacar su ira. En el caso de M. Livia, narra que luego que se le apareciera la Virgen…

 

Comencé a ver todos aquellos pecados que había cometido contra el amor de Dios y sentí la gran necesidad, una urgente necesidad de limpiar mi alma. Comencé a hacer muchas confesiones generales…

 

4-Se presenta como alguien que luego de haber sido preparada y purificada, puede “hablar” con la Virgen. Tiene diálogo directo con ella. Puede preguntar y recibir respuestas de la Virgen. El siguiente texto destaca solo un ejemplo de este diálogo

 

En realidad yo no sabía muy bien que debía hacer ya que esta oración de intercesión la venía haciendo en forma privada desde hace hacía bastante tiempo, pero nunca en público. De manera que pregunté a la santísima Virgen si era la voluntad de Dios que se hiciera esta oración con los peregrinos que pedían ser bendecidos de esta manera. La santísima Virgen dice que es voluntad de su divino hijo Jesús que se de esta oración de intercesión a todas aquellas personas que deseaban recibirla.

 

El párrafo de arriba, es parte del final de la narrativa que hace M. Livia de su historia personal. Es indicativo que le interesa resaltar que su docilidad, obediencia, y el sufrimiento por el cual pasó le abrieron paso a una “especial” vinculación con la Virgen[28]; ella no solamente escucha lo que la Virgen tiene para decirle, sino que dialoga con ella, le hace preguntas y sabe sus respuestas. Este aspecto es una peculiaridad de esta vidente, sobre la cual se legitima el extraordinario protagonismo que tiene, diferenciándola del patrón de “apariciones”. En diversas ocasiones ella hace uso de este recurso. Por ejemplo ante las preguntas que le hacen desde el auditorio los domingos luego de narrar “su historia”, llama la atención que varias veces, sobre todo si se trata de preguntas personales, M. Livia hace un pequeño silencio, y luego comienza la respuesta con las siguientes palabras “La Virgen me dijo que…”. Ella se presenta asimismo como alguien que tiene un trato corriente con la Virgen, lo que la habilita a armar frases como “… quiero agradecer al joven por la pregunta muy valiente… la Virgen sonrió mucho en ese momento…” (en una conferencia dada por M. Livia en Salta el 23 de mayo 2010). Varios de los mensajes de la Virgen comienzan con frases como “Hijita mía…”, “María L. hijita de mi corazón…” “Amada hija…”; quedando en claro la intención de M. Livia de destacar la familiaridad y la predilección que la Virgen tiene por ella.

 

Sintetizando, se puede argumentar que siguiendo la tradición judeo-cristiana de los profetas, tal como aparecen en los relatos Bíblicos, M. Livia se presenta como alguien llamada por Dios; narra con claridad su vocación. Se presenta como una persona que tiene una experiencia de Dios. Sus palabras son coherentes con sus obras. De hecho en su discurso utiliza varias veces la palabra “profecía”, destacando que ella es depositaria de profecías que la Virgen le da en algunos de sus mensajes.

 

De la misma forma en que M. Livia al contar “su historia” legitima la forma en que ella se concibe en relación a la “aparición”; también es ella quien narra la “historia” de la “aparición”; historia que está íntimamente vinculada con la suya personal. Legitima así la “historia oficial de la aparición”. De esa historia oficial que narra –sobre la cual no pondremos transcripciones- enfatizamos lo que consideramos las seis etapas que M. Livia quiere enfatizar en su relato:

 

1. Hubo un primer período en que se le aparece a ella la Virgen en privado en su casa; la prepara –tal como ya se destacó-; le da el nombre de su nueva advocación: “La Divina Madre del sacratísimo corazón Eucarístico de Jesús”; y le da mensajes que ella guarda en privado; período en el que también se le aparece Jesús, pidiéndole que su “corazón eucarístico sea alabado”.

 

2. Luego de cinco años, la Virgen le pidió que se contactara con las Carmelitas del convento de Salta para que fueran las guardianas de sus mensajes, y que esculpieran la imagen “oficial” de la Virgen, tal como ella la vio. Las Carmelitas tienen así un rol destacado en todo el evento.

 

3. Por propia iniciativa decide informar a las autoridades eclesiales locales sobre lo que estaba sucediendo. Destaca que siguió las indicaciones que en cada momento le dieron.[29]

 

4. Además de recibir mensajes, la Virgen le dio algunos “secretos” o profecías que debían revelarse con el tiempo.

 

5. Uno de estos secretos se vincula con la elección del cerro para la construcción de un santuario y para ser el lugar donde la Virgen se “aparece” los sábados. Lugar en el que M. Livia puede hacer la oración de intercesión.

 

6. El secreto más importante dado por la Virgen se vincula con una particular misión para la Argentina; una misión evangelizadora hacia el resto del mundo destinada a “unir Oriente y Occidente”. Este secreto es parte esencial de toda la “aparición”.

