Revista
Andes, Antropología e Historia
Vol. 2,
Nº 30, Julio-Diciembre 2019
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está bajo licencia de Creative Commons Atribución - No Comercial CC BY-NC
https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/ ISSN Nº 0327-1676
PUNTAS DE PROYECTIL DE PUNA Y
VALLES MESOTERMALES DEL NOROESTE ARGENTINO EN PERSPECTIVA COMPARATIVA:
LOS CASOS DE LA CUENCA DE PASTOS
GRANDES
(DEPARTAMENTO DE LOS ANDES,
SALTA) Y EL VALLE DE SANTA MARÍA (CATAMARCA) COMO APORTE PARA LA ARQUEOLOGÍA DE
CAZADORES RECOLECTORES
PROJECTILE POINTS FROM PUNA AND VALLEYS OF NORTH WESTERN ARGENTINA IN A
COMPARATIVE PERSPECTIVE:
THE CASES OF PASTOS GRANDES BASIN (LOS ANDES, SALTA)
AND THE SANTA MARÍA VALLEY (CATAMARCA) AS A CONTRIBUTION TO THE HUNTER
GATHERERS ARCHAEOLOGY
Federico
Restifo
CONICET-ICSOH
Facultad
de Humanidades
Universidad Nacional de Salta
Argentina
federicorestifo@gmail.com
Juan
Pablo Carbonelli
CONICET
Instituto de las Culturas
(IDECU)
Universidad de Buenos Aires
Facultad de Filosofía y
Letras, Museo Etnográfico
Argentina
juanp.carbonelli@gmail.com
Agustín
Agnolin
CONICET-INAPL
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina
agusagnolin@yahoo.com.ar
Fecha de ingreso: 19/12/2017
Fecha de
aceptación: 23/11/2018
Resumen
En este trabajo se presenta
un análisis comparativo sobre conjuntos de puntas de proyectil líticas
provenientes de dos áreas del Noroeste Argentino. Uno de ellos pertenece al
sector de valles mesotermales, el valle de Santa María en Catamarca, mientras
que el otro corresponde a la cuenca de Pastos Grandes, sitio Alero Cuevas en
particular, ubicado en la puna de Salta. A través de una metodología
comparativa se han registrado tres tipos morfológicos coincidentes entre ambos
espacios, y diferentes tipos morfológicos coincidentes entre las áreas en cuestión
y diferentes sectores de la puna considerando una escala regional. Esto ha
permitido establecer un marco cronológico para las ocupaciones cazadoras
recolectoras en el Valle de Santa María, las cuales se habrían extendido a lo
largo del Holoceno Temprano, Holoceno medio e inicios del Holoceno Tardío. A su
vez se plantea la hipótesis de la circulación de personas en una escala
espacial amplia o la transmisión de información, en base a las diferencias y
similitudes entre los tipos de puntas de proyectil identificados.
Palabras claves:
Puntas de proyectil – Puna – Valles – Cazadores recolectores – Metodología
comparativa
Abstract
A comparative
analysis on lithics projectile points assemblages from two study areas of North
Western Argentina is presented in this paper. One of the assemblages was
recovered in Santa María Valley, Catamarca, and the other one in Pastos Grandes
Basin, particularly Alero Cuevas site, puna of Salta Province. Applying a
comparative methodology three similar morphological tipes were detected in both
study areas, and anothers similar types between each one of the study areas and
another places of the puna, on a regional scale. The results allows us to
define a chronological frame for the first hunter gatherers occupations in the Santa
María Valley. Those occupations would persist along the early Holocene, middle
Holocene, and the beginins of the late Holocene. Moreover, a hypothesis on
people movements on a regional spatial scale or information transmission is
proposed, taking in to account the diferences and similarities within the
identified projectile points types.
Key words: Projectile points – Puna – Valleys –
Hunter Gatherers – Comparative methodology
Introducción
Dentro del ámbito del
Noroeste Argentino (NOA de aquí en adelante), y a lo largo de la historia de
sus investigaciones arqueológicas, fue en el sector de tierras altas por encima
de los 3000 msnm donde se desarrollaron con mayor grado los estudios en torno a
cronologías del Pleistoceno-Holoceno temprano, Holoceno medio e inicios del
Holoceno tardío, las que cubren el lapso de ca. 11000-3000
AP. Un cúmulo significativo de sitios estratificados ubicados en los sectores
de Puna y quebradas de altura, y los fechados absolutos obtenidos, dan cuenta
de esto. En el lapso mencionado las poblaciones humanas habrían basado su
subsistencia en forma predominante en la predación, mientras que la adopción
plena de estrategias de producción de alimento, en conjunción con las
estrategias vigentes de caza y recolección, habría ocurrido a partir de los ca. 3000 AP.
Por su parte, en sectores
por debajo de los 3000 msnm, como los valles mesotermales y yungas,
prácticamente no se registran hallazgos de sitios estratificados con
cronologías más antiguas que los 3000 AP, observándose un mayor énfasis en la
investigación de problemáticas vinculadas a sociedades con economías
productivas y procesos culturales posteriores al surgimiento de las mismas
(e.g. proceso de desarrollos regionales, relación con el imperio incaico, entre
otras). No obstante, Yacobaccio[1] infiere
en su modelo de poblamiento de la región de Puna, que los grupos que la
poblaron provenían de zonas de menor altitud, por lo cual es factible esperar
que existan sitios con dataciones tempranas también en las zonas periféricas a
la puna. En este sentido, la subrepresentación de sitios estratificados
fechados para el lapso discutido estaría en relación con procesos de formación
del registro arqueológico y/o con los sesgos de investigación propios de cada
área[2].
De todas formas, la ausencia de sitios estratificados mencionada, no ha sido
impedimento para el abordaje de una arqueología de cazadores recolectores en
los sectores por debajo de los 3000 msnm. De hecho, en los últimos años, y
especialmente en el sector de valles mesotermales, se han producido resultados
de investigación destacados. Los mismos incluyen el reestudio de problemáticas
“clásicas” como lo vinculado a la “Industria Ampajango”[3],
así como la aplicación de técnicas alternativas de fechados absolutos, como el
análisis del barniz del desierto sobre artefactos de contextos de superficie,
los que reflejaron cronologías en torno al Holoceno temprano y medio[4].
A pesar de estos avances,
son escasos hasta el momento los estudios sobre cazadores recolectores que
consideran una perspectiva comparativa en la escala amplia del NOA, tomando en
cuenta sus diferentes sectores definidos por la altitud[5].
