Revista
Andes, Antropología e Historia
Vol.
1, Nº 32, Enero - Junio de 2021
Esta obra está
bajo licencia de Creative Commons Atribución - No Comercial CC BY-NC
https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/ ISSN Nº 1668-8090
SORTEANDO LOS
AVATARES DEL TIEMPO: GESTIONES PATRIMONIALES EN EL MUSEO JOSÉ M. MACIEL DE
DE CORONDA
(PCIA. DE SANTA FE)
OVERCOMING THE PASS OF TIME: HERITAGE MANAGEMENT IN
JOSÉ M. MACIEL MUSEUM OF CORONDA CITY
(SANTA FE PROVINCE)
Julieta
Sartori
Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Facultad de Ingeniería
y Ciencias Hídricas, Universidad Nacional del Litoral.
Facultad de
Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario.
Fundación Arqueológica
del Litoral (FUNDARQ)
Argentina
julisartori@gmail.com
Paula
E. Galligani
Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
División
Antropología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo,
Universidad Nacional
de La Plata.
Facultad de Humanidades
y Artes, Universidad Nacional de Rosario.
FUNDARQ (Fundación
Arqueológica del Litoral)
Argentina
paulagalligani@hotmail.com
Fernando
Balducci
Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Instituto de Arqueología,
Universidad Nacional de Buenos Aires.
Facultad de
Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario.
FUNDARQ (Fundación
Arqueológica del Litoral)
Argentina
ferbalducci@gmail.com
Florencia
Lancelloti
Facultad de
Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario
Argentina
lancellottiflor@gmail.com
Abril
Castagnola
Facultad de
Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario
Argentina
abrilcastagnola@gmail.com
Macarena
Riberi
Facultad de
Humanidades y Artes
Universidad Nacional de
Rosario
Argentina
maquiriberi@hotmail.com
Agustina
Tisocco
Facultad de
Humanidades y Artes
Universidad Nacional
de Rosario
agustisocco@gmail.com
Fernando
Roggero
Museo Municipal José
M. Maciel. ISP Nº 6 “Leopoldo Chizzini Melo”
Argentina
roggero.fernando@gmail.com
Fecha de ingreso: 28/04/2020.
Fecha de aceptación: 16/10/2020
Resumen
En este trabajo se presentan
los resultados de la experiencia realizada desde el proyecto “Sorteando los
avatares del tiempo” enmarcado en el programa “Territorio de Encuentros” e impulsado por el Ministerio
de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe. Este proyecto comenzó a desarrollarse hacia comienzos del año 2017, con
el objetivo de realizar una renovación integral del área de arqueología del
Museo José M. Maciel de la ciudad de Coronda (Santa Fe). Esta institución constituye
uno de los museos locales más importantes de la provincia dado su rico acervo
arqueológico, sin embargo, por más de dos décadas las colecciones allí alojadas
no contaron con un tratamiento pertinente y sistemático. A partir del vínculo
generado entre la nueva gestión, la comunidad Corondá y el equipo de arqueólogos que comenzó a investigar en el
área se logró actualizar y transformar la mirada del museo. La perspectiva de
trabajo aquí adoptada, discute la noción del espacio museístico como mero
repositorio de materiales, postulándolo, por el contrario, como un sitio
dinámico de trabajo arqueológico y un espacio social donde reflexionar acerca
de las relaciones entre el pasado y el presente.
Palabras clave: Museo
José Manuel Maciel, Coronda, Patrimonio, Arqueología, Pasado
Abstract
This paper presents the results of the experience
carried out from the project Sorteando los avatares del tiempo (Overcoming
the pass of time) within the program Territorio de Encuentros (Meeting
Territories) promoted by the Ministry of Innovation and Culture of the Province
of Santa Fe. This project began to be developed towards the beginning of 2017,
aiming at carrying out an integral renovation of the archeological area of the
José M. Maciel Museum in Coronda city (Santa Fe). Although this institution is
one of the most important local museums in the province because of its rich
archeological heritage, for more than two decades the collections conserved
there did not have a relevant and systematic treatment. From the relationship
developed between the new management policy, the Corondá community and
the team of archaeologists who began to research into the area, the museum's
conception was updated and transformed. The work perspective adopted here
discusses the notion of the museum space as a mere repository of materials. On
the contrary, it conceptualizes the museum as a dynamic site of archaeological
work and a social space where relations between past and present are
reconsidered.
Keywords:
José Manuel Maciel Museum, Coronda, Heritage,
Archaeology, past
“Soy de esta tierra del indio,
que es orgullo de mi pueblo,
Y con mis versos revivo
lo que hoy quieren olvidar.
Esta es mi tierra paisano,
herencia de un Corondá;
que aunque ya no lleve plumas
siento que corre en mis venas
la sangre de los chanás.
Cipriano
“Colo” Nañez.
Extracto del poema
“El Chaná”, utilizado
en la muestra del
Museo J. M. Maciel de
Coronda.
Introducción
Coronda es una ciudad de aproximadamente 22.000
habitantes que se localiza en el centro sur de la provincia
de Santa Fe. Es la cabecera del departamento San Jerónimo y se encuentra a 50
km de la capital provincial. La localidad se emplaza sobre la margen derecha
del río Coronda, el cual constituye un cauce secundario del río Paraná. Su
actividad principal es la producción de frutillas, propiciada por los suelos
arenosos de la región. El área
donde se ubica la mencionada ciudad posee una gran riqueza arqueológica y
patrimonial. Desde las primeras décadas del siglo XX, se localizaron numerosos
sitios arqueológicos, tanto en la margen derecha del río homónimo como en la
zona de islas de la planicie de inundación del río Paraná[1]. Hasta la década de 1980, los materiales hallados en la
zona fueron donados a las instituciones existentes con mayor renombre e
infraestructura, como el Museo Etnográfico de la ciudad de Santa Fe o el Museo
de Ciencias Naturales y Antropológicas
"Prof. Antonio Serrano" de la
ciudad de Paraná. Finalmente, en el año 1982 pudo gestarse la fundación de un
museo propio, el Museo
Municipal “José Manuel Maciel” (en adelante MM), que le permitiera contener y exhibir gran parte de ese
patrimonio arqueológico.
Desde sus inicios, el MM se constituyó, como tantos otros
museos locales en la Argentina, bajo condiciones que se correspondían con las
ideas evolucionistas y colonialistas de los museos tradicionales del s. XIX,
que buscaban acopiar objetos de diversa índole[2]. En tal
sentido, alojó una convivencia de bienes
pertenecientes a distintos momentos históricos ¾v.g. colecciones de vajillas, armas
antiguas, radios, libros, documentos, muebles, prendas de vestir y materiales
arqueológicos prehispánicos¾ con la necesidad de exhibir la totalidad de
los mismos, sin importar la procedencia y la relación con el resto de los
materiales. De manera similar a otras instituciones del mismo tipo, las
muestras terminaron siendo ubicadas en espacios acotados dada la ausencia de
depósitos adecuados y laboratorios de análisis. En consonancia con lo anterior,
los guiones museológicos se realizaron sin hilos conductores claros que
inscribieran lo expuesto en un discurso coherente.
Es así como, durante mucho
tiempo e incluso en la actualidad, los museos regionales han cumplido el rol de reflejar la historia específica del
núcleo social que los contuvo, conllevando a que sean receptores de donaciones
de las familias locales y a la generación de grandes colecciones que abarcan
gran variedad de objetos correspondientes a diferentes períodos históricos. Sin
embargo, gracias al advenimiento de la museología contemporánea, las
instituciones y también el concepto de patrimonio empezaron a transformarse, aunque
en los espacios regionales los procesos se fueron dando de manera más lenta y
gradual. Hacia la década de los setenta, la crítica al modelo vigente
propició el desarrollo de lo que se denominó “Nueva Museología”, corriente que
comenzó a hacer hincapié en el rol social del museo[3]. Desde
esta perspectiva, el museo comenzó a ser concebido como un espacio de
transmisión de la cultura, de producción de identidades y de representación
social[4].