 

La repetición de una misma narrativa en torno a estos seis puntos en cada una de sus intervenciones públicas, estructura un relato a través del cual M. Livia se legitima ella como vidente y enmarca la historia “oficial” de la aparición. La narrativa se repite de forma idéntica/de forma circular. Es así como la historia narrada por la vidente se transforma y estructura en el mito de los orígenes. M. Livia, como sucede con otros videntes, interpreta las etapas por las que pasa actualizando ritualmente el proceso, y restaurando el tiempo original dentro de un tiempo ‘mítico”. Y más importante aún, al contar continuamente su historia, disminuye el margen de posibilidad de multiplicación de historias que expliquen el origen del fenómeno.[30] M. Livia al presentarse como lo hace, y al escoger qué y cómo narrar de la historia de la “aparición”, da el marco en el que el fenómeno debe interpretarse. Destacamos nuevamente que esta narrativa se realiza como acto de cierre de toda la ceremonia que tiene lugar el fin de semana. Con su discurso culmina la “peregrinación”. Así, M. Livia da un mensaje claro y unívoco. Mensaje que va dirigido principalmente a tres actores claves de esta “aparición”:1. a los presentes –a quienes les da el sentido de la experiencia que tuvieron el día anterior en el cerro; 2.a los miembros de su organización, los servidores –a quienes les confirma el “privilegio” que tienen de hacer parte de una obra tan especial; 3.a las personas encargadas de “estudiar el fenómeno” –la jerarquía eclesiástica local- a quienes les comunica sin rodeos quien es ella y su gran misión, y les da el único marco posible de interpretación del fenómeno.

 

Recientemente M. Livia añade una nueva dimensión en su discurso. En el evento público del 18 de marzo 2011 estas fueron las preguntas de dos personas del auditorio y las respuestas que dio la vidente

 

[mujer hablando al borde del llanto] Buen día señora M. Livia, soy de Asunción, Paraguay y en la peregrinación pasada le vi a ud. los ojos azules, quiero saber […]

Sin que la pregunta haya terminado de formularse, M. Livia toma la palabra y afirma: Bueno, tengo los ojos castaños… sí, posiblemente haya visto a la Virgen.[31]

 

Mujer: Hola buen día M. Livia, soy N. de Corrientes y le quería preguntar si ayer a la tarde en el cerro cuando vos te arrodillaste y despedías unas [iris] mi nietita de tres años empezó a llorar desconsoladamente y empezó a decir “no te vayas Virgencita, vení” y gritaba y lloraba [habla sollozando]

M. Livia: Y… los niños no mienten, posiblemente veía a la Virgen.

 

La dimensión que añade M. Livia es que entre ella y la Virgen hay una misma identidad. Como se desprende del intercambio arriba citado, M. Livia no lo dice expresamente –sabe que no podría hacerlo para no salirse de los parámetros aceptados por la jerarquía de la Iglesia con la que no quiere romper-, pero deja que se vaya legitimando la idea que ella encarna a la Virgen. A lo largo de una década M. Livia ha ido periódicamente narrando su historia y respondiendo preguntas de personas que en su mayoría han tenido una fuerte experiencia espiritual en el cerro horas antes de escuchar su palabra. Desde este intercambio, entre una vidente con creciente autoestima y un auditorio fuertemente movilizado, se fue construyendo un relato, una mítica, desde el cual M. Livia fue asumiendo que ella no solo es un instrumento de la Virgen, sino algo más: la encarnación de la propia Virgen. El auditorio está dispuesto a legitimarlo, por lo tanto el relato se legitima.

 

 

Las pujas en el contexto local. La actitud de la jerarquía eclesiástica frente al evento

 

Durante la década de los 90 la piedad religiosas que suscitaba M. Livia contaba con cierta simpatía y apoyo del clero local. Poco a poco, y sobre todo desde la construcción del santuario en el Cerro en el 2001, el apoyo se fue atenuando, y crecientemente muchos actores de la iglesia de Salta tomaron distancia. La apreciación que la jerarquía de Salta hace actualmente del fenómeno es abiertamente negativa, pese a que sigue ofreciendo soporte pastoral a los miles de fieles que acuden semanalmente a la ciudad. El frente de conflicto es principalmente entre la jerarquía de la Iglesia local por un lado y por el otro María Livia, su organización, y las Carmelitas del convento de San Bernardo sin cuyo apoyo el evento no hubiera tomado la dimensión actual.

 

¿Cómo llegó la jerarquía local a su posición actual? ¿Cómo entender su posicionamiento? Para responder a estas preguntas es relevante comprender las estrategias de legitimización utilizadas por M. Livia y su organización. Enumeramos a continuación las estrategias que creemos más relevantes por sus implicancias en el conflicto con la Iglesia local.