Dicha clase de estudio es relevante, principalmente, porque sobre la base de
los materiales provenientes de sitios de la puna con fechados absolutos es
posible aproximar cronología relativa para los sectores de menor altitud,
considerando los hallazgos allí realizados en superficie[6].
A su vez, a partir de esto, es posible integrar evidencia, y por lo tanto
pensar y discutir procesos de mayor escala espacial, como podría ser la
ocupación de diferentes pisos ecológicos a lo largo de un ciclo anual,
implicando movilidad en un espacio amplio o de procesos de circulación de
información[7].
Se considera que los materiales líticos constituyen una buena vía de análisis
para un estudio comparativo, dado que se registra el hallazgo de muestras
significativas tanto en puna como en valles mesotermales.
En este trabajo se
analizarán comparativamente dos conjuntos de artefactos constituidos por puntas
de proyectil. Los mismos provienen de dos áreas de estudio del NOA, a saber: el
sur del valle de Santa María (2000 msnm, figura 1), Catamarca, y la cuenca de
Pastos Grandes (4000 msnm, figura 1), puna de Salta. Dichas áreas se encuentran
a una distancia de 200 km entre sí. El conjunto del valle de Santa María fue reunido
a partir de recolecciones superficiales y colecciones depositadas en museos.
Por su parte, el conjunto de la cuenca de Pastos Grandes (4000 msnm, figura 1) está
compuesto por puntas de proyectil recuperadas en la estratigrafía del sitio
Alero Cuevas (4400 msnm), el cual posee fechados absolutos extendidos a lo
largo del Holoceno[8].
Entonces, se propone como
objetivo discutir la cronología relativa de los conjuntos de artefactos líticos
del valle de Santa María, sobre la base de los tipos identificados y su
comparación con los tipos definidos en el sitio Alero Cuevas así como de otros
sitios con fechados absolutos de la puna argentina y tierras altas del norte de
Chile. A partir de dicha discusión se apuntará a plantear algunos interrogantes
en relación a la hipótesis de movilidad entre diferentes pisos altitudinales.
El énfasis en la clase de artefacto punta de proyectil radica en que dados sus
requerimientos específicos en cuanto a morfología[9],
y sus variaciones temporales, ha significado un valioso recurso para establecer
cronologías relativas en escala regional[10].
Figura 1. Mapa con detalle
de las dos áreas de estudio y las principales localidades mencionadas
Antecedentes
La aproximación de cronología
relativa mediante artefactos formatizados temporalmente sensitivos ha sido
propuesta como una primera vía de entrada a la dimensión temporal,
especialmente en áreas que se encuentran en sus primeras etapas de
investigación arqueológica. Esto, en el marco del relevamiento de su registro
arqueológico de superficie[11].
Si bien el sur del valle de Santa María no se encuentra en etapas iniciales de
investigación, la ausencia hasta el momento de registro arqueológico en
estratigrafía, asignable a cronologías más antiguas que los 3000 AP, hace que
sea necesaria la búsqueda de métodos alternativos para esclarecer la dimensión
temporal. En este sentido, en sitios arqueológicos de superficie ubicados en la
quebrada de Amaicha (2000 msnm), se han obtenido dataciones a partir de
artefactos, mediante la técnica denominada “VML” (varnish microlamination). La
misma se aplica a artefactos en cuyos lascados se ha depositado el denominado
“barniz del desierto”. Así, a partir del uso de la técnica del VML se han
obtenido cronologías de exposición mínima de la superficie donde se encontraban
artefactos afines a la denominada “Industria Ampajanguense”[12] entre los
6500-5900 AP para la Quebrada de Amaicha[13]
y de 9400 años AP para la propia cantera taller de Ampajango[14].
Por su parte, en este
trabajo se propone una aproximación a la temporalidad de conjuntos líticos de
puntas de proyectil provenientes del valle de Santa María a partir de
cronología relativa. En este sentido entendemos que esta metodología contribuye
a complementar la cronología propuesta en base a la técnica de VML. El empleo
de este criterio para el abordaje de la dimensión cronológica ha tenido lugar
en diferentes espacios del Noroeste Argentino, conduciendo al ordenamiento de
conjuntos de artefactos de superficie en diferentes momentos del Holoceno
temprano, Holoceno medio e inicios del Holoceno tardío. Así, sobre la base de
conjuntos de la microrregión de Antofagasta de la Sierra, puna de Catamarca, se
propuso una secuencia temporal preliminar ordenando los artefactos de
superficie de la Quebrada de Antofalla, así como los del área de Chaschuil,
ambas también en la puna de Catamarca[15].
En la puna de Salta, la secuencia del sitio Alero Cuevas permitió asignar
temporalidad a conjuntos de superficie del valle de San Antonio de los Cobres,
distante unos 70 km[16].
En la puna de Jujuy se da
un caso similar, donde la secuencia del sitio Hornillos 2 brindó un criterio
para asignar temporalidad a conjuntos de superficie del área de Susques[17].
Los casos mencionados corresponden a comparaciones dentro de un mismo sector,
es decir la puna, ubicados por encima de los 3500 msnm. Sin embargo, las
comparaciones entre materiales provenientes de puna con piezas provenientes de
espacios de menor altitud no han sido frecuentes. En este sentido, se puede
señalar el caso de la quebrada de los Corrales (3000 msnm), en la provincia de
Tucumán, y correspondiente a quebradas de altura del Noroeste argentino, en la
cual se estableció una secuencia temporal en base a un fechado radiocarbónico
de 7420 ± 25 años AP, así como en base a la comparación de artefactos de
superficie de Antofagasta de la Sierra[18]
con la mencionada secuencia. Otro caso a destacar es el de Campo Blanco, en la
Quebrada de Amaicha (Tucumán, 2000 msnm), en donde en una primera instancia se
aproximó cronología para conjuntos artefactuales de superficie también sobre la
base de la secuencia temporal de la mencionada microrregión de Antofagasta de
la Sierra, así como de sitios de la puna de Jujuy[19].