Justamente por ser una construcción social es que estas instituciones deben
estar sustentadas por un proceso de legitimización, cuyo carácter fundamental
radica en su capacidad simbólica[5].
A
partir de la década de 1980, diversos museos en Argentina transitaron un
proceso de transformación profunda de su mirada y de su hacer, renovando salas
e incorporando nuevas perspectivas de trabajo, siendo los casos más
emblemáticos el Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti” de la Universidad de
Buenos Aires y el Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba[6].
Sólo por nombrar algunos ejemplos que dan cuenta de este proceso en la
provincia de Santa Fe, se encuentran el Museo de la Ciudad de Totoras, el Museo
de la Ciudad de Centeno, el Museo Parque del Fuerte de la localidad de Puerto
Gaboto, El Museo Arqueológico de Santo Tomé, El Museo Histórico de Santa Fe, el
Museo de Ciencias Naturales Dr. Ángel Gallardo, El Museo de la Memoria y el Museo
de la Ciudad, estos tres últimos de la ciudad de Rosario[7].
En tales espacios se dan propuestas innovadoras de diversa índole, que van
desde valijas didácticas, talleres, muestras interactivas, huertas
participativas, capacitaciones sobre bioconstrucción, hasta propuestas que
sostienen que toda la ciudad puede ser concebida como patrimonio.
En la actualidad, el MM
cuenta con un importante acervo arqueológico proveniente de recolecciones
asistemáticas llevadas a cabo por aficionados y vecinos de la localidad. A partir
del año 2004 fue cuando comenzaron a institucionalizarse gestiones que
permitieron la realización de trabajos arqueológicos sistemáticos y dirigidos
por profesionales de la disciplina arqueológica, lo que colocó al museo como
centro de recepción y socialización de nuevos conocimientos en la materia. En este contexto, el objetivo de este trabajo
es presentar la experiencia realizada desde el proyecto “Sorteando los avatares
del tiempo” —enmarcado en el programa “Territorio de Encuentros” impulsado
por el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe. El mismo comenzó a desarrollarse hacia comienzos
del año 2017 con la meta de realizar una renovación integral del área de
arqueología del MM. Para tal objetivo, se consideraron tres ejes fundamentales,
los cuales también guiarán el desarrollo de este trabajo: a) sistematización de
las colecciones, b) renovación del espacio de exposición y guion museográfico y
c) diagramación de recursos didácticos.
El
proyecto mencionado se enmarcó, desde el comienzo, dentro de las nuevas
prácticas que revalorizan la potencialidad de las colecciones museísticas,
especialmente aquellas tradicionalmente minusvaloradas por la falta de
información contextual asociada. Desde esta perspectiva,
se discute la noción del espacio museístico como mero repositorio de
materiales, postulándolo, por el contrario, como un sitio dinámico de trabajo
arqueológico y un espacio social donde reflexionar acerca de las relaciones
entre el pasado y el presente.
El museo José
Manuel Maciel de la ciudad de Coronda
El
inmueble que alberga al museo posee una gran superficie cubierta, además de un
patio interno sobre el cual se encuentra anexa una escuela primaria. El museo municipal de Coronda
fue inaugurado el 29 de septiembre de 1982 en un edificio ubicado en la
intersección de las calles 25 de Mayo y Sarmiento (Figura 1). Este edificio, que
había sido propiedad de la familia Maciel, fue cedido en comodato por los
entonces propietarios (la familia Etchevehere, descendientes directos de José
Manuel Maciel), para la generación de un museo municipal. En un primer momento entre
las salas de exhibición programadas no se encontraba la de arqueología, sino
que el espacio estaba destinado para tres tópicos: ciencias naturales, arte e historia.
Así fue inaugurado, con una mirada reivindicativa del pasado post-hispánico de
la región y esto se vincula con su denominación, ya que J. M. Maciel fue un estanciero
corondino que se dedicó a colonizar la zona, fundamentalmente con inmigrantes italianos.
Se dedicó al desarrollo de actividades agrícolas-ganaderas llegando a fundar la
Colonia Maciel, luego devenida en Pueblo Maciel. Descendiente de una familia
tradicional de la colonia, la familia Maciel siempre estuvo vinculada al poder
político santafesino, llegando a ser José Manuel jefe político del departamento
San Jerónimo en 1910[8].
El pasado prehispánico
comenzó a tener relevancia en el museo con la incorporación de la profesora Alcira
Marioni Berra, hacia fines de la década del ‘80. Desde ese entonces el museo ha
conformado su acervo arqueológico a partir, fundamentalmente, de piezas donadas
por pobladores locales, así como también de materiales recuperados mediante trabajos
realizados por aficionados y, posteriormente, de excavaciones sistemáticas
efectuadas por distintos profesionales.
Figura 1. Ubicación
y fachada actual del Museo Municipal José Manuel Maciel de la ciudad de
Coronda, provincia de Santa Fe.
Hacia
la década del 90’ las superficies dedicadas a la parte museográfica quedaban
circunscriptas a dos salas, en las cuales convivían colecciones correspondientes
al área de las ciencias naturales (fauna taxidermizada), muestras de arte,
objetos post-hispánicos y un sector dedicado a la arqueología prehispánica.
Todas estas colecciones se encontraban expuestas en un espacio reducido con lo
cual la línea temporal se desdibujaba. Eran presentadas sin un guion integrador
y haciendo un fuerte hincapié en la exhibición de objetos que reflejaran la
historia de las élites corondinas. Específicamente, el guion museológico de la sección
arqueológica estaba organizado en torno a un pasado indígena ¾previo a la fundación de la ciudad¾, identificado concretamente con el
grupo histórico Corondás, sus
actividades mortuorias y su ubicación geográfica.
A comienzos de siglo, se
produjeron dos procesos paralelos que se constituyeron como bases de la
transformación del museo y del replanteamiento del rol que este tiene en la
sociedad corondina: por un lado, la incorporación de nuevo personal en la
gestión de la institución y, por otro lado, el descubrimiento del sitio
arqueológico Familia Primón, donde tuvo lugar el primer trabajo
interdisciplinario entre el museo y arqueólogos. No obstante, durante estos
años el museo atravesó diferentes instancias de deterioro, funcionando en
ciertos períodos con un horario reducido y acotado a visitas escolares, debido
a la falta de personal. Además, durante algunos años funcionó la Secretaría de
Cultura de la Municipalidad en el mismo espacio y en convivencia con el museo, lo
cual trajo aparejado una reducción del sector de exhibición sumado a la
ausencia de un espacio destinado al depósito de las colecciones.
Esta situación comenzó a
revertirse desde 2006, momento en el cual se amplió el horario de visitas, se
reordenó el espacio físico del museo para dar lugar al depósito, así como
también se comenzó a gestar una nueva concepción del museo como espacio de
construcción de conocimiento crítico. En la misma época, y gracias al aporte de
En el año 2010, el museo se
expandió con una nueva sala y se retomaron las actividades arqueológicas en el área,
esta vez con un abordaje sistemático que ha procurado lograr una continuidad en
el tiempo. Producto de ello se realizaron numerosas campañas que dieron lugar a
la localización y re-localización de diversos sitios arqueológicos, tanto en la
zona de islas como en el continente[9]. Además, desde 2015 se
encuentra en curso un proyecto de investigación del CONICET que es dirigido por
una de las autoras de este trabajo (JS). Los avances de tales investigaciones han
quedado plasmados en diversas publicaciones que dan cuenta de los resultados
obtenidos en los últimos años y que abordan problemáticas y proxies diversos tales como prácticas
mortuorias, tecno-morfología cerámica, arqueofauna, tafonomía cerámica y ósea,
conservación ósea, arqueopalinología, entre otros[10]. Asimismo,
luego de la realización de dataciones radiocarbónicas, se determinó que la zona
fue habitada por pueblos originarios desde hace por lo menos 1000 años AP[11]. A través de estos
proyectos se fue generando un vínculo fluido con la comunidad Corondá, la cual otorgó su
consentimiento para poder realizar excavaciones en la zona. Esto propició que
las tareas arqueológicas sean realizadas mediante un trabajo conjunto y
colaborativo, fundamentalmente gracias a la participación de su cacique,
Claudio Ñañez, quien asiste a las campañas para colaborar en la interpretación
del registro arqueológico, así como del paisaje que circunda a los sitios.