 

1. La búsqueda por legitimar el fenómeno en Salta como uno de los “grandes” eventos de apariciones de la Virgen en la historia. Esta estrategia llevó a que la ceremonia en el cerro tomara crecientemente la estructura, la simbología y los mensajes de las apariciones que marcaron el rumbo de las mismas en la era moderna -Lourdes y Fátima-, y la contemporánea que sucede en Medjugore vinculada con la consolidación carismática en la iglesia.[32]

 

2. La estrategia de mostrar que si bien todo el evento responde al formato “típico” de las grandes apariciones de la era moderna, la de Salta tiene una impronta única. Esta se vincula a una gran misión, la de llevar adelante una evangelización que tendrá por epicentro a Salta, destinada a, según repite contantemente M. Livia, “…unir Oriente con Occidente”. Esta creencia va legitimando la idea que la organización que M. Livia fundó no es una más dentro de la Iglesia, sino una especial; una conformada por “los elegidos” de la Virgen para una gran tarea.

 

3. En relación a la primera estrategia, hay un aspecto al que la organización le presta particular atención. Se trata de la búsqueda de legitimar la presencia de eventos extraordinarios que suceden durante la ceremonia en el cerro ante la presencia de las las personas que acompañan a la vidente. Estos signos especiales visuales –eje danza del sol, la silueta de la Virgen, etc…- y olfativos –olor a rosa- son interpretados y reportados como confirmatorios de la presencia de la Virgen. Es una simbología que fue fuertemente reproducida en las “apariciones” del siglo XX, conformando una parte privilegiada y una experiencia “exclusiva” de quienes participan de los lugares “sacralizados” acompañando a los videntes. En las “apariciones” modernas, como ya hemos afirmado -ver nota al pie 30- adquiere peculiar relevancia lo que se ha llamado la fotografía milagrosa[33], lo que denota la voluntad de registrar gracias al soporte de la tecnología fílmica, los eventos extraordinarios que suceden[34]. Steil argumenta que esta voluntad fílmica, que denota el relieve que tienen los signos vivenciales, evidencia que en las “apariciones” contemporáneas la experiencia carismática complejiza el patrón de las “apariciones”[35]. En el cerro en Salta hay un legitimado uso de cámaras de foto y filmadoras. De hecho todo el evento es cuidadosamente filmado por una persona designada por M. Livia; la filmación es luego subida a la página web de la organización.

 

4. La búsqueda por mostrar a M. Livia como una vidente que no solo ve a la Virgen, recibe sus mensajes e interpreta su voluntad, sino que tiene la capacidad de “mediación” y de “sanar”. La organización tiene un gran afán por reportar todo tipo de relato de sanación de los concurrentes al cerro en los que M. Livia haya mediado.

 

5. La difusión pública de la “obra” y su mensaje a través de actores claves no pertenecientes a la Iglesia de Salta. El Padre Renee Laurentín, reconocido estudioso de las apariciones mariana en el mundo[36] quien se interesó por el evento en Salta, ha sido una pieza clave en esta estrategia. Su abierta simpatía por la “aparición” en Salta es bien aprovechada por la organización quienes periódicamente, pese a su avanzada edad, lo invitan a dar testimonio público de su impresión. Lo mismo sucede con otros actores que la organización escoge para difundir públicamente el evento. Florencia Lacroce, por ejemplo, hija de los dueños de la tierra donada para la construcción del santuario es una de éstas. Su testimonio público, en el cual reproduce sin fisuras el relato de M. Livia, llega a un público en Buenos Aires ávido por escuchar los eventos extraordinarios que relata.

 

El despliegue de todas estas estrategias por parte de M. Livia y su organización dejan a la jerarquía de la Iglesia local en una situación muy incómoda. El abierto y público protagonismo de M. Livia contraría y desubica. La tensión teológica entre enfoques mariológicos (en los que la Virgen María toma la iniciativa), y el eclesiológico (desde el cual al magisterio de la Iglesia le cabe la correcta interpretación de la Revelación), adquiere en este caso una dimensión peculiar. Ni el obispo, ni la comisión de discernimiento que él nombró para estudiar el caso –en tanto expresiones formales de la iglesia-, logran “subordinar” a una vidente dispuesta a llevar adelante su cometido, convencida que ella expresa “la voluntad de la Virgen”.  Ante una vidente que funda todas sus acciones –desde la decisión de construir un santuario, la de nombrar a los directivos de la organización, la de realizar un viaje a Europa para difundir su obra, etc.- en la certeza de que “la Virgen me lo pidió y así debo hacerlo”, las posibilidades de control por parte de la jerarquía se estrechan enormemente.

 

El obispo no puede por tanto “disciplinar” a la vidente; no puede evitar que el fenómeno siga atrayendo multitudes, pero sí puede tomar acciones que limitan el alcance eclesial del evento. Dispuso que en el cerro no se celebren los sacramentos, o sea no pueden celebrarse misas. Trató asimismo de limitar el protagonismo de M. Livia durante la ceremonia en el cerro, con dos disposiciones. Una fue la prohibición que la vidente imponga las manos a los participantes durante la oración de intercesión, y la segunda fue que en el centro de la explanada se ubicara una imagen de la virgen y no M. Livia. Recomendó asimismo que el clero local no participe de la ceremonia. Prohibió a la vidente, a su organización y a las Carmelitas difundir o publicar los mensajes que M. Livia dice recibir de la Virgen.