Se plantea aquí que estas
comparaciones son de suma relevancia para aproximarse a la resolución temporal
de los sectores de menor altitud, por lo tanto, este trabajo contribuye en
dicha dirección, aportando a la comprensión de la cronología de ocupaciones de
cazadores recolectores en el ámbito general del Noroeste Argentino. A su vez,
dicha comparación puede significar una vía para pensar en los procesos de
ocupación humana de diferentes sectores altitudinales en el espacio del
Noroeste Argentino. En este caso, una hipótesis que puede guiar la investigación
es aquella que plantea la ocupación de tales sectores por parte de grupos
humanos desde los inicios del Holoceno, en el marco de un ciclo de movilidad
anual. En este sentido, considerando los Andes Centro Sur en general, se ha planteado
que las ocupaciones en espacios por encima de los 3000 msnm podrían ser de
carácter estacional, formando parte de un amplio circuito de movilidad[20],
al menos para las cronologías del poblamiento inicial de la región. En este
sentido, se ha planteado que los sectores de altura habrían sido ocupados
predominantemente en la estación veraniega. Tal circuito de movilidad podría
explicar la presencia en la puna de materiales provenientes de tierras más
bajas, como por ejemplo fragmentos de cañas macizas correspondientes a la
especie Chusquea lorentziana, la cual proviene
de las Yungas y se habría utilizado para la manufactura de intermediarios de
armas[21].
Asimismo, la presencia de
clases artefactuales de morfología similar a lo largo de un amplio espacio puede
considerarse como una señal arqueológica ya sea de movimientos recurrentes de
grupos humanos en una escala temporal de largo plazo y entre sectores de
altitud variable, o bien de algún tipo de interacción entre grupos o
transmisión de información. En este sentido, en el marco de la arqueología
patagónica se observó la dispersión de un diseño de punta de proyectil
denominado “Magallanes IV espesas” específicamente en Patagonia meridional[22].
Tal dispersión puede explicarse por mecanismos de transmisión cultural, basados
en aprendizaje social y experimentación, involucrando posibles contactos entre
grupos humanos así como circuitos de movilidad amplios[23].
Por su parte, en la arqueología del amplio espacio de la “Gran Cuenca” en los
Estados Unidos, se determinaron un conjunto de correlaciones entre atributos de
puntas de proyectil asignables al sistema de armas de arco y flecha, que
indican dispersión de diseños también mediante mecanismos de transmisión
cultural, involucrando en mayor o menor medida el aprendizaje social y la
experimentación[24].
Así, sobre la base de estos casos de estudio, y retomando la hipótesis de un
circuito de movilidad que abarcó parte del gradiente altitudinal del Noroeste
argentino, puede esperarse la presencia de diseños de puntas de proyectil similares
en el amplio espacio de la región y con correlación cronológica. Dichas
similitudes podrían reflejarse en el sector de análisis seleccionado en este
trabajo, es decir, comprendido por las áreas del sur del valle de Santa María y
la cuenca de Pastos Grandes. La expectativa central es detectar diseños en
común entre ambas áreas de estudio. Respecto de la mencionada hipótesis, se
apuntará a plantear posibles vías de investigación a partir de los resultados
obtenidos.
Sobre las áreas de estudio y conformación de las muestras analizadas
La Puna argentina constituye una
prolongación del denominado Altiplano Andino[25],
que se extiende desde el sur de Perú y abarca también el oeste de Bolivia y
sectores del norte de Chile. Conforma, a su vez, un ambiente ecológico
particular dadas sus características de desierto de altura que supera en
promedio los 3000 msnm. Entre estas características se destacan la aridez, la
baja productividad primaria, la intensa radiación solar, la alta amplitud
térmica diaria y la marcada heterogeneidad en la distribución de recursos
críticos para la subsistencia, lo que ocasiona condicionantes para la
adaptación humana[26].
Entre tales recursos críticos se destacan tanto el agua, así como especies de
camélidos silvestres, a saber: vicuña (Vicugna vicugna)
y guanaco (Lama guanicoe).
Dentro de la Puna argentina, este trabajo se
concentra en el conjunto de puntas de proyectil recuperado en el sitio Alero
Cuevas. El mismo se encuentra en la cuenca de Pastos Grandes (cuenca de PG, de aquí
en adelante) (figura 1). Dicha cuenca posee una extensión de unos 300 km² y se
ubica a una altura promedio de 4000 msnm. En la misma se detectó el sitio Alero
Cuevas[27],
el cual se ubica en la quebrada de Las Cuevas, a una altura de 4400 msnm. Como
su nombre lo indica, se trata de un alero, el cual presenta una secuencia
arqueológica extendida a lo largo del Holoceno. Esto se ha determinado a partir
de 14 fechados absolutos que abarcan el lapso ca.
9800-640 AP[28].
A su vez, considerando la cronología de cazadores recolectores, el lapso
relevante a los fines del presente trabajo es el que abarca ca. 9800-4200 AP. El mismo incluye a las capas F4 (ca. 9800-8500 AP); F3 (ca. 7500-6500
AP) y F2 (ca. 5100-4200 AP). En dichas capas, y
mediante el trabajo de excavación, se obtuvo un total de 21 ejemplares de
puntas de proyectil, las que conforman una de las muestras seleccionadas para
comparar.
Por su parte, el valle de
Santa María (figura 1) se encuentra localizado en el sector norte de las
Sierras Pampeanas, ocupando el extremo nor-oriental de la provincia de
Catamarca (Departamento de Santa María) y el ángulo noroeste de la provincia de
Tucumán (Departamento Tafí del Valle). Conforma una depresión tectónica en el
sentido SSE-NNW limitada hacia el oeste por las Sierras del Cajón, al este por
las sierras del Aconquija y en su extremo sur con el valle de Cajón. El fondo
de valle se encuentra entre 1500 y 2000 msnm, mientras que las laderas de las
Sierras del Cajón ascienden hasta los 3500 msnm y las del Aconquija hasta los
5500 msnm. Las condiciones climáticas actuales del valle se enmarcan dentro de
los ambientes áridos a semiáridos. La vegetación actual se caracteriza por el
predominio de una estepa arbustiva con abundantes vegetales comestibles[29].
En cuanto a la fauna, la misma se caracteriza por la presencia de camélidos (Lama guanicoe) y aves no voladoras (Pterocnemia
pennata). El valle presenta
heterogeneidad en la distribución de recursos. En este sentido, el ambiente de
fondo de valle resulta árido, mientras que las laderas de las montañas
presentan abundantes pasturas, en especial en sus espacios más altos.
Las muestras de cabezales
líticos pertenecientes al Valle de Santa María provienen de dos fuentes:
recolecciones de superficie y materiales provenientes de colecciones. En
referencia al primer caso, se recolectaron cabezales líticos en tres sectores
del valle de Santa María: a) la cuenca del río Caspinchango y el río Seco, b)
la mesada de Andalhuala-Banda y c) el Abra del Toro en la localidad de Ampajango[30].
En referencia a la mesada de Andalhuala Banda las puntas de proyectil
recolectadas provienen del fondo de valle, mientras que en el caso de la cuenca
del río Caspinchango y el río Seco y el Abra del Toro las puntas pertenecen al
sector de cerros bajos y laderas pedemontanas.