Además, la comunidad cumple un rol fundamental en cuanto a que informa sobre la
aparición de registro arqueológico, nuevos sitios y protege los materiales para
que no sean extraídos de su contexto, tareas que son de gran relevancia para la
salvaguarda del patrimonio de la región.
La ciudad cuenta, en la
actualidad, con 9 escuelas primarias, 3 secundarias, 1 instituto terciario
y 1 establecimiento universitario. En el año 2016, la Municipalidad de Coronda
firmó un acuerdo macro con el Instituto Superior de Profesorado Nº 6 “Leopoldo
Chizzini Melo”, mediante el cual se generó un vínculo entre el MM y las diferentes
cátedras del mismo. Esto dio como resultado la participación de los alumnos en
diversos proyectos entre los que se destacan: el montaje de una muestra por
parte de la cátedra de Historia, el catálogo e inventariado de la sala de
ciencias naturales a cargo de la carrera de Biología y la elaboración de un
software específico desarrollado por la carrera de Tecnicatura en Desarrollo de
Software orientado a la automatización de las salas del museo. Paralelamente, gracias a la incorporación
a la Asociación de Museos de Santa Fe y a los programas culturales promovidos
por el gobierno provincial, el museo obtuvo subsidios que se destinaron a la
remodelación integral de la institución, entre los cuales se encuentran los
proyectos que se desarrollarán en el siguiente acápite.
Gestión
museológica con el Programa Territorio de Encuentros
La gestión museológica de
la cual trata este trabajo se enmarco dentro del primer proyecto llevado a cabo
por el equipo de investigación y que se denominó “Sorteando los avatares del
tiempo: al rescate del Patrimonio”. Este fue presentado en el año 2016 en el
programa “Territorio de Encuentros” impulsado por el Ministerio de Innovación y
Cultura de la Provincia de Santa Fe. Este programa tuvo como objetivo el
desarrollo de proyectos culturales a lo largo de todo el territorio santafesino
y seleccionó a dicho proyecto para su ejecución. La propuesta presentada se
orientó tanto a la recuperación del patrimonio arqueológico, como al
mejoramiento del espacio museístico destinado a su socialización. En este
sentido, se planteó no sólo estudiar, organizar y reorganizar el patrimonio
arqueológico presente en el MM sino también generar en esta institución un
espacio en el que verdaderamente se “sorteen los avatares del tiempo”, es decir,
puedan ponerse de manifiesto los vínculos que unen el pasado a nuestro tiempo,
permitiendo así que el conocimiento de ese pasado sirva para la mejor
comprensión y transformación del presente. Para ello, se propusieron diferentes
objetivos que fueron llevados a cabo mediante el trabajo conjunto con personal
del museo, arqueólogos, diseñadores, museólogos y estudiantes de las carreras
de Historia y Antropología de la Universidad Nacional de Rosario.
El marco conceptual que un
museo adopta es relevante en tanto define el vínculo que este establece con la comunidad
y por ende las acciones que llevará a cabo[12]. En los
últimos años, producto de los cambios en la democratización cultural y a la
creciente concientización acerca de los derechos culturales, los museos han tendido
a ampliar las funciones tradicionales que se vinculaban casi exclusivamente a
la conservación y estudio del patrimonio[13]. El nuevo rol incorpora funciones
vinculadas con el esparcimiento para tornar el museo en lugar de recreación. Desde
este punto de vista, se considera que el museo no solo debe cumplir el rol de conservar
el patrimonio cultural, tarea que ha venido haciendo desde hace décadas, sino
que debe ampliar sus horizontes y constituirse en un espacio de
crecimiento, donde se den procesos de reelaboración, resignificación e
interpretación y donde se generen relatos que den lugar a diferentes voces. Asimismo, como expresan
Tarragó y Calvo (2019)[14], es
indispensable re-pensar las políticas institucionales relacionadas al público
dada la centralidad que este ha tomado en los últimos años.
Es desde esta perspectiva
que, a partir de la puesta en marcha del proyecto, se realizaron charlas
abiertas al público en general y al ámbito escolar con el fin de concientizar a
la población respecto del acervo cultural que se localiza, tanto en la ciudad,
como en sus inmediaciones. Las campañas de concientización sobre la protección
del patrimonio arqueológico pusieron el acento en la necesidad de informar los
hallazgos de materiales, en este caso al museo, para que los mismos puedan ser
recuperados en el contexto de una investigación sistemática. Hasta ese momento
muchos vecinos al encontrar ítems culturales, los extraían argumentando que los
mismos se perderían y era necesario rescatarlos. En este sentido, producto de
estas charlas, vecinos de la localidad informaron al museo acerca de la
aparición de materiales arqueológico en diferentes sectores de la ciudad, con lo
cual se procedió a visitar los nuevos sitios para relevar su potencial
arqueológico. Otro punto en el que se hizo énfasis fue en la explicación de los
procesos de la investigación arqueológica y la importancia de la excavación
sistemática. La difusión de las actividades mencionadas se realizó a través de
medios de comunicación locales y regionales como así también mediante
Luego de haber concretado
las primeras instancias mencionadas, y considerando que la educación de nivel inicial
y primario constituyen el 89% del público, en el año 2018 se obtuvo un segundo subsidio
para continuar y complementar la propuesta anterior. Este nuevo proyecto, que
se denominó “Sorteando los avatares del tiempo: recursos didácticos para el
Museo Municipal José Manuel Maciel”, tuvo como objetivo la diagramación y
elaboración de recursos didácticos para el museo. Para ello se diseñó material
original que pudiera ser utilizado como soporte lúdico-educativo en el
desarrollo de diferentes actividades didácticas. En este punto, cabe destacar,
que la didáctica del patrimonio no constituye un fin en sí mismo, sino que debe
insertarse en el proceso educativo para volverse una herramienta útil en la
generación de conocimiento. A través de los referentes patrimoniales que se
presentan en un museo se puede potenciar el conocimiento crítico-reflexivo de
la realidad, independientemente de que esto conlleve también objetivos
relacionados con la propia conservación y puesta en valor del patrimonio[16].
Es posible entender al
patrimonio arqueológico como aquél que se constituye como documento del pasado,
lo cual posibilita materializar su existencia y recuperar su memoria, además de
brindar la oportunidad de dar significación a sus huellas materiales, es decir,
los bienes arqueológicos[17].
Si se considera esta noción de patrimonio, es imprescindible que puedan
explicitarse los criterios que guían las nociones que subyacen al material
educativo generado para resignificar los bienes museísticos. Esto conlleva a
conocer el objetivo general, que en el caso aquí presentado fue el de facilitar
la comprensión-conocimiento de las sociedades pasadas de la zona para las cuales
no existen registros escritos anteriores al contacto europeo-indígena. En
términos generales, el material presente en manuales utilizados en nivel
inicial presenta escasa información específica de los grupos humanos de la
zona, además de reflejar un pasado estático y poco profundo en términos
temporales[18].
Desde nuestro punto de vista, el pasado debe contemplarse como dinámico y
complejo, para comprender que a través de él puede entenderse mejor el presente.
Para lograr tal fin es necesario que la enseñanza de contenidos surja de un
análisis crítico, tanto desde el punto de vista antropológico como desde el
epistemológico de cada una de las disciplinas implicadas en su construcción[19].