 

La posición del obispo quedó públicamente expresada en el 2003 en un escrito titulado “La cuestión Pastoral de la Ermita del Cerro. Aporte del Arzobispado de Salta para ayudar a reflexionar sobre las presuntas Revelaciones y Apariciones”. Expresa

 

Estamos delante de un fenómeno de “revelación sin contenido” (expresión que escuché de su eminencia el Cardenal Ratzinger durante el encuentro de febrero de 2002 en ocasión de la visita ad limina)…los mensajes son repetitivos y la atención prestada a los más necesitados se canaliza solamente a través de la oración. La caridad no aparece hacia el prójimo que se expresa en obra de misericordia material.[37]

 

 

 

 

 

 

Conclusiones

 

            Retomamos en estas conclusiones las principales preguntas que originaron el trabajo: ¿por qué lo salteños no han incorporado a la Virgen del Cerro entre sus devociones? ¿Por qué no participan de la ceremonia que tiene lugar todas las semanas en el Cerro de la ciudad y la provincia en la que residen? Al santuario concurren masivamente miles de personas cada sábado; lo hacen de diversas partes de la Argentina, pero muy pocos son los salteños. ¿Por qué? El fenómeno contrasta con lo que sucede en San Nicolás –que junto con Salta es el sitio de “apariciones” marianas contemporáneas más visitado-. En San Nicolás el evento cuenta, en cambio, con el apoyo de los lugareños.

 

            A lo largo del artículo hemos presentado el evento: las etapas de su desarrollo, el discurso de la vidente, la ceremonia de los sábados y las características sociodemográficas de las personas que concurren. Discutimos las estrategias de legitimización de la organización y las desplegadas por la jerarquía eclesiástica de Salta. Al principio del trabajo discutimos asimismo las devociones marianas en Salta. Afirmamos que la  sociedad salteña es creyente, católica y devota y con una fuerte tradición de mediaciones marianas locales, que han convergido en un imaginario social abierto al milagro y al misterio. Las devociones religiosas tradicionales de la sociedad salteña, que se expresan con vigor en torno al Señor y la Señora de los Milagros, han sido estructurantes tanto de la construcción como de la expresión de las identidades de los salteños. Lejos está la nueva “aparición” de generar un movimiento identitario similar.

 

            La masiva concurrencia al santuario, sin embargo, indica que para un sector de la población argentina el evento en Salta sí los interpela, y suma a su construcción identitaria religiosa. De nuestro análisis centrado en quiénes concurren al evento, podemos afirmar que las personas que se sienten interpeladas tienden a tener niveles de instrucción superiores a la media. Tal vez se trate por tanto de personas de estratos sociales medios y medios altos. Personas a quienes la combinación de un discurso de tipo integrista-conservador de la vidente y su organización, con aspectos de tipo carismático (sanación-milagro) les sume “valor” a su itinerario religioso y les resulte significativo. La concepción de Iglesia que trasmite M. Livia, la forma en que desde su discurso plantea las relaciones  Iglesia-mundo, entre la fe y la sociedad, entre la fe y la modernidad, permiten afirmar que todo el evento se inscribe dentro de una línea teológico pastoral de tipo integrista, recogiendo esta tradición de larga data en Argentina. Tradición que ha tendido a interpelar con mayor fuerza a ciertos sectores conservadores de niveles medios y medios altos. Se trata de una línea teológico-pastoral lejos de una matriz popular; lejos sobre todo de expresiones de religiosidad popular que son interpretadas, desde esta matriz conservadora, como contrarias al corazón dogmático de la Iglesia.

 

            La tradición de religiosidad popular en Salta, las mediaciones que la propia jerarquía local enfatiza, giran en torno a lógicas distantes a las de la nueva organización. Algunos sectores sociales medios y altos de Salta pueden sentirse interpelados, pero no los sectores populares. La religiosidad popular de Salta, tal como se expresa en la masiva festividad del Señor y a la Virgen de los Milagros y en los cultos populares, evidencian una religiosidad que la Iglesia local ha logrado articular “pastoralmente” favoreciendo una fuerte construcción identitaria local.

 

 

Recibido: 03/07/13

Aceptado: 12/04/14

 

   

 

 

 

La Virgen que se “aparece” en Salta, ¿por qué los lugareños le dan la espalda?