Asimismo, conforman la
muestra una colección privada que se encuentra en la Fundación Félix de Azara,
las colecciones Zavaleta, Salvatierra y Schreiter que se encuentran en el Museo
Etnográfico “Juan Bautista Ambrosetti” y las colecciones Methfessel, Moreno,
Muñiz Barreto y Lafone Quevedo que se encuentran en la División de Arqueología
del Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad
Nacional de La Plata. La muestra considerada es de 88 cabezales líticos. Entonces,
tomando en cuenta las muestras reunidas tanto en la cuenca de Pastos Grandes, puna
de Salta, como en el sur del valle de Santa María, valles mesotermales de
Catamarca, la muestra total analizada para este trabajo se compone de 109
ejemplares.
Metodología
En este trabajo se toma al artefacto
como la unidad de análisis empírica, focalizando en distintos atributos, los
cuales permiten al investigador conformar unidades que denominamos tipos. De
este modo, dentro de cada uno de los conjuntos de puntas de proyectil considerados
se definieron tipos, los que se emplearon como unidad de comparación. Para la
construcción de los mismos se seleccionó un conjunto de atributos que describen
de manera general la morfología de las piezas. Los atributos y sus distintas variantes
(estados de los atributos) se tomaron de la propuesta de clasificación de uso
corriente en Argentina[31].
La selección de dichos atributos favoreció la comparación no sólo entre los
conjuntos seleccionados sino también en relación a tipos definidos en el ámbito
general de los Andes Centro Sur.
Es
importante destacar que la distinción de las variantes de cada atributo se
confeccionó apelando a categorías inclusivas, con el objetivo de facilitar
también la comparación macrorregional. Los atributos seleccionados, y sus
respectivos estados, fueron los siguientes:
–
Forma perimetral del limbo:
Triangular, lanceolada, cordiforme.
–
Forma de la base: Recta, convexa,
acuminada, cóncava atenuada, cóncava profunda o “escotada”.
–
Presencia/ausencia de pedúnculo y aletas:
se contempló principalmente la identificación o no de pedúnculo, su
diferenciación con respecto al limbo (esbozado, destacado o diferenciado) y el
tipo de aletas (hombros, aletas entrantes o en espolón), y en caso de estar
presentes se procedió a su descripción.
–
Tipo de bordes del pedúnculo:
cóncavo, convexo o recto.
–
Sección transversal: biconvexa,
planoconvexa, triangular, romboidal e irregular.
–
Tamaño: Se consideró el gradiente de categorías de tamaño definido por
Aschero[32],
que incluye muy pequeño; pequeño, mediano pequeño, mediano grande, grande, etc.
Se destaca que el análisis
se estructuró presentando en primer lugar aquellos tipos que coinciden entre
los dos conjuntos considerados. Luego, en segundo lugar, se presentan los tipos no coincidentes, los
cuales a su vez son comparados con la información disponible en la bibliografía
macrorregional, relacionada con el Noroeste Argentino y también el norte de
Chile. La base para asignar cronología a los tipos correspondientes al conjunto
del sur del valle de Yocavil es su coincidencia con tipos definidos en la
secuencia del sitio Alero Cuevas en primer lugar, privilegiando la ubicación
estratigráfica de los especímenes y los fechados absolutos asociados. El mismo
criterio se considera para aproximar la cronología de aquellos tipos no
coincidentes entre los conjuntos de las dos áreas de estudio consideradas.
Resultados
En base a la clasificación
realizada de los conjuntos de puntas de proyectil de la cuenca de Pastos
Grandes y del sur del valle de Santa María, y en función de los atributos
seleccionados, se determinaron un total de 12 tipos (figura 2). De este total, seis
tipos fueron registrados en el valle de Santa María, pero se encuentran
ausentes en la cuenca de Pastos Grandes, mientras que esta última presenta tres
tipos que no comparte con el valle de Santa María. Los tres restantes presentan
coincidencia entre ambas áreas de estudio (figura 3). A continuación, se
realiza la descripción y se justifica la adscripción temporal de los tipos coincidentes
en primer lugar, y luego de los tipos exclusivos de cada área de estudio (Tabla
1).
Figura 2. Total de tipos
identificados en el valle de Santa María y cuenca de Pastos Grandes, según su
adscripción temporal relativa. En negro se marcan los tipos en común entre el
valle de Santa María y la cuenca de Pastos Grandes
Tipos de puntas de
proyectil coincidentes entre el valle de Santa María y la cuenca de Pastos
Grandes.
Los tipos determinados se
presentan según un orden cronológico que parte desde la cronología más antigua,
a la vez que se justifica la adscripción de cada tipo a un segmento temporal en
particular (figura 2).
El primer tipo coincidente
entre la cuenca de Pastos Grandes y el valle de Santa María es el número 3. Se
define por la presencia de limbo triangular, base recta, y ausencia de
pedúnculo. Sus bordes son también rectos y la sección transversal es biconvexa.
El tamaño predominante es el mediano-pequeño. En el sitio Alero Cuevas
ejemplares asignables a este tipo han sido recuperados en la capa F4, la cual
posee fechados para el Holoceno temprano (ca. 9800-8500
AP)[33].
Ejemplares de este tipo de punta de proyectil también han sido reportados para
diferentes áreas de estudio de la Puna Argentina, tanto en Catamarca, mencionados
como tipo morfológico Quebrada Seca A[34],
así como en Jujuy. En ambos casos, procedentes de sitios estratificados y
asociados a fechados absolutos correspondientes al Holoceno temprano[35].
A su vez, dados los estados de los atributos
que definen al tipo, se destaca su similitud con las denominadas puntas de
proyectil “Tuina” definidas para el norte de Chile[36].
En dicha región, el tipo de punta en cuestión también aparece en contextos con
fechados extendidos a lo largo del Holoceno temprano, especialmente en sitios
como el propio Tuina, así como San Lorenzo, y diferentes sitios de la cuenca
del Salar de Atacama[37].
Si bien ejemplares similares, correspondientes al tipo “Tambillo”, se han detectado con menor frecuencia en
contextos del Holoceno medio en zonas de tierras altas de Argentina[38],
su presencia en contextos de superficie puede indicar presencia humana hacia el
Holoceno temprano.
El segundo tipo
coincidente es el número 6. En general,
se trata de una punta de limbo triangular corto y pedúnculo esbozado de bordes
rectos convergentes hacia la base. Esta última puede ser recta o convexilínea.