El patrimonio se constituye
así en fuente de datos para la aproximación al conocimiento sociohistórico y en
un elemento que permite, de alguna manera, “viajar en el tiempo”, es decir,
acceder a la comprensión de los procesos sociales del pasado. Por otro lado, el
patrimonio presenta un significativo potencial para el trabajo de contenidos que
permiten describir y explicar el funcionamiento y organización de las
sociedades[20].
De esta forma, se considera que los bienes culturales pueden ser concebidos
como testigos y fuentes de análisis desde los cuales se parte para lograr el
conocimiento del pasado. Sin embargo, no debe perderse de vista que el fin
último es lograr una reflexión cultural que permita el respeto a las identidades
de los pueblos pasados, pero también presentes.
A continuación se
detallarán las actividades y resultados obtenidos durante las tres etapas en
las que se desarrolló el proyecto.
Sistematización del Patrimonio Arqueológico del Museo Municipal “J. M.
Maciel”
Para la reestructuración
del espacio museológico se consideró indispensable, en primera instancia,
sistematizar todas las colecciones arqueológicas del museo puesto que no
contaban con ningún tipo de inventario y/o registro. En este sentido, la
revalorización arqueológica y patrimonial, posibilitada por la sistematización
de las colecciones, no sólo contribuye a efectuar estudios posteriores sino también
a hacer pública la información inédita sobre los materiales preservados en los
depósitos, en un marco de socialización del conocimiento. Además, permite
fomentar la reflexión sobre la responsabilidad de cada investigador en la
conservación adecuada de los materiales arqueológicos y la toma de consciencia
en lo que respecta a garantizar esa oportunidad a futuros investigadores. Por
otro lado, la posibilidad de conocer cómo cada conjunto llegó a formar parte
del patrimonio del museo, aporta una perspectiva histórica sobre la institución[21].
El estado actual de los
conjuntos analizados evidencia el tratamiento que tuvieron a lo largo del
tiempo y su valoración en el marco institucional. A través de un abordaje
crítico, es posible vincular el patrimonio museístico con los registros
obtenidos recientemente, pudiendo brindar información a la luz de nuevos
abordajes e hipótesis. A estos aspectos se suma el hecho de que los objetos que
forman parte de colecciones de museo pueden aportar información sobre la
tecnología, la distribución espacial de los conjuntos en áreas extensas o
sectores donde la aparición de materiales es poco frecuente actualmente, debido
a causas naturales (v.g. inundación en
zonas de islas) o al impacto antrópico[22]. Del
mismo modo, nos permiten revisar los planteos previos de otros autores con
nuevas preguntas y abordajes. En este sentido, el desafío radica no en las
respuestas sino en las preguntas que somos capaces de formular. De estas
depende el potencial arqueológico de las colecciones.
En forma sintética, las
actividades que comprendieron la sistematización llevada a cabo fueron: limpieza, acondicionamiento
y siglado de los materiales, registro de procedencia, toma de fotografías de
cada objeto con escala y referencia, confección de planillas de acuerdo al
protocolo del Registro Nacional de Yacimientos, Colecciones y Objetos
Arqueológicos (RENYCOA), almacenamiento en contenedores inorgánicos rotulados
con sus respectivos datos y elaboración de una base de datos digital en formato
.xls. (Figura 2).
Figura 2. Tareas
de acondicionamiento, inventariado y almacenaje de las colecciones presentes en
el Museo Municipal José Manuel Maciel (Coronda, Santa Fe).
Como
resultado del relevamiento de las colecciones, se destaca que los materiales
provienen, en gran parte, de donaciones realizadas por diferentes personas, ¾en diferentes
épocas desde la fundación del Museo hasta la actualidad¾ y, en menor
medida, de las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en las últimas
décadas.
En total,
el conjunto patrimonial se compone de 1900 ítems, distribuidos en 18
colecciones. La mayoría de ellas está conformada por materiales típicos de los
grupos prehispánicos de la zona y otras presentan una mixtura de este tipo de
materiales con otros elementos como tejas y metales. Además, se hallan dos
colecciones con materiales arqueológicos procedentes de otras regiones del
país, como la Cultura Aguada, y de Sudamérica Tiwanaku, posiblemente vinculadas
a donaciones particulares.
Dentro
del conjunto, el material más abundante es la cerámica (N=1782), con un claro
predominio de los fragmentos por sobre las piezas enteras, las cuales proveen
información importante dada su escasez. La mayor parte de los tiestos
corresponden, en su mayoría, a cuerpos, bases y bordes de vasijas, aunque
también se encuentran asas, apéndices (recortados, mamelonares, zoomorfos y
antropomorfos), picos vertedores, agujeros de suspensión-reparación, dos
cucharas, una orejera y una posible pesa de pesca. En cuanto a los aspectos
decorativos y estilísticos de los materiales cerámicos, se hallan mayormente
representadas las incisiones (v.g.
surco rítmico) y la pintura ¾fundamentalmente
roja, pero también se halla blanca, negra y marrón¾. En menor medida,
se encuentra el corrugado, unguiculado, modelado y cepillado, destacándose la
presencia de dos fragmentos con improntas de tejidos, técnica poco frecuente en
el área. También cabe mencionar que son numerosos los fragmentos pertenecientes
a alfarerías gruesas y “vasos campana”[23]. Dadas las
características generales de estos materiales, se puede establecer que la
mayoría de los mismos fueron confeccionados por grupos indígenas locales.
Asimismo, han sido registrados algunos fragmentos asignables a la Entidad
Arqueológica Guaraní, además de aquellas dos colecciones que no son de la zona,
Aguada y Tiwanaku.
Los
restos óseos humanos suman un total de 88 y se encuentran en un buen estado de
preservación, si bien varían las alteraciones según el elemento del que se
trate. Los fragmentos de cráneo y huesos largos son los más abundantes en las
diferentes colecciones. Con el objetivo de resguardar el estado del conjunto,
se llevaron a cabo medidas de conservación preventivas (sensu ICOM
2008), tales como el almacenamiento en contenedores inorgánicos y la separación
de los restos en bolsas de polipropileno, a fin de minimizar los riesgos de
rotura y roce entre elementos que producirían daños en los materiales[24]. A partir de los restos
óseos humanos podrán realizarse variedad de estudios, tanto vinculados con
cuestiones tafonómicas y de preservación como estudios bioarqueológicos
específicos (v.g. determinación
anatómica y sexo-etaria). Cabe señalar que tales materiales no serán exhibidos
en el MM, decisión que se basa en las normativas éticas y legales de carácter
nacional e internacional (tales como el Acuerdo de Vermillon 1990, el Código
de Ética Profesional del ICOM 1986 y la Ley Nacional 25.571/01) y que
siguen los lineamientos de la Declaración realizada en el IV Congreso Nacional de
Arqueología Argentina llevado a cabo en la ciudad de Río Cuarto en el año 2004.
En tal evento se definió evitar la exposición de los restos óseos humanos, así
como también informar al público sobre los motivos que fundamentan tal
decisión.
Por último,
se catalogaron sólo siete elementos faunísticos que, lamentablemente, no se
hallan asociados a otros materiales arqueológicos. Los ítems líticos suman un
total de 22 elementos, entre los que se encuentran bolas de boleadoras, tres
puntas de proyectil de obsidiana negra y dos hachas pulidas. También se
encuentran presentes tres objetos de metal con señales de oxidación y que no
han podido ser asignados a alguna categoría de pertenencia.