 

Resumen

 

            El trabajo presenta el fenómeno de las “apariciones” de la Virgen en Salta. Se presentan las etapas de su desarrollo, el discurso de la vidente, la ceremonia principal del evento y las características sociodemográficas de las personas que concurren. Se discuten asimismo las estrategias de legitimización de la organización y las desplegadas por la jerarquía eclesiástica de Salta para tratar de minimizar su impacto y de “controlar” el fenómeno. Se efectúa una breve caracterización de las devociones fuertemente arraigadas en la sociedad salteña. Interesa comprender por qué los lugareños no han adoptado a la Virgen del Cerro entre sus devociones; por qué no visitan el santuario que está en su propia tierra. Argumentamos que todo el evento se inscribe dentro de una línea teológico pastoral de tipo integrista, recogiendo esta tradición de larga data en Argentina. Tradición que ha tendido a interpelar con mayor fuerza a ciertos sectores conservadores de niveles medios y medios altos. Se trata de una línea teológico-pastoral lejos de una matriz popular; lejos por lo tanto de la religiosidad popular salteña.

 

Palabras claves: apariciones de la Virgen, Salta, devoción mariana, religiosidad.

 

Ana Lourdes Suárez - Agustín Pérez Marchetta

 

 

The Virgin that “Appears” in Salta, Why do Local People Turn their Back to Her?

 

Abstract

 

The paper presents the phenomenon of the "appareances" of the Virgin in Salta. It discusses the stages of its development, the seers´s discourse, the main ceremony of the event, and socio-demographic characteristics of people who attend the site. We also discuss the organization´s strategies of legitimization, and the ones deployed by the hierarchy of Salta to try to minimize its impact and to "control" the phenomenon. A brief characterization of the devotions rooted in the society of Salta is done. We are interested in understanding why local people have not adopted the Virgen del Cerro among their devotions; and they do not visit the site that is in their own city. We argue that the entire event is part of a theological pastoral line of fundamentalist type which has a long tradition in Argentina. This tradition has tended to be stronger among  conservative sectors of the high class. It represents a theological line away from a popular context; away, therefore, from the Salta popular religiosity.

 

Key Words: Marian apparitions, Salta, marian devotion, religiosity.

 

Ana Lourdes Suárez - Agustín Pérez Marchetta



[1] Investigadora del Conicet-Pontificia Universidad Católica Argentina. Correo electrónico: analourdessuarez@gmail.com

[2] Maestrando en Antropología Social, IDAES-IDES. Correo electrónico: a.perezmarchetta@gmail.com.

[3] Ver Zimdars-Swartz, Sandra, Encountering Mary: from La Salette to Medjugorje, Avon Books, New York, 1992, p. 4. La traducción es nuestra. Es necesario distinguir entre una revelación/locución, una visión y una aparición. La primera supone la posibilidad de  escuchar una voz; en la visión por el contrario no se escucha, solo se ve a un ser no perteneciente al rango de la percepción; y finalmente en la aparición, no solo se la ve sino que deja huellas y hay testigos del evento.

[4] De las múltiples “apariciones” de la modernidad,  solo una pequeña parte  han merecido el reconocimiento de parte de  la Iglesia católica. Las únicas aprobadas oficialmente por la iglesia en los últimos dos siglos son: Rue du Bac (París 1830), La Salette (Francia, 1846), Lourdes (Francia, 1858), Pontmain (Francia, 1870), Fátima (Portugal, 1917), Beauraing (Bélgica, 1932) y Banneux (Bélgica, 1933).

[5] El artículo se enmarca en un proyecto desarrollado con financiamiento de CONICET: Proyecto de investigación Plurianual 2009-2011 nro. 11220080102701, titulado “Apariciones de la Virgen en Salta”.

[6] Ver Fortunato Mallimaci Atlas de las creencias religiosas en la Argentina, Biblos, Buenos Aires, en prensa. El Atlas se basa en la Encuesta sobre Creencias y Actitudes efectuada en el 2008.

[7] Martínez, Ana Teresa, “Religión y diversidad en el NOA: explorando detrás de un Documento Regional de Identidad”, en Sociedad y Religión, Nro. 32/33 Vol. XX, Ceil-Conicet, Buenos Aires, 2010, pp.189

[8] La Difunta Correa y el alma mula son parte del conjunto de ritos y mitos populares presentes en la argentina, sobre todo en el noroeste. Para una introducción al estudio de las religiosidades ver Ameigeiras, Aldo, Religiosidad Popular, creencias religiosas populares en la sociedad Argentina, Universidad General Sarmiento, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 2008.

[9] La encuesta reporta otro tipo de prácticas religiosas regulares que registran en todos los casos porcentajes superiores a los del total país. Rezar en la casa (91,5%); lectura de la Biblia (42,8%); asistencia semanal al culto (41,4%). Este último dato es llamativamente alto, y como destaca A.T. Martínez no corresponde aparentemente a la realidad material efectiva de posibilidad. Ver Martínez, Ana Teresa, 2010, ob. cit., p. 167. Creemos que el dato debe leerse como indicativo de una intención de adhesión, o más bien como conciencia de “cumplimiento” con lo establecido por la Iglesia católica.