A su vez, se destacan bordes regulares o denticulados y sección transversal
biconvexa. Puede presentar hombros en algunos casos. Las categorías de tamaño recurrentes
son grande y mediano-grande. En la secuencia del sitio Alero Cuevas se registró
un ejemplar asociado a un fechado de ca. 7500 AP[39].
Asimismo, dados sus atributos definitorios este tipo se asemeja al denominado
Quebrada Seca F, el cual fue recuperado en el sitio homónimo de la microrregión
de Antofagasta de la Sierra (Catamarca), y al que se le asigna una cronología
de ca. 5000-4000 AP[40].
Por otra parte, este tipo se asemeja notablemente a aquel definido por Jorge
Fernández[41],
aunque recuperado sólo en superficie, y que denominó “Punta del Diablo”, a
partir de su trabajo en el área de El Aguilar, puna jujeña. Entonces,
considerando el fechado del sitio Alero Cuevas, así como los fechados de
Quebrada Seca 3, este tipo de punta de proyectil puede ser diagnóstico del Holoceno
medio, tanto para el segmento inicial como final.
Por su parte,
el tercer tipo registrado tanto en la cuenca de Pastos Grandes como en el valle
de Santa María es el número 10. El mismo corresponde a especímenes de limbo
lanceolado, base convexilínea semicircular y apedunculados. Los bordes son
convexos, mientras que la sección transversal es biconvexa. Las categorías de
tamaño recurrentes son pequeño y mediano-pequeño. En el sitio Alero Cuevas se
halló un ejemplar correspondiente a este tipo, proveniente de la capa F2, con
fechados de ca. 5100-4200 AP. A su vez, ejemplares
similares también fueron hallados en el sitio Inca Cueva 7, en Puna de Jujuy,
con fechas de ca. 4000 AP[42].
Por su parte, en la microrregión de Antofagasta de la Sierra especímenes similares
han sido mencionados como “Peñas Chicas E”, asociados a cronologías de ca. 4000-3500 AP[43].
Considerando los hallazgos de ejemplares del tipo considerado, y sus fechados
asociados, se plantea su adscripción al segmento temporal de finales del Holoceno
medio.
Figura 3. Ejemplares de puntas de proyectil
correspondientes a los tipos coincidentes entre las dos áreas de estudio, valle
de Santa María y cuenca de Pastos Grandes, A y B: tipo 3, C y D: tipo 10, E y
F: tipo 6, los ejemplares A, D y E provienen del Valle de Santa María, los B, C
y F provienen de Pastos Grandes
Tipos de puntas de
proyectil definidos en el valle de Santa María
Siguiendo el orden
cronológico, el primer tipo que se presenta es el número 2. En general se trata
de una punta de limbo lanceolado o triangular y pedúnculo destacado de bordes
rectos o cóncavos divergentes hacia la base. Esta última es cóncava. A su vez
se destacan bordes rectos y una sección transversal plano-convexa o biconvexa
asimétrica. Presenta aletas entrantes rectas u obtusas. El tamaño predominante
es pequeño. Martínez[44]
ha descripto este tipo, denominándolo Quebrada Seca B (QSB), para la región de
Antofagasta de la Sierra. Ejemplares de este tipo han sido recuperados en el
sitio homónimo, Quebrada Seca 3, asociados a fechados del Holoceno Temprano y
Medio Inicial.
En segundo lugar, dentro de los tipos
morfológicos registrados exclusivamente para el valle de Santa María se
encuentra el número 1. Se trata de un espécimen de limbo lanceolado, base recta
o convexa y ausencia de pedúnculo. Sus bordes pueden ser convexos y/o dentados
y la sección transversal puede ser plano-convexa o biconvexa simétrica. El
tamaño de dichas puntas es grande. Estos ejemplares han sido denominados como “puntas Ayampitín” por González[45].
En el valle fueron reconocidas en los primeros trabajos en sitios de superficie
cantera-taller como Ampajango y Los Bordos[46],
y fueron utilizadas como marcadores cronológicos para diferenciarlas de los bifaces. González[47],
a través de sus trabajos en la Gruta de Intihuasi, define a las puntas
Ayampitín como puntas lanceoladas o de forma de laurel o almendra. La misma
descripción corresponde a las puntas de proyectil conocidas como Peñas de la
Cruz A[48].
Su adscripción cronológica es muy amplia: desde los ca.
8600 a los 3400 AP.
El tercer tipo reconocido es el número 4. Se
trata de punta de proyectil de limbo lanceolado, base convexilínea y ausencia
de pedúnculo. Sus bordes son rectos sub-paralelos y la sección transversal
biconvexa simétrica. El tamaño estimado, dado que estas piezas se han registrado fracturadas, es de grande a
muy grande. Hocsman[49]las
ha denominado como Peñas Chicas F (PChF) y se ubican
cronológicamente entre los ca. 5400 y los ca. 3400 años AP.
El cuarto tipo distintivo del valle de Santa
María es el número 5. Es una punta de proyectil de limbo triangular con
pedúnculo esbozado y bordes convexos convergentes y divergentes hacia la base.
La base del pedúnculo del único ejemplar encontrado en el valle es convexilínea
semicircular. Los bordes del limbo son convexos y la sección transversal es
biconvexa asimétrica. Presenta aletas en espolón y su tamaño es pequeño. Podría
corresponderse al tipo morfológico Punta de la Peña B, dado que presenta un
limbo dentado característico[50].
Al igual que el espécimen descripto anteriormente, se lo ubica cronológicamente
en el rango temporal de ca. 5400 a los ca. 3400 años AP.
En quinto lugar, se presenta el tipo número 12.
Lo integran puntas de proyectil de limbo lanceolado o triangular, con pedúnculo
destacado de bordes rectos/cóncavos convergentes hacia la base. Esta última
puede ser recta, acuminada o puntiforme. Los bordes del limbo pueden ser
convexos o rectos y la sección transversal plano-convexa o biconvexa
asimétrica. Presenta aletas obtusas o aletas y hombro. La categoría de tamaño
recurrente es mediano-pequeño. Estos ejemplares, también denominados como tipo
morfológico Punta de la Peña C (PPC)[51],
se registran en un lapso cronológico que se extiende entre los 4150 a los 3430
años AP. Por su diseño son considerados como antecedentes morfológicos de las
puntas de proyectil prototípicas de los contextos agro-pastoriles[52].
