LOS GAUCHOS DE GÜEMES. GUERRAS DE
INDEPENDENCIA Y CONFLICTO SOCIAL
Sara Mata de López
Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2008, 212 páginas.
Las transformaciones adherentes a todo
movimiento social en los procesos de independencia ocasionaron diversos
comportamientos en los grupos sociales y consecuencias insospechadas en las
esferas del poder político. Efectivamente, la realidad de los espacios
coloniales en esa coyuntura ha mostrado una multiplicidad de intereses
contradictorios, alianzas tácticas concertadas, pero endebles y efímeras, que
únicamente ha revelado el trasfondo y los beneficios políticos que cada sector
de la sociedad arrogaba mantener en un período por demás complicado e incierto.
Cuando la historiografía indaga las razones de estas acciones no ha sido
suficiente con explicarla a través de un juego maniqueo entre los poderosos
propietarios y los indefensos y explotados indígenas. Es imprescindible un
análisis vinculante y globalizante que permita aprehender la realidad de los
hechos históricos en su contexto y en los múltiples elementos que afectan la
praxis política de los hombres. Ni los grupos de poder fueron monolíticamente
autónomos y autosuficientes ni las clases populares terminaron aisladas y
encerradas en sí mismas como piezas de un museo de pretérita importancia.
En esa perspectiva, el magnífico trabajo Los Gauchos de Güemes. Guerras de independencia y conflicto social
de la prestigiosa historiadora argentina Sara Mata de López hace más que
explicitar todos estos supuestos en donde los diversos sectores sociales en
conflicto o adhesión participan activamente de sus propios destinos. Es útil
advertir que este libro forma parte de la sugerente colección Nudos de la historia argentina dirigido por Jorge Gelman
cuyo objetivo principal ha estado siempre en hacer más comprensible fenómenos
centrales de la historia argentina a un público más amplio y deseoso de estos
textos amenos y sólidamente elaborados.
Así, en su investigación, Sara Mata abandona las
tendencias historiográficas en donde prevalecen los estudios focalizados en
Buenos Aires y la revolución de Mayo para priorizar el análisis de las
repercusiones de estos sucesos en la historia regional,- de Jujuy, Salta,
Tucumán y el aérea de disputa militar más encarnizada de todos esos años como
fue el Alto Perú-, y las estrategias políticas que los grupos de poder y las
mismas clases populares locales sostuvieron como medida necesaria para la
continuidad de sus intereses ante las desastrosas consecuencias de las guerras
de independencia. En ese sentido, el estudio sistemático de Martín Miguel de
Güemes, de las milicias que formara para hacer frente a los ataques realistas y
de las relaciones conflictivas (en algunas ocasiones pactos coyunturales) que
sostuviera con la elite salteña e incluso las desavenencias políticas con
Buenos Aires, hacen sugerir que la historia de un solo hombre es incoherente e
inverosímil sin una indagación de su base de apoyo social, relaciones políticas
y de las circunstancias históricas en donde desarrolla sus acciones. Por ello,
la investigación de Sara Mata arroja argumentos fundamentales en esa
comprensión y muestra al líder militar de los gauchos como un hombre de carne y
hueso, con sus aciertos y deslices, con su poder de convocatoria de milicias,
pero, a su vez, como un hombre que necesitó otorgar concesiones a sus jefes
locales y a sus propias huestes para acumular, controlar y manejar todo el
poder militar y político que pudo adquirir en esa coyuntura revolucionaria.
La provincia de Salta estuvo durante siete años
en guerra constante y en donde la violencia social era una realidad inminente.