[10] La religiosidad popular expresa la forma en que el pueblo a través de sus necesidades fundamentales cree en lo trascendente y lo busca. En este trabajo utilizamos la categoría de la religiosidad en relación al conjunto de creencias y prácticas de ciertos sectores más marginales. Ameigeiras, Aldo, 2008, ob. cit.; entre varios otros.

[11] Redemi, Roberto y Miguel, Gloria, (2010) “Expresiones simbólicas y relaciones generacionales en el contexto actual del catolicismo en el NOA” en Sociedad y Religión, Nro. 32/33, Vol. XX, Ceil-Conicet, Buenos Aires, 2010, pp.188-205.

 

[12] Chaile, Telma L., “Las devociones marianas en la sociedad colonial salteña del siglo XVIII”. Andes, nro. 15. CEPIHA, Universidad Nacional de Salta, Salta, 2004, pp. 87-116.

[13] El 13 de setiembre de 1692, luego que gran temblor sacudiera a la ciudad de Salta, la imagen de la Inmaculada concepción (la que posteriormente se llamaría “Virgen del Milagro”) que se encontraba en la iglesia matriz fue hallada en el suelo, a los pies del Cristo en actitud orante. Este hecho se interpretó como de súplica. La imagen no había sufrido ningún daño en su rostro ni manos pese a su gran tamaño; sin embargo, según la tradición, había perdido los colores del rostro que quedó pardo y macilento. Posteriormente, la imagen fue llevada a la casa del alcalde donde se oró allí toda la noche. Al día siguiente (14 de septiembre) se colocó la imagen en el exterior de la Iglesia matriz donde, según se cuenta, continuaron los cambios de colores del rostro. Fue entonces cuando muchos fieles comenzaron a llamarla “del Milagro”. Así, una nueva historia empezaba para esta sencilla imagen y para los salteños, que jamás abandonarían su culto y su devoción. En ocasión del terremoto un jesuita, José Carrión, según los relatos del época, afligido por la situación sintió una voz interior que le decía "mientras no sacasen al Cristo, no cesarían los terremotos". El sacerdote se dirigió a la Iglesia donde hacía un siglo yacía la imagen de Cristo. Esta fue colocada frente a la iglesia que la Compañía de Jesús tenía en el centro de la ciudad y el pueblo acudió al templo con antorchas encendidas. Las campanas llamaron a penitencia y la imagen fue sacada en procesión por los fieles salteños con el ruego de que cesaran los temblores. Al amanecer del día 15 la tierra dejó de temblar, volvió a estremecerse a la noche, en medio de procesiones y rogativas. Al cesar los estremecimientos, el día 16 renació la calma y con ella se comenzó a hablar del "milagro" (la reconstrucción de estos hechos la hicimos en base al Sitio Web oficial de la Catedral de Salta, Historia de la Virgen de las Lágrimas [consulta: 01/04/13].

[14] Para ver el impacto de  la celebración del 2012 en los medios remitirse a: http://www.eltribuno.info/salta/200927-Comenzo-el-Triduo-del-Senor-y-la-Virgen-del-Milagro.note.aspx y http://www.eltribuno.info/salta/201274-Unos-1500-devotos-caminan-por-la-Puna-para-llegar-al-Milagro.note.aspx. Notas consultadas en enero y febrero de 2013

[15] En septiembre del 2010 el diario Perfil publicó que habían participado 700.000 personas (http://www.perfil.com/contenidos/2010/09/16/noticia); en septiembre del 2011 el diario La Nación publicaba que la asistencia era de 650.000 personas (http://www.lanacion.com.ar/1406568-masiva-procesion-por-el-senor-y-la-virgen-del-milagro); el diario Clarín reportó igual cantidad para septiembre del 2012 (http://www.clarin.com/sociedad/multitud-participo-Senor-Virgen-Milagro_0_774522795.html). Notas consultadas en enero y febrero de 2013.

[16] Esta sección ha sido desarrollada en parte también en Ameigeiras, Aldo y Ana Lourdes Suárez, “Las apariciones de la Virgen. El fenómeno de las apariciones de la virgen en Salta: peregrinación, sanación y la misión de unir oriente con occidente”, en Ciencias Sociales y Religión/Ciências Sociais e Religião, año 13, n. 13, Porto Alegre, 2011, pp. 103-129.

[17] Documentos oficiales de la organización que acompaña a la vidente, documentos de la diócesis, notas de los periódicos, entrevistas a distintas personas cercanas a Maria Livia y que participaron de algunas manera en el desarrollo de los acontecimientos.