Finalmente, el sexto observado en el valle de Santa
María es el número 9. Puede ser definido como una punta de limbo lanceolado o
triangular con pedúnculo destacado de bordes convexos o rectos convergentes
hacia la base. La base del pedúnculo es recta. Los bordes del limbo son
convexos y la sección transversal biconvexa asimétrica. Presenta aletas
entrantes rectas. El tamaño que predomina es el mediano-pequeño. Ha sido
reconocido para Antofagasta de la Sierra como el tipo morfológico Peñas Chicas B
y adscripto a un rango cronológico que se extiende entre los 4150 a los 3430 años
AP[53].
Tipos de puntas de proyectil definidos en la
cuenca de Pastos Grandes
Considerando los tipos determinados
exclusivamente para la cuenca de Pastos Grandes se menciona en primer lugar al
número 7. Se trata de una punta de proyectil de limbo lanceolado, base convexa
y ausencia de pedúnculo y aletas. Los bordes son convexos y su sección es
biconvexa asimétrica. El tamaño es mediano-grande. Este tipo procede de la capa
F3 del sitio Alero Cuevas, fechada entre ca. 7500-6500
AP, lo que corresponde al segmento inicial del Holoceno medio. A su vez, dicha
cronología muestra coherencia con aquella propia de otros ejemplares de puntas
de proyectil lanceoladas, aunque de mayor tamaño, registradas en el ámbito
regional, tales como aquellas agrupadas bajo el tipo Peñas de la Cruz A, ya
mencionado para Antofagasta de la Sierra, puna de Catamarca[54].
Otro de los tipos de punta de proyectil
registrado en la cuenca de Pastos Grandes es el número 8. El mismo posee limbo
triangular, hombros, presencia de pedúnculo destacado de base recta y bordes
convexos. Su sección transversal es biconvexa y su tamaño predominante es el
mediano-pequeño. Al igual que el tipo anterior, se trata en este caso de una
morfología que también fue registrada en la capa F3 del sitio Alero Cuevas,
correspondiendo de ese modo al segmento de inicios del Holoceno medio. Puede
establecerse un paralelismo entre este tipo de punta y los mencionados Peñas
Chicas C.a y B.a definidos para Antofagasta de la Sierra, dada la coincidencia
de atributos como el tamaño y la presencia de pedúnculo, hombros y limbo triangular[55].
Sin embargo, los especímenes que componen estos tipos propios de Antofagasta de
la Sierra están asociados a fechas más tardías de ca.
5500-3200 AP, lo que conduce a pensar, en la escala regional, en una mayor
extensión del rango cronológico del tipo en cuestión, incluyendo el segmento de
finales del Holoceno medio.
Por último, el tercer tipo propio de la cuenca
de Pastos Grandes es el número 11. Se trata de una punta de proyectil de limbo
lanceolado, apedunculada y de base recta. Sus bordes son convexos, su sección
transversal es biconvexa y su tamaño es mediano-grande. Un espécimen asignado a
este tipo fue recuperado en la capa F2 del sitio Alero Cuevas, la cual posee
fechados de ca. 5100-4200 AP, correspondiente al
segmento final del Holoceno medio. Un correlato de este tipo puede encontrarse
también en Antofagasta de la Sierra. Se trata en este caso del denominado tipo
Peñas Chicas F[56],
el cual se asocia con fechados de ca. 5000-3500,
lo cual refuerza la cronología asignable al segmento de finales del Holoceno
medio en el ámbito regional.
Tabla 1: Frecuencias
absolutas de especímenes por área, correspondientes a los tipos identificados. Se marcan en
gris los tipos en común entre el valle de Santa María y la cuenca de Pastos Grandes.
Se agregó el tipo comparable para las puntas 7 y 11.
Discusión y conclusiones
Considerando el objetivo
definido al comienzo de este trabajo, se procede a discutir los datos generados
en función de su potencial para estimar cronologías relativas en sectores del
NOA carentes de fechados absolutos más antiguos que los 3000 AP. Lo relevante
de tal discusión es la de poder establecer un marco cronológico para pensar en
posibles ocupaciones tempranas en valles mesotermales, y más antiguas que el mencionado
umbral de los 3000 AP. Esto será pertinente, además, para plantear algunos
interrogantes, en relación a la hipótesis de movilidad de poblaciones cazadoras
recolectoras en el gradiente altitudinal del NOA, y el potencial de los
estudios comparativos de escala espacial amplia como vía de análisis.
Tal como se destacó, en
total se distinguieron doce tipos, considerando los conjuntos de las dos áreas
de estudio, los cuales mediante una comparación con los materiales del sitio
Alero Cuevas, así como con los materiales de diferentes sitios en el ámbito
regional, pueden ordenarse dentro de los bloques temporales correspondientes a
Holoceno temprano y a inicios del Holoceno tardío. Entre los doce tipos, se
identificó un total de tres que coinciden tanto en la cuenca de Pastos Grandes
–sitio Alero Cuevas- como en el valle de Santa María, mientras que tres de
estos tipos sólo se identificaron en la primera y seis en la segunda.
Recurriendo a un orden que
parte desde lo más antiguo, se destaca el tipo 3, correspondiente a puntas de
proyectil de limbo triangular y apedunculadas. Su detección en el valle de
Santa María puede ser indicador de una temporalidad temprana para la ocupación
humana, correspondiente a los inicios del Holoceno. Esto se plantea sobre la
base de la presencia de este tipo de puntas en la secuencia arqueológica del
sitio Alero Cuevas, asociados a fechas del Holoceno temprano. A su vez,
ampliando la escala espacial, este patrón de asociación se reitera en las
secuencias de otros sitios de la puna Argentina, así como de las tierras altas
del norte de Chile[57].
Se trata en este caso de uno de los tipos de punta de mayor dispersión en las
tierras altas de los Andes Centro Sur, los que en contextos estratigráficos
aparecen en su mayoría asociados a fechados del Holoceno temprano. Puede
pensarse que alguno de los especímenes recuperados en el valle de Santa María
posea cronología del Holoceno medio, dado el hallazgo de algunos ejemplares similares
al tipo 3 en la puna de Jujuy, asociados a fechados absolutos. De todas formas,
el patrón regional relaciona a este tipo de puntas de proyectil con el segmento
temporal del Holoceno temprano en mayor medida.