Esa caracterización de esta región como un espacio de poder y disputas
militares y políticas entre las fuerzas realista y los revolucionarios
patriotas, tiene una explicación propia de un área estratégica para el comercio
y las comunicaciones desde el litoral atlántico hasta el Perú (p. 13). En Salta
existió una sociedad opulenta con una elite rica y educada que gracias al
comercio del ganado mular y la demanda de los centros mercantiles andinos y del
Perú pudo adquirir ese poder. Además, la creación del nuevo virreinato y la
producción de plata del centro minero de Potosí ocasionaron un creciente
dinamismo en el comercio andino y un mayor impulso de Buenos Aires como puerto
para el comercio con España. Esta
situación convirtió a la ciudad de Salta en uno de los centros mercantiles más
importantes del espacio surandino en donde se producía el encuentro de diversas
regiones y comerciantes interesados en las operaciones económicas
interregionales y vinculadas también al comercio ultramarino (pp. 18-25).
Esta importancia económica de Salta explica en
parte los conflictos sociales en que estuvieron envueltos los sectores de la
población de esos años de transformaciones. La elite salteña preocupada en sus
intereses económicos y el poder político-social que tenían, en contraposición
al de las clases populares que pudieron beneficiarse también del comercio, pero
que no habían podido adquirir el poder suficiente para influir en la política y
el manejo de la economía de esa provincia por el carácter excluyente de una
elite arrogada de superioridad social. En esa situación se produjeron los
acontecimientos de la crisis hispana por la invasión de Napoleón en 1808, la
formación de juntas en España en rechazo de esa intromisión, la convocatoria de
las Cortes y la promulgación de
En realidad ese temor de la elite salteña al
poder de las milicias estuvo totalmente relacionado a los trastornos políticos
de la revolución y las inmensas pérdidas económicas que estas guerras
ocasionaban en Salta y el Alto Perú. El comercio, motor de ese espacio, estaba
estancado por los conflictos militares, además, Salta era escenario constante
de invasiones realistas, contraataques de las milicias, destrucción de la
propiedad, saqueos, asaltos, presión en el reclutamiento de hombres para las
guerras, contribuciones forzadas tanto por realistas como por Güemes y una
incertidumbre total por el desenlace interminable de los acontecimientos. Por
ejemplo, las acciones de la revolución de mayo de 1810 generaron en Salta
posturas enfrentadas entre la elite salteña y los que apoyaron a Buenos Aires,
incluso, es perceptible el pedido de los cabildos de Alto Perú y de Salta
realista para que el virrey Abascal reintegrara estas regiones al antiguo
virreinato del Perú, situación que no prosperó pues Salta fue ocupada por el
ejército auxiliar del Perú enviada desde la capital porteña (pp. 44-46). En
1812 las tropas del rey tomarían Salta con el beneplácito de una parte
importante de la elite que apoyó logística y económicamente a las fuerzas
realistas llegando a jurar
Definitivamente, en 1820 la guerra era
insostenible y la autoridad de Güemes comenzó a desgastarse ante los apuros
económicos y los conflictos internos para mantener las guerras. La elite y los
mismos milicianos sintieron los estragos de las luchas armadas y el
entorpecimiento reiterado del comercio con el Alto Perú, base fundamental de
todos estos espacios para su existencia. Sería en esas condiciones de
desavenencias sociales y pugnas domésticas que las tropas realistas volverían a
ocupar Salta y lograrían finalmente acabar con la vida de Güemes iniciando así
un proceso de reorganización en donde se logró un armisticio con los realistas
y luego la elite salteña y los milicianos al mando de Juan Ignacio Gorriti
pudieron poner fin a sus conflictos internos y retomar el comercio de esta
ciudad con las provincias del Alto Perú bajo control realista. Con estos hechos
la independencia en Salta quedó postergada y permitió que se librara en otros
espacios y con otros protagonistas el desenlace final (pp. 194-205).
En síntesis, es indiscutible que en Salta los
intereses particulares de los diversos sectores sociales predominaran antes que
un declarado y ferviente patriotismo, además, esos intereses coyunturales
muestran la importancia de los espacios regionales y de la defensa inherente
que sus pobladores hicieron ante los acontecimientos críticos, funestos y
permanentes de la revolución. Por lo tanto, este libro de Sara Mata ofrece otra
perspectiva de desatar el pasado para entender el presente de las sociedades.
Daniel Morán
Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú)
Universidad Nacional de San Martín-IDAES (Buenos Aires, Argentina)