[18] M. Livia relata que la primera locución fue el 1ro de julio de 1990 estando ella en oración en su casa. En esa ocasión recibe el primer mensaje, que reporta con este contenido “Nuestra Señora de las Lágrimas te dirá lo que quiere el 16, debes rezar mucho por los pecadores, por los afligidos, por los que sufren ¡Amén!”. Cabe destacar aquí la referencia a la Virgen de Las Lágrimas, emblema de la devoción mariana salteña (“Mensajes dados por la Santísima Virgen 1990-2003 Salta Argentina” publicados y distribuidos en forma gratuita por Peregrinación Salta en forma de mimeo) accesible también en internet: http://www.inmaculadamadre-salta.org/obra/index.php?option=com_content&view=article&id=70&Itemid=116&lang=en. [consulta: 09/11/15].

[19] La Comisión de discernimiento sobre la “aparición” dejó de reunirse hace un par de años. Estaba compuesta por once miembros, principalmente presbíteros y teólogos/as, convocados por el obispo para ayudar a esclarecer y discernir sobre los pasos a seguir. Cabe recordar que sin la aprobación diocesana, el discernimiento sobre la veracidad de la “aparición” no puede pasar a consideración del Vaticano. Entrevistamos en Salta a algunos de los miembros de la comisión, quienes nos trasmitieron lo duro y frustrante que fue la tarea encomendada. Uno de los principales obstáculos mencionados fue la poca docilidad de M. Livia a acatar directrices y consejos de la comisión. A modo de ejemplo sobre su actitud, nos contaron que se le pidió a M. Livia que se sometiera a un examen psicológico. La vidente nunca quiso entregar los resultados y encontró para no hacerlo el respaldo de un escribano.

[20] María Livia no mira a la persona sobre la que coloca su mano derecha en el hombro izquierdo. Permanece con cada uno alrededor de 10 segundos. Detrás de las personas se ubican servidores de la obra que van atajando a los que caen como desmayadas hacia atrás. Van pasando las horas y sigue el mismo clima de oración y recogimiento. Son las 19hs. Estuvimos 9 horas en el cerro y todo transcurrió como en un eterno presente. M. Livia se arrodilla en el centro de la explanada y luego se retira hasta el próximo sábado donde miles de peregrinos la estarán esperando en el cerro” (aproximación etnográfica realizada el 1ro de junio 2007).

[21] Fuimos  cinco encuestadores, entre los cuales los dos autores de este artículo, quienes a lo largo del día sábado 19 de marzo -en que se realizó la celebración en el cerro- y del domingo 20,- en que M. Livia recibió a los “peregrinos” en un salón de la ciudad-, fuimos encuestando al azar a diversas participantes. La mayoría de las entrevistas fueron efectuadas el día sábado mientras las personas descendían del cerro luego de la celebración. Los encuestadores estábamos distribuidos en diversas partes del cerro (a donde llegan los micros; a donde estacionan los autos; donde circulan los que van a pie). Sumamos un total de 200 encuestas.

[22] Parte de lo que se presenta en este apartado está publicado en Ameigeiras, Aldo y Ana Lourdes Suárez, “Buscando paz. Peregrinos al cerro de las apariciones de la Virgen en Salta” en Revista Sociedad y Religión, Vol. XXIII, 39, 2013, Ceil-Conicet, Buenos Aires, pp. 117-150.

[23] Además de los frecuentes viajes realizados a la ciudad de Salta uno de los redactores de este artículo tiene familia en la provincia, por lo que pasa gran parte del verano en la ciudad, pudiendo llevar adelante trabajo de campo y tener conversaciones informales con los habitantes. A su vez se toma como fuente una observación participante llevada adelante el 2011 durante una semana del mes de enero -domingo 9, martes 11, miércoles 12 y jueves 13 y sábado 29- en cerro de las apariciones durante el receso de las actividades, es decir cuando M. Livia no hace la oración de intercesión.

[24] Este apartado resume argumentos presentados en Suárez, Ana Lourdes, “Los mensajes de la Virgen del Cerro: orar, ayunar, “comulgar” y convertir a los “impíos”. La profecía de una nueva evangelización que partirá de Argentina a través de un grupo de elegidos”, en: Vitral Monográfico, GERE nro. 3, UBA, Buenos Aires, 2012, pp. 141-171.

[25] Todas las citas textuales de M. Livia que se continúan refieren a la charla que dio el 2 de junio del 2007 en el salón de ATSA en Salta. En las otras 4 charlas desgrabadas M. Livia hace la narrativa de su historia en forma casi idéntica.

[26] Esta idea es desarrollada, entre otros autores, en Steil, Carlos “Aparições marianas na historia recente do catolicismo en Steil, Carlos, Mariz, Cecília L. y Mísia Lins Reesink, (Org.) Maria entre os vivos. Reflexoes teóricas e etnográficas sobre aparições marianas no Brasil. Porto Alegre: Editora de la UFRGS, 2003, pp.19-36. Steil argumenta que el predominio de mujeres y niños como protagonistas de las locuciones, visiones y apariciones es interpretado en general en el marco de la atención de Maria a los débiles y frágiles.