Otro de los tipos
coincidentes entre ambas áreas de estudio es el número 6. Se trata de
especímenes de limbo triangular corto y pedúnculo esbozado de bordes
convergentes hacia la base. El hallazgo de ejemplares de este tipo procedentes
del valle de Santa María puede señalar una temporalidad de ocupación humana en
el área asignable al Holoceno medio. En este sentido, en la secuencia del sitio
Alero Cuevas se destaca el hallazgo de un ejemplar del tipo en cuestión
asociado a una fecha de ca. 7500 AP, lo
que indica una cronología de inicios del Holoceno medio. A su vez, considerando
la arqueología regional, en el sitio Quebrada Seca 3, puna de Catamarca, se
recuperaron ejemplares similares, conocidos bajo el término “Quebrada Seca F”,
asociados en este caso a fechados del segmento de finales del Holoceno medio. Podría
pensarse que el especímen hallado en el sitio Alero Cuevas representa el
antecedente más temprano de la morfología en cuestión. Entonces, considerando
el análisis en escala regional, y más allá de las diferencias cronológicas
locales, las puntas de proyectil asignables en este trabajo al tipo 6 pueden reflejar
en el valle de San María una etapa de ocupación humana correspondiente al
Holoceno medio en general, sin posibilidad por el momento de asignarse a un
lapso temporal específico dentro de dicho período. En este sentido, es
diferente el caso del tercer y último tipo de punta de proyectil coincidente
entra ambas áreas de estudio, es decir el número 10.
Se trata, en este caso, de
especímenes de limbo lanceolado, apedunculados, y de tamaño pequeño o
mediano-pequeño. Un ejemplar del tipo número 10 fue hallado en la secuencia del
sitio Alero Cuevas, asociado a fechados de ca. 5100-4200
AP. A su vez, considerando una escala espacial de mayor amplitud, el patrón
mencionado se refuerza al considerar el hallazgo de ejemplares de puntas de
proyectil asignables al tipo en cuestión tanto en el sitio Inca Cueva 7, puna
de Jujuy, como en el mencionado Quebrada Seca 3, puna de Catamarca, en ambos
casos asociados a fechados de finales del Holoceno medio e inicios del Holoceno
tardío, entre ca. 4000-3500 AP[58].
De este modo, dado el intervalo de fechas más acotado, este tipo puede ser
diagnóstico de ocupaciones humanas de fines del Holoceno medio, reflejando un
segmento temporal más específico que el tipo anteriormente discutido.
Hasta aquí el foco de
discusión estuvo en los tipos en común entre la cuenca de Pastos Grandes y el
valle de Santa María. Ahora bien, resta considerar los tipos que en el análisis
comparativo de este trabajo sólo pudieron identificarse en esta última área de
los valles mesotermales, lo que también contribuye a definir un marco
cronológico relativo de ocupaciones humanas tempranas. Nuevamente, se seguirá
un orden a partir de los materiales posiblemente más antiguos. En este sentido,
se destaca el tipo 2, de limbo triangular y pedúnculo destacado de bordes
divergentes hacia una base convexilínea semicircular. Ejemplares con
características similares han sido hallados en el sitio Quebrada Seca 3, puna
de Catamarca, asociados a fechados absolutos correspondientes al Holoceno
temprano, e integrando el denominado tipo “Quebrada Seca B”. La presencia de
este tipo entonces, se integra al bloque de ocupaciones del Holoceno temprano
en el valle de Santa María. Se destaca que no han sido hallados ejemplares
correspondientes a este tipo en otras áreas de estudio, por lo que su potencial
para cronología relativa no sería extrapolable a regiones por fuera de
Antofagasta de la Sierra y el Valle de Santa María.
Al continuar con el orden
cronológico, se destaca el tipo 1, de limbo lanceolado, base recta o convexa y
tamaño grande. El mismo comparte atributos con el denominado tipo “Peñas de la
Cruz A”, hallado en el sitio homónimo de la microrregión de Antofagasta de la
Sierra, puna de Catamarca. En dicho sitio los ejemplares correspondientes al
tipo se han hallado en relación con fechados de ca.
7900-7500 AP. Sin embargo, la morfología lanceolada que se menciona también ha
sido reportada tempranamente para el caso de la gruta de Intihuasi, por parte
de González[59],
bajo el rótulo de “puntas Ayampitín”. Las mismas han sido recurso de comparación
por parte de Cigliano y colaboradores[60]
al referirse al sitio de superficie denominado Ampajango. Considerando la
cronología establecida en la gruta de Intihuasi, el tipo de punta de proyectil
en cuestión reflejaría un lapso temporal amplio, abarcando Holoceno temprano y
medio, e incluso inicios del Holoceno tardío. Si a esto se le agrega que para el
área de Susques, puna de Jujuy, Hoguin[61]
ha remarcado la presencia de este tipo de puntas lanceoladas bifaciales desde
los 7800 años AP hasta ca. 4800 años
AP, es factible concluir que los ejemplares recuperados en el valle de Santa
María, y comparables con el tipo Peñas de la Cruz A, estarían reflejando al
menos una cronología de inicios del Holoceno medio.
Por su parte, los tipos 4 y
5, presentan también atributos en común con tipos definidos en la microrregión
de Antofagasta de la Sierra. En este caso se alude a los especímenes
recuperados en los sitios Peñas Chicas y Punta de la Peña, definidos como
“Peñas Chicas F” y “Punta de la Peña B”, los
cuales, en ambos casos, se asocian a fechados de finales del Holoceno medio e
inicios del Holoceno tardío. Un caso similar sería el de los tipos número 9 y
12, que, sobre la base del hallazgo de especímenes con rasgos compartidos,
nuevamente en los sitios Peñas Chicas y Punta de la Peña, en la puna de
Catamarca, reflejarían también una temporalidad de finales del Holoceno medio e
inicios del Holoceno tardío. Entonces, si bien se observa variabilidad
morfológica, la adscripción temporal relativa tiende a una mayor uniformidad.
Entonces, sobre la
base de la comparación realizada, puede plantearse un marco cronológico de
ocupaciones asignables a cazadores recolectores en el valle de Santa María, desde
el punto de vista de la cronología relativa. Este marco cronológico, definido
en base a la presencia de dos o más tipos por bloque temporal, permite pensar
en la posibilidad de ocupaciones en el valle de Santa María en momentos del
Holoceno temprano, medio e inicios del Holoceno tardío. Un criterio que puede sustentar
este planteo, a parte de la comparación entre materiales con notables
similitudes provenientes de superficie y de sitios estratificados con fechados
absolutos, es también el hecho de que las morfologías descriptas presentan
similitudes con una amplia variedad de diseños registrados (nueve en total)
para sociedades cazadoras recolectoras en el Noroeste argentino.
Sobre esta base, y
partiendo del análisis del patrón registrado mediante la comparación entre la
cuenca de Pastos Grandes y el valle de Santa María pueden realizarse algunas
consideraciones preliminares acerca de la hipótesis de movilidad entre pisos
ecológicos en el Noroeste Argentino y sus implicancias materiales.