Renovación de la Sala de Arqueología
Teniendo en cuenta que el
proyecto “Sorteando los avatares del tiempo” no solo se enfoca en la puesta en
valor y recuperación del patrimonio arqueológico sino también en el
mejoramiento integral del espacio destinado a la socialización, se reformaron
completamente la exposición permanente y el guion del museo. Considerando que el MM posee una sala de arqueología
que no se actualizaba hacía más de 15 años, se consideró renovar este espacio con
una exposición de carácter moderno, con un guion que permita contextualizar lo
exhibido en las vitrinas y que posibilite reflejar la importancia del pasado
prehispánico en la zona (Figura 3). El objetivo del guion en este
caso residió no sólo en la transmisión de datos, sino en la comprensión de los
procesos y en el reconocimiento de los elementos culturales que conllevan a la
construcción de un discurso heterogéneo y dinámico.
La visión tradicional de difusión
científica ha presupuesto un modelo en donde la información circula de manera
vertical y unidireccional a un público considerado como “científicamente
analfabeto”. En cambio, los modelos participativos de socialización del
conocimiento científico buscan estimular su apropiación social y desdibujar los
estereotipos previos, convirtiéndose en un espacio de encuentro y discusión[25]. Desde
esta perspectiva fue que se definieron los espacios a remodelar en el museo y
los posibles recursos a utilizar. Considerando que el público que lo visita es heterogéneo,
se definió que la cartelería debía contener: a) textos breves que sinteticen la
información, para que sea atractiva y de fácil lectura; b) lenguaje sencillo,
aunque no por eso poco específico, con lo cual se utilizan conceptos centrales de
la disciplina arqueológica. Para la elaboración del contenido del guion se
utilizó tanto información proveniente de las investigaciones llevadas a cabo en
la zona como aquella recopilada en una entrevista que se realizó al actual
cacique de la comunidad Corondá
Claudio Ñañez[26].
La muestra se diagramó de
modo que el visitante comience la visita en el sector que explica qué es la
disciplina arqueológica y qué hace el arqueólogo para estudiar el pasado, culminando
en un espacio reflexivo, que repiensa a los pueblos originarios hoy en día. Entre
los recursos utilizados para la remodelación, se seleccionaron banners,
rotulados vinílicos, gigantografías, realizándose también el acondicionamiento
de las vitrinas existentes, mediante pintura y esmerilado de los vidrios
(Figura 3). Además se destinó un espacio para reflejar todas las instancias que
implican la labor arqueológica, en la cual se da un lugar relevante al vínculo
con las comunidades originarias de la zona. En este sentido, el trabajo
conjunto del equipo de investigación con la comunidad Corondá ha permitido generar vínculos que tienen como objetivo
final el conocimiento y la revalorización del pasado prehispánico de la zona.
Figura 3. Vistas
de la sala de arqueología del Museo Municipal José Manuel Maciel (Coronda,
Santa Fe) antes (arriba) y después (abajo) del desarrollo del proyecto
“Sorteando los avatares del tiempo: al rescate del patrimonio”.
En total, la nueva muestra
quedó organizada en 5 sectores, en los cuales se trataron los siguientes
tópicos:
·
Sector
1: ¿Qué es la Arqueología y cómo trabaja el Arqueólogo? Aquí se expone de
manera sintética de qué consta la disciplina, qué estudia y mediante qué
herramientas puede tener acceso al pasado. Recursos:
banner en el cual se explicitan los pasos metodológicos que conllevan a la
investigación. También se realizó un perfil estratigráfico sobre la pared en el
cual se exhiben las distintas herramientas con las que trabaja el arqueólogo y donde
pueden apreciarse los materiales ubicados en posición estratigráfica.
·
Sector
2. ¿Qué encontramos en un sitio arqueológico? Se explica qué tipo de materiales
constituyen el registro arqueológico y cuáles de ellos son los más frecuentes
de encontrar en la zona. Además, se vinculan a los mismos con el tipo de
información que brindan para el conocimiento del modo de vida de las
poblaciones pasadas. Recursos: banner
con “ventanas” de vidrio que permitan ver algunos objetos recuperados en las
excavaciones.
·
Sector
3. ¿Qué es un sitio arqueológico y cuáles existen en la zona? Se propone la contextualización
de los sitios arqueológicos de la zona de la provincia de Santa Fe en un mapa. Recursos: banner de mapa de la provincia
con la localización y referencia bibliográfica de los sitios.
·
Sector
4. Mural sobre las instancias que implican el trabajo del arqueólogo, además de
una poesía del anterior cacique de la comunidad Coronda Cipriano “Colo” Ñañez. Recursos: Mural sobre pared e
inscripción de fragmento de poesía “El Chaná”, epígrafe del presente trabajo.
·
Sector
5. Esta sección es de algún modo la más interpretativa, ya que da cuenta del
modo de vida que se infiere gracias al estudio del registro material que se
recupera en las excavaciones arqueológicas. Se explica de manera sintética cómo
era el modo de vida de estos grupos, centrándose fundamentalmente en el tipo de
subsistencia. Se hace especial énfasis en que el modo de vida de los pueblos
originarios implica un gran y profundo conocimiento del medio ambiente en el
que vivían. Recurso: Tríptico
colgante en el cual se desarrollan las principales actividades: pesca,
caza-recolección y confección de tecnología cerámica.
Como hilo conductor de toda la muestra, se decidió
crear un personaje que denominamos “Super Cucharín” y que consiste en un
cucharín ―herramienta utilizada por los arqueólogos en el trabajo de campo― con
una capa, al estilo superhéroe para que sea atractivo al público infantil. El
diseño e ilustración del mismo estuvo a cargo de una de las integrantes del
equipo de investigación, autora del trabajo (FL). El rol de este personaje es
el de interactuar con los visitantes del museo a través de la realización de
preguntas y respuestas acerca de diferentes interrogantes que surgen de los
paneles y los objetos que componen la muestra, tales como: ¿Qué es un perfil
arqueológico? ¿Por qué no se exponen restos humanos en el museo?, ¿Qué hago si encuentro
materiales arqueológicos? (Figura 4).
Figura 4. Personaje creado para la
muestra arqueológica del Museo Municipal José Manuel Maciel (Coronda, Santa Fe)
y contenido que comunica, acorde al guion de la misma.
Fuente: Ilustración a cargo de
Florencia Lancelloti.
Otro
recurso interactivo utilizado en algunos de los banners fueron los códigos QR,
los cuales permiten, a través de su escaneo mediante teléfonos inteligentes
―hoy en día comúnmente disponibles para el público― el acceso a datos
informáticos que amplían el universo de datos al cual puede acceder el
visitante[27].
Al ser capturado, el código se transforma en información y en la pantalla aparece
contenido vinculado previamente elaborado y relacionado con la temática en
cuestión. Ese contenido, en el caso de la muestra, va desde información
ampliada acerca de las leyes que rigen la actividad arqueológica hasta
bibliografía específica que complementa los datos que se exponen.
Aprender
jugando en el museo
Un
aspecto que se propuso considerar, luego de cumplidas las instancias
anteriores, fue el de poder llegar al público infantil mediante experiencias
que estuvieran adaptadas a las necesidades de niños y niñas. Muchas veces las
instituciones museísticas presentan una barrera para las familias y los niveles
iniciales de educación, al ser espacios pensados para actividades contemplativas.
Esto tiene un fundamento lógico —como ya se ha mencionado— que es el de
concebir al museo como espacio de protección-preservación del patrimonio, lo
que lleva implícito la prohibición de tocar y la limitación del movimiento
a sentarse y circular sólo para escuchar-observar. Es por eso que desde el
proyecto se buscó un estilo de comunicación que rompa con la solemnidad o
"dureza" de la comunicación tradicional, para presentarlo de manera amigable,
accesible y palpable.
Así,
surge la idea de generar disparadores que sirvan para interpelar a los objetos
que se observan en las vitrinas y al guion museístico, considerando que para
comprender la complejidad del discurso arqueológico se torna necesario acompañar
la mirada de la muestra con información adicional y fundamentalmente didáctica.