[27] Zimdars-Swartz, Sandra, 1992, ob. cit.

[28]Ver Reesink, Mísia Lins, “Nossa Senhora da Anguera, Rainha da Paz e do mundo catolico contemporáneo en Steil, Carlos, Mariz, Cecília L. y Mísia Lins Reesink, (Org.) Maria entre os vivos. Reflexoes teóricas e etnográficas sobre aparições marianas no Brasil. Porto Alegre: Editora de la UFRGS, 2003, p. 89-138. Reesink analiza los procesos por los que pasan los videntes. Destaca que un vidente maduro es aquel que sabe lidiar con “lo sobrenatural” que antes lo dejaba perturbado. Según el patrón que analiza, se pasa por un primer momento de mucho sufrimiento y perturbación del cual se sale “fortalecido” para abrazar la misión que se le encomienda. Destaca que son trayectorias marcadas por la predestinación, la preparación al llamado, por el dolor y la crisis relativas a una fase de no control; y finalmente, la fase de control y de llevar adelante la misión que le fue dada por la Virgen.

[29] Este aspecto de su relato contrasta con el dado por las diversas autoridades eclesiásticas y miembros de la comisión de discernimiento entrevistados. Los entrevistados tendieron a describir a M. Livia como una persona reacia a seguir sus indicaciones, o a hacerlo de una forma muy superficial.

[30] Ver Reesink, Mísia, 2003, ob. cit. La autora hace este tipo de análisis en relación a fenómenos de apariciones que tuvieron lugar en Brasil en tiempos recientes. Basa su análisis en las categorías que Eliade en 1963 elaboró en relación a la transformación de la narrativa en un relato mítico.

[31] Para comprender mejor la pregunta y la respuesta dada, cabe mencionar que la imagen de la Virgen que se ha hecho reproduciendo a la que dice ver M. Livia, tiene los ojos azules. Asimismo es dable destacar que en torno al fenómeno del cerro se ha ido construyendo un discurso vinculado con signos y eventos milagrosos, tal como suele suceder en los fenómenos de “apariciones” modernas. Desde este discurso varios de los presentes en la ceremonia del cerro esperan ser testigos de efectos especiales –como el sol girando al mediodía- o percibir olores particulares –el perfume de la rosa-. Se los concibe como confirmatorios de la presencia de la Virgen. Se ha armado asimismo un discurso en torno a la “fotografía milagrosa”; se busca corroborar en material fotografiado en base a códigos de interpretación que se han ido construyendo a lo largo de la tradición de apariciones, contornos de la Virgen, aspectos especiales del sol, pequeñas hostias, etc. Para ahondar en la fotografía milagrosa véase Wojcik, Daniel “Polaroids from Heaven. Photography, Folk Religion, and the Miraculous Image Tradition at a Marian Apparition Site”, en Journal of American Folklore 109 (432), University of Illinois Press, 1996, pp. 129-148; Matter, Ann “Apparitions of the Virgin Mary in the Late Twentieth Century: Apocalyptic, Representation, Politics”, en Religion 31 (2), Routledge, 2001,   pp.125-153.

[32] Steil, Carlos A. “Renovação Carismática Católica: porta de entrada ou de saída do catolicismo? Uma etnografia do Grupo São José”, en Religião & Sociedade, v. 24, n. 1, Porto Alegre, 2004, pp. 11-36.

[33] Matter, Ann, 2001, ob. cit., y Wojcik, Daniel, 1996, ob. cit.

[34] La tradición más vigorosa de la fotografía milagrosa en apariciones de la virgen se orquestó en torno a las fotos sacadas por miles de seguidores de Verónica Lueken, la vidente en Baysde, EEUU.  Las apariciones en Bayside en la actualidad están elaboradamente explicadas a través del simbolismo de la fotografía milagrosa. Dos autores efectúan un interesante análisis sobre el uso de la fotografía en la aparición en Bayside y en otros contextos contemporáneos de apariciones, como en Conyers en Georgia, EEUU; en Clearwater, Florida donde las fotos son relevantes para construir la advocación de “la Virgen del Arcoiris”. Wojcik, Daniel, 1996, ob. cit. y Matter, Ann, 2001, ob. cit.

[35] Steil, Carlos A., 2004, ob. cit.

[36] Ver Mons. René Laurentin “Diccionario de las apariciones de la Virgen María”. 2007. Incluye más de 2.600 entradas sobre las apariciones de la Virgen en todo el mundo. En las pags.1301 A 1304 de la última versión relata la aparición en Salta siguiendo el mismo esquema que utiliza María Livia al presentarse en público y narrar el evento.

 

[37] Arzobispado de Salta, “La cuestión Pastoral de la Ermita del Cerro”, 40A en la sección V Apreciaciones y disposiciones, 2003 http://www.arquidiocesissalta.org.ar/cuestionpastoral/cuestion_pastoral_2003.html. [consulta: 10/11/15].