Retomando el caso
de estudio mencionado en la sección de antecedentes, relativo a Patagonia
meridional, una expectativa lógica para la circulación de personas en un
espacio amplio, considerando la tecnología lítica, es la de registrar
coincidencia de diseños de artefactos en escala espacial amplia. Este planteo
puede tener su base en que las personas circulan trasladando un equipamiento
transportable[62]
o bien, en que en el proceso de interacción entre poblaciones distantes puede
producirse un fenómeno de transmisión de información, aunque sea en grados de
fidelidad variables[63].
Así, en relación a la comparación realizada en este trabajo, la identificación
de diseños de puntas de proyectil similares en las dos áreas consideradas
podría explicarse por alguno de estos dos mecanismos.
Tal como se destacó, sólo
tres de los doce tipos de puntas de proyectil definidos se registraron en ambas
áreas. Esta cifra, tomada en términos absolutos, puede parecer baja. Sin
embargo, en términos arqueológicos resulta significativa para pensar posibles
mecanismos de circulación de personas y transmisión cultural. Por ejemplo,
partiendo de la base del esquema temporal propuesto para el valle de Santa
María, resulta interesante pensar en la dispersión regional del diseño
triangular apedunculado, típico de contextos del Holoceno temprano en la puna.
Esto sería coherente con la tendencia hacia una alta movilidad residencial
planteada para dicho segmento temporal[64].
Por su parte, los dos tipos coincidentes asignables al Holoceno medio podrían
explicarse por circulación de personas en el marco de una mayor tendencia a
movimientos logísticos o bien mayor permanencia en sectores de valles
mesotermales. Esto si se tiene en cuenta la disminución de la señal
radiocarbónica en la puna, que podría vincularse con un proceso de ocupación
menos frecuente en las tierras altas[65].
Esto se relacionaría con el proceso de aridización creciente que caracterizó al
Holoceno medio, generando una menor disponibilidad de agua y una heterogeneidad
ambiental más marcada[66].
Por otra parte, es interesante remarcar que los resultados aquí vertidos sobre
la cronología de la ocupación cazadora recolectora en la región son congruentes
con las dataciones obtenidas por VML. Esto se aplica particularmente en los
tipos morfológicos reconocidos para el Holoceno temprano.
Estos procesos que conectan áreas distantes han
sido evaluados recientemente utilizando una metodología similar. Martínez y
colaboradores[67]
han postulado la interacción y la dependencia mutua de recursos entre la quebrada
de Los Corrales (situada en un
sector de quebradas de altura en El Infiernillo, Tucumán) y Antofagasta de la
Sierra (Puna Meridional, Catamarca) a través de la convergencia tecnológica de diseños
de puntas de proyectil. Los autores plantean, mediante el análisis comparativo
de los conjuntos de puntas de proyectil líticas, la presencia e interacción de
grupos de las dos áreas durante el Holoceno temprano y medio.
Ahora bien, ¿cómo se explican los nueve tipos
restantes que no coinciden entre la
cuenca de Pastos Grandes y el valle de Santa María? Una posibilidad es que el
espacio de acción que involucran estas dos áreas capte sólo en parte la señal
arqueológica de procesos de movilidad y transmisión de información entre
diferentes sectores altitudinales. En este sentido, si se aumenta la escala
espacial, abarcando otras áreas de la puna como los sectores de Catamarca y
Jujuy, la frecuencia de tipos en común con el valle de Santa María aumenta, conduciendo
a un patrón distinto de aquel registrado en escala espacial más restringida. De
acuerdo con este cambio hacia una mayor escala, la frecuencia de tipos en común
aumenta a diez. Sólo dos tipos definidos en la cuenca de Pastos Grandes carecen
de tipos comparables si se considera una escala regional, que involucra a las
diferentes áreas de estudio de la puna argentina.
A su vez, es
relevante considerar la naturaleza promediada del registro arqueológico[68].
Esto significa que aquellos eventos de mayor recurrencia en el tiempo son los
que dejan una huella material visible a modo de agregado, la cual es diferente
de la huella que podrían dejar por sí mismos los eventos particulares que la
originaron[69].
De este modo, es posible pensar que la distribución y similitud de tipos de
puntas de proyectil en el espacio que incluye a las diferentes áreas de
investigación de la puna, así como el valle de Santa María, sean la
consecuencia de eventos de circulación de personas y transmisión de información
apenas discernibles en escalas de milenios, y observables en palimpsestos de
baja resolución. En este sentido, las recurrencias de tipos de puntas de
proyectil observadas en la escala espacial de mayor amplitud serían explicables
por una mayor frecuencia ya sea de eventos de movilidad y transporte de ciertos
artefactos o bien intercambio de ideas o “formas de hacer”, nuevamente en
escalas temporales gruesas de acuerdo con los parámetros temporales que se
manejan en Sudamérica.
Tal como se
destacó al principio del trabajo, en relación a la hipótesis de movilidad, lo
que se buscó es el planteo de interrogantes iniciales que deriven del patrón de
similitudes y diferencias en tipos de puntas de proyectil observados mediante
el análisis comparativo de dos áreas de estudio del NOA. Resta ampliar las
muestras incluyendo aquellas procedentes de otras áreas de los valles
mesotermales, lo que permitirá un mejor abordaje de la variabilidad. Se destaca
que los planteos realizados en relación a dicha hipótesis representan un
intento por ejemplificar ideas que serían la consecuencia de la integración de
resultados de análisis de las áreas en cuestión. En esta integración intervienen
dos elementos metodológicos principales que son, por un lado, la realización de
análisis comparativos, y por otro lado, la consideración de un abordaje que contemple
diferentes escalas espaciales y temporales para pensar en procesos que involucren
el amplio y heterogéneo espacio del NOA. En este sentido, en relación a la
investigación en materia de cazadores recolectores, se considera que es
fundamental comenzar a trazar ejes
de investigación transversales a las diferentes regiones del NOA, como son, por
ejemplo, los valles mesotermales y la puna, apuntando a la integración de
resultados.
[1] Yacobaccio, Hugo, “Peopling of the high Andes of
Northwestern Argentina”, en Quaternary International,
N° 461, Amsterdam, 2017, pp. 34-40
[2] Yacobaccio, Hugo,
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[11] Jones, George y Beck, Charlotte, 1992, Ob. Cit.
[12] Cigliano,
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[13] Somonte, Carolina
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[18] Martínez, Jorge;
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[19] Hocsman, Salomón;
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[20] Lynch, Thomas, Ob. Cit., pp. 139-148. Yacobaccio, Hugo, 2017, Ob. Cit., pp.
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[32] Aschero, Carlos,
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