La incorporación de experiencias lúdicas en los museos, que involucran la
interacción mencionada, tuvo como objetivo fomentar su función pedagógica y la
generación y deconstrucción de relatos hegemónicos[28]. Los
recursos construidos e implementados consistieron en materiales
lúdico-educativos, priorizando un uso atractivo y fácil de poner en práctica
por parte del personal a cargo. Además, se consideró el espacio disponible que
contaba el museo, tanto para su guardado como para su uso. Para lograr lo
explicitado, se compraron mesas y sillas, que fueron pintadas en una gama de
colores acorde a la muestra del museo y en donde se utilizó pintura pizarrón para
invitar a las niñas y niños a que dibujen con tiza, ya sea los objetos
observados o lo que surja de su creatividad. También se fabricaron juegos de
damas, cuyas fichas remiten a cazadores y presas; rompecabezas con
ilustraciones elaboradas exclusivamente para el proyecto por parte de una
diseñadora gráfica (Andrea Sartori) y juegos de memoria. Asimismo, se adquirieron
cuentos que relatan historias y mitos tradicionales de los pueblos indígenas
argentinos (Figura 5). Se tuvo en cuenta que para algunas de estas actividades
exista la posibilidad de intervención por parte de las niñas y niños hacia el
material propuesto, para posibilitar e incentivar la creatividad.
Figura 5. Recursos
didácticos elaborados para la sala de arqueología del Museo Municipal José
Manuel Maciel (Coronda, Santa Fe).
Por otro lado, se diseñó un
biombo teatral con personajes que remiten a los pueblos originarios de la zona
y se redactó una historia para que sea utilizada como disparador, en la que se
relata “un día en la aldea”, intentando reflejar el modo de vida de las
poblaciones que habitaron el pasado de la región (Figura 6). El dibujo libre en
las mesas y el teatro apuntan entonces a que pueda generarse una
retroalimentación y fomentan la integración de los contenidos que se exponen en
la muestra.
Se considera que las actividades
generadas con el material didáctico propenden al reconocimiento y al respeto por
la diversidad cultural. Dado que en la actualidad en Argentina existen gran
cantidad de pueblos originarios y que en la ciudad de Coronda se han producido
procesos de reafirmación identitaria relativamente recientes[29], es de
gran relevancia acompañar estos procesos desde los diferentes marcos
educativos. A partir de los bienes patrimoniales puede potenciarse el
conocimiento de los diferentes referentes identitarios y simbólicos de la
sociedad en la que se inserta el museo, propendiendo a establecer criterios de
tolerancia y respeto hacia otras formas de vida, ya sean pretéritas o actuales[30].
Figura 6. Biombo
teatral, historia y personajes ilustrados por la diseñadora
Andrea
Sartori.
Desde la inauguración de la
parte de los recursos didácticos de la muestra, realizada en el mes de
septiembre de 2019, el museo recibió la visita de diferentes escuelas de
distintas localidades, que hicieron uso de las propuestas generadas desde el
proyecto (Figura 7). De este modo, pudo observarse cómo la experiencia en el
museo de niños y niñas de diferentes edades se transformó, pudiendo apropiarse
del espacio e interactuar con la muestra, al observar, comparar e interpelar el
contenido. Esto es de gran relevancia ya que se ponen en juego las capacidades
cognitivas pero también la valoración positiva hacia otras culturas.
Figura 7. Visitantes
escolares interactuando con los recursos didácticos.
Algunas reflexiones en torno a la
labor realizada en el museo MM
Todo museo implica la
acumulación y exhibición del patrimonio, que ha sido seleccionado para
legitimar determinados valores culturales. Hoy en día, gracias a los cambios de
paradigma en la museología, las nociones de museo y de patrimonio han cobrado
nuevas dimensiones. Es bien sabido que, a lo largo de la historia, lo que fue
concebido como patrimonio ha ido cambiando, incluyendo y excluyendo categorías
y objetos. Es justamente el museo una de las instituciones encargadas de
“decidir” qué es patrimonio y qué no lo es en un momento determinado de la
historia y también qué debe ser musealizado, recordado. Es así como lo que se
muestra en las vitrinas forma parte de la idea del pasado que se quiere dar
desde la propia institución y su gestión[31]. De
hecho, la puesta en valor del patrimonio no siempre es vista como necesaria por
todos los sectores sociales, dado que existen intereses cruzados y
contradictorios[32].
En este sentido,
El discurso de los museos de la modernidad
-en particular los de las ciencias sociales en Argentina- ha construido una
visión hegemónica de “lo nuestro” excluyendo, cuando no desvalorizando, las
historias de aquellos sectores étnicos y sociales que no formaban parte del
imaginario social hegemónico[33].
A partir del vínculo del MM
con equipos de arqueólogos, hace ya más de una década, se produce un cambio que
apunta no solo a un desarrollo de la investigación sino también a la
socialización de los hallazgos que aportan al conocimiento del pasado de la
ciudad de Coronda en particular y de la región en general. El patrimonio, desde
esta perspectiva, ya no es pensado como meros objetos, aislados de quienes lo
produjeron, sino que el énfasis comienza a ponerse en el contexto de la
sociedad que los produjo. Es común que en las muestras los objetos sean
descontextualizados de su espacio de uso y significación y se ignore a los
sujetos creadores de esa cultura y encargados de su producción[34]. Es por
eso tan importante la incorporación de la mirada de los pueblos originarios en
las instituciones museísticas, ya que contribuye a la visibilidad de estos
actores sociales y a la reconceptualización del museo como espacio social de
construcción del conocimiento y sitio dinámico de trabajo interdisciplinar.
Por otra
parte, la sistematización de
las colecciones fue de suma relevancia para los estudios futuros que se puedan
llevar a cabo desde diferentes proyectos de investigación. En este sentido, si
bien debe tenerse en cuenta las limitaciones que presentan los materiales de
los cuales, generalmente, se desconoce su contexto original, se reconocen
también que hay ventajas que posibilitan su estudio. En primer término, no
dejan de ser portadores de información, por lo tanto, el énfasis debe estar
puesto en saber a qué tipo de interrogantes se puede responder con los datos
que los mismos brindan. En segunda instancia, no dejan de ser patrimonio
arqueológico y como tal continúan representando un vínculo con el pasado. Por
último, en muchos casos, tales objetos son escasos en los sitios arqueológicos
en el momento que son excavados por los arqueólogos y por tanto muchas veces no
se tiene registro o acceso a materiales completos, o con una morfología o
diseño particular como los que suele contar el museo.
Diversos autores señalan
que la educación es actualmente uno de los conceptos claves de la museología[35]. Esta
es fundamental para generar empatía cultural en un mundo complejo, diverso y
cambiante. Como se mencionó anteriormente, el MM tiene un rol activo en los
procesos educativos, dada las permanentes visitas de instituciones educativas
de diferentes niveles y el vínculo generado con el ISP. Desde este proyecto se
buscó fortalecer los lazos y enriquecer la experiencia de las visitas mediante
la generación de material didáctico, el cual puede ampliarse y enriquecerse a
partir de la experiencia generada por los visitantes.
En síntesis, todo el
trabajo realizado en el museo de la localidad de Coronda constituye un punto de
partida para lograr el tan deseado quiebre con el anticuarismo de los museos, que
ignora los procesos de memoria/olvido-identidad. El objetivo es y seguirá siendo
el de reconstruir los discursos y revalorizar los objetos que él contiene para
convertirlos de “antigüedades” en patrimonio. Tratar de que el museo local no
se convierta en un “museo-mausoleo”, cuya única función sea la de exhibir
objetos sin una contextualización fundamentada, no es tarea sencilla, máxime en
una comunidad pequeña donde los habitantes muchas veces buscan encontrar en el
museo todos los objetos donados en exhibición. Sin embargo, el vínculo de la
institución con equipos de arqueólogos ha hecho repensar la función social del
museo, no ya como mero depositario de materiales o como difusor de la cultura
de los “indios corondas” —esta última idea muy arraigada en la sociedad, donde
se asume que todos los sitios arqueológicos localizados corresponderían a este
grupo indígena de momentos históricos— sino que comenzó a cumplir una función
mas abarcativa, generando espacios para la socialización de la investigación y
repensando el discurso museológico desde un lugar dinámico. Además, brinda
herramientas que permiten comenzar a comprender que el conocimiento del pasado
no es estático y que los nuevos datos pueden dar giros a lo históricamente
aceptado.
Construir
el pasado es un proceso que se realiza desde el presente, en donde se
interpretan los datos y se les da un sentido particular. La historia, desde
esta perspectiva, es vista como una estrategia de construcción, ya que, en su
utilización como recurso, el pasado se reactualiza, permitiendo interpelar el
presente. Se
considera que un museo debe mostrar los lazos históricos que unen el pasado
arqueológico a nuestro tiempo para que el conocimiento de ese pasado sirva a
una mejor comprensión y transformación del presente. No caben dudas de
que el rico acervo patrimonial que aloja el MM constituye un eslabón
fundamental para seguir indagando y profundizando en el conocimiento del modo
de vida de las sociedades que nos precedieron en este territorio. Los trabajos
realizados contribuyen a seguir avanzando en la construcción de un espacio de
encuentro crítico, en una institución que está siendo revitalizada
para que los visitantes puedan apropiarse del pasado y también repensarlo.
Agradecimientos
A las autoridades de la Municipalidad de la ciudad de Coronda por el
soporte económico y logístico. A las autoridades y personal del Museo J. M.
Maciel por su buena predisposición y colaboración en las tareas realizadas. A
Claudio Ñañez y a toda la comunidad Corondá
por alentarnos y colaborar con las investigaciones arqueológicas del área. A la
Fundación Arqueológica del Litoral (FUNDARQ), por su apoyo continuo. A los dos
evaluadores anónimos cuyas sugerencias y opiniones mejoraron sustancialmente
este manuscrito.
[1] Entre otros autores, Serrano,
Antonio (1922),
“Arqueología de Las Tejas (provincia de Santa Fe)”, Revista Universitaria del Litoral, Nº 12, pp. 15–64; Serrano,
Antonio (1931),
“Arqueología del Litoral”, Memorias del
Museo de Paraná, Nº 4,
1931, pp. 4–15; Badano, Víctor (1940),
“Piezas Enteras de Alfarería del Litoral Existentes en el Museo de Entre Ríos.
Notas Arqueológicas II”, Memorias del
Museo de Entre Ríos, Nº 14, pp. 4–23.
[2] Podgorny, Irina (1999), “De la antigüedad del
hombre en el Plata a la distribución de las antigüedades en el mapa: los
criterios de organización de las colecciones antropológicas del Museo de La
Plata entre 1897 y 1930”, História,
Ciências, Saúde-Manguinhos, Vol. 6, Nº 1, pp. 81–101; Fernández
Balboa, Carlos (2009),
Casas de cosas. Museos, monumentos y
sitios históricos de la Argentina, Buenos Aires, Fundación de Historia
Natural Félix de Azara/Universidad Maimónides, p. 13–14.
[3]Hernández Hernández,
Francisca (1992),
“Evolución del concepto de museo”, Revista
General de Información y Documentación, Vol. 2, Nº 1, pp. 85–97.
[4] Mayrand, Pierre (1985), “La proclamación de la
nueva museología”, Museum, Nº 148, pp. 200–201; Carli,
Sandra (2003),
“Educación pública. Historia y promesas”, en Feldfeber, Myriam (Ed.), Los sentidos de lo público. Reflexiones
desde el campo educativo, Novedades Educativas, Buenos Aires y México,
Noveduc, pp. 12–26. Tarragó, Myriam y Silvia Calvo (2019), “La representación del
pasado en un museo de antropología. Experiencias en la República Argentina”, Revista del Museo de La Plata, Vol. 4, Nº 1, pp. 209–250.
[5] Prats Canals, Llorenç (2009), Antropología y Patrimonio, Barcelona, Editorial Ariel, pp. 20.
[6] Sánchez Azcárate,
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Los museos históricos regionales y la
divulgación del pasado prehispánico. El caso del Museo Municipal “José
Hernández” (Mar del Plata) y del Museo Histórico “Fuerte Independencia”
(Tandil), Tesis de Licenciatura, Inédita, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar
del Plata, pp. 106.
[7] Tasky, Alicia (2008), “Usos del pasado,
patrimonio, identidad y museos en discusión”, La
Historia Enseñada,
Nº 12,
pp. 29–55; Guisasola,
Marisa (2012.),
Miradas sobre los museos de Rosario: pasado,
presente y futuro, Rosario, UNR Editora, pp. 190; Feuillet Terzaghi, María
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MAST (Provincia de Santa Fe, Argentina), una experiencia desde la gestión
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Naturales Dr. Ángel Gallardo en Rosario, Tesis de Licenciatura, Inédita, Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales,
Universidad Nacional de Rosario, pp. 75; Pellegrini, Micaela; Mosso, Agustina y
Aldana Pulido (2018),
Museos, objetos y enseñanza: aproximación
didáctica a la transmisión del patrimonio desde un estudio de caso, Rosario, ISHIR/CONICET, pp. 91; Rey, Luciano;
Biasatti, Soledad; Battaggia, Fausto y Carlos Tellechea (2018), “Experiencias de trabajo
en torno al Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto, provincia de Santa Fe)”, Urbania. Revista latinoamericana de
arqueología e historia de las ciudades, Nº 7, pp. 99–108.
[8]Marioni
Berra, Alcira (1997), Nombres en el
recuerdo, Santa Fe, Junta Provincial de Estudios Históricos, p. 105.
[9] Sartori, Julieta (2008), La cuenca inferior del río Salado: un desafío para los análisis
arqueofaunísticos, Tesis de Licenciatura, Inédita, Facultad
de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, p. 144; Feuillet
Terzaghi, María Rosario (2009),
El registro arqueológico del uso del
espacio en la cuenca inferior del río Salado y superior del río Coronda, provincia de Santa Fe. Argentina, Tesis de Doctorado, Inédita, Facultad de Humanidades y
Artes, Universidad Nacional de Rosario, p. 268.
[10] Feuillet
Terzaghi, María Rosario; Casal, Diego; Campagnolo, Leticia y Cocco, Gabriel
(2007),
“Intervención Arqueológica en un sitio con enterratorios múltiples en la
localidad de Coronda, Pcia. De Santa Fe”, en Bayón, Cristina; Pupio, Alejandra;
González, María Isabel; Flegenheimer, Nora y María Magdalena Frère (Eds.), Arqueología en Las Pampas, Tomo I, Buenos
Aires, Sociedad Argentina de Antropología, pp. 95–108; Deluca, Santiago; Ivarz,
Darío y Emilce Llacza (2007),
“Conservación y curaduría de materiales óseos humanos procedentes del sitio
Barrio Basualdo Familia Primón (Coronda, departamento San Jerónimo, provincia
de Santa Fe)”, en Bayón, Cristina; Pupio, Alejandra; González, María Isabel;
Flegenheimer, Nora y María Magdalena Frère (Eds.), Ob. Cit,
pp. 193–201; Sartori, Julieta; Scuizzatto, Franca y Paula Galligani (2013), “Análisis comparativo de
la tecnomorfología cerámica de los sitios de la cuenca media e inferior del río
Coronda”, Cuadernos del Instituto
Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, Series Especiales, Vol.1, Nº 2, pp. 107–119; Sartori,
Julieta y Paula Galligani (2014),
“Zooarqueología en el humedal de la cuenca fluvial del centro este
santafesino”, Relaciones de la Sociedad
Argentina de Antropología, Vol. 39, Nº 2, pp. 387–409; Sartori,
Julieta (2015),
“Pasado y presente de las investigaciones arqueológicas en el sitio Las Tejas
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Antropología del Museo de Entre Ríos, 1 (2), pp. 109–120;
Balducci, Fernando; Garralla, Silvina y Julieta Sartori (2017), “Condiciones
paleoambientales y ocupaciones humanas en el sitio Familia Primón (Coronda,
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cerámico desde una perspectiva tafonómica: el caso de los sitios arqueológicos
Familia Primón y Los Bañados (centro-este de Santa Fe, Argentina)”, Revista Mundo de Antes, Nº 12:1, pp. 107–133;
Galligani, Paula (2019),
Modelos de Preservación Ósea Diferencial
en la Cuenca Fluvial Salado-Coronda (Provincia de Santa Fe): Tafonomía Regional
en Perspectiva Arqueológica, Tesis Doctoral en Ciencias Naturales, Inédita,
Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, La
Plata, pp. 233.
[11]Feuillet Terzaghi, María
Rosario, 2009, Ob. Cit., p. 268;
Sartori, Julieta (2013),
Variabilidad arqueofaunística en la
cuenca media e inferior del río Coronda, Tesis Doctoral en Humanidades y
Artes, Inédita, Facultad de Humanidades y
Artes, Universidad Nacional de Rosario, Rosario, p. 288; Galligani, Paula (2013), Tafonomía de los entierros humanos del sitio RSCII, Tesis de
Licenciatura, Inédita,
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Balducci, Fernando (2014),
Ocupaciones humanas del Holoceno tardío:
estudio arqueopalinológico del sitio Familia Primón (provincia de Santa Fe),
Tesis de Licenciatura, Inédita, Facultad de Humanidades y
Artes, Universidad Nacional de Rosario, p. 147.
[12] Bonnin, Mirta (2004), Informe de gestión Museo de Antropología, Facultad de Filosofía y
Humanidades, Córdoba, p. 6.
[13] Bonnin, Mirta, 2004, Ob. Cit, p. 6.
[14] Tarragó, Myriam y Silvia Calvo,
2019, Ob. Cit., p. 211.
[15] Los visitantes locales del
MM corresponden mayoritariamente a público escolar, que se reparte entre nivel
inicial (28%), primario (61%) y secundario (6%), mientras que luego están
aquellos de nivel terciario-superior (2%) y público en general (3%). La última
categoría asiste fundamentalmente a partir de las charlas que se realizan en el
MM sobre diversos tópicos. En cuanto al público de otras localidades, la
procedencia del mismo es, en su mayoría, de establecimientos educativos de
ciudades y pueblos cercanos del sur provincial, como Rosario, Monje, Puerto
Gaboto, etc. Un incremento notable se dio en el año 2019 cuando colegios de
nivel secundario comenzaron a realizar actividades campamentiles que incluyen
la visita al museo, constituyendo el nivel secundario el 92% del público que no
pertenece a Coronda.
[16]Guber, Rosana, La etnografía. Método, campo y reflexividad,
Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2001, pp. 60.
[17] González Méndez, Matilde (2000), “Memoria,
Historia y Patrimonio: Hacia una concepción social del patrimonio”, Trabajos de prehistoria, Vol. 57, Nº 2, pp.
9–20.
[18] Simón, Cecilia (2010), Las representaciones de las sociedades indígenas prehispánicas y de la
arqueología en las imágenes y los textos presentes en los manuales escolares
(1993-2006), Tesis de Licenciatura, Inédita, Departamento
de Humanidades, Universidad Nacional del Sur, p. 8.
[19] Martín Cáceres, Myriam;
López Cruz, Inmaculada; Morón Monge, Hortensia y Mario Ferreras Listán (2014), “La Educación
Patrimonial en los museos. Análisis de materiales didácticos”, en CLIO. History and History teaching, 40,
Zaragoza, p. 5.
[20] Martín
Cáceres, Myriam; López Cruz (2014),
Inmaculada; Morón Monge, Hortensia y Mario Ferreras Listán, Ob. Cit, p. 5.
[21] Ghiani Echenique, Naiquen (2016), “Buscando en los
depósitos. Las colecciones arqueológicas del Museo de la Plata provenientes del
litoral rioplatense”, La Zaranda de
Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología, Nº 14, Vol. 2, , pp. 111–130.
[22] Ghiani Echenique, Naiquen,
2016, Ob. Cit, p. 115.
[23] Gaspary, Fernando (1945), “Las campanas
chaná-timbúes”, Revista Geográfica
Americana, 23:140, pp. 279–282.
[24] Fernández, María José;
Dibernardi, Mercedes; García Guraieb, Solana y Rafael Goñi (2017), “Primeros pasos en la
conservación preventiva de la colección de restos humanos del Lago Salitroso
(Holoceno Tardío, Santa Cruz)”, Cuadernos
del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano – Series
Especiales, Vol. 5, Nº 2, pp. 17–31.
[25] Lewenstein, Bruce (2010), “Models of Public
Understanding: The Politics of Public Engagement (Modelos de comprensión
pública: la política de la participación pública)”, ArtefaCToS, Vol. 3, Nº 1, pp. 13–29.
[26] Balducci, Fernando;
Galligani, Paula y Julieta Sartori (2018),
“Entrevista al Cacique Claudio Ñañez de la Comunidad Coronda a través de la
tradición oral”, Revista de la Escuela de
Antropología, XXIV, pp. 1–12.
[27]Fossatti, Mariana,
“Ampliando el museo con códigos QR”, [en línea],
https://www.articaonline.com/2011/09/ampliando-el-museo-con-codigos-qr/
[consulta: 9 de diciembre de 2019].
[28] Zavala, Lauro (2002), “El patrimonio cultural
y la experiencia educativa del visitante”, en Vallejos, María Engracia (Ed.), Educación y museos: experiencias recientes,
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, pp. 89–100; Orozco, Guillermo (2005), “Los museos interactivos
como mediadores pedagógicos”, Sintética.
Revista Electrónica de Educación, Nº 26, México, pp. 38–50.
[29]Actualmente, y desde el
año 2011, la comunidad Corunda es
reconocida en el Registro Especial de Comunidades Aborígenes de la provincia de
Santa Fe (Resolución Nº 0033 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de
la provincia de Santa Fe, 2012).
[30] Martín Cáceres, Myriam;
López Cruz, Inmaculada; Morón Monge, Hortensia y Mario Ferreras Listán, 2014, Ob. Cit, p. 6.
[31] Colasurdo, María Belén;
Sartori, Julieta y Sandra Escudero, “La implicancia de la memoria y la
identidad en la constitución del patrimonio. Algunas reflexiones”, en Revista del Museo de Antropología, 3:1,
Córdoba, 2010, pp. 149–154.
[32] Bellelli, Cristina (2006), “Arqueología y
patrimonio. Una historia de usos y abusos en el valle medio del río Chubut
(Patagonia Argentina)”, en Fiore, Dánae y Podestá, María Mercedes (Eds.), Tramas en la Piedra, Buenos Aires, INAPL, World Archaeological Congress y
Sociedad Argentina de Antropología, pp. 251–262.
[33]Calvo, Silvia y Verónica Stáffora (2013), “¿Transmitir, comunicar,
mediar? La experiencia de difusión en un museo antropológico”, Ponencia presentada en el I Congreso Latinoamericano
y II Congreso Nacional de Museos Universitarios, La Plata, pp. 2.
[34] Pérez Ruiz, Maya Lorena (2008), “La museología participativa:
¿tercera vertiente de la museología mexicana?”, Cuicuilco, Nº 44,
México, pp. 87–110; Delmonte Allasia, Antonella; Garibotti, María Belén; Casalderrey Zapata, Constanza;
Spengler, Gisela y María Julieta Ruffa (2016), “Transposición didáctica y
socialización del conocimiento antropológico en el contexto museográfico de
Tecnópolis”, Alteridades, Nº 56, pp. 93–105.
[35]Pastor Homs, María
Inmaculada (2002),
La pedagogía museística ante los retos de
una sociedad en cambio. Fundamentos
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